sábado, 16 de junio de 2012

DE LA PERPETUA INDEPENDENCIA

EL NACIONAL - Sábado 16 de Junio de 2012     Papel Literario/3
La tercera independencia de Venezuela
No sabemos qué hacer con la Gran Colombia en nuestra historia. A veces le damos un rodeo, como si no haya existido. Por ejemplo, decimos que fueron "nuestros ejércitos" los que marcharon al Perú. Pero la situación es aún peor cuando hablamos de nuestra separación
TOMÁS STRAKA

En nuestra compleja y a trechos desquiciante relación con el Libertador, los venezolanos nos enfrentamos al escollo de querer ser bolivarianos impolutos y a un mismo tiempo saber que fuimos quienes dimos al traste con su empresa más grande, la República de Colombia ("Gran Colombia" es un nombre inventado por los historiadores, para evitar malentendidos). Y todavía peor: no sentir un sincero remordimiento por ello. Desde que en 1830 decidimos tomar nuestro propio camino, ninguna propuesta de reunificación ha sido tomada en serio, generalmente por nuestra decisión.

Por eso no sabemos qué hacer con la Gran Colombia en nuestra historia. A veces le damos un rodeo, como si no haya existido. Por ejemplo, decimos que fueron "nuestros ejércitos", y no los grancolombianos, los que marcharon al Perú. Pero la situación es aún peor cuando hablamos de nuestra separación. Probablemente se trate del episodio sometido a la peor de las muchas simplificaciones de nuestra memoria. O bien se lo elude como un episodio vergonzante, sobre el que es mejor no hablar; o bien se lo reduce a un simple acto de traición, de un hombre (José Antonio Páez) o de toda una clase (las oligarquías de Caracas y Valencia).

Por eso el trabajo de Elena Plaza que acaba de publicar la Fundación Rómulo Betancourt, en el número 9 de la colección Serie Antológica-Historia de Venezuela, con el título de Venezuela: 1830-1850. La construcción de la república representa un esfuerzo notable por poner orden en este juego de mentiras y omisiones. Se trata de una versión resumida, pero por eso más accesible al público general, de El patriotismo ilustrado, o la organización del Estado en Venezuela, 1830-1847, publicado en 2007 por la UCV.

Es, como siempre en los estudios de Plaza, un trabajo de sólida investigación documental, que nos revela un proceso complejo, asentado en angustias y reflexiones que escapan del simple juego de las banderías, de los cálculos personales y de las zancadillas y patadas históricas, que si bien las hubo, como en todos los eventos políticos, no marcan su sentido final.

En algún grado, Páez queda confirmado en su tesis de que el sólo fue un instrumento de corrientes más amplias. Colombia había nacido de la dinámica de la guerra, que obligó a alianzas estratégicas contra la Metrópoli; y de la energía, el talento y el liderazgo del Libertador. Pero ni fue un deseo compartido por todos los líderes del proceso ni, cuando la paz poco a poco comenzó a asentarse, todos coincidieron en el rumbo que la nueva república debía tomar.

Plaza subraya todos estos factores, así como el surgimiento de un "separatismo liberal venezolano", que toma distancia de las ideas del Libertador y que logra liderar el sentimiento nacionalista venezolano que reacciona desde el primer momento contra la unión.

El texto establece los actos jurídicos por los que la "Antigua Venezuela" recobra su soberanía en 1830. No se trató de una acción tumultuosa --o no sólo de eso-- sino de un esfuerzo que trató de ajustarse a derecho para darle las legitimidades jurídicas y políticas necesarias a la formación del nuevo Estado.

También nos delinea el trabajo para que el mismo tuviera una organización mínima en términos político-territoriales, hacendísticos, diplomáticos y militares. Por último, ofrece una valiosa compilación de documentos. No trata de pintar una etapa idílica, que no lo fue, sino de subrayar las bases sobre las que se consumó "la tercera independencia de Venezuela", como los historiadores Carole Leal Curiel y Fernando Falcón llamaron al proceso.

La primera, en 1810, se hizo con respecto a la Francia napoleónica, que había ocupado la península. La segunda, en 1811, ya con respecto a España, gobernase quien gobernase en ella. Y la tercera, esta que Elena Plaza analiza, con respecto a Colombia. Fue la definitiva, la que creó la república con continuidad histórica hasta hoy; y probablemente la única apoyada de forma abrumadoramente por la población.

La Serie Antológica-Historia Contemporánea de Venezuela representa una propuesta de la Fundación Rómulo Betancourt para poner al alcance del público no especializado los últimos avances de la producción historiográfica nacional. De esta manera, autores como Germán Carrera Damas, Manuel Caballero o Simón Alberto Consalvi prepararon ensayos relativamente cortos, de fácil lectura, acompañados por una selección documental. Ya con nueve entregas constituye una colección importante (y bellamente editada). Vale la pena revisarlas: www.fundacionromulobetancourt.com.


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