lunes, 31 de diciembre de 2012

NOTICIERO RETROSPECTIVO

- Roberto Mujica. "Breve historia del fiado". El Nacional, Caracas, 03/12/69.
- Matías Carrasco. "La ridiculez al alcance de todos". El Nacional, 13/11/82.
- Américo Martín. "¿Importaremos gasolina?". Resumen, Caracas, nr. 176 del 20/03/77.
- Kotepa Delgado. "Cosas que dan nota". El Nacional, 25/05/80.
- Arturo Uslar Pietri. "Pizarrón: La verdad de la mentira". El Nacional, 16/07/89.

Fotografía: "Valencia de fiesta, con motivo de la primera procesión en que recorriera las calles de la ciudad el Obispo de Carabobo, Monseñor Granadillo". Concluye la leyenda: "Instantánea del amateur Alfredo Madrid Rojas". Tomada de Billiken, Caracas, año V, nr. 6 del 22/12/1923.

FAMILIA (1)

San Lucas, 2: 41-52

En su homilía de ayer, el Padre Roberto Martialay (SJ), refiere que la Navidad presenta a Jesús, María y José: la encarnación del hijo de Dios es en una familia y en una sociedad determinada. Su familia era muy religiosa, hacen el camino de cuatro o cinco días a Jerusalén; y ya a las puertas de la adolescencia, Jesús participaba de tales actividades. San Lucas se informó por testigos, seguramente oyó la versión de María.

Necesitamos reflexionar nuestras actividades del día, al llegar a casa. Un examen del día, importa. María lo hacía. Orar y también tomar el pan de la Palabra: leer los Evangelios.

Todos corremos riesgos, incluyendo la misma educación que impartan los padres. Debemos asumir esos riesgos, aunque - en general - no hay que exponer a los niños a los excesivos.

Jesús también travieso, aunque obediente. No entendieron su respuesta. Búsqueda, preocupación, expresión. Educación es una tarea difícil. Acudir a los elementos de la buena pedagogía.

Ecl 3, 3-7, 14-17
Salmo 127
Col 3, 12-21

Fotografía: http://vdebate.blogspot.com/2008/07/la-historia-de-mario-un-nino-de-la.html

FAMILIA (2)

Fiesta de la Sagrada Familia
María conservaba todo esto en su corazón. Lc 2, 41-52
José Antonio Pagola

¿QUÉ FAMILIA?
Hoy es el Día de la familia cristiana. Una fiesta establecida recientemente para que los cristianos celebremos y ahondemos en lo que puede ser un proyecto familiar entendido y vivido desde el espíritu de Jesús.
No basta defender de manera abstracta el valor de la familia. Tampoco es suficiente imaginar la vida familiar según el modelo de la familia de Nazaret, idealizada desde nuestra concepción de la familia tradicional. Seguir a Jesús puede exigir a veces cuestionar y transformar esquemas y costumbres muy arraigados en nosotros.
La familia no es para Jesús algo absoluto e intocable. Más aún. Lo decisivo no es la familia de sangre, sino esa gran familia que hemos de ir construyendo los humanos escuchando el deseo del único Padre de todos. Incluso sus padres lo tendrán que aprender, no sin problemas y conflictos.
Según el relato de Lucas, los padres de Jesús lo buscan acongojados, al descubrir que los ha abandonado sin preocuparse de ellos. ¿Cómo puede actuar así? Su madre se lo reprocha en cuanto lo encuentra: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados». Jesús los sorprende con una respuesta inesperada: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?».
Sus padres «no le comprendieron ». Solo ahondando en sus palabras y en su comportamiento de cara a su familia, descubrirán progresivamente que, para Jesús, lo primero es la familia humana: una sociedad más fraterna, justa y solidaria, tal como la quiere Dios.
No podemos celebrar responsablemente la fiesta de hoy sin escuchar el reto de nuestra fe. ¿Cómo son nuestras familias? ¿Viven comprometidas en una sociedad mejor y más humana, o encerradas exclusivamente en sus propios intereses? ¿Educan para la solidaridad, la búsqueda de paz, la sensibilidad hacia los necesitados, la compasión, o enseñan a vivir para el bienestar insaciable, el máximo lucro y el olvido de los demás?
¿Qué está sucediendo en nuestros hogares? ¿Se cuida la fe, se recuerda a Jesucristo, se aprende a rezar, o sólo se transmite indiferencia, incredulidad y vacío de Dios?. ¿Se educa para vivir desde una conciencia moral responsable, sana, coherente con la fe cristiana, o se favorece un estilo de vida superficial, sin metas ni ideales, sin criterios ni sentido último?
DIFERENTE
¿Puede decir algo al hombre o a la mujer de hoy el deseo de Dios de un creyente del siglo once? ¿Está permitido publicar su oración en un periódico de nuestros días? ¿Es una provocación de mal gusto? ¿Una ingenuidad? ¿Puede ser una «llamarada» diferente para quienes buscan algo más que bienestar material? He dudado antes de transcribir estos fragmentos de la célebre oración de Anselmo de Canterbury. Tal vez sean para alguno un «regalo de Navidad».
«Ea, hombrecillo, deja un momento tus ocupaciones habituales; entra un instante en ti mismo, lejos del tumulto de tus pensamientos. Arroja fuera de ti las preocupaciones agobiantes; aparta de ti tus inquietudes trabajosas. Dedícate un rato a Dios y descansa siquiera un momento en su presencia.... Excluye todo, excepto Dios y lo que pueda ayudarte a buscarle...
Ahora di a Dios: Busco tu rostro, Señor, anhelo ver tu rostro... Enseña a mi corazón dónde y cómo buscarte, dónde y cómo encontrarte... Si no estás aquí, ¿dónde te buscaré? Si estás por doquier, ¿cómo no descubro tu presencia?... Nunca jamás te vi, Señor, Dios mío; no conozco tu rostro.
¿Qué hará éste tu desterrado lejos de ti? ¿Qué hará tu servidor, ansioso de tu amor y tan lejos de tu rostro? Anhela verte, y tu rostro está muy lejos. Desea acercarse a ti, y tu morada es inaccesible. Arde en el deseo de encontrarte, e ignora dónde vives. No suspira más que por ti, y jamás ha visto tu rostro...
Tú me has creado... y me has concedido todos los bienes que poseo, y aún no te conozco. Me creaste para verte, y todavía nada he hecho de aquello para lo que fui creado...
Enséñame a buscarte y muéstrate a quien te busca porque no puedo ir en tu busca a menos que tú me enseñes, y no puedo encontrarte si tú no te manifiestas. Deseando te buscaré, buscando te desearé, amando te hallaré y hallándote te amaré»

Fuente:
http://www.musicaliturgica.com/0000009a2106d5d04.php

NOTITARDE, Valencia, 30 de Diciembre de 2012
La Sagrada Familia: hogar de la fe (Lc. 2, 41-52)
Joel Núñez Flautes

A ocho días de haber celebrado la Navidad, en esta octava, celebramos litúrgicamente la solemnidad de la Sagrada Familia. Nos acercamos como creyentes a aquel hogar de Nazaret, a buscar allí referencias para nuestras relaciones familiares, vamos en búsqueda de aquellos valores y virtudes que podemos adquirir o implorar para nuestras relaciones interpersonales, para nuestro crecimiento y madurez humana-cristiana y contemplar cómo en la cotidianidad de aquel hogar se le daba espacio y centralidad a Dios; como necesita ser en la vida de cada cristiano o en la vida de una familia que ha optado por Cristo y cree en Él.
El texto del evangelio de hoy nos presenta a la Familia de Nazaret peregrinando, como era costumbre y ley en aquel tiempo, para participar en la fiesta central del judaísmo (como del cristianismo), que era la Pascua. Caminaban de Nazaret a Jerusalén, iba cada quien con su grupo, las mujeres, los hombres y los niños, cada uno metido en sus conversaciones y compartiendo a su nivel. Se caminaba mucho y era largo el camino. Lo primero que hay que resaltar es que María y José, como creyentes, van es busca de Dios, van a rendirle culto y al mismo tiempo, quieren enseñarle al Niño Jesús, su Hijo, a buscar y amar a Dios sobre todas las cosas; ya Jesús tiene 12 años, va creciendo, va entrando en la edad de la comprensión, de ir asumiendo valores. De regreso a casa, María y José se dan cuenta que Jesús se les perdió, se había quedado en el Templo de Jerusalén, con los maestros de la ley, quiere estar en “las cosas de su Padre”. Aquí resalta la humanidad de Jesús, Él como cualquier humano va creciendo, va madurando, descubriendo su identidad, de hecho lo resalta el mismo evangelio: Jesús iba creciendo en gracia y sabiduría, en cuerpo y mente y al mismo tiempo iba adquiriendo conciencia de su identidad humana y su identidad divina. Como humano Jesús descubre y entiende que está bajo el amparo de su padre adoptivo y su madre María. Por eso, regresa a casa con ellos y se somete en obediencia a sus padres. Jesús enseña a los hijos el valor del respeto y la obediencia a los padres, el dejarse guiar, el reconocer su autoridad moral, su experiencia de vida, con lo cual pueden ayudar a los hijos a crecer y madurar. Al mismo tiempo Jesús como persona divina, como la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, enseña a María y a José a colocar a Dios como lo primero, como lo más importante de la vida, les estimula a fortalecer su fe y aquello que no pueden comprender con la razón, les impulsa a guardarlo y meditarlo en su corazón, como lo hizo María, les invita a abrirse al horizonte de la creencia.
Aquel hogar de Nazaret en medio de su sencillez, de lo cotidiano, como cualquier familia humana; supo vivir una fe profunda, una esperanza fuerte y un amor sin fronteras. María y José son prototipos de fe en Dios, de creer en su mensaje, de confiar en sus promesas, son ejemplo de esperanza al poner su corazón en aquello que Dios les invita a esperar y de amor, ya que supieron abrir sus vidas al Amor mismo revelado y presente en medio de ellos en la persona de Jesús. El Niño Jesús, viendo el ejemplo de sus padres, supo creer en lo humano, supo esperar y aprendió a amar y dejarse amar como cualquier persona que necesita amar y ser amado.
Acerquémonos y contemplemos el hogar de Nazaret, fijémonos también en el nuestro y quizás veremos donde están nuestras debilidades, las cosas que nos angustian, que nos paralizan y entristecen; pero también veremos nuestras ilusiones, los proyectos, las alegrías, los triunfos. Todo eso, la vida familiar que tenemos y la que queremos tener, pongámosla a los pies de la Sagrada Familia, pidámosle que aviven en nuestros hogares y en el corazón de cada miembro de nuestra familia, la fe, la esperanza y el amor. Que no nos dejemos vencer por las dificultades, que no caigamos en el pesimismo o la desesperanza, que no nos dejemos arrastrar por la increencia y que no se marchite en nosotros en el amor. Que por el contrario, cada día encontremos razones para creer, esperar y amar.
IDA Y RETORNO: Feliz Año 2013 para todos. Que Dios bendiga sus hogares, que sus proyectos y metas para el próximo año sean iluminados por la gracia del Señor. Pidamos a Jesús que proteja y guíe los destinos de nuestra patria; que todos trabajemos y aportemos para el progreso, la unidad, la paz y la justicia en Venezuela. Que Jesús reine en nuestro país y que como hijos de Dios y miembros de la Iglesia logremos que Dios sea amado y glorificado sobre todas las cosas. Que como nación mayoritariamente cristiana, no permitamos que el mal ni el pecado triunfen en nuestra amada patria, sino que con la ayuda de Nuestro Señor Jesucristo, podamos tener un Año Nuevo lleno de cosas buenas para todos, sin excluir y sin hacer daño a nadie.

Fotografía: http://www3.eltiempo.com/vidadehoy/2008-07-24/cerca-de-720-mil-ninos-campesinos-del-pais-estan-por-fuera-del-sistema-educativo-colombiano_4393523-1

DEL SENTIDO DE LA RESPONSABILIDAD HISTÓRICA

No estamos jugando carritos
Luis Barragán


La llamada antipolítica desecha toda experiencia acumulada, prefiriendo apostar según las circunstancias.  Acá, es demasiado parecido aquello de caminante no hay camino, sino estelas en la mar de Antonio Machado, al como vaya viniendo, vamos viendo del Eudomar de Ibsen Martínez. Sin embargo, tan cercana la hora de todas las dificultades institucionales generadas por el propio régimen, el colmo sería que la dirigencia fundamental de ambas aceras incurriera en errores garrafales y de consecuencias impredecibles.

El oficialismo exhibe a dirigentes  macerados desde el poder que, relativamente jóvenes cuando ascendieron, gozaron de la directa protección de Chávez Frías. Éste, un dato inevitable, hizo de la lealtad el motivo esencial de la promoción y, aunque algunos exhiben una anterior  trayectoria política nada despreciable, jamás adoptaron decisiones importantes o maduraron en la oposición.

Digamos, como decisores, fueron eximidos de esa escuela que también es la oposición, por lo que – ahora – les corresponde dar pasos difíciles, los que no estaban en el libreto, al asumir solitariamente el gobierno por el que, otro dato, forzosamente compiten. No cabe el ditirambo, la consigna, la arenga y toda esa retórica complaciente que los hizo alcanzar y asegurar distintas posiciones, sino la muy precisa resolución de un conflicto en puertas que ha de partir de un correcto diagnóstico de la situación y de la ponderación realista de sus consecuencias.

Maduro y Cabello, los líderes visibles del oficialismo, tienen una inmensa responsabilidad frente al país, aunque se empeñan en  exponerla exclusivamente ante los suyos. La vigente Constitución de la República es muy clara al respecto, pero – barajadora de varios escenarios  – pueden incurrir en un acto de excesiva temeridad que solamente lo evita esa experiencia adquirida, no importa si desde el poder, y la suficiente humildad para consultar a propios y extraños. Y, es necesarísimo añadirlo, esto vale para el liderazgo visible de la oposición que, presumimos, no ha vacacionado  a sabiendas de la hora de todos los peligros que se acerca.

Esto no es un juego de carritos, por lo que está prohibido asumir el problema de acuerdo a los antojos y cálculos personales. Ligada al azar, la antipolítica es mala consejera.

Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2012/12/no-estamos-jugando-carritos/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=929506

C-AÑO-NAZO

EL NACIONAL - Domingo 30 de Diciembre de 2012 Ciudadanos/1
Ciudadanos
Un abrazo llamado Felizaño

En Venezuela, el abrazo entre familiares y amigos del 31 de diciembre tiene nombre y apellido. La frase compuesta por dos palabras se reduce a una sola debido a la rapidez con que se pronuncia: ¡Felizaño! María F. Sigillo señala en su blog Caracas en retrospectiva que el origen de la práctica nacida en Francia fue asimilada por los venezolanos en el siglo XIX. Cita un texto de Tomás Lander en el diario El Venezolano que corrobora el origen de la tradición: "Tienen los franceses una bella costumbre que nosotros deberíamos imitar... El día primero del año todos los que han tenido algunas relaciones se buscan, se abrazan y se dan el ósculo de la amistad, dando por terminadas todas las diferencias".
Breve nota LB: Sencillamente, el modesto afán de  MFS, se convierte en un importante referente no sólo en la red de redes. Amor por la ciudad y sus vicisitudes más añejas, Obsequio espontáneo de una profesional del derecho.

PERÍODO

El período presidencial es improrrogable
Manuel Rachadell


En Venezuela se ha considerado necesario establecer en la Constitución la fecha para el inicio y terminación de los períodos constitucionales, referidos éstos al lapso de ejercicio de la presidencia de la República, y lo ha hecho de diferentes maneras en nuestra evolución histórica.
En la Constitución de 1857 se dispuso que el Presidente de la República duraría seis años en sus funciones, “contados desde el día primero de febrero del año en que se haya perfeccionado la elección” (art. 60), y que “Concluido el período constitucional y llegado el día señalado por esta Constitución para la instalación del Congreso, el Presidente cesará en el ejercicio de las funciones ejecutivas en el mismo día y se encargará de ellas el Vicepresidente del Consejo de Gobierno hasta que, instalado el Congreso, dé posesión al nombrado” (art. 61). En la Constitución de 1864 se modificó la fecha de inicio del período constitucional, para hacerlo coincidir con el día de la Federación, y se estableció que “El Presidente durará en sus funciones desde el veinte de febrero, cuyo día se separará y llamará al que deba sustituirlo aunque no haya desempeñado todo el período” (art. 68). Posteriormente se cambió la fecha de inicio del período constitucional y se consagró que “El Presidente de la República cesa en el ejercicio de sus funciones el día 19 de abril del año en que termine el período presidencial, y en el mismo día se encargará del Poder Ejecutivo el Presidente de la Corte Federal y de Casación, hasta tanto tome posesión el nuevo Presidente electo” (art. 83, Constitución de 1914).
Para referirnos sólo a las fórmulas consagradas en las Constituciones democráticas de nuestro país, en la Ley Fundamental de 1947 se disponía, sobre este aspecto, lo siguiente:
Artículo 194. El día 19 de abril del año en que se inicie el nuevo período constitucional, el Presidente saliente resignará sus poderes en el Presidente electo, inmediatamente después que éste haya prestado la promesa de Ley ante el Congreso Nacional.
Si por cualquier circunstancia el Presidente electo no pudiere prestar el juramento ante el Congreso Nacional, lo hará ante la Corte Suprema de Justicia.
Cuando el Presidente electo no pudiere tomar posesión del cargo en la fecha indicada en este artículo, el Presidente saliente resignará sus poderes ante el Presidente de la Corte Suprema de Justicia quien los ejercerá, con el carácter de Encargado del Poder Ejecutivo Nacional, hasta que el primero pueda entrar en el ejercicio de sus funciones. 
En la Constitución de 1961 se fijaba inicialmente el 2 de marzo como fecha de instalación del Congreso (en homenaje al Primer Congreso, el cual inició sus deliberaciones ese día, en 1811) y luego, por una enmienda constitucional, el 23 de enero de cada año. Sobre el período presidencia se disponía lo siguiente:
Artículo 186. El candidato electo tomará posesión del cargo de Presidente de la República mediante juramento ante las Cámaras reunidas en sesión conjunta, dentro de los diez primeros días de aquel en que deben instalarse en sus sesiones ordinarias del año en que comience el período constitucional. Si por cualquier circunstancia no pudiere prestar el juramento ante las Cámaras en sesión conjunta, lo hará ante la Corte Suprema de Justicia. Cuando el Presidente electo no tomare posesión dentro del término previsto en este artículo, el Presidente saliente resignará sus poderes ante la persona llamada a suplirlo provisionalmente en caso de falta absoluta, según el artículo siguiente, quién los ejercerá con el carácter de Encargado de la Presidencia de la República hasta que el primero asuma el cargo. 
En la Constitución que nos rige se volvió a la fórmula tradicional venezolana de fijar un día determinado para el inicio del período presidencia y se dispuso lo siguiente:
Artículo 231. El candidato elegido o candidata elegida tomará posesión del cargo de Presidente o Presidenta de la República el diez de enero del primer año de su período constitucional, mediante juramento ante la Asamblea Nacional. Si por cualquier motivo sobrevenido el Presidente o Presidenta de la República no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia (destacado añadido).
De allí que el Constituyente de 1999 prefirió modificar el sistema establecido en la Constitución de 1961 de dejar un lapso que oscilaba en varios días (un máximo de 10) para el inicio del período constitucional y regresar a la situación que había imperado durante la mayor parte de nuestra historia, de establecer un día preciso para la terminación del período constitucional y el inicio del siguiente. 
Ahora bien, si el período presidencial se inicia el 10 de enero del primer año de ese período y como dice la Constitución, “El período presidencial es de seis años” (art. 230), éste debe concluir el 10 de enero en el cual se cumplen los seis años. La toma de posesión del candidato elegido o candidata elegida no puede realizarse en una fecha posterior, porque ello implicaría la prórroga del período presidencial, lo cual no está permitido –ni nunca lo ha estado- en el ordenamiento constitucional de la República, y tampoco puede tomar posesión en una fecha anterior, porque ello implicaría una disminución del período anterior y un aumento del nuevo período. Además, por las siguientes razones:
En primer lugar, en el sistema constitucional que nos rige se distingue entre el inicio del período presidencial y la situación personal del candidato electo para el cargo de Presidente de la República, lo cual no debe confundirse. Lo normal es que el candidato electo (a quien también se llama Presidente electo, una vez que el candidato ha sido proclamado como electo por el Poder Electoral), tome posesión en la fecha establecida en la Constitución, pero si no lo hace ello no significa que el período anterior se prorroga. El período constitucional comienza el 10 de enero, aunque la persona electa asuma el cargo con posterioridad, en cuyo caso se habría producido un supuesto de interinaria para llenar el vacío de titularidad en el cargo, o aun cuando deban realizarse nuevas elecciones por falta absoluta del electo que no ha tomado posesión del cargo. En este sentido, en sentencia del 16 de mayo de 2001, la Sala Constitucional decidió que “de acuerdo con el régimen constitucional vigente, el período constitucional del Presidente Hugo Chávez Frías concluye el 10.01.07, término en el cual comienza el próximo período presidencial, conforme lo dispone el artículo 231 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”, y adujo como fundamento de este criterio lo siguiente:
“a) el inicio del actual período del Presidente es la fecha de su toma de posesión, previa juramentación ante la Asamblea Nacional, el día 19.08.99, de acuerdo con los artículos 3 y 31 del Decreto sobre el Estatuto Electoral del Poder Público, y la duración es la de un período completo, es decir, por seis años, a tenor de lo dispuesto en el citado artículo 3 eiusdem; si se admitiera el acortamiento del actual período se violaría este artículo; b) el próximo período constitucional comienza el 10.01.07,  según  lo  dispone   el  artículo  231   de  la  Constitución  de  la  República Bolivariana de Venezuela; c) el Presidente de la República deberá continuar en el ejercicio  de  sus  funciones  de  acuerdo  con  lo  establecido  en  el  artículo  231 de  la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, es decir, hasta el 10.01.07, ya que, de otro modo, habría que enmendar la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en el sentido de señalar, como inicio del mandato presidencial siguiente el día 19 de agosto, en vista de que el actual período concluye el mismo día y el mismo mes del año 2006, conforme lo prevé el artículo 3 del Decreto sobre el Estatuto Electoral del Poder Público, a menos que se desaplique el artículo 231 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, lo cual sería inconstitucional y, enmendador, por ende, de la norma suprema. También sería inconstitucional la reducción del mandato, según se indica en a)”.
Cabe interrogarse sobre las situaciones que hacen que una persona que ha sido electa para el cargo de Presidente no tome posesión en la fecha indicada. La misma Constitución expresa que lo siguiente:
Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente o Presidenta de la República durante los primeros cuatro años del período constitucional, se procederá a una nueva elección universal y directa dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva.
En los casos anteriores, el nuevo Presidente o Presidenta completará el período constitucional correspondiente.
Si la falta absoluta se produce durante los últimos dos años del período constitucional, el Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta Ejecutiva asumirá la Presidencia de la República hasta complementar el mismo (artículo 231).
De la norma transcrita queda evidenciado que el período de seis años no se le otorga a la persona que ha sido electa, sino que transcurre independientemente de esta. Si por cualquier circunstancia el candidato electo no toma posesión en la fecha prevista en la Constitución, sin que se haya dado el supuesto de la falta absoluta, y lo hace posteriormente, ello significa que se acorta el lapso de duración de su mandato, pero el período presidencial no se ve alterado. Tampoco se prevé en la Constitución unos períodos presidenciales más cortos para las personas que deban suplir la falta del Presidente o del candidato electo: el Vicepresidente Ejecutivo de la República o el Presidente de la Asamblea Nacional, según el caso. En este aspecto la Constitución es muy clara: esas personas no tienen un período presidencial propio, lo que hacen es completar el período que el candidato electo o el Presidente no han podido cumplir.
En segundo lugar, en el caso de la reelección de una persona para el cargo presidencial, a tenor de lo dispuesto en la enmienda de la Constitución del 15 de febrero de 2001, no puede alegarse que se trata de una prórroga del período constitucional. Bajo el sistema constitucional vigente en Venezuela, una persona puede ser elegida Presidente de la República un número indeterminado de veces, pero cada período tiene una duración precisa de seis años, la cual no se modifica. Por ello, es un error sostener que, en el supuesto de la reelección, se “prorroga el período presidencial”. No, no se prorroga, se le otorga un nuevo período. No existen períodos de 12 ni de 18, ni de 24 años, así como tampoco de 6 años y 6 meses, sino que se admite la posibilidad de que una misma persona pueda cumplir uno, dos, tres, o más períodos presidenciales, cada uno con su propia individualidad. Tampoco puede aducirse que, cuando una misma persona ejerce más de un período presidencial se produce la continuidad en el cargo. La misma Sala Constitucional se ha encargado, anticipadamente, de refutar este argumento, cuando ha señalado que “El `principio de continuidad´ busca, primordialmente, garantizar la permanencia en la prestación de la función pública y sólo es admisible la prórroga del lapso constitucional, en caso de que no exista previsión para el reemplazo del magistrado en caso de ausencia absoluta” (sentencia Nº 1701, del 6 de diciembre de 2012). Esta sentencia fue dictada con ocasión de interpretar el artículo 264 de la Constitución, referido al período de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, pero el principio fue establecido con carácter de generalidad respecto a la función pública.
Por lo demás, en el Derecho comparado se observan diversas maneras de consagrar que un período es improrrogable: en la Constitución de Bolivia se declara que “El mandato improrrogable del Presidente de la República es de cinco años. El Presidente puede ser reelecto por una sola vez después de transcurrido cuando menos un Periodo Constitucional” (art. 87). En la Constitución de Guatemala, se dispone que “La reelección o la prolongación del período presidencial por cualquier medio, son punibles de conformidad con la ley” (art. 187), lo que pone de relieve que la prórroga del mandato y la reelección presidencial son conceptos diferentes. También se puede disponer que “Los magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia serán elegidos por un único período de doce años” (art. 264), como se ha hecho entre nosotros, y de lo cual ha deducido la Sala Constitucional que ese período es improrrogable porque existen suplentes de los magistrados. O También puede expresarse la prohibición de prórroga de los mandatos presidenciales mediante la determinación precisa de una fecha de inicio del período, como se hace en la Constitución de los Estados Unidos de América cuando se consagra que “El término del presidente y vicepresidente expirará al mediodía del vigésimo día de enero…y entonces empezará el término de sus sucesores” (Sección II de la Enmienda XX de la Constitución), o como se pauta en nuestra Constitución con respecto al Presidente de la República, luego de consagrarse que “El período presidencia es de seis años” (art. 230), que el candidato electo tomará posesión del cargo “el diez de enero del primer año de su período constitucional” (art. 231). Así pues, el establecimiento de un día determinado para la toma de posesión del candidato electo a la Presidencia es la prueba irrefutable de que el período es improrrogable
El tema que examinamos es importante porque el efecto de la terminación del período presidencial y de su improrrogabilidad es que en el día y la hora (si esta se indica) señalados en la Constitución cesan o expiran los poderes presidenciales y comienzan los de su sucesor, sea este la misma persona, sea una persona diferente.
Ese traslado de poderes se hace, normalmente, en beneficio de la persona que ha sido electa para suceder al Presidente saliente, pero podría darse el caso de que el electo no pueda, en forma definitiva o temporal, asumir la función presidencial. En la Constitución de 1961 se disponía claramente, en forma similar a lo pautado en la Constitución de 1947, que “Cuando el Presidente electo no tomare posesión dentro del término previsto en este artículo, el Presidente saliente resignará sus poderes ante la persona llamada a suplirlo provisionalmente en caso de falta absoluta, según el artículo siguiente, quién los ejercerá con el carácter de Encargado de la Presidencia de la República hasta que el primero asuma el cargo (art. 186). En el artículo siguiente se indicaba que la persona llamada a suplir la falta absoluta del Presidente en ejercicio, provisionalmente, era el Presidente del Congreso, mientras las Cámaras en sesión conjunta designaban a la persona que terminaría el período presidencial, y esta misma disposición se aplicaba para el caso de de que el Presidente electo no tomare posesión del cargo, también provisionalmente, hasta tanto el electo asumiera el cargo. Esta formulación cubría las dos posibilidades: que el Presidente electo tomara posesión con retardo, por cualquier circunstancia (falta temporal), o que hubiera que elegir a otra persona, por la falta absoluta del Presidente electo.
En cambio, en la Constitución que nos rige no hay previsión sobre la falta temporal del Presidente electo, por lo cual el intérprete debe colmar el vacío que se observa sobre tal situación. En este caso, el intérprete último y máximo de la Constitución es la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, pero cualquiera sea el criterio que se establezca no puede obviarse que el 10 de enero se vence el período constitucional del Presidente en funciones y se inicia el nuevo período presidencial, que el período vencido es improrrogable y que en la fecha indicada expiran los poderes de la persona que venía ejerciendo el cargo. 
La situación actual es la siguiente: en nuestra Constitución, se regula el supuesto de que “se produzca falta absoluta del Presidente electo o Presidente electa antes de tomar posesión”, en cuyo caso “se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los treinta días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente o la nueva Presidenta, se encargará de la Presidencia de la República el Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional” (art. 233, primer aparte). En este caso, como se dispone en el tercer aparte el mismo artículo, “el nuevo Presidente o Presidenta completará el período constitucional correspondiente”. Pero no se regula la hipótesis de que el Presidente electo no tome posesión en la fecha indicada, sin que se haya producido su falta absoluta, es decir, que podría tomar posesión posteriormente, con lo cual concluiría la interinaría del funcionario llamado a cubrir la ausencia a que nos referimos.
Por ello, se observa que el tema de la prórroga del período se ha planteado con relación a esta situación particular que no previó el Constituyente: cuando el candidato electo como Presidente es la misma persona que venía ejerciendo el cargo (supuesto de reelección), pero podría estar incapacitado para asumir el cargo el 10 de enero próximo, sin que se haya producido o declarado su falta absoluta. Para algunas personas, y con fundamento en intereses políticos determinados, si la persona que debe asumir el cargo es la misma que viene ejerciéndolo, se produce una prórroga del período constitucional anterior, lo que permite que, en lugar de ejercer la interinaria el Presidente de la Asamblea Nacional, le corresponda al Vicepresidente Ejecutivo de la República del período anterior; mientras que para otras personas, el solo hecho de no concurrir el candidato electo a la toma de posesión es causal de falta absoluta, por lo cual se juramentaría el Presidente de la Asamblea Nacional y se debería convocar a nuevas elecciones en el plazo de 30 días consecutivos.
En escrito anterior he expresado un criterio diferente, que ahora ratifico: por una parte, cuando existe la posibilidad de que el candidato electo tome posesión en una fecha posterior no se ha producido la falta absoluta; por la otra, la persona que debe cubrir la interinaría es el Presidente de la Asamblea Nacional, pero no puede convocarse a nuevas elecciones sino cuando se produzca falta absoluta del electo, si esto llegara a ocurrir. Este criterio se fundamenta en las siguientes consideraciones:
El período constitucional se ha vencido y desde ese momento han expirado los poderes del Presidente anterior. Como el mandato del Presidente anterior no puede ser prorrogado y la hipótesis del país sin Presidente es inadmisible, el mismo 10 de enero debe haber un encargado de la Presidencia de la República. En nuestro sistema constitucional actual, el Vicepresidente Ejecutivo suple las faltas temporales del Presidente, pero ello supone que haya un Presidente. No debe confundirse la situación del Presidente  Hugo Chávez, quien habría culminado su mandato o estaría a punto de hacerlo, de la condición del ciudadano Hugo Chávez, quien ha sido electo para ejercer un período presidencia a partir del 10 de enero. En derecho, ambas situaciones son perfectamente distinguibles. Pero si al primero se le vence el período y el segundo no ha tomado posesión, la Presidencia de la República carece de titular y ese vacío debe ser llenado por el Presidente de la Asamblea Nacional. Tal función no le corresponde al Vicepresidente Ejecutivo de la República del período anterior, porque éste derivaría su investidura del nombramiento que le había hecho un exPresidente de la República, el cual no puede tomar disposiciones sobre sucesión presidencial que deban tener efectividad después de la culminación de su mandato. De allí se concluye que, ante la falta de juramentación del Presidente electo en la oportunidad establecida, la ausencia se cubre en la misma forma que la falta absoluta, conforme a lo dispuesto en el primer aparte del artículo 233 de la Constitución.
Pero hay una diferencia importante con respecto a ese supuesto: el Presidente de la Asamblea Nacional no puede convocar a elecciones sino cuando se dé el caso de falta absoluta del Presidente electo: “su muerte, su renuncia, o su destitución decretada por sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, su incapacidad física o mental permanente certificada por una junta médica designada por el Tribunal Supremo de Justicia y con aprobación de la Asamblea Nacional, el abandono del cargo, declarado como tal por la Asamblea Nacional, así como la revocación popular de su mandato” (art. 233 de la Constitución). Entre los supuestos de abandono del cargo debe incluirse el caso en que la falta temporal se convierte en absoluta, conforme a lo previsto en el artículo 234 de la Constitución.
De lo expuesto se desprende que el principio de la improrrogabilidad del mandato presidencial se evidencia no solamente de la determinación del período (seis años) del cargo y de la fijación de una fecha determinada para que se produzca el fin de un período y el comienzo del otro, sino también de las previsiones constitucionales para que, una vez vencido un período presidencial, no se genere la hipótesis de ausencia de un titular, aunque sea interino, en el cargo de Presidente de la República.
Ahora bien, la toma de posesión en el cargo de Presidente de la persona electa o de quien deba suplir su ausencia, en una fecha determinada, no es una simple formalidad. La existencia de normas similares en Constituciones anteriores de Venezuela, o en las de otros países, es producto de la historia, de situaciones concretas que se han presentado o que se preveían o se prevén, y con fundamento en las cuales se ha considerado conveniente poner una fecha determinada para la cesación de los poderes presidenciales que se han otorgado a una persona, y nada autoriza a que se tome con frivolidad el cumplimiento del ordenamiento constitucional, si es que en verdad vivimos en un Estado de Derecho.
En todo caso, si el 10 de enero próximo el ciudadano Hugo Chávez se juramenta como Presidente de la República para el período 2013-2019, las consideraciones anteriores dejan de tener interés práctico en lo inmediato.

Caracas, 27/12/2012. 

POR LO MENOS, DIEZ


VERSIÓN

EL PAÍS, Madrid, 31 de Diciembre de 2012
Los militares se convierten en el árbitro de la transición venezolana
Los aspirantes a suceder a Chávez intentan ganar el favor de las Fuerzas Armadas
El estado de salud de Hugo Chávez sufre “nuevas complicaciones”
Ewald Scharfenberg 

“Aquí hay una revolución militar en marcha y debe ser permanente, no puede detenerse”. El sentido de la frase debía resultar inequívoco. La pronunció Nicolás Maduro, vicepresidente de Venezuela y señalado sucesor por Hugo Chávez en caso de que este, convaleciente todavía en Cuba de su cuarta operación desde que en junio de 2011 se le detectó un cáncer, no esté en capacidad de asumir su tercer mandato presidencial el próximo 10 de enero.
Pero Maduro la leyó de un texto que atribuyó a Chávez y en el que exhorta en términos imperativos a mantener la doctrina militar bolivariana. Muchos analistas echaron de menos en el recado la redacción típica del presidente venezolano. También contribuyó al escepticismo sobre la autoría del mensaje el hecho de que se leyera durante una salutación a las guarniciones militares el 28 de diciembre, Día de los Inocentes, cuando por tradición en el país se gastan bromas para cazar a distraídos.
El Ejército tiene el control logístico de funciones vitales del Estado
Esta vez la fecha fue ocasión de indicios explícitos sobre la importancia que las Fuerzas Armadas van adquiriendo como árbitro en la lucha por el poder que se gesta en el interior del chavismo. Con una sutileza que pocos le atribuirían, en el mismo acto militar se hizo presente Diosdado Cabello, exteniente del Ejército y actual presidente de la Asamblea Nacional, rival de Maduro en la línea sucesoria, vestido con una casaca verde oliva de tinte castrense. A la misma hora, el diario brasileño Folha de São Paulo, daba a conocer una entrevista con un antiguo ideólogo de la revolución bolivariana, el académico alemán Heinz Dieterich, quien desde México, donde reside, aseguró que “los cubanos no tienen influencia en la sucesión. Los militares leales a Chávez, este sí es el factor clave”.
En Venezuela se ha dado inicio a la transición. Ya no parece decisivo si el presidente Chávez logra recuperarse de su reciente operación. Aun en ese caso, se da por hecho que, tarde o temprano, quedará incapacitado por el cáncer para completar el periodo hasta 2019. Hoy, 31 de diciembre, Chávez acumulará 110 días de tratamiento en La Habana, uno de cada cinco días del último año y medio de su gestión. En previsión de un desenlace fatal, los periódicos tienen preparados sus obituarios. Es una hipótesis que el propio Chávez dejó entrever en su última aparición pública.
La sucesión ha comenzado. Ya no parece decisivo que Chávez se recupere
En cualquier escenario, el visto bueno militar parece imprescindible. No tanto por su poder de fuego, sino por el control logístico y administrativo que las Fuerzas Armadas mantienen sobre funciones vitales del Estado. En el Gabinete, los militares ocupan tres carteras. Once exoficiales o suboficiales, designados como candidatos del oficialismo por el propio Chávez, fueron elegidos hace dos semanas gobernadores de otras tantas provincias de las 23 que conforman Venezuela.
Pero, además, los militares se han integrado de manera orgánica en la conducción del aparato paraestatal de asistencia y control social. Se trata de un “cuerpo biopolítico”, tal como lo califica, echando mano a un término acuñado por Michel Foucault, la psicóloga política Colette Capriles, profesora de la Universidad Simón Bolívar. El chavismo, en su aprendizaje durante 14 años de Gobierno, fue capaz de dar forma a una institucionalidad que funciona: las misiones, las redes de distribución de alimentos. “Este régimen se plantea cambiar y ordenarle la vida a las personas”, señala Capriles, “y para ello ha construido un eficaz sistema de localización y movilización de los individuos a través de organizaciones a las que deben adscribirse, a veces sin su voluntad, que los van llevando desde la cuna a la tumba”.
Si el sector castrense quiere influir en la deriva política de Venezuela, no tendrá que hacerlo a cara descubierta, mediante un clásico pronunciamiento. Le basta con poner ese aparato a disposición de alguno de los candidatos a la sucesión, mientras se lo escamotea a otro. Es el trofeo que, junto a la mitología del comandante Chávez, se disputan Maduro y Cabello. Si a estas alturas Maduro lleva la ventaja por la voluntad expresa de Chávez, a la larga el resultado puede favorecer a Cabello. La mayoría de los oficiales del Ejército que hoy tienen mando de tropa forman parte de la promoción de 1987, la misma de Cabello.
En lo que con toda probabilidad podrían coincidir Cabello, Maduro y la oficialidad superior es en la conveniencia de llevar la transición por cauces constitucionales. Los dos primeros, para preservar el patrimonio político de Chávez. Los últimos, escarmentados por las sangrientas ocasiones en las que, desde 1989, las Fuerzas Armadas salieron a regañadientes a las calles para preservar el orden público.
La primera prueba de fuego para la determinación militar tiene fecha. El próximo 10 de enero debería juramentarse el nuevo presidente. A pesar del secretismo oficial sobre la salud del presidente electo, se espera que Chávez no se haga presente. En corrillos políticos se augura un acuerdo para declarar la falta temporal del presidente, lo que abriría un plazo de 90 días, prorrogable una sola vez, para que Chávez se incorpore al cargo o, ante su ausencia definitiva, se convoquen nuevas elecciones.
Perduran algunas dudas sobre el procedimiento —de hecho, ya se han presentado dos solicitudes de interpretación constitucional ante el Tribunal Supremo, purgado esta misma semana de sus últimos siete magistrados impredecibles o indóciles para el Gobierno—. Pero todo debe transcurrir en paz: si la incertidumbre da paso a desórdenes callejeros, los militares pueden verse obligados a intervenir.
Esa eventualidad, temida por todos, daría lugar a fracturas dentro de las filas castrenses, como ocurrió en abril de 2002, durante el breve golpe que sacó a Chávez del poder durante 47 horas. “Entre los militares actúan distintos grupos que no necesariamente están en contacto entre sí o tienen intereses convergentes”, advierte la experta Rocío San Miguel.
La otra gran incógnita tiene que ver con la Milicia Bolivariana. Con 120.000 miembros, armamento ligero y pobre organización, no es rival para ningún otro cuerpo profesional. Pero se constituyó por mandato del presidente Chávez y se ve a sí misma como una guardia pretoriana del proceso. Aliada a los extremismos chavistas, tendría condiciones que imponer en un conflicto. Pero son interrogantes en cuya respuesta nadie quiere enrolarse: el orden constitucional conviene a civiles y militares.

IMPORTANTE

CIUDAD CARACAS, 31 de Diciembre de 2012
El chavismo
ELÍAS JAUA

La corriente militar- popular bolivariana que comenzó a constituirse como una fuerza política, bajo el liderazgo del Comandante Hugo Chávez, tuvo su origen más inmediato en las rebeliones populares y militares de 1989 y 1992, respectivamente. No obstante, la arquitectura del Movimiento Bolivariano 200 (MBR 200) en la calle, comenzó a ejecutarse a partir del año 1994, cuando Hugo Chávez sale de la cárcel y comienza un peregrinar social y político por todo el país.
Entre 1994 y1998, el Comandante Chávez logra sumar a estudiantes, profesionales, pequeños y medianos empresarios, campesinos, cultores, pescadores, mineros, indígenas, obreros, mujeres, jóvenes, militares, dirigentes locales y a la casi totalidad de la dirigencia de la izquierda venezolana, bajo las banderas del rescate del pensamiento bolivariano y de la convocatoria a una Asamblea Constituyente para refundar el Estado, recuperar la soberanía popular y nacional, así como transformar la estructura de exclusión social de las grandes mayorías. Incluso, de manera oportunista, importantes sectores de la burguesía brindan apoyo a la insurgente fuerza política bolivariana.
Es así como el 6 de diciembre de 1998, el Comandante Chávez es elegido Presidente, activándose el proceso constituyente que permitiría la elección de la Asamblea Nacional Constituyente y la posterior aprobación popular de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, hecho inédito en nuestra historia.
En el contexto del proceso constituyente, el Presidente de la República Hugo Chávez, comienza a dar pasos audaces tales como: el empleo masivo de las Fuerzas Armadas para tareas de protección social y de desarrollo nacional; se lanza a la calle a contactarse con los sectores más humildes y excluidos; interpela a los dueños de los grandes medios de comunicación privados y le da un uso revolucionario a los medios de comunicación públicos; desarrolla un valiente política internacional al establecer puentes con Cuba, China, Irak, Irán e impulsa un proceso de recuperación del peso geopolítico de la OPEP, entre otros desafíos a los poderes establecidos. Todas estas medidas van configurando una nueva práctica política sustentada, en el ejercicio pleno de la soberanía nacional y de la Independencia del gobierno de la República de cualquier factor de poder interno o externo; la reivindicación del protagonismo político del pueblo; la inclusión social como derecho humano, así como la desmitificación de los poderes fácticos.
En el año 2000, después del proceso de refundación de los poderes públicos que ordenó la nueva Constitución, aprobada en 1999, el Presidente Hugo Chávez solicita a la nueva Asamblea Nacional ser habilitado, mecanismo constitucional, para legislar en materia social y económica.
Este proceso de elaboración y aprobación de leyes por parte del Ejecutivo, que buscaba cumplir el mandato constitucional de trasformar la institucionalidad, el régimen económico y el papel del Estado en la economía, sumada a una creciente tensión en lo internacional con Estados Unidos, Colombia y España, en defensa de nuestra soberanía y de la paz mundial, conllevarían a una confrontación con las élites dominantes que desembocaría en los sucesos del año 2002.
Este recuento histórico, sólo buscar contextualizar el momento en que aparece el término “chavista” para identificar a la corriente popular bolivariana que había insurgido a fínales de los 80 y principios de los 90 del siglo XX. Hasta el año 2001, las fuerzas políticas que liderizaba el Comandante Chávez nos identificábamos como “los bolivarianos y las bolivarianas”, pocos compatriotas se definían como chavistas.
En el momento en que las élites dominantes decidieron poner fin al ensayo revolucionario, sacaron toda su artillería de odio social contra el pueblo pobre que seguía al Comandante Chávez. Es así como, a la larga e histórica lista de calificativos para criminalizar al pueblo (chusma, hordas, bandoleros, niches, tierruos, malandros etc.) se le sumaron nuevos epítetos: “Chavista”, en lo individual y en lo colectivo “hordas chavistas” o “círculos del terror”.
En realidad era un intento para despojarnos de nuestra identidad como Bolivarianos, fue un último esfuerzo de la oligarquía por preservar el término bolivariano en los archivos enmohecidos de las Academias de Historia. Pero no sólo que no pudieron arrebatarnos el sentido nombre de hijos de Bolívar, sino que asumimos el de chavistas y lo re significamos con dignidad.
Recuerdo una marcha donde vi, por primera vez, la expresión escrita “Soy Chavista y qué”, en un pedazo de cartón enarbolado por una mujer del pueblo. Fue entonces que nos hicimos chavistas, que en principio sólo significaba ser seguidores y defensores de Hugo Chávez. Y como bolivarianos y chavistas, conquistamos las victorias contra el golpe, los paros fascistas de 2002, las guarimbas de 2003 y ratificamos a nuestro Presidente en el 2004.
Luego de consolidar las victorias populares de 2002, 2003 y 2004, reivindicamos nuestra identidad chavista. Recuerdo, que en esos tiempos el Comandante comenzó a cuestionar el término, porque consideraba que daba pie a una corriente personalista contraria a los principios revolucionarios, pero más adelante se dio cuenta que ser chavista trascendía a su apellido.
Ser chavista implica una conexión amorosa con un líder político que no nos ha traicionado; significa la reivindicación como pueblo heredero de una pasado heroico que nos pertenece y que se ha hecho presente y futuro; es asumir que nadie es más que nadie, que todos tenemos derechos a todos los derechos; es sentir un amor profundo en el alma por nuestra Patria y sentirnos profundamente orgullosos de ser venezolanos, venezolanas, latinoamericanos y latinoamericanas.
Ser Chavista es saber que el Poder nos pertenece como pueblo y no a los ricachones; es sentirnos respetados en nuestra diversidad cultural y social. Ser Chavista, es ser consciente de que el ingreso nacional es para todos y todas; es tener la solidaridad humana como un valor supremo. Ser Chavista, es sentirnos parte de una fuerza ética para la vida, para la emancipación de los pueblos, para la unión Suramericana, para lo grande, para lo hermoso como no los enseñó nuestro Padre Simón Bolívar. Ser Chavista, es ser irreverente frente al poder de la dominación. Ser Chavista, es pensar y hacer desde la Izquierda.
Es así como del Bolivarianismo, nació el Chavismo, que es profundamente Cristiano y que luego se hizo Socialista, porque no hay otra manera de profesar, genuinamente, los más altos valores humanos.
Hoy, el Chavismo es una de las fuerzas políticas y sociales de izquierda más grande y de mayor impacto en el mundo y se ha convertido en una referencia para “los pobres de esta tierra”. Hoy, el Chavismo es Hugo Chávez y Hugo Chávez es el Chavismo.
Tan grande es el impacto de esta nueva cultura política, que la derecha venezolana y en otros países ha intentado apropiarse, sin éxito, de los códigos y valores del Chavismo. Ellos no comprenden que no hay Chavismo sin el pensar y la pasión de Chávez por el pueblo; que no hay Chavismo sin pueblo libre, que no hay Chavismo sin opción preferencial por los pobres, que no hay Chavismo sin Socialismo de veras.
Por eso y por muchas cosa más, somos orgullosamente Chavistas, Socialistas y Bolivarianos. SOMOS EL CHAVISMO, UNA FUERZA ALEGRE Y REVOLUCIONARIA PARA LA LIBERACION.
Feliz año nuevo 2013, año de grandes desafíos para Venezuela, año bicentenario de la proclamación como Libertador de Venezuela, de nuestro Padre Simón Bolívar. ¡¡ Viviremos y Venceremos!!


Nota LB: Nos parece importante el esfuerzo o tentativa de definir al chavismo. Sobre todo, por un calificado dirigente. Así no nos satisfaga la versión, contrasta con las generalizadas vacilaciones y el oropel de la retórica de ocasión de los más cercanos colaboradores. Por lo demás, Chávez Frías fue, es y seguirá siendo una realidad, aunque les disguste a sus propios y más interesados seguidores, como a esos insignes gladiadores de la red que le responden con iguales o peores armas... verbales.  Éstos son prescindibles, si deseamos superar el fenómeno que tiene por profundas razones el rentismo, el militarismo, la comodidad, entre otras que - ¿para qué negarlo? - integran nuestra identidad.


En días pasados, en un grupo de Facebook, ajeno a las lides políticas, alguien soltó todas las maldiciones de su insigne repertorio poético, incluyendo una mentada de madre contra Chávez Frías, alegando que todavía se encontraba su regalo o el de sus hijos, en el puerto de La Guaira. Puede decirse de un momentáneo desahogo, mas la reiteración y la agresiva respuesta que dio a la moderadora del grupo, da que pensar.

Una vez dijo Tulio Hernández del antichavismo ético y del antichavismo estético. Por lo menos, fue una estupenda distinción que hemos - desafortunadamente - olvidado.

LA ACROBACIA ARTILLADA

EL NACIONAL - Lunes 31 de Diciembre de 2012     Nación/2
ADQUISICIÓN En el último mes llegaron aviones y buques para la Fuerza Armada Nacional
El Gobierno centró las compras militares en Rusia y China
Rocío San Miguel señaló que las negociaciones no son auditables.
Néstor León Heredia (PSUV) dijo que no hay secretismos
SOFÍA NEDERR

En enero de 2012 el presidente Hugo Chávez anunció la pronta llegada de la segunda parte de los nuevos sistemas de armas provenientes de Rusia.
Ese día señaló que se ampliaría la cooperación técnica militar con ese país y aseguró que con los equipos de la Fuerza Armada Nacional alcanzaría el mayor poder de combate de su historia.
Al final de este año, el balance indica un predominio de los equipos Made in Rusia, algunos de China y unas embarcaciones construidas en Cuba en alianza con empresas holandesas. El argumento presidencial para estas negociaciones siempre es la negativa de Estados Unidos a vender su tecnología al país. En junio Chávez confirmó la gestión ante Rusia de un crédito por 4 millardos de dólares para comprar más armamento.
El jueves el gobierno de España informó que Venezuela lideró la compra de armamento a ese país durante el primer semestre de 2012. El Ministerio de Economía español reportó que el gobierno de Chávez compró equipos por 164,03 millones de euros ­equivalentes a 217,54 millones de dólares­, que representan 26,5% del total de las exportaciones de defensa de España. La mayoría de los recursos corresponden a la construcción del octavo buque patrullero encargado a la empresa Navantia, de acuerdo con el contrato firmado en 2005.
La directora de la Asociación Civil Control Ciudadano para la Seguridad, Defensa y Fuerza Armada Nacional, Rocío San Miguel, señaló que las compras militares en 2012 mantuvieron la constante empleada desde hace seis años: "Estos contratos son opacos y no son auditables, además de presentar una marcada inconsistencia entre los anuncios que hace Chávez y los equipos que realmente llegan al país. Se desconocen detalles de estos sistemas. Este año el Presidente habló de 100 tanques chinos y no se sabe cuántos han llegado y en qué base está la ejecución de los contratos".
San Miguel refirió que el jefe del Estado también, en junio, anunció la instalación de la fábrica de fusiles AK 103, en Maracay, de la cual no se ha tenido más información.
Otro aspecto denunciado por la abogada es que no se cuenta con el soporte logístico para mantener operativos a los nuevos sistemas.
"Existe un divorcio entre la Vicepresidencia de la República y el Ministerio de la Defensa que, en muchos casos, es el último en enterarse de las compras de armamento", dijo.
Chávez dio cuenta, a principios de año, de la firma de un contrato en la Vicepresidencia entre la FAN y una empresa china para obtener un moderno equipamiento para la infantería de marina.
El vicepresidente de la Comisión de Seguridad y Defensa de la Asamblea Nacional, diputado Néstor León Heredia (PSUV), señaló que no existe ningún secretismo en las negociaciones de armas que son hechas de gobierno a gobierno y sin partidas secretas.

"Con las nuevas tecnologías, cualquier persona puede tener acceso a la información sobre negociaciones. La adquisición de equipos es para el apresto militar, no sólo es armamento, hay equipos de transporte, material de uso individual y otros insumos. Las negociaciones son sin intermediarios, sin perros de la guerra y eso molesta a los oligarcas que acostumbraban hacer negocios con esto", indicó.
León Heredia aseguró que antes de cualquier compra, existe el estudio operativo del Estado Mayor de los componentes militares a través de la aplicación de la doctrina de la soberanía nacional y la defensa integral de la patria. Por ello pidió no hacer especulaciones.
Exhibiciones de fuerza. En la conmemoración de los 20 años del golpe de Estado del 4 de febrero en Los Próceres, la FAN desplegó, entre otras unidades, los tanques T-72 B1, los lanzamisiles S-300, el sistema de defensa antiaérea S-125, los vehículos blindados BMP-3 y BTR-80; los camiones Steyr, las lanchas de guardacostas y los fusiles AK 103 Kalashnikov y los fusiles Dragunov.
Durante 2012 se completaron los 7 buques de vigilancia encargados en 2005 por el Gobierno a la empresa española Navantia. El octavo debe terminarse de construir en el país. En noviembre llegaron unidades de los aviones Y8 de China ­que se sumaron a los K8­ y el 18 de diciembre el segundo buque logístico ­llamado Los Frailes ­ de los cuatro comprados a Cuba y que fue construido en los astilleros de Damex, en Santiago de Cuba, en alianza con Holanda.
5 accidentes aéreos de la FAN en 2012
El diputado Néstor León Heredia, teniente coronel retirado de la Aviación, señaló que "los aviones antes no se caían en Venezuela porque no volaban. Es triste decirlo. Se acabaron los equipos acrobáticos para trabajar ahora en equipos artillados en el aire y armados para cualquier operación aire-tierra. Los pilotos son entrenados en caliente, en vivo".
El 27 de noviembre, en Aragua, durante la celebración del 92 aniversario de la Aviación y los 20 años del 27N, un avión chino K8 se precipitó a tierra. Poco después, un helicóptero Cougar, en el que iban a rescatar a los pilotos, también se cayó. No hubo víctimas.
Cinco días antes, en la práctica para el aniversario, dos aviones militares Bronco OV10 chocaron. Las aeronaves eran empleadas para operaciones especiales. En el accidente murió el mayor José Marín Barrios. León Heredia aseguró que sí se hace mantenimiento a los sistemas aéreos.
Señaló que en el caso del accidente durante la práctica para el aniversario de la aviación, el militar ofrendó su vida para no afectar a la población de Palo Negro.
La Junta Evaluadora de Accidentes Aéreos de la FAN no ha ofrecido ningún informe sobre las causas del siniestro, aunque se anunció el inicio de una investigación. Control Ciudadano para la Seguridad, Defensa y la Fuerza Armada solicitó a la Asamblea Nacional interpelar al comandante de la Aviación, pero el requerimiento no tuvo eco.
Los Bronco fueron adquiridos en los años setenta, durante el gobierno de Luis Herrera Campíns. Durante años se destinaron al combate de la guerrilla y a las misiones de la Fuerza Armada Nacional contra el narcotráfico en la frontera.
Los otros accidentes de 2012 ocurrieron en enero, cuando un avión Cessna 172 de la Guardia Nacional cayó al mar en la isla de Coche durante un vuelo de instrucción nocturno y murieron cuatro personas; en mayo, siete militares fallecieron cuando un helicóptero Superpuma 2216 de la Aviación se cayó en Apure durante un operativo contra el narcotráfico. En mayo, un helicóptero ruso MI-17 se precipitó a tierra en Yaracuy. 4 de sus 5 tripulantes fallecieron.

CAZA DE CITAS

LA PODEROSA REALIDAD DE LA FICCIÓN POLÍTICA

EL NACIONAL - Domingo 30 de Diciembre de 2012     Siete Días/7
Vueltas alrededor del año 13
SIMÓN ALBERTO CONSALVI

Quizás valga la pena dar una mirada a los años terminados en 13 a través de los doscientos de historia recorridos por Venezuela como país independiente. La retrospectiva no tiene otros propósitos que los de ilustrar cómo los primeros fueron años decisivos, que marcaron con tinta indeleble nuestro proceso hacia la libertad o que la negaron de manera trágica. Aquí no se pretende establecer paralelismos ni menos formular pronósticos. Simplemente, se trata de un ejercicio que muestra que los años 13 no transcurrieron en vano, que fueron determinantes en nuestro destino. Sucedió en 1813 y en 1913. Fatalmente, el ensayo nos conduce a nuestro propio tiempo y a nuestras desventuras. 2013 está a la vuelta del amanecer.
1813 fue el año de la efímera república de Bolívar. Caída la primera y entregado Miranda, el joven coronel viajó a Cartagena de Indias, y desde allá lanzó su célebre Manifiesto, una crítica arbitraria y personalista del primer fracaso.
Responsabilizó a los códigos y a los hombres de ideas, "por manera que tuvimos filósofos por jefes, filantropía por legislación, dialéctica por táctica y sofistas por soldados". Culpó del desastre a la Constitución de 1811, aunque, en efecto, ésta apenas tuvo tiempo de entrar en muy relativa vigencia.
Al invadir en 1813, y pasar por Trujillo el 15 de junio, Bolívar lanzó la Proclama de la Guerra a Muerte que pintó aquel tiempo de nubes negras: "Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de la América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables".
1813 fue un año relampagueante. El país naufragó en espejos de sangre. El historiador Francisco Javier Yanes escribió en Relación documentada de los principales sucesos ocurridos en Venezuela desde que se declaró Estado independiente hasta el año de 1821, estas palabras: "Desde el 19 de abril de 1810 hasta fines de este año (1813) se calculó que habían muerto en Venezuela, por los terremotos y la guerra, sobre cuatrocientos mil personas y consumídose cerca de veinte millones de pesos".
Lo que significaba una guerra a muerte se comprendió cuando de los infiernos surgió la figura del brutal José Tomás Boves y llevó la destrucción a los extremos más inverosímiles, sembró el odio y quemó la tierra. Sangre sobre sangre. Epílogo de una aventura.
Otro signo tuvo la opereta de 1913. Juan Vicente Gómez había sido elegido por un periodo de cuatro años y se vencían en el 14. Con sus intelectuales tras la escena, Gómez inventó en 1913 una supuesta invasión del general Cipriano Castro, se armó de todas sus armas y se marchó en son de guerra, y no pasó de Maracay. Dejó encargado del Poder Ejecutivo al doctor José Gil Fortoul, como presidente del Consejo de Gobierno. El gran historiador le puso sal a la farsa, y dijo ante el Congreso: "El presidente Gómez no se arrogó de hecho las tradicionales facultades de la dictadura; llamó, en cambio, a encargarse de la suprema autoridad al hombre civil que en su carácter de presidente del Consejo de Gobierno estaba para ello designado por la misma Constitución; y desde entonces, el uno en el campamento y el otro en el Palacio de Gobierno, continúan fraternalmente unidos en igual propósito, a saber: esforzarse en el restablecimiento de la paz".
Obvio, en un estado de guerra no podían celebrarse elecciones. Redujo a prisión al periodista Rafael Arévalo González y desterró al doctor Félix Montes, lanzado candidato a la Presidencia por el primero.
Otorgó concesiones petroleras y, según Edwin Lieuwen (Petroleum in Venezuela), en 1913 se perforó el primer pozo petrolero en el lago de Guanoco, a 600 pies de profundidad. Se impuso la consigna de Gómez Único hasta 1935.
Al amanecer 2013, debemos partir de un hecho cierto: ha terminado el siglo del petróleo que contaba con un mercado al alcance de la mano. Si algo está comprobado en el horizonte petrolero es la abundancia y la competencia por mercados. Para Venezuela esto plantea un gran desafío. El petróleo del Medio Oriente abastecerá a China e India con ventajas visibles. Con tan grandes reservas, Venezuela produce ahora menos que hace sesenta años, según las cifras de Lieuwen (de 1954).
2013 requerirá de una política de responsabilidad ciudadana que afronte las deudas del Estado, las deudas de Pdvsa, la inflación, la devaluación, el secuestro discrecional de los bienes públicos, las expropiaciones, la crisis de la producción, el desorden de las importaciones que conspiran contra la nación y, en una palabra, el pernicioso proyecto de que podemos sobrevivir como una sociedad subsidiada. O sea, como un pobre país.
1813, 1913, 2013. Sería una banalidad incurrir en la feria de las especulaciones políticas que condenan a los venezolanos a no pensar en su futuro, o a darle vueltas a la noria de proyectos anacrónicos sin reparar en que se nos acaba el tiempo consumido por las utopías y los fuegos fatuos. Junto con los dilemas políticos, 2013 obligará a tirios y troyanos a preguntarse hacia dónde vamos y qué clase de país queremos. O si, por el contrario, optamos por la resignación de conformarnos con lo que venga. Que el azar decida por quienes dejamos de pensar.

Fotografía: Juan Vicente Gómez, según Peli. El Diario de Caracas, 24/03/86.

MIL RESPUESTAS Y UNA PREGUNTA

EL NACIONAL - VIERNES 31 DE DICIEMBRE DE 1999 / OPINION
Seis preguntas y una respuesta
Jesús Sanoja Hernández

¿Cuál Constitución del siglo XX venezolano estableció el período presidencial de seis años? La de 1901, sancionada el 26 de marzo por la Asamblea Constituyente castrista. Por ese camino, Castro, que gobernaba como jefe supremo y dictador según palabras suyas, inició su período sexenal el 20 de febrero de 1902. Como el texto constitucional descartaba la reelección inmediata, El Cabito debía cesar en el ejercicio del alto cargo en febrero de 1908.
¿Qué sucedió en 1904 con el asunto de la reelección? Sucedió que, seducido Castro por el poder y liquidada la Revolución Libertadora, montó el Congreso Constituyente de 1904, que aprobó la Constitución de aquel año, una de cuyas novedades (o propósitos) era la de interrumpir el sexenio 1902-1908 y, con introducción de la figura reeleccionista, gobernar otro sexenio, entre mayo de 1905 y mayo de 1911. Tan poseído de sí mismo estaba entonces Castro que, desde aquel momento, se veía inaugurando "las fiestas del Centenario", que debían comenzar el 19 de abril de 1910 y culminar el 5 de julio de 1911, fecha para la cual otra Constitución reformada le permitiría la segunda reelección, como actualmente pretende Alberto Fujimori.
¿Se mantuvo el período sexenal en las constituciones posteriores? No. La Constitución de 1909, la primera del gomecismo entre las siete que a través de reformas se aprobaron en veintidós años, limitó a un cuatrienio el mandato presidencial y volvió a la no reelección. Gómez pareció entonces extremadamente liberal y como tal lo aclamaron en sus primeros meses de gobierno. Más astuto, sin embargo, que su antecesor y compadre, se rodeó de sabios en leyes y trampas y logró, gracias a las reformas de 1914, 1922, 1928 y 1929, extender el período a siete años, con reelección inmediata y fórmulas que unían o separaban al Presidente de la República y al jefe del Ejército, e incluían o no las vicepresidencias y al Presidente provisional, pero que en todos los casos lo afirmaban como el jefe único. Jefe es una palabra que en Venezuela vale más que la de presidente. Jefe significó durante veintisiete años "el gendarme necesario", denominación tan del gusto de Vallenilla Lanz y el argentino Ceresole.
¿Qué de particular tuvo la Constitución o reforma de 1936? Que redujo el tiempo de mando presidencial a cinco años y eliminó la reelección inmediata. López Contreras mismo impulsó esta idea, pues según el texto precedente le correspondía finalizar su período en 1943 y no en 1941, que fue el año en que se juramentó Isaías Medina Angarita. Los quinquenios adquirieron así vigencia desde 1936 hasta 1999, incluido el de Pérez Jiménez (1953-1958, inconcluso), que fue producto de una Constituyente espuria y una Constitución que él mismo violó con el plebiscito del 15 de diciembre (¡qué día tan terrible antes y ahora!) de 1958. En efecto la Constitución del 53, en su artículo 104, decía claramente en su parte final que "se proclamaría electo Presidente de la República al ciudadano que haya obtenido mayor número de votos". Y resulta que aquel 15 de diciembre no había otro ciudadano y mucho menos otros ciudadanos que compitieran con Pérez Jiménez. El plebiscito llamó sencillamente a decir sí o no a su reelección, felizmente interrumpida por el 23 de enero de 1958.
¿Antes de la Constitución de 1901 hubo otra que fijara en seis años la duración del período? Sí: la Constitución de 1857, impulsada por José Tadeo Monagas, quien al año siguiente debía concluir su segundo mandato, con intermedio en 1851-55, cuando lo ejerció su hermano José Gregorio. Como para que la Constitución de 1999 pareciera un clon de la de Monagas de 1857, ésta había introducido, asimismo, la reelección inmediata. Hay una diferencia, a pesar de todo: aquella Carta Magna duró apenas año y medio, con semanas adicionales, en tanto la de 1999 no sabemos cuánto durará. Los presagios indican tormenta, pues ya uno de los parteros, el muy ilustrado y lustroso doctor Escarrá anunció, a las doce horas de ser sancionada la "bolivariana", enmienda urgente. Doce horas son nada al lado de los doce años que necesitó la de 1961 para añadir la primera enmienda. No se olvide que 1973 fue año de elección presidencial y que había temores bipartidistas ante un retorno de Pérez Jiménez.
¿Son peligrosas las reelecciones? Depende del país y de su cultura política. En Estados Unidos han sido frecuentes, sin que ningún mandatario se haya atrevido a violar la Constitución. En España Felipe González y en Francia Mitterrand se valieron de ellas y no puede decirse que España y Francia hayan sido un fracaso democrático. Pero en Venezuela las reelecciones inmediatas nos traen a la memoria el continuismo gomecista y los intentos (fallidos, a Dios gracias) de Monagas y Pérez Jiménez. Y en Perú hay alguien, que no conforme con el doble turno anda tras la segunda e inconstitucional reelección. Ojalá el sol de Perú no nos alumbre: sería oscuridad al mediodía.

Fotografía: Reportaje con fotografías de Jorge Humberto Cárdenas, Carlos Balda y Pedro Garrido. Difícil y prolongada sesión conjunta de las cámaras para consierar el Decreto deSuspensión de Garantías del Presidente Betancourt. El Nacional, Caracas, 02/02/1961.

(DES) EUSTOQUIZACIÓN CRÓNICA DE LA POLÍTICA

EL NACIONAL, Caracas, 30 de Diciembre de 2001 / Siete Días
El ex Presidente Ramón J. Velásquez reflexiona sobre el pasado y el presente de Venezuela
“Nada se perderá de la historia reciente, lo viejo son las autocracias personalistas”
En ésta, la última entrega del año de Siete Días, un intelectual venezolano, cuya dimensión anticipa un análisis agudo y revelador de la historia contemporánea del país, proyecta una visión retrospectiva que permite esbozar desafíos y riesgos actuales que, por curioso que parezca, tienen antecedentes casi episódicos, anecdotarios y, particularmente, históricos. No hay respuestas, pero si advertencias, para quienes tienen que asumir una responsabilidad del tamaño del Estado
SIMÓN ALBERTO CONSALVI
KARENINA VELANDIA

A ratos el pasado se refleja en el presente y, como una cruel paradoja, descubrimos que estamos una vez más ante una serie de crisis y dramas nacionales ya conocidos por la historia. Y así, como en la dinámica de una correa sin fin, iniciamos el siglo XXI inmersos en la incertidumbre y el hallazgo de interrogantes sin respuestas. ¿No era esa realidad histórica la que caracterizaba a Venezuela a comienzos del siglo XX? Cualquier similitud no es más que una ironía, que en sí misma encierra no pocas respuestas. Se podrá advertir que hace un siglo las instituciones y el modelo que siguió el país se construyeron a partir de una férrea y sangrienta dictadura militar, y que lo que surgió de allí, aderezado por el petróleo, tiene como epílogo el presente, de igual modo cargado de incógnitas y cismas generacionales. En esta oportunidad no habrá bloqueo de potencias extranjeras para cobrarse una deuda externa impagable, como ocurrió en 1902 –episodio del cual se conmemora un aniversario centenario–, mientras los afanes expansionistas de Alemania e Inglaterra se estrellaban no contra las armas de la defensa de la Nación, sino en las oficinas del Departamento de Estado y en “el protocolo de Washington”, como el más reciente tic de la doctrina Monroe. Tendremos, en cambio, un escenario internacional impregnado por el estallido de otro país suramericano atrapado en su propio devenir histórico: Argentina. Y con esto, el fin de un modelo, con consecuencias impredecibles para todo el continente.
Lo que a continuación sigue es la fiel transcripción de una entrevista realizada al historiador y ex presidente Ramón J. Velásquez. No hay aquí una fórmula mágica para resolver los problemas del país. En cambio, se reseñan los hechos históricos que moldearon a Venezuela y la sombra que proyecta una combinación de asuntos pendientes, como el peso de la deuda externa, el fracaso del país en la empresa de liberarse del dominio del petróleo y las acuciantes dudas y temores que plantea la dependencia con respecto al precio del crudo, también en esta época. Cuestiones que habrán de resolver “los nuevos hombres de Estado” y una sociedad que hizo un sueño realidad: “En cada aldea, una escuela; en cada pueblo, un liceo; y en las capitales de los estados, institutos pedagógicos, tecnológicos y, finalmente, la presencia de las universidades”. Así como el petróleo irrumpió en los años 20, y el campesino entonces “abandonó su pala y ese día fue el final de la agricultura en el país”, esta entrevista se presenta en dos ejes, cuyo pivote no es otro que la aparición del negocio petrolero.
La alianza de los caudillos
–El año 2002 nos reserva algunos centenarios que conviene analizar desde ahora: la Revolución Libertadora del general Manuel Antonio Matos, y paralelamente, el bloqueo de Venezuela por potencias europeas, con la posterior intervención de Estados Unidos como árbitro. ¿Qué ocurrió en los últimos años del siglo XIX para que esos sucesos tuvieran lugar? –Habría que comenzar en 1899, fecha que marca una crisis histórica cuando se derrumba la única organización política que había surgido de la Revolución Federal: el liberalismo. El episodio de 1864, que se consolida con Guzmán Blanco, puede señalarse como el comienzo de la era republicana, pues la etapa de los grandes caudillos presidentes (Páez, Soublette, los Monagas) se caracteriza por la presencia de costumbres administrativas y normas de conducta política que venían de la Colonia. El liberalismo juega un cambio fundamental: liquida el desnivel existente entre la provincia de Caracas y el resto del país. Al surgir el régimen federal, y al proclamarse la alianza de las provincias bajo el nombre de estados soberanos, se creó un sistema dentro del que, en teoría, y por primera vez, las provincias podían plantear sus aspiraciones de igual a igual con Caracas. El país constituye entonces los Estados Unidos de Venezuela.
“Esa etapa se prolonga hasta 1899. Después de los años anárquicos de gobierno de Falcón, surge con la Revolución de Abril de 1870 el organizador del nuevo Estado federal: Antonio Guzmán Blanco. Hace todas las promesas del liberalismo y se enfrenta con la Iglesia: en el seno de la Universidad, con el estudio de las ciencias experimentales; y en las relaciones de la comunidad, al absorber el papel de educador y al crear los registros civiles, que le arrebataban a la Iglesia el control de los nacimientos, las defunciones y los matrimonios”.
–¿Cómo logra Guzmán Blanco un período de paz, en un país de tantas guerras civiles, si privilegiaba al mismo tiempo a los caudillos regionales? –Ese régimen tenía un factor militar que lo hacía distinto de los anteriores y de lo que iba a venir después: cada estado soberano tenía su propio ejército. No había ejército nacional. Y en cada estado, el jefe militar era el presidente, y para que el presidente de la República interviniera en los conflictos regionales, debía tener su visto bueno. Allí radicaba el poder inmenso de los caudillos regionales. Por eso los presidentes necesitaban ser sus aliados: garantizaban la paz. Esa alianza permite, en el siglo XIX, los 20 años de paz de Guzmán Blanco. Es así como empieza entonces el desarrollo del país. Esa era la situación para 1899. El primer banco alemán, el Disconto Gesellschaft, había financiado la construcción de la primera red de ferrocarriles en el país, al tiempo que hacía lo mismo con la deuda venezolana. Era el gran acreedor.
–Es el tiempo de la llegada de los andinos. En medio de tantos caudillos, ¿cómo logra Cipriano Castro conquistar al poder? –Guzmán Blanco abandona el país, Crespo lo sustituye, combate al Mocho Hernández. Pero matan a Crespo y el Liberalismo se queda sin jefe. Es el momento en que un exiliado, que se encuentra en Colombia y que también pertenece al Partido Liberal, dice: “Muerto Crespo, llegó la hora de transformarnos de exiliados en invasores, porque si permanecemos aquí, terminaríamos como cebadores de ganado”. Era Cipriano Castro. Entonces, con un ejército de jóvenes civiles, se lanza con la intención de avanzar hacia Caracas. Así llega al centro; el ejército del gobierno está anarquizado, Castro lo derrota y se instala en Valencia. Empieza un ir y venir entre el gobierno de Caracas, el comandante del ejército que está en San Mateo, y Castro. El Gobierno, encabezado por el presidente Ignacio Andrade, tiene el control del país, pero se niega a combatir. Envía una misión a Castro y éste le expresa que quiere su renuncia. Una noche, el comandante en jefe del ejército gubernamental, sorpresivamente, proclama a Castro como jefe de la revolución, jefe supremo del país, y jefe del partido liberal amarillo. Andrade huye a Saint Thomas. –A Castro lo acompañaba la buena fortuna, o la fatiga de la guerra, tal vez... O ambas cosas...
–Castro entra a Caracas, no con el ejército andino, sino en hombros de quienes habían salido a combatirlo, las tropas de Luciano Mendoza. El liberalismo amarillo lo ve como una salvación. Desde noviembre de 1899 hasta 1900, hay fiestas por ese motivo. Castro pronuncia como programa una especie de mancheta, que sigue teniendo vigencia y es el mejor del mundo: “Nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos”. Pero los liberales ven algo raro. El convenio entre los presidentes anteriores y los caudillos consistía en que los primeros no intervenían en las elecciones regionales, pues los jefes de cada estado tenían que ser del lugar y nombrados por votación popular. Castro, sin embargo, realiza nombramientos sin considerar esa condición.
El primer banquero revolucionario
–¿Cómo se maneja Castro, ya jefe supremo? ¿Qué recursos utiliza, y cuáles fueron sus relaciones con el resto de los factores de poder? –Castro carece de recursos. Le pide a la banca 500.000 pesos. Se los dan. Solicita otro préstamo, y se lo conceden. Pero el tercero se lo niegan. Apresa entonces a las juntas directivas de los bancos Venezuela y Caracas y los lleva a La Rotunda. Aun así, no le dan el dinero, por lo que los hace desfilar hasta la estación del ferrocarril, para remitirlos a Puerto Cabello. Finalmente, los banqueros otorgan el préstamo. Castro, no obstante, culpa a Matos, el primer banquero de Venezuela y quien lo ha ayudado a llegar al poder de ser el responsable de la negativa. Lo encarcela. –Evidentemente, es la primera gran crisis de Castro y, sin duda, del país... 1902.
–Frente a esta situación, se juntan entonces todos los liberales y deciden liquidar a Castro. Escogen a Matos como el jefe de la insurrección. Así que la primera revolución del siglo es de un banquero, quien logra que las cuatro grandes compañías extranjeras instaladas en el país bajo el Liberalismo Amarillo, la New York & Bermúdez Co., la Orinoco, el Cable Francés y el Disconto alemán, lo financien. Matos organiza el ejército revolucionario más grande que ha tenido Venezuela: en un país de dos millones de habitantes, cifra que incluía palúdicos y tísicos, levanta 8.000 hombres en oriente y 8.000 en occidente. El general Luciano Mendoza, el mismo que había traicionado a Andrade, es quien inicia la batalla más larga de la historia de la República: tres semanas, del 12 de octubre al 4 de noviembre. Castro, agotado, había preparado un segundo ejército andino, que entra y lo refuerza, derrotando la revolución. Matos se refugia en Curazao, y proclama el fin de la guerra. Pero no era así, aún quedaban los ejércitos de oriente y occidente.
–Es el momento del bloqueo, como apoyo abierto a Matos, quizás...
–Castro recibe entonces una nota de París, en la que se le advertía que si la revolución no triunfaba, vendría un bloqueo por parte de Inglaterra, Alemania e Italia. El pago de una deuda contraída por Guzmán Blanco y por Crespo era la razón. Inglaterra y Alemania concentraron entonces parte de sus escuadras en el Caribe. El 9 de diciembre, sus representantes acuden ante el canciller y le entregan un ultimátum, pero ese mismo día los acorazados aparecen bloqueando los puertos venezolanos. En el momento en que las tropas van a descender, reciben un mensaje de Teodoro Roosevelt: “Si ponen un pie en territorio venezolano, movilizaré la escuadra de Puerto Rico”. Resucitaba entonces la fórmula Monroe: “América para los americanos”.
–Fue la segunda intervención de Estados Unidos en un conflicto venezolano. ¿Tenía acaso temores directos en cuanto a los planes alemanes? ¿O de los propios ingleses? –Alemania, más que el cobro de los 26 millones que le debía Venezuela, lo que aspiraba era a tener una isla en el Caribe, porque se adelantaba la construcción del canal de Panamá, y era la única potencia sin dominio en el Caribe, así que escogió como base ideal Margarita. Los ingleses lo que querían era completar su sueño: si ya tenían el Esequibo, esperaban ponerle la mano al delta del Orinoco. Pero Roosevelt les dijo que los problemas venezolanos se arreglarían en Washington. En los cálculos ingleses no estaba apoyar a Alemania, por lo que estos últimos se quedaron solos negociando la deuda en los “Protocolos de Washington”, también conocidos como “los infames”.
La aparición del Estado nacional –Entonces, ¿podría pensarse que el desenlace de la Libertadora y del bloqueo terminó por consolidar a Castro? –El triunfo de Cipriano Castro y la destrucción del poder del liberalismo amarillo crea una nueva realidad política: la aparición del Estado nacional. Se acaba el feudalismo militar de los caudillos federales. La Constituyente de 1901, y, luego, la reforma de 1904, liquidan las milicias federales y crean el ejército nacional, otorgándole al Presidente su comandancia. Queda como única realidad política la alianza de caudillos, que Castro llama Liberalismo Restaurador. –Con Castro se acaban los colores: el amarillo es el último que se pierde, después del rojo de los conservadores y del azul de los Monagas... ¿Cómo se opera, entonces, la consolidación del sistema naciente? –Deja de ser amarillo, pero sí liberal, porque en este calificativo se encontraban los grandes cambios. Castro mantiene ese nombre hasta el final, porque liberal era liberación. El segundo paso es la creación de una escuela militar, para formar una oficialidad que comande el nuevo ejército. Ese es el origen de la actual FAN. Da un gran salto hacia la concentración del poder, liquidando la distribución liberal amarilla, y obliga a las asambleas legislativas de los 20 estados a que le den la atribución de elegir a los presidentes de estado. Empieza a debilitar a los otros poderes. El centralismo empezó con Guzmán, pero con Castro y Gómez se profundiza para crear el Estado nacional.
–Castro, evidentemente, se siente todopoderoso, capaz de retar al mundo... –Viene una etapa de conflictos internacionales, con rompimiento de relaciones. También un distanciamiento del presidente Castro con el vicepresidente Gómez, quien se refugia en el ejército. Una situación personal crítica obliga a Castro a irse para Europa, en 1908. Gómez da un golpe de Estado, pero para no compartir el poder con quienes lo ayudaron a derrocar a Castro, logra que lo demanden como autor intelectual del fusilamiento de Antonio Paredes ante la CSJ, que declara a Castro incapacitado para ejercer la Presidencia.
–Al golpe lo precede la ruptura con Estados Unidos...
–Sí, es así como Gómez queda instalado en el poder como sucesor legal. Pero frente a la política de enfrentamiento con las naciones, mantenida por Castro, Gómez decide llevar buenas relaciones con todo el mundo por 27 años. Además, logra la liquidación, a través de sucesivas reformas constitucionales, de todas las formas del federalismo. Era un ignorante, pero buscó siempre a los mejores. Esa fue una generación que se había formado dentro del positivismo, lucha contra lo teológico, y por la modernización. Constituye así el equipo ideológico más importante que ha tenido un Presidente. Y ellos tienen una oportunidad única en su vida, que es la de hacer las leyes, códigos, y las reformas educativa, fiscal y financiera. Gómez respetaba a ese grupo y les manifestaba su consideración con regalos en diciembre. Así se organiza el Estado nuevo, con la participación de juristas expertos que se encargaron de crear códigos que todavía están vigentes.
Se cumplió la consigna
Lo nuevo en Venezuela es el ejercicio de la democracia; lo viejo, lo tradicional, es el ejercicio autocrático, dictatorial, mantenido a lo largo del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX por dictadores que alegaban razones regionalistas o, simplemente, exhibían el poder de la violencia. Hasta 1936, la sociedad venezolana, el pueblo, era un personaje casi ausente, silencioso, que iba detrás del caballo del caudillo. La organización de Venezuela en partidos políticos, la existencia de pugnas ideológicas, el ejercicio de las libertades políticas, significaron también cambios fundamentales en la orientación de las políticas del Estado, especialmente en educación, en salud y en el desarrollo económico del país. Eso es lo nuevo.
“No puede olvidarse que se cumplió la consigna: en cada aldea, una escuela; en cada pueblo, un liceo; y en las capitales de los estados, institutos pedagógicos, tecnológicos y, finalmente, la presencia de las universidades regionales. Hechos éstos que han determinado un indiscutible avance en la formación educativa y profesional de las nuevas generaciones, muchas de las cuales también tuvieron acceso a las mejores universidades del mundo, como propósito del Estado democrático. “Fallas, pecados, engaños, pudo haberlos y los hubo, pero no puede culparse de tales hechos negativos al sistema democrático. El peculado, el tráfico de influencia, el nepotismo y todas las otras formas que desfiguran la acción oficial, vienen de atrás, del tiempo de las autocracias militares, que siempre confundieron patrimonio público y patrimonio privado. En fin, lo moderno en Venezuela es la conciencia democrática que existe en la mayoría de los venezolanos de hoy.


Fotografía: Detalle de la primera plana de El Nuevo Diario, Caracas, 30/08/1917.

JUVENTUDES

EL NACIONAL, Caracas, 31 de Diciembre de 1997
Jóvenes de entonces, jóvenes de hoy
Jesús Sanoja Hernández

A quienes contaban 20 años, un poco más o un poco menos, lo que entonces sucedió les parecerá un sueño: Algo vaporoso, huidizo, pero irrepetible en su belleza histórica. Llegaba, ­al fin!, la democracia que no habían vivido. Comenzaba (se decían) una nueva era.
Pasó el Año Nuevo de 1959, con Betancourt electo pero no posesionado. Parte de aquellos jóvenes no gustaba del estilo del ``fundador de la democracia'', pero defendía lo que ésta representaba. Era la constitucionalidad lo que estaba en juego. Y vino el Año Nuevo de 1960 y daba la impresión de que Punto Fijo, un pacto a tres, que había excluido a los comunistas y pronto excluiría a la izquierda de AD, llegaría tranquilamente a 1964, cuando Betancourt abandonara Miraflores.
En el Año Nuevo de 1964, ya electo Leoni pero no posesionado (pues aún mandaba el presidente que estaba próximo a marcharse a Nápoles primero, a Berna después), aquellos jóvenes de 1958, ahora más o menos con 25 años encima, habían tomado rumbos diferentes. Unos estaban en el gobierno, otros en la oposición y hasta en cárceles: O en Las Brisas o en Tocuyito, penal recién fundado. Habían cruzado por El Vigía, por La Orchila, por Tacarigua, por el Castillo Libertador.
Betancourt elogió al régimen democrático, legitimado por las votaciones del 1§ de diciembre de 1963 y recordó cómo la hacienda pública, en bancarrota en 1959, se había recuperado. Ya Sidor estaba funcionando, orgullo del Estado; ya había nacido Ciudad Guayana, ya había sido creada la CVG. A Matanzas la llamó, ``el nuevo Ruhr, el Pittsburgh venezolano''.
Un quinquenio más y los jóvenes veinteañeros del 58 cruzaban la treintena. Atrás venía el relevo, impulsado por la contestación a escala mundial, Mayo francés y universidades libres, poder joven y ``problema checoslovaco''. Los nuevos se metieron en el baile de ``la izquierda divina'' y en la renovación universitaria. Leoni dejaba el mando a Caldera, con la primera etapa de Guri, la pequeña plantea alcasiana y los intentos de conciliar los Teatros de Operaciones antiguerrilleros con la apertura política.
A la vuelta de un lustro, el hombre que camina, fantasma de los 60, se preparaba para conquistar el poder. El bipartidismo se afirmaba mientras aquellos jóvenes del 58 traspasaban la mitad del camino de la vida. La izquierda se había convertido en la Polinesia y, en cambio, AD y Copei en el péndulo fatal. El inicio de la era saudita significó el viaje de los muchachos, no para el Iracara, los extenuados frentes guerrilleros o la acción directa, sino para Boston, París y Londres, fundayacuchos postgraduados, bilingües y, sin saberlo, modernizados avant la lettre .
"Nuestros años locos", dijo de los perecistas un ensayista amigo mío y de las frases elocuentes. Muchos de los que en el 58 fueron los jóvenes que tomaron la antorcha, empezaron a tirarla en la pista de la bonanza, desechando a Marx y viendo en Moscú el socialismo petrificado. Los mismos extremistas de la JRC, más los astronautas que los avanzados o se fueron de Copei, o se refugiaron en el MAS, o retrocedieron en sus posiciones. La juventud de AD ni siquiera entonaba el himno del partido. Pasaba, en vuelo directo, del acto de graduación a altos cargos en los Ministerios y la diplomacia.
Después de recibir un país hipotecado, Informe Bolinaga de por medio, Herrera entregó una Venezuela superhipotecada aunque con monto respetable de reservas internacionales. El tarabatismo se estremeció con el Viernes Negro, que puso a danzar al bolívar y a pensar diferente a una parte de la sociedad. Para tales días, los jóvenes de ``la gloriosa madrugada'' traspasaban los 45 años. Fueron a votar, como los relevos y la retaguardia, y votaron por Lusinchi o Caldera, como antes, en 1978, habían votado por Herrera o por Piñerúa. El yugo del bipartidismo los esclavizaba a todos.
Reeligieron en 1988 a quien luego decapitarían con una Constitución victimaria. Los fundayacuchos y similares, apertrechados de neoliberalismo, arrancaron en 1989 con el plan de ajuste, y Pérez dejó el mando que hasta la víspera creyó seguro en sus manos. El sistema bipolar se estremeció. Los emergentes se agruparon en el MBR-200 y, electoralmente, en la Causa R. Con 55 años encima, los jóvenes del ayer utópico entraron a la tierra baldía que nadie quería cultivar. El tiempo cumplía su misión degradante, erosiva, adormecedora.
Con medio siglo de recorrido sinuoso, hundidos en la desmemoria, veo a los jóvenes del 23 de Enero, algunos de ellos aferrados al Congreso o al tren ejecutivo, otros enriquecidos o lanzados al sótano de la clase media, terceros con el hervor de la edad perdidas, aunque minoritarios de aquella nutrida secta: Dinosaúricos de Fundapatria, bolivarianos exaltados, estalinistas residuales y tercos. Tendrán un fin de siglo que no se merecían.

Fotografía: Domingo Alberto Rangel. Reportaje de Eloy Enríquez Porras:"Transfugas y disidentes en la política venezolana". Momento, Caracas, nr. 637 del 29/09/68.