NOTITARDE, Valencia, 23 de Diciembre de 2012
La virgen María: mujer de fe (Lc.1, 39-45)
Joel Núñez Flautes
Llegamos al cuarto domingo de adviento, que nos anuncia la cercanía inminente de la Navidad; es decir, de celebrar y festejar el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, que ha venido a traernos la salvación, el amor y la paz. De hecho, ya mañana celebramos y festejamos litúrgicamente y en medio del encuentro y compartir familiar la Natividad de Jesús, el Niño Dios, hecho hombre que ha venido a revelarnos cuál es nuestro origen y destino y el inmenso amor que Dios nos tiene.
En los domingos precedentes la figura central fue Juan El Bautista, el precursor del Señor, el último de los profetas, que anunciaba la llegada del Mesías y Salvador de la humanidad, al que él no era digno ni siquiera de desatarle las correas de sus sandalias. Hoy, como otra figura importantísima del adviento y de la Navidad, aparece la Virgen María, como desde el inicio de su evangelio Lucas lo destaca (Lc. 1,26), la mujer de la fe, que da ejemplo de espera, de esperanza y al mismo tiempo de profunda confianza en Dios.
El relato del texto del evangelio que leemos hoy, se centra en la visita de María a su prima Isabel, mujer anciana, que había sido bendecida por Dios, siendo estéril y anciana, con la gracia de tener un hijo; que iba a ser el precursor del Señor: Juan Bautista. Podemos ver a nuestra Santísima Madre, la Virgen María, como la mujer servicial, que sale presurosa, estando también ella embarazada, a atender y servir a su prima anciana. Así necesita ser el cristiano, siempre pronto y presto para servir al prójimo, sea de la condición que sea, lo importante es darse y donarse a los demás y ver en el hermano el rostro de Dios. (Mt, 25). Cuando María llega a la casa de su prima Isabel y recibe su saludo, ésta siente que su hijo saltó en su vientre y quedó llena del Espíritu Santo y llama a María “dichosa”, exalta su fe, dice que Dios la ha bendecido más que a todas las mujeres de la tierra y ha bendecido el fruto bendito que lleva en su vientre, a su Hijo Jesús. Aquella mujer anciana, reconoce que no es digna que la visite la “madre de su Señor”. Isabel, llena del Espíritu Santo de Dios, que recibe por la visita de María, dice cosas profundas y hermosas acerca de ella. La Iglesia ha recogido las palabras de Isabel y también las del Ángel Gabriel, en esa jaculatoria tan nuestra, tan sencilla, pronunciada a diario por muchos creyentes en el mundo entero y que exalta, con todo derecho y razón y con base bíblica, la figura de María como mujer de fe, de esperanza y amor; como Madre de Dios y Madre nuestra; porque si quien está en su seno es Jesús, Dios y Hombre verdadero; ella, es Madre de Dios y si Jesús lo confesamos nuestro hermano mayor, ella también es nuestra Madre, por eso a diario le decimos: “Dios te salve María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú eres, entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”. A estas palabras bíblicas, inspiradas por el Espíritu Santo, pronunciadas como mensaje de Dios a través de Gabriel, la Iglesia suplica y compuso la segunda parte de ésta oración que rezamos en el rosario: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, amén”.
María, es la mujer de la fe, prototipo del creyente, ella supo confiar y esperar en la Palabra de Dios, por su sí a Dios, por su fe, se encarnó en su vientre, Aquel que es la Palabra definitiva del Padre (Jn. 1,1-ss), el Emmanuel, el Dios con nosotros. Ella nos enseña a creer y confiar siempre en Dios que no defrauda, que sostiene, que es fiel a su Palabra, que nos da fuerza para cumplir la misión que nos encomienda. Aprendamos de María a ser dichosos, felices, alegres, perseverantes, por creer en Dios, por dar cabida a su mensaje en nuestras vidas. Estamos en el Año de la Fe, decretado por el Papa Benedicto XVI; en María, nuestra Madre, tenemos un hermoso ejemplo de lo que significa creer y confiar en Dios; un ejemplo de lo que es capaz de hacer Dios en la vida de la persona que acepta y cree en su mensaje, que vive sus mandamientos. Que como María, seamos felices, serviciales, llenos del Espíritu Santo, portadores de Dios, creyentes valerosos, a pesar de las dificultades y de las consecuencias por creerle a Dios y creer en Dios.
IDA Y RETORNO: Mañana es Navidad. No dejemos de lado a Aquel que es el centro de éste día: Jesucristo. Busquemos un tiempo y un espacio para abrir nuestro corazón a Él, para orar, para asistir a la misa, para tender la mano a quien lo necesite, para celebrar en unidad y paz con nuestros seres queridos. Feliz Navidad para todos y muchas bendiciones.
Saludos especiales a la gran familia magallanera. Que Jesús bendiga a nuestros peloteros y a todos los que de una y otra forma trabajan y aportan al Magallanes. Saludos y bendiciones para los fanáticos del béisbol. Que tengan Feliz Navidad.
Fotografías: Una cristiana visita con su hijo la Basílica de la Natividad: http://blog.darioalvarez.net/2010/12/. E instantes posteriores a la celebración de la misa, el Padre José Martínez de Toda (SJ) comparte con los feligreses que lo solicitan (LB, San Francisco, Caracas, 23/12/12). Puede verse su homilía de hoy, en: http://www.homiletica.org/PDF9/aahomiletica025142.html
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