martes, 19 de junio de 2012

FALSARIOS

Sol de Margarita, Caracas, 19 de Junio de 2012
Rostros del reverso
Falsa independencia

Hay muchos ejemplos más de la verdadera independencia de la política venezolana. Hoy la dependencia nacional del petróleo solo se compara con la de los tiempos de Gómez.
Fausto Masó

Chávez se presenta como un adversario a tiempo completo de Estados Unidos y el mundo occidental. Por lo menos retóricamente muestra constantemente su alegría por la crisis de los países europeos y los fracasos de la política exterior de Washington, mientras el imperio que sin duda se alegraría de verlo fuera de Miraflores no prepara ninguna operación militar semejante a la que organizó contra Cuba en abril de 1961, solo que Chávez celebra una crisis de nuestros clientes, que está provocando ya una caída dramática de la economía venezolana.
Al mismo tiempo, desde Miraflores se repite que los sucesivos gobiernos venezolanos acataron servilmente todas las órdenes de Estados Unidos, que siguieron una política petrolera que nunca se enfrentó a los deseos estadounidenses. Quizá esto sea más exacto aplicado al dictador Gómez, el cual de todas maneras contaba con una excusa válida para cortejar las inversiones extranjeras: Venezuela no contaba con recursos y capacidad técnica para desarrollar su industria, lo más que estaba a su alcance era buscar multinacionales que compitieran una con la otra para colocar a Caracas en la posición de complacer más a una que otra. Algo parecido a la actitud hace 20 años de Pdvsa frente a la faja petrolífera del Orinoco.
Sin embargo, una vez terminada la dictadura de Gómez, Venezuela presionó para aumentar su participación en los beneficios petroleros que mejoraron sustancialmente entre 1940 y 1948, lo que permitió a Pérez Jiménez una bonanza para el país y financiar sus grandes obras.
Más tarde, Rómulo Betancourt y Pérez Alfonso impulsaron lo que ha sido el desafío mayor de los países subdesarrollados a Estados Unidos y Europa, la creación de la OPEP, porque la OPEP buscaba una alianza contra los intereses de los consumidores, es decir, del mundo occidental, y logró pronto aumentos significativos de los ingresos, Venezuela alcanzó una participación cercana a 80 y 90% de los ingresos.
En la guerra de las Malvinas, Luis Herrera Campíns apoyó con armas, suministrando cohetes y repuestos al Gobierno argentino, a pesar de que políticamente se oponía a la dictadura militar. Carlos Andrés Pérez y Caldera desarrollaron una política exterior en Centroamérica que aisló y terminó derrocando a un gran aliado y amigo de Estados Unidos, la dictadura nicaragüense. La doctrina Betancourt que en los años sesenta no contaba con apoyo internacional se volvió política mundial, el rechazo y aislamiento de las dictaduras hoy se aplica en África y en América Latina fue uno de los factores que salvó a Chávez el 11 de abril. Ningún presidente venezolano ha mantenido una posición más firme que Jaime Lusinchi frente a Colombia. Cuando en una crisis con Álvaro Uribe Chávez movilizó tropas hacia la frontera, Bogotá no le concedió ninguna importancia. En la crisis de la corbeta Caldas, el gobierno vecino retrocedió, sacó la corbeta del lago de Maracaibo porque se convenció de la firmeza de Jaime Lusinchi, de que realmente las fuerzas venezolanas hundirían el Caldas.
Carlos Andrés Pérez se enfrentó políticamente a la dictadura de Fujimori, Luis Herrera y los distintos presidentes democráticos apoyaron militantemente a los enemigos de Pinochet.
Hay muchos ejemplos más de la verdadera independencia de la política venezolana. Hoy la dependencia nacional del petróleo solo se compara con la de los tiempos de Gómez. Chávez cree que China y Rusia lo respaldan realmente, supone que vivimos todavía en los tiempos de la guerra fría, ignora que el principal cliente de China es Estados Unidos y que desde hace buen tiempo el mundo es multipolar. No comprende que la política exterior venezolana perseguía fortalecer un eje andino y de los países del Pacífico para crear un equilibrio geopolítico frente a dos gigantes: Brasil y Estados Unidos.
Venezuela sin instituciones es totalmente dependiente de la voluntad de un hombre, Chávez, de los recursos del petróleo y del ejército nacional, nuestra política exterior carece de la sutileza de la de Brasil, que reconoce la necesidad de aliarse con Estados Unidos, o con los países del BRIC, según la conveniencia nacional, es decir, es independiente, y ha desarrollado una economía que sí sustenta realmente esa independencia, en lo que cabe en un mundo globalizado.


Fotografía: Horacio Coppola

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