lunes, 17 de diciembre de 2012

¿PETRÓLEO Y ABSTENCIÓN?

Hábito, saturación y evidencia
Luis Barragán


Ciertamente, la sola selección de la fecha fue todo un presagio. Rompiendo la tradición de los días inaugurales de diciembre, no hubo mejor escenario para el desestimulo de los electores prestos – mal que bien – al plan vacacional.

La inescrupulosa manipulación de la enfermedad presidencial, añadido el ventajismo oficialista por obra de ese monumento en el que se ha convertido el CNE, contribuyendo al ambiente de intimidación y zozobra como nunca antes se había vivido en nuestro país, propinaron una derrota inocultable para la oposición democrática, con las honrosas y ya consabidas excepciones. Empero, debemos insistir, los índices dramáticos de abstención no guardan relación con la inmensa gravedad que comporta el proyecto gubernamental.

Estamos habituados a pasar rápidamente la página, saturados por las circunstancias reales y las artificiales que nos imponen, siendo pocas las instancias políticas donde podamos dirimir el asunto, pero resulta indispensable apuntar hacia los más variados sectores medios e ilustrados que sobreviven, protagonistas de tan irresponsable indiferencia frente al destino que nos toca compartir. Por lo demás, destino del cual no podrán literalmente escapar, porque no todos tienen ocasión para adquirir un boleto aéreo y – valga la dignidad – asilarse allende la mar, como tan amablemente imaginan el exilio por siempre dorado. mientras reeditamos acá el socialismo no menos real que el de los países que lo sufrieron y sufren.

Nada casual, el rentismo petrolero, sedicente y sempiterno, constituye la esencia del proyecto socialista en curso, y es el que autoriza el consumo y entretenimiento según lo estimen los clanes gubernamentales y sus propios intereses comerciales. Cada quien tiene el derecho de administrar sus ratos de ocio como quiera, haciendo de su vida lo que deseé, pero – estuvo a la vista – los más adultos, con un poder adquisitivo que a la vuelta de la esquina se hará polvo, plenaron los centros comerciales, repletaron los terminales aéreos y terrestres,  y departieron – entre cautos y alborozados – en sus hogares, como no lo hicieron en los centros de votación.

Se ha dicho de sendos estudios de opinión que privilegiaron un número considerable de candidaturas regionales de la oposición, aunque también atisbaron los niveles de abstención. Quizá hemos debido ir más lejos en un campaña de promoción del voto, u otras que comprometiesen más a la ciudadanía en virtud de los serios peligros y amenazas tan cercanos para todo el país, pero – nadie puede tapar el sol con un dedo – era de presumir que esos sectores medios e ilustrados, supieran cabalmente de lo que nos jugamos los venezolanos.

Muy pronto para abordar una derrota a la que no tenemos miedo, como dijo anoche Ramón Guillermo Aveledo, pero lo que salta a la vista no necesita anteojos. Hay que apuntar a un abstencionismo emparagüado en el discurso, sentimiento y gesto antipartido: el de los sectores que un día fueron medios, aquejados por una incongruencia de esas que llaman de estatus.

Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2012/12/habito-saturacion-y-evidencia/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=926173

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