sábado, 5 de febrero de 2011

rebelión contra las verdades establecidas


EL NACIONAL - Sábado 05 de Febrero de 2011 Papel Literario/1
La otra cara de Bolívar
RAFAEL ARRÁIZ LUCCA

En Colombia acaban de publicar en español el título Memorias de Simón Bolívar y de sus principales generales.

Acaba de ser publicado en Colombia, por primera vez en español, el título Memorias de Simón Bolívar y de sus principales generales (Terra Firma Editores, 2010), del general Ducoudray Hosltein, traducido del inglés por Juan Carlos Vela Correa.

Se editó por primera vez en Boston en 1828 y, al terminar de leerlo, se comprende por qué nunca antes se había vertido a nuestra lengua.

Es uno de los libelos más críticos acerca de la vida y personalidad del caraqueño, escrito por alguien que convivió durante dos años con él y no guarda nada debajo de la alfombra. El subtítulo de la obra reza: "Una historia secreta de la revolución y de los eventos anteriores a ésta, desde 1807 hasta el presente día". Y, ciertamente, pocas veces hemos leído versiones tan a contravía de la que se ha ido asentando como la oficial.

El libro comprende 516 páginas en letra pequeña, de modo que la abundancia de asombros es notoria, lo que nos lleva a escoger unos pocos. Antes: ¿quién es Henri Louis Villaume Ducoudray Holstein? Un general francoalemán que sirvió a Francia en tiempos de la Revolución Francesa, que fue agregado al Estado Mayor bonapartiano, y que recaló en Cartagena en 1814 y fue nombrado Comandante del fuerte de Boca Chica hasta diciembre de 1815, cuando tuvo que abandonar la ciudad rumbo a Los Cayos, en Haití. De modo que la experiencia colombiana del general se reduce a dos años, no obstante, sus Memorias abarcan veintiuno de la epopeya independentista suramericana. Lo más valioso de su libro reside en su experiencia directa con Bolívar; menos significativa es la versión que de otros recogió sobre episodios que no vivió directamente. El título, por cierto, es equívoco, ya que las memorias no son de Bolívar sino del general franco-alemán.

Quizás, por algún ardid editorial de la época el editor apeló a esta denominación, dejando en la retaguardia el nombre de aquel poco conocido general europeo.

Abunda el autor en análisis sobre estrategias militares articuladas por parte de Bolívar, a quien llega a considerar en este aspecto un ignorante.

Señala cinco momentos de la vida del héroe en que se dejó dominar por la cobardía y abunda en datos sobre su desenfreno amatorio, apuntándolo como un inconveniente grave para la vida militar eficiente.

La traducción de este libro al español es un aporte importante, pasa a formar parte de la batería crítica bolivariana, indispensable para conocer al héroe, la que presenta la otra cara de la luna

Lo que no explica Ducoudray es cómo este "disoluto" que dibuja con precisión se impuso sobre sus contemporáneos y comandó la gesta independentista. En un diálogo con el Almirante Brion, el autor refiere que éste le dijo que Bolívar albergaba todos los defectos que él advertía, pero que mirara a su alrededor y escogiera a uno superior a él para la tarea necesaria y no hallaría ninguno.

En relación con la cobardía aludida por Ducoudray, la verdad es que Bolívar murió en una cama en Santa Marta y no en el campo de batalla, como la mayoría de los guerreros. Por algo se cuidaba tanto. Eso sí: casi nadie lo destaca por el arrojo de sus acciones militares personales, sí las hubo, sino por sus estrategias y su genio desconcertante. No hay que olvidar que el autor es un militar prusiano que está leyendo la personalidad de un caraqueño. El cortocircuito es flagrante.

Refiere el episodio de la batalla naval que sostuvieron enfrente de Los Frailes, tres islotes al este de la isla de Margarita, cuando Bolívar permaneció escondido en una chalupa, mientras los demás arriesgaban su vida.

Entonces afirma: "Yo estuve allí, yo lo vi, él me lo ordenó y yo comandé en su lugar a nuestro cuerpo de oficiales y voluntarios, quienes podrían atestiguar la veracidad de mi relato, si ellos viven fuera de Colombia, no tienen ningún interés en mentir y están fuera de cualquier influencia por parte de él".

En relación con los amoríos bolivarianos, Ducoudray describe con desesperación cómo un ejército entero tuvo que esperar cuatro días en Los Cayos a que Bolívar se saciará con Pepa Machado, para poder zarpar. Esto enardeció al general, para quien semejante conducta era inadmisible, mientras para Bolívar era costumbre. Afirma: "El general Bolívar es, tal como todos sus compatriotas caraqueños, bastante apegado a las mujeres y usualmente está acompañado de una, dos o más mujeres en su séquito, además de aquellas por quienes tiene mucho afecto para llevarlas de un lado para otro.

Estos amoríos duran normalmente 24 horas o una semana". Antes, tuvo oportunidad de relatar cómo se perdió la plaza de Puerto Cabello, en 1812, por el mismo motivo: los furores amatorios del entonces coronel Bolívar por la señorita Machado.

La traducción de este libro al español es un aporte importante, pasa a formar parte de la batería crítica bolivariana, indispensable para conocer al héroe, la que presenta la otra cara de la luna. Me refiero a las obras del coronel George Hippisley (Narrativa de la Expedición a los ríos Orinoco y Apure, en Sur América, 1819); José Domingo Díaz (Recuerdos de la rebelión de Caracas, 1829); la entrada "Bolívar" en la New American Cyclopaedia de Charles Dana, escrita por Carlos Marx en 1858; y la de Salvador de Madariaga (Bolívar, 1951), entre otras.

En el capítulo final, Ducoudray intenta un resumen de la personalidad del héroe, dice: "Los defectos predominantes de la personalidad del general Bolívar son ambición, vanidad, sed por el poder absoluto e indivisible y una gran disimulación. Es muy astuto y entiende a la humanidad mucho mejor que todos sus coterráneos; él hábilmente voltea cualquier circunstancia a su propia ventaja y no escatima ningún esfuerzo para ganarse a aquellos que él sabe le pueden ser útiles en el momento".

Por último, es de hacer notar que buena parte de la historiografía bolivariana acrítica, despacha estos testimonios desacreditando a quienes los escriben. Ese error puede conducir a que no logremos comprender la complejidad de la personalidad de Bolívar, a quien rindiéndole culto de héroe lo perdemos en su dimensión humana, infinitamente más interesante.

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