jueves, 10 de febrero de 2011

nota


De la calidad del liderazgo (político)
Luis Barragán


Ayer la regla, hoy la excepción, hay que poner el acento en la calidad del liderazgo, por hablar nada más del político. Sentimos que, independientemente de las credenciales académicas exhibidas, lo hubo de niveles óptimos en lo político y humano, sospecha después confirmada al leer - por ejemplo - los ensayos que Diego Bautista Urbaneja o Juan Carlos Rey aportaron sobre la historia y el análisis del sistema mpolítico venezolano de las últimas décadas, publicados por el Centro Gumilla en fecha relativamente reciente.

No pretendemos ofrecer una versión idílica del pasado, pero - incluso - en aquellos que reivindicaban más la vocación y condición social de sus luchas, frente a lo político, fueron grandes exponentes de una reflexión responsable, seria y profunda, además de las destrezas propiamente políticas, las habilidades oratorias, el relacionamiento afectivo, el saberse parte de un colectivo al que - de un modo u otro - respondían,añadido el sentido de sacrificio personal. Y esto ocurría en todos los flancos, corrientes, tendencias o partidos con aspiración de trascender a las meras circunstancias, y, por ello, puede hablarse de Rómulo Betancourt, Rafael Caldera, Jóvito Villalba, Gustavo Machado, por citar algunos casos.

Digamos que esa experiencia y tradición se rompíó en los veinte años ya transcurridos, agravándose en la década que cursa. La llamada antipolítica, ahora extremada suicida e insólitamente, halla lo profundo en la superficie, pues, propaganda y publicidad, deidad mediática y estatolatría, sustituyen a la política como legítima expresión, medio y plataforma de esfuerzo y superación histórica centrada en la persona humana.

Bastará un instante afortunado para que algún individuo salte a la palestra pública y, de sostenerse más allá de los cinco minutos de fama a lo Warhol, hasta se haga "presidenciable", término que algún día escudriñaremos por esa remota significación escolar que adquiere otros significados y matices en la cumbre de la celebridad anhelada, con un poco del "fashion" que ya parece elemento definitivo de nuestro equipaje cultural. Poco interesa la trayectoria, otro indicador de una consecuente conducta y postura que la sociedad tiene derecho a conocer para depositar su confianza, pues la idea, pretensión y realización aparentemente va camino a la sorpresa qe tiene muchísimo del mesianismo soterrado y crónico que padecemos.

De modo que hay un liderazgo del azar que se impone, en gobierno u oposición, contrastante con los criterios ya tomados por antiguos. ¿Calidad del liderazgo?, ¿qué ocurrencia es esa?, ¿la política no es un casino en el que unos pueden sonreir, otros llorar y muchos reacomodarse, por los latigazos de una coyuntura más o menos administrada por el salvador de turno?.

Días atrás, con unos amigos tocamos el tema y surgió Caldera. Todo un caso, pues, opiniones estrictamente políticas aparte, dejando de lado algunas exageraciones o barbaridades, sobrevaloraciones o descalificiones de las fáciles que están en boga, es un nombre ineludible.

De irrebatibles convicciones socialcristianas en un país que ya no parece tener ninguna, mostró una larga trayectoria que muy bien conoció el país. Jamás las ocultó, aceptando la evolución o madurez de posturas, amén de sus preocupaciones académicas, articulaciones políticas, relacionamiento personal, estilo y fuerza oratoria, que parecen irrepetibles salvo los imitadores también antiguos: en lo personal creemos que contribuyó inmensamente a la democratización de la otrora terrible derecha venezolana,la cátedra no fue un pretexto curricular, generó adhesiones - incluso - de vida, se hizo de un espacio importante en los sectores populares a lo que hablaba con soltura, nunca improvisó.

¿Qué reemplaza a Caldera en los amplios y accidentados terrenos del gobierno y de la oposición?. Valga la pregunta, pues, sin pretendernos fiscales de un imaginario ministerio público para los asuntos políticos e históricos, esos predios exponen - apenas - excepciones que, por una innovación audaz a la que temen tanto las generaciones más cercanas, valga también el puntillazo, ojalá nos acerquemos al momento en que se convierta en regla por toda la topografía convencional conocida: la izquierda y la derecha, a sabiendas de un centro que no puede únicamente circunscribirse al oportunismo.

Volvamos: nada sorprende en un país donde la "piratería" de los ce-dé parece fundamentar retratarlo, celebrando el contrabando en tiempos de una aparente rigurosidad del control de cambio. Y, ¿el liderazgo político de la hora es antecedente o resultado del fenómeno?, constituye una inquietud que no la deseamos ociosa.

Fuentes:
http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/7253-de-la-calidad-del-liderazgo-politico
notivargas.org/.../21133-luis-barragan--de-la-calidad-del-liderazgo-politico.html

Fotografía: Rafael Caldera en un acto que suponemos del Movimiento Al Socialismo, aportada por Lisbeth Cordero al grupo JUVENTUD DEL MAS-VENEZUELA / Facebook.

No hay comentarios:

Publicar un comentario