sábado, 30 de junio de 2012

ESCORPIONÓLOGO

EL NACIONAL - Sábado 30 de Junio de 2012     Cultura/6
ENTREVISTA Brian Nelson es el autor de El silencio y el escorpión
"Los venezolanos están disgustados por lo polarizado que se ha vuelto el país"
El profesor de la Universidad John Hopkins dice que Chávez está dispuesto a usar la violencia para mantenerse en el poder
MICHELLE ROCHE RODRÍGUEZ

Brian Nelson era un adolescente cuando llegó a Venezuela como parte de un programa de intercambio. Cursaría en un liceo de Maracaibo el año escolar 1988-1989. A diferencia de muchos estudiantes de la época, para Nelson, que venía de una sociedad en la que la última gran conmoción política había sido la renuncia de Richard Nixon en 1974, el Caracazo de aquel febrero fue más que unas vacaciones forzadas: ver a la gente en las calles protestar brutalmente por la inflación le cambió la vida, pues le enseñó el significado real de las finanzas. Por esa razón estudió Economía y Relaciones Internacionales.
Hoy es profesor de la Universidad John Hopkins, pero la línea que se destaca en su currículum es la publicación de El silencio y el escorpión, una detallada crónica de los trágicos acontecimientos del 11 de abril que le llevó seis años terminar y que es consecuencia de su amor por un país del que no se ha podido nunca separar definitivamente y en el que tiene a su "familia maracucha".
Obsesionado con la inclusión de la mayor cantidad posible de perspectivas, Nelson construye un bien narrado y atractivo relato que, además, tiene una visión erudita del país, rara en un extranjero, y una posición objetiva de los acontecimientos de esas fechas. "He vivido y estudiado allí, conozco la historia, pero tengo distancia y no me afecta emocionalmente la contienda que los divide. En Venezuela todo tiene el volumen subido: la política y la vida. El resultado es que la gente no puede enfocarse en nada y los días se suceden sin que nadie entienda qué pasa", señala el autor para quien su obra es una fuente noticiosa sin filiaciones a ningún lado.
"Creo que los venezolanos están disgustados por lo polarizado que se ha vuelto el país".
--¿Qué faltó en esta larga investigación? --Me hubiera gustado entrevistar a Raúl Baduel, pero no aproveché la oportunidad que se me presentó en 2004. Sin embargo, él leyó el libro y dijo que casi todo lo que escribí es exacto. Además, siempre me quedó la sospecha de que había más lazos entre Pedro Carmona y algunos de los generales. Por ejemplo, Carmona nunca me dijo quién lo llamó desde Fuerte Tiuna el 11 de abril en la noche ni quién le propuso ser Presidente. Sospecho que fue el admirante Héctor Ramírez Pérez, pero nunca pude confirmarlo; este militar estaba conspirando contra Chávez desde antes, lo que me hace sospechar que aprovechó el caos para acercarse al poder.
--¿Qué cambios ha visto en el país a consecuencia de los sucesos que relata en el libro? --Lo más obvio es que el Gobierno usó el 11 de abril para avanzar en su agenda política y poner sobre la oposición la etiqueta de golpistas. Ejemplo de esto es la acusación de que Henrique Capriles lideró un ataque contra la Embajada de Cuba. Toda la evidencia que yo recolecté, incluido el testimonio del obispo Baltazar Porras, indica que fue lo opuesto: Capriles ayudó a dispersar a los manifestantes y protegió a los cubanos de la turba.
--¿Qué aprendió con el trabajo? --Me di cuenta de lo importante que es poder cambiar de parecer y entendí que hay que ser muy valeroso e independiente para apostar por un cambio.
Llegué a Venezuela pensando que era liberal, un poco a la izquierda y apoyando el proyecto de Hugo Chávez. Eso es herencia de mi familia, que es de izquierda, pero cuando vi con mis propios ojos lo que pasaba me desilusioné y aprendí de las muchas izquierdas que existen en Venezuela: desde el socialismo moderado y democrático hasta el comunismo radical y totalitario.
--¿Qué le hizo cambiar de opinión sobre Chávez? --Al principio me gustaba porque pensaba que Venezuela necesitaba un cambio radical.
Durante la década de los noventa visité el país una vez al año y notaba su declive financiero. Algunos nos enamoramos de Chávez sin saber quién era: años después, cuando hablé con algunos asesores de la campaña de Chávez en 1998, me confesaron que desde entonces sabían que él era radical y que por eso le habían aconsejado hablar lo menos posible de sus planes a largo plazo. Por eso lo mostraron como el líder independiente que limpiaría los desastres de los partidos políticos. Cambié mi opinión sobre él cuando supe de su disposición para usar la violencia con motivos políticos.
Para escribir este libro conversé con esposas, madres, padres y hermanos de víctimas o con las mismas víctimas. Aunque intenté mantenerme objetivo, esos encuentros tuvieron un efecto muy grande en mi ánimo y mis opiniones políticas.
Me impresiona la hipocresía de este gobierno, que se autoproclama pacifista como una manera de disfrazar su apetito de poder.


PATRIMONIO TEXTUAL

El Nacional - Domingo 11 de Diciembre de 2005     B/13
Cultura y Espectáculos
MARCALIBROS
¿A quién traiciona el traidor?
Rafael Osío Cabrices

La literatura de Estados Unidos luce inagotable. Un país tan grande, rico y complejo ha producido un patrimonio textual por completo digno de él, digno del tamaño de sus hazañas, de sus crueldades y de sus fascinantes contradicciones.
Desde el siglo XIX ha dado a la lengua inglesa tantos autores renovadores y enriquecedores como lo ha hecho América Latina con la lengua castellana, y es difícil ignorar el aporte a la cultura de la humanidad que han hecho estadounidenses como Ralph Waldo Emerson, Walt Whitman, Edgar Allan Poe, Mark Twain y William Faulkner. En esa inmensa literatura que se extiende desde las nieves de Jack London hasta las estepas africanas de Ernest Hemingway, desde las profundidades oceánicas de Herman Melville hasta las planicies marcianas de Ray Bradbury, habitan utopistas que se aíslan en el monte –Henry David Thoreau– y cronistas de la soledad en medio de las muchedumbres –Paul Auster–, combativos novelistas de izquierda que elaboran frondosas barricadas –Norman Mailer– y minimalistas del desánimo que fotografían la milimétrica caída de la moral contemporánea –Raymond Carver. Hay de todo y para todos, maestros para cuentistas y reporteros, para cineastas y pintores, en esa enormidad de nación que con una mano nos vende basura y con la otra nos regala lo mejor de sí.
De manera que siempre se puede descubrir alguien nuevo en Estados Unidos, alguien que aunque lleve décadas publicando y tenga millones de lectores en su país no había caído en nuestras manos. Porque son muchos, muchos los buenos escritores que ese país produce cada año. Suelen tener en común que son gente muy trabajadora, con conciencia política, con mucho valor para enfrentarse a los demonios, que investigan mucho para componer musculosas novelas o relatos donde no hay un gramo de grasa.
T. Coraghessan Boyle (Peerskill, estado de Nueva York, 1948) es un fiel representante de esa venturosa estirpe de escritores gringos. Como muchos de sus colegas, enseña Literatura en una universidad (la de Southern California, conocida más por graduar cineastas como Francis Ford Coppola y George Lucas) ; como muchos más (y como extranjeros como el venezolano Antonio López Ortega) pasó por el célebre programa de escritura de Iowa.
Hizo su prestigio como cuentista y luego entregó sus novelas. La que Marcalibros propone hoy, tal vez la única suya que se consiga en Venezuela, se llama El fin del mundo y es una larga fábula sobre el peso del pasado, sobre los fantasmas de la identidad y sobre la traición como rasgo hereditario.
El fin del mundo cuenta, primordialmente, la historia de dos jóvenes que viven en el mismo lugar, un antiguo enclave de indígenas y holandeses en las cercanías de la ciudad de Nueva York.
Uno se llama Walter van Brunt y atraviesa por una serie de curiosos sucesos en el año de 1968.
Tiene visiones en las que su abuela y su padre se le aparecen y le hablan. Su abuela está muerta; su padre, desaparecido: lo abandonó de niño luego de traicionar a su madre y sus amigos, todos militantes comunistas, durante un concierto de protesta en los que unos pocos ultrosos fueron atacados por medio millar de ultraderechistas. Walter tiene un accidente de moto y pierde un pie, y a partir de ahí se pierde dentro de sí mismo y dentro del fuego cruzado de izquierdas y derechas en el que su vida está atrapada.
El otro joven se llama Wouter van Brount y vive a finales del siglo XVII. Hijo de granjeros holandeses en condiciones de servidumbre, se ha rebelado toda su vida contra la desigualdad del orden colonial y se crió con un muchacho mitad indígena mitad blanco. Por una mordedura de tortuga pierde un pie, y durante toda su vida debe enfrentar los efectos de lo que otros han hecho antes que él.
Walter y Wouter, ligados por la sangre y por la Historia, se rebelan y claudican. Nada de lo que hacen, sin embargo, detiene el flujo de una realidad que los supera. T. C. Boyle compone con ambos una historia en la que colonos holandeses (y sus descendientes) e indígenas (y sus descendientes) sucumben en la fragua de una nación, consumidos en el fuego incesante entre conservadores y liberales, entre racistas y tolerantes, entre dos bandos que siglo tras siglo no dejan nunca de pelearse, y en los que hay tanto héroes como traidores.
Pero estos últimos resultan ser los determinantes, resultan ser los vehículos de las revelaciones por las que atraviesan los personajes, por las que se encuentran con la cruda verdad de sí mismos y de su entorno. Y uno, el lector, que asiste al drama –un drama contado con una prosa hipnótica y llena de ingenio y de sentido del humor–, entiende que los traidores son útiles a la fábula porque en ellos se proyectan las contradicciones que toda ideología termina escupiendo, los absurdos que alberga toda epopeya colectiva, las torpezas y sinsentidos y miserias que siempre, nos guste o no, aguardan tras los relatos con que los mayores pretenden enraizarnos a un lugar, una mitología y una situación de poder.
En tiempos de un Bush y de un Chávez que dividen al mundo en puros e impuros, en héroes y demonios, una novela como El fin del mundo nos ayuda a recordar que ninguna épica aguanta la mirada de un artista genuino, que cuenta una buena historia para inducirnos a hacernos preguntas.



TÍTULOS ELEGIDOS

El Nacional - Sábado 30 de Diciembre de 2006     P/3
Esa imposible luz blanca
Transitan por la estremecedora ruta que va de la enfermedad hacia la muerte. Son escrituras que se plantean significativas cuestiones sobre la aparición de la enfermedad en la vida de las personas. Se comentan aquí tres libros notables, todos de reciente publicación. El primero, La enfermedad, de Alberto Barrera Tyszka, ganador del Premio Herralde 2006. El segundo, El año del pensamiento mágico, de la norteamericana Joan Didion, que obtuvo en Estados Unidos The National Book Award de 2005 en la categoría de No ficción. Por último, la hermosa novela del gran maestro vivo de la literatura norteamericana: Philip Roth
Nelson Rivera

La enfermedad Alberto Barrera Tyszka Editorial Anagrama Caracas, 2006
El año del pensamiento mágico Joan Didion Global Rhythm Press España, 2006
Elegía Philip Roth Random House Mondadori España, 2006
Uno: Barrera Tyszka, Alberto
La enfermedad carece de lugar específico: vive adentro, pero también detrás y adelante de lo humano. Rodea cada flanco. Es legado y también destino. Su presencia antecede al nacimiento y permanece incluso después de la muerte de cada persona (algunos tanatólogos han demostrado que ciertas patologías continúan con sus implacables oficios destructivos en ese estatuto de cesación que es un cadáver). La enfermedad es la única sombra interior.
Nuestro verdadero perseguidor. Vive adentro. Latido, impulso contenido, suspense.
Hasta que un día suelta sus tentáculos.
No se escribe de la enfermedad desde fuera de ella. No es un tema de inexpertos, evasivos o curiosos. Quien se aproxima a sus rutinas, quien se cuela hasta sus habitaciones para auscultar y narrar sus procedimientos ha de pagar por su voluntad: pocas experiencias de la escritura exigen al autor asumir el dolor de comprender.
Como los testimonios del Holocausto o las proyecciones que los místicos hacen sobre el terreno de la escritura, narrar la enfermedad significa recapitular el padecimiento. Volver sobre ella. Experimentar la aflicción en el plano de la memoria.
Me han atrapado las dos historias que atraviesan La enfermedad, pero no son sus episodios el material que alienta este comentario. No. Es otro el asunto que me resulta imprescindible: la contienda, línea a línea, palabra a palabra, que Barrera Tyszka ejecuta para no desfogarse, para evitar el desafío y la pendencia directa e irreversible con la enfermedad, la adopción de un antagonismo que hubiese conducido su relato a una deriva imprevisible.
Y es admirable porque Barrera Tyszka no es un escritor que sigue las conductas de la enfermedad desde un observatorio.
No es un forastero, ni escribe amparado de cualquier impunidad (no es comparable ni siquiera con el más astuto reportero al que un día le encargan introducirse en las peripecias de la sala de emergencias de un hospital público). Tampoco es un concienzudo intelectual que se consagra a estudiar mucho para bien fundamentar un proyecto y luego proceder a escribirlo. Nada de eso. Su relación con la enfermedad es la de un sensitivo etólogo: en tanto que la ha reconocido como habitante de su vida, la ha escuchado, la ha visto deslizarse por las entrañas, ha entrevisto el pálpito de su carácter, la ha visto inclinarse y luego avanzar. Conoce sus humores, sus pasos cruzados, sus reflejos, sus mecanismos de transferencia y compensación.
La enfermedad: tal es el gran personaje de su novela, su logro más notable. El doctor Andrés Miranda y su padre, así como el resto de los habitantes de la novela son, así lo creo, sujetos necesarios e incidentales, personajes que, como muchos otros, también hubiesen retrocedido o hubiesen sido derrotados por la polifacética potencia de lo pernicioso cuando aparece en el frágil supuesto de un cuerpo sano.
En la narración que ha obtenido el Premio Herralde 2006, la enfermedad está provista de virulenta personalidad.
Porque es un antiguo conocedor de los disloques que es capaz de producir, Barrera Tyszka tomó la decisión clave de su relato: Javier Miranda, el padre del doctor Andrés Miranda, tiene el más letal y resonante de los desarreglos: un cáncer, la enfermedad con mayor capacidad para desatar un amplio catálogo de trastornos a su alrededor.
El tema que ocupa la médula de La enfermedad es la alteración del orden o, más preciso, la conmoción de los órdenes que se produce en las vidas de quienes rodean a una persona a quien le han detectado un cáncer. Que el hijo del paciente sea un médico en ejercicio es mucho más que una posible paradoja: es el dato que catapulta en el relato el considerable poderío de la enfermedad.
Y poderío no se refiere a sus tasas de morbilidad y mortalidad, sino a la vasta problemática espiritual que el cáncer detona. Porque cáncer es también silencio. Son verdades atascadas, retocadas y maquilladas. Estallidos de brutalidad y sutileza.
Repasos a la vida: ajustes, repeticiones y novedades. Preguntas sin final (la novela parece tener un ritmo circular que vuelve, una y otra vez, a la formulación de preguntas). Cáncer son estrategias de evasión (una ausencia se me puso de bulto cuando terminé de leer La enfermedad: ella nunca interroga a Dios). Cáncer es teatralidad, compasión, exploración incierta por los límites de lo clínico. Es el largo recorrido por la búsqueda de alguna respuesta hasta el punto de retorno: la comprensión de que no hay remedio, que es inevitable seguir buscando.
Dos: Didion, JoanShock, paralización, balbuceo: es posible que no haya otra manera de leer lo que aconteció (¿sacudió, trastocó, trasteó de modo fatal?) a Joan Didion. Antes de la devastación que hizo posible El año del pensamiento mágico, ella era una muy popular colaboradora de The New York Review of Books y The New Yorker, autora de cinco novelas y de varios libros de ensayos sobre la política norteamericana.
Didion tenía un esposo, John Gregory Dunne, también escritor, y una hija, Quintana Dunne.
La vida de Didion sufre un colapso a finales del año 2003. Transcurría el mes de diciembre. Quintana se enferma de manera inesperada. Lo que parece una gripe empeora con apuro. Tiene que ser hospitalizada. A los pocos días sufre un choque séptico. El caso es grave y el destino de la hija se transforma en el epicentro de la cotidianidad de los dos escritores, unidos ambos por una relación permanente, profunda y antigua. La noche del 30 de diciembre de 2003, al regresar del hospital, un fiero ataque al miocardio mata a John Gregory Dunne en el apartamento donde viven. Un segundo ha sido suficiente para revolver el mundo desde su cimientos.
Muchos meses después la autora busca en su computadora las escuetas notas que tomó dos o tres días después de la muerte de su esposo (no recuerda con precisión si fueron dos o tres los días): La vida cambia rápido. La vida cambia en un instante. Te sientas a cenar, y la vida que conoces se acaba. Esas mínimas frases son el germen de una exigencia, de una fantasmagoría que desde muy adentro reclama ser desentrañada. Didion no se pregunta sólo por los hechos. Su empeño se refiere a ella misma: quiere recapitular su propia conducta, encontrar el sentido a sus acciones y a sus omisiones, a sus olvidos y recuerdos.
El año del pensamiento mágico es el testimonio de un duelo, la reconstrucción que Didion hace desde el fugaz momento en que su esposo se derrumba al piso para no levantarse nunca más. "Esto es un intento por encontrar sentido al tiempo que siguió, a las semanas y meses que desbarataron cualquier idea previa que yo tuviera sobre la muerte, la enfermedad, la probabilidad y la suerte, la buena o mala fortuna, sobre el matrimonio, los hijos y el recuerdo; sobre el dolor y los modos en que la gente se plantea o no el hecho de que la vida se acaba; sobre la precariedad de la cordura y sobre la vida misma".
La normalidad se hace trizas, el desastre repentino parece imponer su descontrol sobre la conducta de quienes sufren la pérdida. La obligación que la autora se ha impuesto es la de revelarse a sí misma el trasfondo de sus reacciones y movimientos. Con pasmosa claridad se percata, por ejemplo, del uso de un tono "demasiado informal y demasiado elíptico al mismo tiempo" con que narró lo ocurrido a un hombre que vivía y trabajaba para ellos.
Didion reconstruye su lucha con el tiempo, los pensamientos que la asaltaban, la necesidad, se diría que voraz, de entender lo ocurrido con el propio instrumental de la ciencia médica.
En su minuciosa reconstrucción, que incluye la lectura obstinada de libros y numerosos informes de investigaciones especializadas, Didion entiende que durante muchos meses ella se ha negado a aceptar que John Gregory Dunne ha muerto. Y que muchos de sus pensamientos y acciones son criaturas del pensa miento mágico, operaciones de resistencia o culpa, retruécanos y delirios de quien sufre, la silenciosa batalla en contra de la humillación de aceptar la soledad, el despojo vital que se produce, de modo muy intenso cuando en el seno de una pareja antigua y estable, uno de los dos se marcha para siempre.
"Imaginamos que el momento más duro de la prueba será el funeral y que tras él se iniciará esa hipotética recuperación. Cuando anticipamos el funeral nos preguntamos si lograremos `superarlo’, estar a la altura de las circunstancias, hacer gala de la `entereza’ que invariablemente se menciona como respuesta correcta ante la muerte. Anticipamos que necesitaremos fortalecernos para ese momento: ¿seré capaz de recibir a la gente? ¿Seré capaz de dejar el lugar? ¿Seré capaz siquiera de vestirme ese día? No sabemos que ese no será el problema. No podemos saber que el funeral en sí mismo es anodino, una especie de regresión narcótica, arropados por el cariño de los demás y por la gravedad y significado de la ocasión. Ni podemos saber –y ahí reside la diferencia fundamental entre cómo imaginamos el dolor y cómo es en realidad ese dolor– la interminable ausencia que sigue al hecho en sí, el vacío, la absoluta falta de sentido, la inexorable sucesión de momentos en los que nos enfrentaremos a la experiencia del sin sentido".
Rara vez se tiene la oportunidad de leer un testimonio tan intenso y limpio a un mismo tiempo. Mientras Didion lo escribía, Quintana, la hija enferma, mantenía su lucha por sobrevivir. Inevitable, la sombra de esa angustia se percibe en su atmósfera. Cuando El año del pensamiento mági co fue publicado en Estados Unidos en octubre de 2005, recibió el unánime reconocimiento de los comentaristas, además del The National Boook Award en la categoría de No ficción. Dos meses antes de que circulara, el 26 de agosto de 2005, Quintana murió, finalmente vencida por la enfermedad.
Tres: Roth, Philip
Quizás sea demasiado pedirle a un gran maestro de la literatura que lo siga siendo a pesar del implacable paso de los años.
Quizás sea de impacientes y ávidos presuponer que luego de leer una gran obra tenemos derecho a ser congratulados con la siguiente. Confieso que comencé a leer Elegía con alguna cautela. Diría que con expectante morosidad: me había imaginado que si avanzaba con lentitud, más pronto podría detectar si el gran arte que Philip Roth desplegó en su novela anterior, La conjura contra América (publicada en 2005), se había agotado allí, o si su genio tiene además la facultad de reproducirse y extenderse una y otra vez, después de haber escrito al menos una docena de historias extraordinarias que le han valido el convertirse en el autor que ha cosechado el mayor número de los más importantes premios con que la sociedad norteamericana reafirma a sus autores.
Sosegada, breve y madura: Elegía es otro admirable dispositivo de Roth, una categórica demostración de su genio, un ajustado mecanismo narrativo que habla del modo en que los hombres afrontan esa inútil batalla que es la de resistir al envejecimiento. Magnífico relato del deterioro, sus personajes están marcados por el tiempo, por la liviandad y la carga que cada uno ha acumulado a lo largo de su vida. Todo parece deslizarse sin mayores contratiempos hasta el día que, por vez primera, la enfermedad aparece con toda su neuralgia en el cuerpo del protagonista: y es que la dolencia del corazón no ha llegado sin compañía. Surgen las preguntas, se impone la recapitulación: el paciente se interroga a sí mismo. A medida que aprende a experimentar y reconocer nuevas sensaciones corporales, así comienza a adoptar la profunda fragilidad en que consiste la vida. Enfermarse es aprender. Conocimiento por la vía más dolorosa.
El enfermo de Roth no es un hombre que sucumbe en cuanto las dificultades de sus arterias coronarias se hacen patentes.
Exitoso publicista, su historia no se limita a la de un paciente. Luego de abandonar a su primera mujer y a sus dos hijos, las aventuras se suceden, entusiastas y trágicas. De un nuevo matrimonio nace una niña, a la que no tardará en abandonar.
Los años pasan, cambian las parejas, las ciudades y los domicilios. El corazón interrumpe con sus agobios, cada vez con mayor frecuencia. Catéteres, angioplastias, intervenciones para despejar una de las carótidas o para instalarle un bypass múltiple o un desfibrilador. Cada retorno al quirófano constituye una aproximación, no sólo a la muerte, sino a los inacabados ecos de la realidad de estar enfermo. Porque es justamente bajo la condición de paciente cuando los hombres parecen más dispuestos a poner a un lado lisonjas e ilusiones para afrontar la pregunta de su estar en el mundo: es en el transcurso de esa temporalidad distinta, en ese particular silencio que adquiere corporeidad alrededor del afligido, cuando la bondad y la estulticia, las apariencias y las certezas, son sometidas a la dura prueba de quien recapitula porque presiente que su muerte se aproxima. "La vejez no es una batalla", escribe Roth casi al final de su novela. "La vejez es una masacre".
En la presunción de Roth la enfermedad también tiene ese carácter inexplicable, esa especie de luz blanca imposible de atrapar. En la intuición de Elegía hay una trama: el dolor solitario, la tristeza que gana terreno a la disposición a combatir al mal, el siniestro de la corporalidad, el fin de los apetitos, el terror de constatar que la parálisis puede llegar a ocupar la humanidad de un ser que todavía respira.


¿QUÉ OCURRIRÁ EN MÉXICO?

EL PAÍS, Madrid, 30 de Junio de 2012
LA CUARTA PÁGINA
La restauración de la vieja derecha revolucionaria
Los partidos que queden en la oposición mexicana tienen una gran responsabilidad. Ellos podrán frenar o incluso impedir que la restauración del poder priísta se convierta en una pesadilla política
Roger Bartra

México está en vísperas de que gane las elecciones presidenciales la derecha revolucionaria. Esta situación paradójica –un conservadurismo revolucionario– es el fruto de muchos decenios de alquimia política, durante los cuales el PRI logró la transmutación de las corrientes que emanaron de la Revolución de 1910 en expresiones claramente derechistas y conservadoras. La derecha revolucionaria mexicana ha logrado colocar a su partido, el PRI, y a su candidato a la presidencia, Enrique Peña Nieto, a la cabeza de las intenciones de voto. Hoy en México pocos dudan de que gane la presidencia el partido del antiguo régimen autoritario. Será una verdadera restauración del poder tradicional de la vieja derecha revolucionaria, con su pesada carga de corrupción, cuya hegemonía fue rota en el año 2000 por el partido que en México representa a la derecha democrática (el PAN).
Por supuesto, el triunfo del PRI no será el retorno al régimen autoritario que aplastó al país durante más de setenta años. Tampoco la restauración en la Francia del siglo XIX –el modelo clásico– fue un retorno a la monarquía absoluta: fue la instauración de una monarquía constitucional con un fuerte ingrediente parlamentario, en cuya base se encontraban por un lado los ultraconservadores –que buscaban un retorno al absolutismo– y los liberales, que fueron muy influyentes en el período de Luis XVIII (después vino un giro a la extrema derecha encabezado por Carlos X).
La restauración priista también se encuentra dividida en varios fragmentos, pero no es difícil observar que hay dos grandes polos: los dinosaurios más duros, que sueñan con un retorno al viejo régimen, y los tecnócratas modernos, con inclinaciones democráticas y una disposición a adaptarse a los nuevos tiempos. Es difícil ubicar a Enrique Peña Nieto en este espectro político: su rancia retórica y algunas de sus propuestas (como la eliminación de la proporcionalidad en los procesos de representación) lo colocan en el extremo duro y antiguo. Pero varios políticos clave de su entorno político pueden ser calificados como operadores del ala tecnocrática flexible dispuesta a aceptar las reglas del juego democrático.
La revolución, en México, se ha convertido en un mito reaccionario que invita a mirar hacia atrás
Hay que comprender que el PRI es una expresión de la derecha desde hace muchos años. No debe sorprender que en México mucha gente asocie la idea de revolución con actitudes conservadoras. La revolución, en México, se ha convertido en un mito reaccionario que invita a mirar hacia atrás, a un pasado imaginario y fundacional que no es más que el símbolo de una pesada herencia autoritaria. Paradójicamente, la revolución también fue –y continua siendo– un símbolo de estabilidad, gobernabilidad y eficacia. Las corrientes “revolucionarias” se presentan, más que como portadoras de cambios, como los guardianes de una caja de Pandora que contiene los demonios del México profundo, del México que cobija impulsos revolucionarios sangrientos y violentos. Los revolucionarios son vistos por muchos como los dueños de las llaves de esa caja llena de tempestades; son quienes aseguran que esa caja no se abrirá. A fines del siglo XX estos mitos se debilitaron y la sociedad mexicana logró por fin abrir un proceso de transición, cuando apoyó a Vicente Fox, un personaje curioso y patoso que logró convertirse en el representante de la derecha democrática y ganar la presidencia.
Como en el resto de América Latina, la democracia llegó a México por la derecha. Y hay que subrayar que desde entonces la mayor parte de los ciudadanos se ha definido como de derecha. Una encuesta nacional de valores (auspiciada por la revista Este País) mostró que en 2010 se declaraba conservadora la gran mayoría (54 %) y sólo una quinta parte manifestó ser progresista (el 26 % se colocó en un lugar intermedio). Otra encuesta más reciente, hecha por el diario Reforma en junio de 2012, revela que casi la mitad (46 %) se considera de derecha, el 22 % de centro y apenas el 14 % de izquierda. Lo más sintomático es que la mitad de los que se consideran de derecha apoyan a Enrique Peña Nieto y casi la quinta parte a Andrés Manuel López Obrador, los dos candidatos presidenciales postulados por partidos que proclaman ser “revolucionarios”.
En este contexto, el retorno del PRI representa un serio peligro de restauración. Habrá una presidencia apuntalada por más de veinte gobernadores priistas, por organizaciones sindicales muy poderosas, por los monopolios de la televisión, por amplios sectores empresariales y por un elevado número de senadores y diputados. Este conglomerado puede convertirse en una poderosa maquinaria política que, acorazada por grupos corruptos, empuje al país más por el camino de una restauración al estilo ruso que por un retorno a la hegemonía del viejo aparato nacionalista revolucionario. Sin embargo, no es seguro que el nuevo presidente desarrolle una personalidad similar a la de Vladimir Putin, aunque los ingredientes para un giro autoritario están presentes a su alrededor. A diferencia del líder ruso, que proviene de los servicios de seguridad, contrainteligencia y vigilancia (herederos del KGB), el político mexicano parece un galán escapado de una telenovela y dedicado a la burocracia.
El PRI desprestigio al PAN y avanzó electoralmente a costa de retrasar el desarrollo del país
Pero, afortunadamente, también están presentes otros factores, como por ejemplo las profundas fracturas en el seno del PRI, un nacionalismo endeble y debilitado, una sociedad civil alerta y vigilante, una extensa intelectualidad hostil al PRI, algunos medios de comunicación críticos e independientes, la presencia de partidos políticos fuertes y un contexto internacional poco amigo de las soluciones autoritarias. Todo ello se aúna a la existencia de dispositivos que garantizan la pluralidad y un juego electoral transparente y efectivo. Estos elementos pueden impedir que la restauración desemboque en formas duras o al menos frenar las tendencias más autoritarias.
Otro freno de gran importancia podría ser –cosa probable– el hecho de que el PRI ganase con un porcentaje menor al que prevén muchas encuestas, y que en consecuencia careciese de mayoría absoluta en el poder legislativo. Ello abriría las puertas a un período de intensas negociaciones que permitiría que las fuerzas políticas perdedoras demostrasen su habilidad y su inteligencia para sobrevivir y, sobre todo, para defender los logros de la transición democrática.
Desgraciadamente ello no ocurrió durante el sexenio que termina, pues ni el PRI ni los populistas de la izquierda comprendieron la importancia de ejercer una oposición de alto nivel, más allá de sus intereses electorales coyunturales. La calidad de los partidos políticos se demuestra muchas veces más en su desempeño como oposición que en su ejercicio del poder. La izquierda se empeñó en vanos y absurdos esfuerzos por crear una crisis de gobernabilidad, para derribar la presidencia de Felipe Calderón. No lo logró, y sí en cambio logró un desgaste inmenso que rebajó su fuerza electoral. El PRI como oposición, por su lado, bloqueó toda reforma importante (energética, hacendaria, laboral) para no dar fuerza y legitimidad al partido gobernante. Logró desprestigiar al PAN y avanzar electoralmente a costa de retrasar el desarrollo del país.
Esto significa que sobre los partidos que queden en la oposición recae una gran responsabilidad. Ellos podrán frenar o incluso impedir que la restauración del poder priista se convierta en una pesadilla política.
Roger Bartra, antropólogo y sociólogo mexicano, es investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

CAZA DE CITAS

Ustedes y nosotros

Ustedes cuando aman
exigen bienestar
una cama de cedro
y un colchón especial

nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar
con sábanas qué bueno
sin sábanas da igual

ustedes cuando aman
calculan interés
y cuando se desaman
calculan otra vez

nosotros cuando amamos
es como renacer
y si nos desamamos
no la pasamos bien

ustedes cuando aman
son de otra magnitud
hay fotos chismes prensa
y el amor es un boom

nosotros cuando amamos
es un amor común
tan simple y tan sabroso
como tener salud

ustedes cuando aman
consultan el reloj
porque el tiempo que pierden
vale medio millón

nosotros cuando amamos
sin prisa y con fervor
gozamos y nos sale
barata la función

ustedes cuando aman
al analista van
él es quien dictamina
si lo hacen bien o mal

nosotros cuando amamos
sin tanta cortedad
el subconsciente piola
se pone a disfrutar

ustedes cuando aman
exigen bienestar
una cama de cedro
y un colchón especial

nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar
con sábanas qué bueno
sin sábanas da igual.

Mario Benedetti

 Brevísima nota LB: Ustedes-Ellos y ... el resto del país que somos nosotros.

"ELLOS" Y "NOSOTROS"

EL NACIONAL - Sábado 30 de Junio de 2012     Nación/4
ANÁLISIS Uno apela al heroísmo histórico y el otro al trabajo en equipo
El "Bolívar este" de Chávez contra el "nosotros" de Capriles
El especialista en mercadeo político Luis Vezga reveló que el lenguaje, mensaje y metamensaje que subyace en las piezas analizadas en esta nota venden al Presidente como un semidiós y el candidato unitario se ofrece como un servidor público
MARU MORALES

El guión del hombre que protagoniza la propaganda de la Gran Misión Vivienda refuerza varios argumentos esgrimidos por el discurso oficial.
Primero, fue un niño de la calle abandonado por el Estado (la cuarta República) tras la muerte de su madre.
Segundo, se asume incapaz de superarse y proveer a su familia. Dice: "Nunca me imaginaba, ni trabajando toda la vida, vivir acá". Más adelante agrega: "Hasta que llegó el Bolívar este (en referencia a Chávez), el hombre que sacó a mi familia de abajo".
Transmite la idea de ser una persona común a la que le pasó algo bueno gracias a su fe en Chávez.
Entretanto, la pieza de Henrique Capriles no se conecta con las emociones, pero utiliza términos asociados a la idea de tranquilidad y esperanza.
Capriles alude al actual Gobierno como responsable de la inflación, el bajo salario, la calidad del empleo y el paro juvenil.
El guión de la propaganda opositora valora el trabajo en equipo y refiere la necesidad de incluir a todos los implicados en el problema del empleo (jóvenes, adultos mayores, sectores productivos y Gobierno) en la solución.
En su mensaje Capriles no se ofrece como redentor, sino que invita al esfuerzo colectivo e individual como vía para conseguir la meta de reducir el desempleo.
Yo, nosotros, ellos. La profesora del posgrado de Análisis del Discurso de la UCV, Cristina D´Avolio, destacó algunas características que marcaron los discursos de postulación y que permean en la propaganda analizada.
Mientras Capriles usó "yo" y "nosotros" para presentarse como una alternativa el 10 de junio, Chávez construyó una representación heroica de sí mismo y sus seguidores.
Para Capriles el adversario no son "ellos" sino "el otro candidato". El Presidente en cambio identifica a su enemigo con el pronombre "ellos" donde cabe Capriles y toda la oposición, descrita con descalificativos como "majunches".
Capriles usa "todos" para incluir y Chávez polariza.

IMPERCEPTIBLES SON LOS MALANDROS

CIUDAD CARACAS, 30 de Junio de 2012
La CIA ingresará grupos de francotiradores por frontera colombo-venezolana

Así lo garantiza el reconocido escritor guatemalteco Percy Alvarado Godoy, quien denunció el día de hoy que “fuentes cercanas han confirmado que el Pentágono ha suministrado considerables cantidades de armamento a sus aliados en Latinoamérica, incluyéndose algunos drones y este tipo sofisticado de fusiles para francotiradores”.
Dentro de los planes del Pentágono y la CIA “se encuentran introducir teams (grupos) de este tipo para ejecutar acciones de eliminación física de dirigentes bolivarianos en los días previos a las elecciones o durante el proceso del 7 de octubre, en un claro intento de caotizar la institucionalidad dentro del país”.
Denunció, en su blog personal, que “estos equipos entrarán por la frontera colombo venezolana y otras vías, sabiéndose que ya se encuentran entrenándose varios francotiradores en países como Colombia, México, Uruguay, Paraguay, Perú y Panamá, así como en los propios Estados Unidos”.
“El empleo de este tipo de armamento es parte de los planes de la CIA que han comenzado a entrar en vigor, desde hace meses, para contrarrestar una victoria de Chávez”.
Esta denuncia concuerda con el llamado de atención realizado por el director de la empresa encuestadora Hinterlaces, Oscar Schemel, según la cual “los datos reflejados, a favor del Presidente Hugo Chávez, en las encuestas, son irreversibles en este poco tiempo de campaña electoral. “A menos que ocurra algún tipo de hecho que impacte, que aterrorice la sociedad”.
Tras esta aseveración la periodista de Venezolana de Televisión, Vanessa Davies, le consultó: “¿Algo impactante como el 11 de marzo de 2004 en España?”, refiriéndose a la explosión de varias cargas en la red de trenes cercanas a Madrid, a poco tiempo de un proceso electoral en este país; a lo que el entrevistado respondió categóricamente: “Sí”
RNV/ Patria Grande

LA CONVICCIÓN DE LO PRÁCTICO

EL UNIVERSAL, 30 de Junio de 2012
Entre Keynes y Friedman
Entre los extremos debe existir una solución que no deje que Europa se hunda
JAMES OTIS RODNER 

La economía europea es el talón de Aquiles de la recuperación de las economías mundiales; Europa, considerada como un conjunto es la economía más grande del mundo; por ello todos se preguntan por qué se han demorado las discusiones por más de dos años. El debate, a veces hostil, se ha centrado entre la posición conservadora del Banco Central Europeo (BCE) y los políticos. Según el BCE, la austeridad es lo que garantizará una estabilidad en la moneda europea; al contrario, los políticos quieren arrancar las economías que se encuentran estancadas. El debate parece confrontar a Keynes contra Friedman. Después de la gran recesión, Keynes sugirió que se aumentara el gasto público de modo de sacar las economías de su estancamiento. Milton Friedman, años más tarde, abocaba por una política monetaria conservadora explicando que una expansión en la oferta de dinero sólo produce inflación. El BCE parece tomar la posición de Friedman y su presidente Draghi afirma que está cumpliendo su principal y acaso única misión, que es la de controlar la inflación y por ello no piensa cambiar su política; el BCE no está dispuesto a crear dinero fácil para salir de la crisis. Por otro lado, muchos políticos, incluyendo el presidente Hollande de Francia, quieren que se aumente el gasto publico para impulsar el crecimiento económico y es intransigente en el ajuste de ciertos programas costosos e innecesarios. Entre estos dos extremos debe existir una solución que no deje que Europa se hunda.
Los organismos que manejan los asuntos económicos no deben adoptar una política con base a una convicción ideológica sino, por el contrario, deben analizar su política con referencia a los efectos prácticos que en un momento determinado puedan producir en la economía real.

EL JARDÍN (NEVADO) DE LOS SENDEROS QUE SE BIFURCAN

EL UNIVERSAL, 22 de Junio de 2012|
El problema no es el euro
DANIEL MORALES ROMERO 

Paul Krugman ha afirmado recientemente que el euro tiene sus días contados. Ya desde hace más de un año él había argumentado que el euro es el principal problema que enfrenta España para capear la crisis (http://www.clarin.com/mundo/problema-espanol-euro_0_381561955.html). En ese artículo hizo un pronóstico de lo que está ocurriendo, e incluso afirmó que España estaría mejor en ese (y este) momento si no hubiera adoptado nunca el euro. El artículo está escrito con una lógica difícil de rebatir. A continuación una breve reseña de ese artículo, y una breve crítica.
Kugman argumenta que las crisis de España y Estados Unidos comparten los mismos orígenes: burbuja inmobiliaria y aumento del desempleo. Como consecuencia aumentaron los déficits fiscales de cada país debido a la "caída de los ingresos y a los costos asociados a la recesión", ya que en los años del boom, los precios y salarios subieron más en España que en el resto de Europa.
Sin embargo, Estados Unidos ha podido financiar sus déficits por debajo del 3%, mientras que las tasas de los bonos españoles están por encima del 7%  -se considera que  una tasa por encima de 6% es insostenible en el largo plazo-, lo que refleja un alto riesgo de default (http://online.wsj.com/article/SB10001424052702303703004577476402919086344.html?mod=WSJS_inicio_LeftWhatsNews).
¿Qué hubiera sido de España si no se hubiera integrado a la zona euro? Según Krugman, si España hubiera mantenido su moneda, como Estados Unidos, o como Inglaterra, podría haber devaluado la peseta, y por esta vía, devaluar los costos por medio de una disminución del valor de la deuda y de los sueldos y salarios reales. De esta forma a España se le haría más fácil reducir sus déficits y financiarlos.
Esta es una conclusión lógica dado el marco conceptual y la óptica con la que Krugman enfoca el problema: el euro es el malo de la partida. Pero ¿qué hubiera sido de España si no se hubiera integrado a la zona euro? En mi opinión no podemos saberlo por ahora. No creo que Estados Unidos o Inglaterra sean un contrafactual válido para el caso español. (Habría que esperar los estudios a los que Robert Barro hace referencia sobre las consecuencias económicas de la austeridad).
En cambio, sí sabemos que el euro le proporcionó a España, y a toda la comunidad europea, una estabilidad monetaria que han permitido un crecimiento progresivo de la calidad de vida de toda la comunidad.
Ahora bien, ¿el problema es el euro? En mi opinión, el problema principal es de riesgo moral. Cuando se creó el euro cada país tenía que cumplir con unos requisitos para entrar al club. Por lo tanto, si hay un problema los otros socios del club ayudarán antes de sacarle del club. ¿Cómo hubiera sido el comportamiento de España -y Grecia, Portugal, Irlanda- en la ausencia de posibilidad de rescate? Mientras existan los prestamistas de última instancia, los bancos saben que los gobiernos no los van a dejar quebrar.
Por ejemplo, Panamá es un país dolarizado que no recibirá ningún rescate de la Reserva Federal si incurre en una crisis. Por lo tanto, los panameños deben ser conservadores, y el gobierno no puede permitirse gastar más de lo recibe, y debe financiar sus déficits de manera sostenible. Si España se hubiera comportado como Panamá. Ahora, tampoco es un problema sólo de incentivos que disminuyan el riesgo moral, sino de deseos verdaderos de cooperación con los otros miembros comunitarios.
Un exagerado gasto público, mercados laborales rígidos, un bajo crecimiento de la zona europea, y el riesgo moral que impulsó un comportamiento irresponsable de algunos bancos que contribuyeron con la burbuja inmobiliaria son los culpables de la crisis. No el euro.
El euro impide que de forma unilateral unas autoridades monetarias o unos gobiernos atenten contra la capacidad de compra de los sueldos y salarios, y defrauden el valor de las deudas mantenidas por los acreedores. El euro como cualquier moneda es un medio de cambio. Para mí ha sido uno de los mejores logros del siglo XX. Un acuerdo monetario que promociona la estabilidad e impide abusos. Pero cada país debe portarse bien, y seguir el ejemplo de Alemania.
Me parece que las recomendaciones deben ir por el lado de revisar los requisitos para integrarse o mantenerse en la zona monetaria, y disminuir o eliminar el riesgo moral. Además, arroparse hasta donde les llega la cobija. Bajar los impuestos y el gasto público. Promover el empleo mediante la flexibilización del mercado laboral.
El euro más bien es un arma para atacar la "raíz" del problema. Confío en que los europeos consigan formas de salir de esta crisis, y que logren salvar los acuerdos. Sería un fracaso de todo el género humano no hacer lo posible por restituir la cooperación, confianza y responsabilidad de los miembros comunitarios. El mantenimiento de la zona euro es una esperanza para el futuro de otros países. El problema no es el euro.


Fotografía: Margaret Bourke-White, "Trains after snowfall, Chicago" (1952)

CURIOSIDAD DESDE EL ESPACIO SIDERAL

EL PAIS, 24 de Junio de 2012
TRIBUNA
La quiebra de Europa
Se está rompiendo el pacto de la utopía comunitaria frente a las rivalidades nacionales
Julián Casanova 

En 1945 Europa dejó atrás más de treinta años de guerra, revoluciones, fascismos y violencia. La cultura del enfrentamiento se había abierto paso en medio de la falta de apoyo popular a la democracia. Los extremos dominaban al centro y la violencia a la razón. Un grupo de criminales que consideraba la guerra como una opción aceptable en política exterior se hizo con el poder y puso contra las cuerdas a los políticos parlamentarios educados en el diálogo y la negociación.
El total de muertos ocasionados por esas guerras, revoluciones y contrarrevoluciones, y por las diferentes manifestaciones de terror estatal, superó los ochenta millones. Cientos de miles más fueron desplazados, huyeron de país en país, planteando graves problemas económicos, políticos y de seguridad. En los casos más extremos de esa violencia hubo que inventar hasta un nuevo vocabulario para reflejarla. El genocidio, por ejemplo, un término ya inextricablemente unido al extermino de los judíos en los últimos años de supremacía de la Alemania nazi.
A partir de ese año, el reparto del continente entre las principales superpotencias victoriosas, Estados Unidos y la Unión Soviética, y la ausencia o contención de los conflictos étnicos y disputas territoriales que habían caracterizado los años veinte y treinta, cambiaron su rumbo. Aunque la democracia parlamentaria tardó después décadas en instalarse en bastantes países, dominados por dictaduras derechistas o comunistas, el sueño de crear una Europa unida, próspera, estable y civilizada parecía hacerse realidad a finales del siglo XX. Todos querían participar de esa edad de oro del capitalismo, de la democracia y del Estado del bienestar.
Porque si algo caracterizó a las democracias europeas que se consolidaron tras la Segunda Guerra Mundial fue el compromiso de extender a través del Estado los servicios sociales a la mayoría de los ciudadanos, de distribuir de forma más equitativa la renta. Superar el atraso en equipamientos colectivos, infraestructuras y sistemas asistenciales fue uno de los grandes desafíos de los países que, como Grecia, Portugal o España, se engancharon a ese carro durante el último cuarto de siglo. Los nuevos grupos políticos establecidos a partir de 1989 en el Este dejaron muy clara su intención de enterrar el sistema comunista. Era el triunfo de la ciudadanía, de los derechos civiles y sociales, tras décadas de sinuosos destinos, paradojas y contrastes.
Estamos ante la muerte de la Europa ideal, sometidos a la plaga de los mercados y con millones de personas en ruina
El siglo veinte fue extraordinariamente variado, “de extremos”, como lo acuñó el historiador británico Eric J. Hobsbawm, pero al hacer balance casi todo el mundo celebraba que, después de tanta batalla, finalizadas las grandes rivalidades ideológicas, Europa era en el año 2000 más democrática y rica que nunca. Menos violenta y más estable. El capitalismo parecía funcionar con reglas establecidas, respetadas por los ciudadanos y los gobiernos. Un buen sitio para vivir.
Apenas una década después, dilapidada parte de esa prosperidad, reaparecen los fragmentos más negros de su historia. Europa no la componen sólo los países occidentales y durante la mayor parte de ese siglo veinte millones de ciudadanos defendieron estar organizados conforme a estrictas reglas autoritarias, pasando por encima de quienes no las aceptaron. En los países que salieron del comunismo, después de más de cuatro décadas de represión, las diferentes tradiciones políticas habían quedado borradas. Mientras la izquierda luchaba por distanciarse del pesado legado del comunismo, la derecha no tenía una historia democrática que reivindicar. La gran variedad de culturas y tradiciones nacionales siempre resultó un poderoso obstáculo a la cooperación.
Estamos ahora ante la muerte de esa Europa ideal que no pudo ser, sometidos a la plaga de los mercados, a los desastres económicos y con millones de personas en ruina. Aparentemente, los políticos trabajan para tapar las grietas, devolver la confianza, reconstruir la unidad. Lo que sale a la luz, se nota, se sufre, es, sin embargo, su incapacidad para elaborar un plan eficaz y hacerlo realidad. Todo lo demás está en el camino de convertirse en pura retórica europeísta, sólo útil para el reducido círculo que impone sus decisiones a los demás.
La riqueza no se distribuyó de forma igualitaria en toda Europa y algunos países, con Alemania al frente, no quieren ahora compartir los privilegios económicos. Es probable que otros, los países mediterráneos por ejemplo, hayan hecho muchos méritos para su exclusión de esa comunidad de intereses y beneficios, pero eso no era lo previsto, ni lo pactado, en la visión europeísta de la unión monetaria, de la utopía comunitaria frente a las trágicas rivalidades nacionales e ideológicas del pasado.
Si la crisis se agrava, las democracias se vuelven más frágiles y los Estados dejan de redistribuir bienes y servicios, que fue su principal aportación a la estabilidad social, estaremos de nuevo al borde del abismo, convertidas la economía, y la mera subsistencia, en un asunto de vida o muerte. Por eso necesitamos políticos comprometidos con la sociedad, con los más débiles, antes de que esta quiebra del orden europeo haga crecer el extremismo político, el nacionalismo violento y la hostilidad al sistema democrático.
Julián Casanova es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza.


Ilustración:  Marcos Balfagón (El País, Madrid, 06/12)

MÍSTICA REFERENCIA

EL UNIVERSAL, 25 de Junio de 2012
Creerle a Giordani
CÉSAR TINOCO 

El lunes 18/junio pasado, contrario a aquella oportunidad en que el presidente Chávez nos dijo que estábamos blindados ante la crisis norteamericana, la prensa nacional recoge que el gobierno venezolano en la figura del ministro Jorge Giordani, admitió que la caída de los precios del petróleo verificada en las últimas semanas sí puede afectar el crecimiento de su economía por la alta dependencia que del mismo tenemos. Eso sí, para quedar "tablas" con aquella mentira del blindaje, nos metió otra: Garantizó que no se disminuirá la inversión social.
Por cierto que para el momento de escribir este artículo, miércoles 20/junio, los futuros de light crude oil (WTI) para diciembre/2012, se cotizaban en 82 dólares el barril, valor muy próximo a la barrera psicológica de los 80 dólares por barril.
Al respecto de la caída del precio del crudo que se verificó en los últimos 4 meses de 2008, el ministro Giordani afirmó: "A pesar del impacto que tuvo (la crisis), fíjate que los precios petroleros en 2008 estaban en 140 y bajaron casi a 35 y ni siquiera en estas condiciones se dejó (de invertir socialmente), porque hay una direccionalidad, hay que satisfacer las necesidades básicas del ser humano sic)".
Ahora bien, ¿es cierto que no se dejó de invertir socialmente? Veamos.
Hace un tiempito ya, Pdvsa publicó en su portal su Balance de Gestión Social y Ambiental 2011 y allí aparecen los aportes que se le hicieron, por ejemplo, a la Misión Barrio Adentro (MBA) I, II y III desde 2003 y hasta 2011. Allí se puede observar que el mejor año de la MBA en aportes recibidos fue el 2007 con 3.258 millones de dólares, aportes que luego cayeron en una picada vertical para alcanzar los 130 millones de dólares en 2009 y luego un valor mínimo de 7 millones de dólares en el 2010.
En ese intervalo de tiempo, los precios de la cesta de crudo venezolana alcanzaron su máximo valor en agosto/2008, en el marco del agravamiento de la crisis norteamericana detonada a su vez por la crisis de las hipotecas subprime que estalló hacia la segunda mitad del 2007. La brutal disminución en los aportes a la MBA se verificó en un entorno de precios de la cesta de crudo venezolana creciendo, al menos durante los primeros 8 meses de 2008.
Luego del estallido y propagación de la crisis económica norteamericana y de la subsecuente disminución de la demanda de crudo y de su precio, este gobierno de incompetentes intentó justificar la reducción de los aportes a lo social en razón de un tinglado que tenía como trama central "la crisis del capitalismo neoliberal y salvaje".
Sin embargo, en pleno período ascensional de los precios del crudo, los aportes de Pdvsa a la MBA acusaron una disminución de -96,0%, al pasar de 3.258 millones de dólares en 2007, a 130 millones de dólares en 2008. Posteriormente y ya en plena crisis, los aportes de Pdvsa a la MBA volvieron a disminuir otro 94,6%, al pasar de 130 millones de dólares en 2008 a tan solo 7 millones de dólares en 2009. Recientemente, en el 2011 y ahora sí con los precios del crudo en alza, Pdvsa reporta que no le invirtió ni un céntimo a la MBA.
Con base en esta evidencia de tiempo reciente, responda usted mismo amigo lector: ¿Podemos creerle al ministro Giordani?

viernes, 29 de junio de 2012

CAZA DE CITAS

"El arte vive en medio de unas condiciones sociales que le posibilitan transformarse dentro de su asunto-lenguaje, ya no como un decreto administrativo de la secta, el partido o el gobierno, sino como la real posibilidad de las condiciones presentes; el artista no va a tomarse de artificialidades decretadas, sino del único decreto válido: las condiciones reales de existencia y sus perspectivas también posibles"

Joaquín Marta Sosa

("Socio política del arte", Equinoccio, Caracas, 1975: 147)

Fotografía: Alcaldía de Sucre, estado Miranda. El Nacional, Caracas, 26/06/12

39° DE IDENTIDAD PETROLERA

EL NACIONAL - LUNES 09 DE OCTUBRE DE 2006    B/14
Cultura y Espectáculos
ENTREVISTA
MIGUEL ÁNGEL CAMPOS, sociólogo
"La gente de este país nunca había sido tan consumista y fetichista"
El escritor trujillano, profesor de la Universidad del Zulia y autor de La ciudad velada (2001), Desagravio del mal (2005) y La fe de los traidores (2005); analiza la tradición ensayística que condena al petróleo, comenta los efectos que tuvo la "Venezuela saudita" en la intelligentsia criolla y esboza un país que nunca existió. Todo esto en una entrevista
ALBINSON LINARES

El sudor perla las frentes cuando alcanza los 39º centígrados. Lentamente, Miguel Ángel Campos se acomoda en un banco de concreto y juguetea con su bastón. Sociólogo, con dotes excepcionales para el ensayo, es famoso por lo agudo de sus construcciones en prosa.
No menos afilado es su verbo que, con calma y firmeza, esboza juicios que revelan la idiosincrasia nacional. O la casi ausencia de una, hecho que revela los signos de una crisis que trasciende la diatriba política diaria.
Andino, de Motatán para ser exactos, Campos se sabe heredero de un legado valioso y poco recordado que tiene como epítomes a Mariano Picón Salas y Mario Briceño¬Iragorry.
¬¿Cuándo se comienza a consi derar al petróleo como el origen de nuestros males?
¬Muy tempranamente al petróleo se le asocia en Venezuela con el imperialismo, ésta fue una perspectiva de intelectuales y escritores que se impuso a los lectores antes de que la experiencia colectiva pudiera derivar hacia sus propios juicios. Perspectiva simplista y mecánica, pero venía en línea directa de la cultura de la pobreza, como emblema del redentorismo y formalmente de cierto criollismo que tipificó lo nacional. Luego, con el fracaso del Estado en la tarea de redimirlos a todos, se incubó una especie de resentimiento que prendió ampliamente en todas las capas de la sociedad. Era una explicación fácil y fraudulenta pero muy rentable políticamente, dejaba a salvo la incompetencia de la élite dirigente para administrar la riqueza fiscal, hacía caer todo el peso en la fatalidad de un agente causal que no podía ser encarado, entonces se le miró con encono, se le identificó como algo extraño, ajeno.
¬Desde cuándo surge la tesis del "petróleo perverso"? ¬La tesis del petróleo perverso como instrumento forense está lista y opera en el imaginario venezolano ya hacia la época de la actualización material (modernización), finales de los 40. Los grandes usufructuarios de esta explicación falsa del sufrimiento son los partidos políticos, pues esto les evitó hacer las reformas necesarias y producir reflexiones de fondo e incluso la mea culpa. En 40 años, y luego hasta hoy, el esquema de retención del poder fundado en el parlamentarismo, democracia digital y estado de derecho como parapeto, se ha mantenido intacto, financiado exclusivamente por la capacidad de conciliar del Estado.
"Es un mecanismo tan poderoso que aquellos que se levantaron contra la gallina de los huevos de oro terminaron arropándola tiernamente para que no se resfriara. Los insumos civiles y de naturaleza ideológica son casi inexistentes en la estructuración de la vida social venezolana, la cacareada politización de la población es sólo fruto de la novísima cercanía entre la masa filistea y simuladora y lo que en Venezuela equivocadamente se considera expresión característica de lo político: el Estado".
¬¿Qué ensayistas reforzaron esa tesis? ¬En el ensayo esta tesis es más bien escasa. La muestra tiende a ser claramente panfletaria y esto nos pone a salvo. Pienso en dos nombres como Ramón Díaz Sánchez y Joaquín Gabaldón Márquez. Es sobre todo en la escritura de ficción, novela y cuento, en la que el discurso es más elaborado y su alcance se presta para una valoración. La primera novela del petróleo que en sentido estricto organiza el tema es representativa de esta tesis, Mancha de aceite (1935), luego tenemos Mene (1936), Ofici na Nº 1, que linealmente comienza en Casas muertas.
"Los narradores construyen símbolos y arquetipos, éstos modelan un parecer y el sentir, es el arte de un país encarando un tiempo y un conflicto, y esta tarea no es menor ni desestimable. Para bien o para mal, es la grave responsabilidad de este tipo de indagación, que ha sido conservadora y simplista, subsidiaria de intereses ajenos a la literatura misma. Uslar es, sobre todo, un hombre angustiado por el derroche y cuando hace juicio se muestra como el hombre culto y moralista; Adriani es el economista cuyo plan ni siquiera considera el petróleo como una fuerza del futuro; Picón Salas lo ignora y cuan do lo toca es esquivo y mordaz. ¬Como investigador, ¿cuándo decide escribir para desmitificar al petróleo?
¬Seguramente mis imágenes del niño que vivió una vida de pobreza alrededor de un campo, visto desde fuera, de lejos, me aguijoneó para explicarme una realidad del presente: aquel niño observaba no con rabia sino con emoción, con alegría por el futuro que debía estar en algún lugar. Mi gratitud con el petróleo, verlo como fuente de felicidad y haberme salvado de una vida rural y bárbara, se lo debo a mi madre. Su maravillosa intuición la hizo movilizarse desde los Andes deprimidos y tristes hacia la bulla de los campos para educar a sus hijos; ella siempre creyó en esa fuerza transformadora y no se rindió ante la cultura gamonal y las penurias.
¬Durante el proceso de inves tigación, ¿cuándo tiene la certeza de que esta explosión minera no era perjudicial, sino todo lo contrario?
¬Aún sin proyecto, sin plan estable y de largo alcance, el impacto del petróleo ha sido claramente positivo. En ausencia de aquellas gestiones ha actuado como una fuerza inercial de consecuencias salvadoras. Lo sentí leyendo las historias resentidas y un tanto simplistas de la narrativa, estudiando la condición del país antes de 1936. Si los jóvenes que hoy tienen menos de 25 años tuvieran alguna remota idea de lo que era la Venezuela desolada y vacía de antes de esa fecha, se morirían del susto.
Los efectos de la "Venezuela Saudita" ¬¿Puede plantearse un parangón histórico con otros países?, es decir, los cambios dramáticos que trajo el advenimiento del petróleo para Venezuela, ¿tienen algún antecedente en otras naciones?
¬En México hay una conducta similar, la economía minera tiende a ser vista como un agente casual, no enraizado en la identidad, como los procesos de la agricultura, digamos, pero nadie achaca a la caña de azúcar o al conucaje males como la degradación y sumisión gamonal. López Velarde, el autor de Suave patria, poema cíclico de totalización de lo mexicano, dice: "El niño Dios te dio un pesebre y el diablo los veneros del petróleo".
¬¿Los vicios generados por la riqueza y la abundancia minera tienen algún reparo? ¿o la idiosincrasia del venezolano está marcada irremediablemente por este hecho?
¬La sociedad sabe que es una explicación ruidosa pero desleal. Adquirió de un modo de vida novedoso y estimulante sus rasgos más deplorables, hicimos de una posibilidad de dignidad material una expectativa de redención, mezclamos riqueza con mala conciencia y desde la penuria material, el resultado no podía ser sino la condena de aquello que no obstante nos sacó de la barbarie.
¬¿Qué efecto tuvo la "Venezue la saudita" en la intelligentsia criolla?
¬El mismo que tiene hoy. Ésta sigue siendo una sociedad dominada por valores arraigados en la ausencia de solidaridad, frívola y consumista, estragada por agentes típicos del capitalismo subdesarrollado, es decir, hábitos marginales y pretensiones de modernidad. Extrema pobreza y riqueza grosera son los efectos de gestiones de desarrollo fundadas sólo en la inversión neta y el clientelismo. La intelligent sia creyó, supongo, que el país ya estaba resuelto y pensado, que todo aquello de interrogarse por el desgarro y demás era cosa cursi y del pasado.
"Una expresión sería la llamada República del Este. Hoy tenemos santificadores de oficio, muchachones oportunistas, aquellos bebían hasta reventar y celebraban la vida breve. Éstos reviven teorías a conveniencia y otros se quedaron sin programa, los sacó de paso la novedad pintoresca de la oralidad, enmudecieron y esperan por los buenos tiempos. Felizmente, siempre tenemos pequeñas reservas de beligerancia y disidencia, y esto dignifica a individuos aislados.
El país que nunca existió
¬¿Existe la identidad nacional como un concepto arraigado entre los venezolanos?
¬Ni siquiera tenemos sentido de arraigo, intuición de un origen común. Tampoco el reconocimiento de una heredad que debe permanecer en el tiempo. La única fuente de unidad ha estado representada en el ejercicio del poder público. El Estado unifica por medio de una cultura de tutelaje, culto servil al poder de oficina, es fácil acomodarse a esto. Pero la acción de remitir los acuerdos y una voluntad colectiva a un patrimonio fundado en adscripción y pertenencia es algo casi fantasioso, totalmente inexistente.
¬El país glosado, analizado y proyectado por nuestros pensadores, ¿existió alguna vez?
¬Es sólo una aspiración ideal, de carácter moral. Lo concibieron como recurso frente a la disgregación y la angustia del finis patriae. Hemos tenido hombres buenos, seguramente, pero no buenos ciudadanos, por lo demás todos han demostrado un recurrente amor por las formas públicas del poder, representación deformada y torva de esa patria entrevista en los raptos de buena conciencia. Tampoco una clase política en términos medianamente técnicos, sólo líderes de liderismo, según la definición de Mijares, y por supuesto, hombres que tiran la parada.
¬¿Cree que este gobierno ha utilizado las carencias y la falta de pertenencia del ciudadano medio para fortalecer el proceso revolucionario?
¬Ha canalizado las tendencias igualitarias de una sociedad cuyo enorme complejo de culpa la hace delegar todo su poder en manos de quien representa sus más oscuras frustraciones.
¬¿Es correcto calificar a este proceso político como una "revolución"?, es decir, ¿cree que los cambios son tan abruptos como para que eso sea correcto?
¬Los únicos cambios que sociológicamente se pueden definir como tales son los culturales. La gente de este país nunca había sido tan consumista y fetichista. Quienes escandalizan con el espanto de comunismos y socialismos, debieran apartar cita con el oftalmólogo.

Fotografía: Tomada de la red

AL BORDE DE SÍ A TRAVÉS DE LOS OTROS

EL NACIONAL - MIÉRCOLES 14 DE FEBRERO DE 2001 / OPINION
No somos nada
M. C. Valecillos

"No somos suizos", "no somos australianos", "no somos japoneses". Ya basta. Basta de definirnos por lo que no somos. Es hora, en esta ídem de revolución, definir claramente qué es lo que sí somos: conócete a ti mismo como conoces a tu prójimo.
Conversaba con un colega, oriundo de la República Popular China, acerca del año nuevo chino, celebrado este año el 24 de enero y regido, también este año, por la serpiente, emblema de cambio y renovación por aquello de la muda del cuero. La conversación giraba sobre su eje y sobre lo mucho que a un occidental le extraña que una celebración caiga un año en una fecha y al año siguiente en otra. Como si uno celebrase, vaya de ejemplo loco, una fiesta larga, elaborada y tradicional un año en marzo y al año siguiente en abril. Totalmente absurdo. Me decía Zhu-san que sí, que no deja de tener su inconveniencia, pero que por inconveniente que nos parezca eso de que cada año el año nuevo cae en fecha distinta (esta regido por el calendario lunar, el mismo que rige la hemodescarga de los cinco días que hace a la mujer tan resilente, tan misteriosa, tan impenetrable), por lo menos hay predictabilidad y posibilidad de planificación (igualito que con la susodicha), cosa que no había en otros tiempos. Me contaba que en la milenaria de antes sucedía mucho que cada vez que había una revuelta medianamente exitosa y cambiaba el reparto de la telenovela, el nuevo galán del imperio siempre comenzaba por decretar un "Año Nuevo pa ti, pa ti" que coincidía, generalmente con la fecha de la asonada y/o con la toma del poder.
A lo mejor no suena nada extremo, pero recordad cuán apegados a las tradiciones son los orientales que ahí mismito empezaban con que si las hojas y el pabilo para las hallacas, que si no hay uvas en el mercado, que si donde esta el cassette de Andrés Eloy, que si el reproductor no ha sido inventado, que si Isaac se comió las lentejas, que si la maleta todavía esta llena de la ropa que compré en Miami, que quién se estreno mis pantaletas amarillo limón limón. En fin, un corre corre inaguantable y agotador y eso sin haber nombrado todavía al nuevo gabinete. Tal fue el desespero que la gente comenzó a rogar a los dioses para que le diera larga vida en el trono al soberano (en ese tiempo el soberano era el que estaba arriba), pues tal longevidad garantizaba un respirito para, por lo menos, poder planificar el asueto y el bonche con cierta antelación (dicen que lo malo es que dios los complació pero ese es otro cuento).
¡Eureka!, le dije al primo Zhu, lo descubrí; "todo cuerpo sumergido en agua desplaza un volumen de liquido...". Digo, descubrí lo que somos, somos chinito soy chinito, de la China vengo yo; la tierra de los lotos y del naranjo sol. Como corolario propongo que se integre la estrofa anterior al nuevo himno nacional y que de ahora en adelante celebremos con el año nuevo chino, las diversas y lunáticas efemérides patrias.

Fotografía: Tomada del grupo "Caracas Pa'Locos" (Facebook)

CONSTANTE REINAUGURACIÓN DE SÍ

El régimen se hace de muchísimas salas de prensa, agencias noticiosas, cambios de denominaciones, etc., en una constante reinauguración de sí.  Cada ministerio, instituto, servicio administrativo, y demás dependencias oficiales, cuenta con su artillería mediática. Sumemos las gobernaciones, alcaldías, empresas reales y ficticias que controlan. La "guerrilla comunicacional", pues, de elevados costos para prefabricar imaginarios colectivos.  Por cierto, huelgan los comentarios sobre los diarios gratuitos o extremadamente baratos del gobierno nacional o local.
Valga añadir los despachos periodísticos de los demás órganos del poder público, minusculizado.  Nada de tratamiento institucional de la información. Ocurrió, por ejemplo, hace poco. Después de casi siete meses de acordado por la plenaria de la Asamblea Nacional, la Comisión Permanente de Cultura y Recreación al fin nombra a los representantes parlamentarios en la Comisión Editora de las Obras Completas de Guillermo Meneses que no se ha instalado. Está el servicio de prensa de la Asamblea Nacional, una periodista que envían a las sesiones de la comisión y una periodista de la comisión misma. No aparece en el portal de la AN y en ningún otro medio, excepto uno digital del que jamás nos habíamos enterado.
Esto dice el Correo del Orinoco: "El ministro del Poder Popular para la Comunicación y la Información (Minci), Andrés Izarra, inauguró este jueves una sala de prensa en la Esquina Gradillas, diagonal a la Plaza Bolívar de Caracas, que servirá para optimizar el flujo de información del Gobierno Bolivariano a los periodistas del país".

LB

POR EJEMPLO

Actualidad  27/06/2012    
Parlamentaria obras de Guillermo Meneses (SIC)
La Comisión Permanente de Cultura y Recreación de la Asamblea Nacional designó a representación parlamentaria de la Comisión Editora de las obras completas de Guillermo Meneses
Guillermo Meneses protagonizó un movimiento de renovación literaria, que se traduce un una magnífica obra renovadora de la cuentística y novelística de nuestro país, a la que debemos sumar la historia como un oficio que se hizo ejemplar manifestación, cuando ejerció como cronista de su ciudad natal, Caracas
   
En reunión del plenario de la Comisión Permanente de Cultura y Recreación de la Asamblea Nacional, que preside el diputado Miguel Ángel Rodríguez, designó este miércoles la representación parlamentaria de la Comisión Editora de las obras completas de Guillermo Meneses.
La misma está compuesta por los diputados Luís Barragán (Unidad Democrática) quien la preside, Cristóbal Jiménez (Psuv) y Gladis Requena (Psuv) así como representantes de las áreas de Castellano, Literatura y escue4las (SIC) de Letras de las universidades e institutos pedagógicos del país.
“La idea de conformar esta comisión es para reivindicar la obra de Guillermo Meneses y hacerla conocer a las nuevas generaciones y con ello recuperar la tradición del Parlamento de publicar las grandes obras del país”, expresó el diputado Luís Barragán.
Destacó el parlamentario que Guillermo Meneses protagonizó un movimiento de renovación literaria, que se traduce un una magnífica obra renovadora de la cuentística y novelística de nuestro país, a la que debemos sumar la historia como un oficio  que se hizo ejemplar manifestación, cuando ejerció como cronista de su ciudad natal, Caracas.
Destacó igualmente el protagonismo de Meneses en un movimiento de renovación literaria que “ampliamente reconocido por la crítica, también llevó a escena las más caras vivencias populares en la etapa del definitivo desarrollo urbano del país”, aseveró.
Asimismo, destacó la incursión del escritor en la industria cinematográfica y televisiva nacional y su sobresaliente contribución en la prensa diaria en la defensa de la libertad, la democracia, el desarrollo económico y la justicia social.
El diputado Luís Barragán estima que antes de finalizar el presente período parlamentario deberán haber culminado el trabajo de edición de las obras.


Véase: http://www.confirmado.com.ve/Noticias/Zona7/Parlamentaria-obras-de-Guillermo-Meneses.asp

Brevísima nota LB: La designación no la hizo el presidente de la Comisión Permanente, sino que fue votada, estrictamente votada. Y ya ni el enlace digital dice nada.

TERAPIA

EL NACIONAL - Viernes 29 de Junio de 2012     Escenas/1
Lecturas que desafían
CARMEN VICTORIA MÉNDEZ

Una feria de arte siempre tiene más de una lectura. Es el caso de la vigésima primera edición de la FIA, inaugurada el pasado miércoles, en la que coexisten 3 tiempos: la revisión del pasado del arte venezolano, la reinterpretación de obras modernas que hicieron historia y el examen de proyectos contemporáneos creados en los últimos 12 meses.
En el primer tramo de los 3.000 metros de arte el espectador podrá observar el óleo Las queseras del medio, creado en 1882 por Arturo Michelena, así como una serie de dibujos del pintor valenciano. Todas las piezas pertenecen a la Colección Banesco. Un poco más adelante, otro stand institucional, el de la Colección Mercantil, exhibe una obra de Asdrúbal Colmenárez en 2 tiempos. En las paredes cuelgan las piezas de su conocido Alfabeto polisensorial, que data de 1978. Se trata de una obra participativa, pero por razones de conservación el público no puede tocarla. Sin embargo, sobre una superficie se exhiben 7 facsímiles, algunos creados por el artista, que pueden ser manipulados.
Figuras como Colmenárez, Pedro Morales, Sigfredo Chacón y Julio Pacheco Rivas son una constante tanto en el hall (en el que se expone un homenaje a la generación de artistas de los años ochenta) como en los espacios institucionales y los stands de las galerías.
Los creadores nacidos entre los setenta y los ochenta también acaparan la atención.
Es el caso del dúo Bonadies y Olavarría, que presenta un Solo Show de su trabajo La Torre de David (que ha recorrido varias ferias internacionales) en el stand de El Anexo. El mismo tema está presente en el stand de D’Museo, en una fotografía de Juan Toro que muestra los diversos pisos de la torre, uno a uno. Fue tomada por partes y rearmada por el artista.
Oscar Abraham Pabón y Javier Rodríguez también pertenecen a la generación de jóvenes artistas. Desarrollaron sus proyectos para la Fundación Cisneros.
La visión contemporánea de la cerámica presente en la obra de Cristóbal Ochoa destaca en el stand de la galería Gsiete. En el espacio de GBG Art la obra de Carlos Enríquez-González, una escultura monumental en forma de vagina, atrae los flashes de las cámaras.
Los maestros como Oswaldo Vigas y Luisa Richter tienen su sitial, así como el arte geométrico, presente en nombres como Rafael Barrios, Jesús Soto, Carlos Cruz-Diez, Nanín García y Carlos Zerpabzueta, entre otros.
Homenaje póstumo.
Durante la gala, Miguel Henrique Otero, presidente editor de El Nacional , recibió en nombre de su madre, la fallecida promotora cultural y periodista María Teresa Castillo, la orden El Precursor, otorgada por la Gobernación de Miranda.
También fue entregada la orden María Teresa Castillo a los creadores Asdrúbal Colmenárez, Julio Pacheco Rivas y Pedro Morales, por su participación en el proyecto Pedagogías Sensibles

EXPOSICIÓN La memoria es el tema de la obra
Nayarí Castillo atrapa el sonido
La artista rearma cinco historias reales a partir de fotografías, textos, videos y objetos
C.V.M.

Las situaciones límites, los traumas, los desastres naturales e incluso la locura habitan en el mundo acústico. Así lo refleja la artista Nayarí Castillo en las cinco instalaciones que integran la muestra Epigramas sonoros. La creadora residenciada en Inglaterra define su proyecto como una selección de historias cortas sobre traumas o situaciones que cambiaron la vida de personas, y su relación con el sonido.
Castillo recrea el estruendo que quedó grabado en la mente de una niña alemana que lanzó una pequeña piedra a un lago en invierno, con la intención de ver si el hielo era lo suficientemente sólido como para patinar. Sin embargo, entre el espejo de agua y el lago había tanto aire que hubo un temblor y éste se partió en dos.
La artista reconstruye la historia a partir de videos, animales encapsulados al estilo de un museo de ciencias naturales, textos y fotos Polaroid.
En otra sala Castillo presenta la historia de un piromaniaco que asocia su compulsión a un grito desesperado. Tuvo la oportunidad de trabajar con él y obtuvo sus memorias e incluso vestigios de los incendios que causó. Hábilmente, dispone estos elementos en torno al extintor de la sala para crear la sensación de obra in situ.
La artista también refleja sus experiencias con la paciente de un psiquiátrico, con la que realizó un trabajo de arte-terapia. La mujer oye voces desde pequeña e intenta exorcizarlas al atraparlas en frascos, con la ayuda de Castillo. La instalación se titula 25 trampas y muestra los recipientes llenos de objetos asociados a las características de esas voces.
Los frascos contienen desde bufandas hasta miel. Su estética remite a las boticas. "En realidad me recuerdan al Museo de Brujería de Boscastle, muy cerca de donde vivo. Allí tienen unas botellas que hacían las brujas en el medioevo para atrapar a lo supuestos espíritus malignos. Tomé la idea para el arte-terapia. Lo que yo aporto es la reestructuración de estas historias en un lenguaje más estético. Tengo una manera muy fragmentaria de reconstruir esta memoria.
Una pieza que contiene trozos muy pequeños de paredes que se desmoronaron durante el tsunami de Japón pretende atrapar el silencio que sobreviene inmediatamente después de una catástrofe. También destaca la obra hecha con pequeñas botellas llenas de agua de mar y objetos recogidos en la playa. Estas últimas pertenecen a una mujer cuyo hermano marinero murió ahogado. Ella va a diario a la playa para intentar oír su voz (un hecho asociado a la leyenda de que quienes nacen enmantillados pueden comunicarse con el más allá), pero sólo capta los sonidos del horizonte. Es por eso que las pequeñas cajas de cristal trazan una línea en medio de la pared.


Cfr. http://www.eluniversal.com/arte-y-entretenimiento/120628/recorra-la-xxi-feria-iberoamericana-de-arte

miércoles, 27 de junio de 2012

CAZA DE CITAS

"Me preguntó por qué no tenía carro como todo el undo, entendí que le preocupaba mi situación financiera. Le expliqué que odiaba manejar y que si  quisiera tenerlo lo tendría, pero no quiero. Le pareció extraño y en verdad lo es". 

Ana Teresa Torres

("Los últimos espectadores del acorazado Potemkin", Monte Avila Editores Latinoamericana, Caracas, 1999: 239)

 Fotografía: "La Salle 350-D 1934 sedán. Marca que empezó en 1927 por la también General Motors..." Aporte de Fabian Capecchi a grupo Museo del Transporte de Caracas.

MITOLOGÍA ACTUAL

EL NACIONAL - Lunes 25 de Junio de 2012     Escenas/2
La investigación lingüística y su soledad
PALABRAS SOBRE PALABRAS
LETRAS
FRANCISCO JAVIER PÉREZ

Un mito de la ciencia moderna ha hecho creer que la investigación (que toda investigación) es una actividad grupal y que ella responde incuestionable a una mecánica de colectiva realización. Despreciando todo producto que no haya sido avalado por una signatura plural, se da a entender que la creatividad individual ha pasado a un plano segundo. Con ello se ha dejado de lado algo que es tan crucial para la gestación del conocimiento como la posibilidad de que la investigación se confronte con las propias potencias del ejecutor y de que la creación (que lo es irremisiblemente en toda situación) crezca amparada por esa fuerza que viene aportada por el diálogo silente y solitario entre el investigador y su objeto de estudio. Si lo anterior es poderosa captación en las llamadas ciencias exactas, en las ciencias del hombre, esas que se ocupan de comprender sus tratos en sociedad y en soledad, deviene poderosa razón de gestación y crecimiento.
La situación de la investigación lingüística resulta aguda en su gestión de unos métodos y de una producción que, en los tiempos que corren, lucen descreídos de todo aquello que se muestre bajo el desamparo del trabajo en equipo y de la consigna colectiva. Verdad a medias, no hace sino servir para sostener procesos evaluativos parciales y, lo más determinante, no hace sino ocultar una de las facetas más permanentes de una disciplina que se alberga en la competencia del propio oficiante de la ciencia más humana de todas, gracias al carácter pangenérico que exhibe: natural y social, fisiológica y espiritual, aproximativa y exacta, fría y amorosa, grupal y solitaria.
Disciplina antigua donde la haya, creció durante siglos de la mente individual de sus realizadores. Fue tardíamente, a finales del siglo XIX, cuando la situación tradicional se revierte con la llegada de la dialectología que impone necesarias pesquisas de difícil cumplimiento para un investigador en singular (cosa que no estaba mal en este caso).
Se trastocaba con ello lo que había sido costumbre de amplio registro y actividad de productivo aliento.
Bajo estas formas se presentaron las más gloriosas obras cúspide sobre la lengua en todas sus posibilidades (las gramáticas de Panini, Dionisio de Tracia, Nebrija, Bopp, Diez, Rask, Schleicher y Bello; los diccionarios de Johnson, Littré, Webster, Baralt, Murray, Cuervo, Moliner; los Mitrídates de Adelung, Vater, Hervás y Boas; las teorías de Platón, el Brocense, Humboldt, Whitney, Vossler, Sapir, Bloomfield; las historias de Thomsem, Leroy, Malmberg, Robins, Mounin). Más aún, el paso al siglo XX no alteró, salvo en algunos casos, lo que había sido patrón de estudio y trabajo durante más de 2.000 años de historia. La gestión individual hizo florecer, aunque se hablara de escuelas, a Saussure, Jakobson, Hjemslev, Menéndez Pidal, Jespersen, Martinet, Chomsky, Van Dijk y a muchos más.
Oficio individual, sólo la soledad hace fructificar sus principios, confrontación permanente con la lengua y su hablante genérico, y sólo la soledad alimenta el rigor y tesón disciplinarios necesarios para que la investigación verbal cruce los senderos transitorios de la descripción para llegar a los paraísos permanentes de la creación.

AERÓDROMO

EL NACIONAL - Lunes 25 de Junio de 2012     Opinión/10
Libros: Peter Stamm
NELSON RIVERA

Marcel Ventura, que ha leído varios de sus libros, me acompaña a la librería y me coloca ante cuatro o cinco títulos de Peter Stamm. Me dice: "Empieza por aquí", y señala Los voladores (Editorial El Acantilado, España, 2010).
Esa palabra suya, "empieza", es mucho más que un pronóstico: supone que leído este primero será inevitable regresar a la librería por otro. Y así, como si al leer un primer Stamm uno adquiriese el compromiso de recorrer cada uno de los hitos de su ruta.
Los suyos son habitantes de pequeñas ciudades. Seres de existencia previsible. Gente inadvertida, gente sin podio. En los doce relatos que componen Los voladores hay una temblorosa inte- rrogante de fondo: si para narrar es necesario un acontecimiento, el surgimiento de una facultad extraordinaria, un hecho revulsivo que trastoque la monotonía, el rumor de las horas y los días, o si cada existencia, por sí misma, contiene el material posible que la ficción reclama.
Permítame el lector la proyección de esta idea: la argamasa con que Stamm trabaja es ese carácter masticado, alicaído, de vueltas sobre lo mismo, esa respiración irremediable que tiene la existencia de tanta gente en nuestro tiempo posmoderno (Stamm me ha hecho recordar aquella intuición de Karl Löwith, quien escribió a comienzos de los años treinta de siglo pasado, que la vida de nuestro tiempo no da para más). Stamm, al menos en esta colección de relatos, atisba en la ordinaria fragilidad sobre la que transcurre la vida en nuestro tiempo.
Leo que Stamm ha nacido en Winterthur, pequeña ciudad suiza de lengua alemana, cuya historia ha sido rastreada hasta la llamada Edad de Bronce. Nacido en 1963, por mucho tiempo ejerció los más diversos oficios para ganarse la vida y se hospedó en distintas ciudades del mundo.
De ese deambular, de ese toparse con lo diverso de la vida, quizás provienen estos relatos donde emergen los universos mentales, las mínimas rutinas, los imaginarios del miedo, los seres sobrepasados por el poderío de sus específicas realidades (podría decirse que Los voladores es, entre otras cosas, una escueta antología de los modos de pensar).
¿Hay acaso un vínculo entre todos estos personajes casi inasibles? Apostaré que sí: un silencio, una condición impronunciable, una antigua derrota que ya ha sido incorporada al modo de mirar y respirar. A quienes han sugerido que hay en Stamm un parentesco con Dostoievski, diré que quizás sea más atinado recordar al noruego Kjell Askildsen, al alemán Thomas Bernhard o al suizo Robert Walser. Habría que detenerse a escuchar el silencio de Stamm para sentir la distancia larga y esencial que lo aleja del ruso: me refiero a esa brecha hecha de tiempo y de experiencia que separa al moderno Fedor Dostoievski del posmoderno Peter Stamm.

FALTA GANAR OTRO

El Nacional - Domingo 26 de Diciembre de 2004     B/5
Cultura y Espectáculos
América ganó un siglo con Alejo Carpentier
Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de uno de los escritores más importantes de América Latina. Nacido en La Habana, ejerció el periodismo, ocupó con el triunfo de la Revolución Cubana diversos cargos culturales y diplomáticos. Vivió en Venezuela 14 años, fue amigo de Miguel Otero Silva y colaborador de El Nacional.
Supuso una de las influencias más consistentes de narradores como Gabriel García Márquez, Augusto Roa Bastos y Mario Vargas Llosa, y es una pluma imprescindible para entender estas tierras
RUBÉN WISOTZKI

El intelectual cubano ha erigido, con su obra, la obra del continente
Estaban reunidos, en uno de esos altos que se hacen en el camino los que también suelen ser camino –yendo de Valencia a Madrid, en España, para participar en un congreso de escritores– nada más ni nada menos que Rafael Alberti, Nicolás Guillén, Octavio Paz, Pablo Neruda y Alejo Carpentier. En un momento, mientras los alientos se recobraban, se paró ante ellos una campesina, también camino, también inicio y destino, quien sin rodeos conminó a los intelectuales con una frase: “¡Defiéndannos ustedes, que saben leer y escribir!” Aún hay quienes recuerdan cómo se humedecían los ojos del autor de Los pasos perdidos cada vez que contaba la breve pero, al mismo tiempo, gran historia. Y si uno alcanza nuevamente en mirada las ya amarillentas obras del escritor cubano, perdidas entre el polvo de la biblioteca, publicadas hace más de 25 años en las entonces económicas ediciones del sello Siglo XXI Editores (en la actualidad Alianza Editorial ha editado todas sus novelas en formato de bolsillo) encontrará que el ruego, ¿o exigencia?, de la campesina, ha sido atendido por el escritor antillano.
Todo Alejo Carpentier es una defensa de la vida, de la gente, del sufrir, del vivir, del amoroso, del que es menos, y del que es más, del que brilla y también del que oscurece, del que desespera, como la campesina que labraba la tierra en la España fascista, y, sobre todo, del que espera. Nacido en La Habana, Cuba, el 26 de diciembre de 1904, desde pequeño vivió en París, Francia, donde estudió teoría musical.
De regreso a su país ejerció el periodismo, militó en la izquierda, fue encarcelado y una vez libre volvió a París.
Allí se incorporó al movimiento surrealista que encabezaba André Breton y entabló amistad con Aragon, Eluard y Artaud. De esos años data su primera novela: Ecué-Yambá-ó. De regreso nuevamente a Cuba ejerció la docencia en el área musical y dirigió el diario Tiempo Nuevo. Fue un viaje a Haití lo que significó un giro fundamental en su escritura al presenciar las ceremonias espirituales de sus habitantes. El tan estudiado realismo mágico de su novela El reino de este mundo (1948) definió los nuevos avatares de la literatura latinoamericana.

OTRA NOTA BENGALÍ

El Nacional - Sábado 24 de Diciembre de 2005     Papel Literario/3
La antiépica de la novela
Rafael Rattia

Bengala es una novela escrita desde el fondo turbio y desgarrado de la vida.
Más aún, es la novela por excelencia de los tiempos que corren. Si es verdad el antiguo precepto árabe que tanto gusta citar cierto amigo, “los hombres se parecen cada vez más a su tiempo que a sus padres”, entonces he aquí la comprobación empírica y subjetiva de la semejanza del narrador con su época, su tiempo histórico, su irrenunciable presente que lo funda y constituye.
Como toda novela que aspira trascender los endebles parámetros imaginarios de lo real, Bengala se zambulle con vehemencia y denuedo hasta el fondo de los abismos de unas caracterologías derrotadas y expulsadas del paradisíaco infierno de la urbe que los contiene. Centeno se erige en esta novela en dignísimo artífice de un arte narrativo que escarba el grado cero de la abyección de seres (personajes) extraviados para siempre en los caminos que no tienen retorno: la droga, el paro crónico, la prostitución, el indomable vicio del alcohol, la noche infinita con sus estropicios y degradaciones humanas innombrables. El reino desapacible del vértigo que no cesa, la subsunción de terribles personajes a las más inimaginables dependencias que el escorial del vicio puede llegar a producir en la fragilidad de una mujer como Laura, o en un personaje como Eddie, incapaz de volver a la vida por sí mismo luego que el vicio lo hizo traspasar el umbral de lo tolerable. Una cincuentona, dueña de unas aun conservadas formas y una esbelta y apetecible figura cuidada a fuerza de caminatas y aerobics, cansada de tanta rutina toma la nada inocente decisión de vender sus encantos de mujer madura en el Hall de las Fumarolas.
Esta última novela de Israel Centeno es una suma de insolencias; una envidiable reunión de extravíos psíquicos.
Por las páginas magistralmente escritas de esta novela transita una muestra nada despreciable de un país negado al futuro, un pedazo de país que nunca sabrá dónde exactamente está. Entre putas irredimibles y cabrones cocainómanos perdidos para siempre en el dédalo del vicio; entre enfermos insomnes y revolucionarios demagogos de todas las pelambres, entre malhechores bebedores de cerveza y pedreros del séptimo cielo, transcurre una historia jalonada por incontables anécdotas signadas por un fino lirismo y una prosa narrativa de impecable factura literaria sólo comparable con las historias invencionadas por Juan Carlos Onetti, Ernesto Sábato o nuestro gran Eduardo Liendo.
Entre “La calle Ciénaga” y “La Cripta” sucede todo lo que puede imaginar la naturaleza humana. La novela de Centeno es, a no dudarlo, un irreversible desgarramiento ontológico que todo lector serio debe leer para entender la otra Venezuela no prevista en las misiones de redención social de uso corriente en este tiempo de “ética emancipatoria”. Lacras sociales irredimibles subsumidas entre gases fétidos las 24 horas, de los 365 días del año; estropajos existenciales corroídos por la inclemencia destructiva del crack y la basura de la piedra aventados por la sociedad más allá de los socavones de la indiferencia. Bengala es el nombre de un bar, de una avenida, de una región. Es en sí mismo más que un simple nombre, es un mundo paralelo y paranormal lacerante que lastima la moral de una nación empantanada en sus propias e irresolubles encrucijadas históricas. Estimo que es el proyecto narrativo del autor más ambicioso y exhaustivo que hasta ahora los lectores cautivos de este escritor caraqueño hemos tenido la fortuna de leer.
Mucha nostalgia exhalan las perturbadoras páginas de esta novela. Mucho dolor transpiran no pocos fragmentos de los 44 capítulos de inquietante tensión narrativa de esta ejemplar experiencia literaria. Ningún lector que se interne por entre las páginas de esta novela podrá dejar de ser tocado por una especie de dialéctica de la misericordia que ineludiblemente le marcará su sensibilidad estética como lector. Esa apuesta hago con usted, respetado lector.
Lo agradecerás para toda la vida.