miércoles, 30 de abril de 2014

PABLO VI

La reciente canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, nos lleva a dos o tres consideraciones aparte del caso de José Gregorio Hernández, motivo de interés de los venezolanos. Por una parte, la recepción de la prensa:  Su Santidad era noticia en distintos momentos, debido a las expectativas creadas por el Concilio Vaticano II. Y la estampa papal frecuentaba las portadas de los medios impresos, con el natural intercambio de opiniones que el aggionarmento provocaba. Empero, no había ni podía pretenderse el debate profundo sobre los cambios o matices pastorales, teológicos o litúrgicos. Por otra parte, recordando un viejo artículo de Baltazar Porras, si mal no recordamos,  los efectos del Concilio tardaron en hacerse sentir. Lo más llamativo fue la propia disposición a actualizarse, aunque no sepamos todavía de algún estudio sobre las percepciones que la Iglesia o, particularmente, el clero suscitaba en el país.

Finalmente, quizá el mayor acento percibido fue el de la radicalización de ciertos sectores políticos de inspiración cristiana, distante todavía la aparición de la teología de la liberación.

Por supuesto, una superior consideración requiere de la consulta de dos fuentes extraordinarias y también encontradas: el diario La Religión y la revista SIC. Habría que añadir la incursión de los sacerdotes a medios diferentes a los religiosos, fueren de naturaleza general e informativa o de un militante compromiso político.

Juan Pablo II dejó una inmensa huella tras su doble visita al país, como Juan XXIII es recordado como el gran iniciador del Concilio.  Entre ambos, está Pablo VI, cuyas encíclics y cartas pastorales llamaron tanto la atención de esos sectores políticos determinando y legitimando posturas - a veces - harto audaces. LLegó a Bogotá para el CELAM, siguió las pautas del poder vaticano, pero sentimos que, aparte de Juan Pablo II, despertó una mayor inquietud en los términos ideológicos de una búsqueda que luego se apagó.

Son impresiones que quedan pendiente para una posterior reflexión. De la historia eclesiástica también se desprendieron indirectos movimientos sociales que perdieron su inicial vigor.

LB

Reproducciones: Élite, Caracas, nr. 1920 del 29/06/1963 y  nr. 1967 del 08/08/1963.

BITÁCORA


Interposición recurso por ante el TSJ.

CUADERNO DE BITÁCORA

Una nota de Marie Claire Chahda, mediante la cual nos trae un texto de Fernando Mires sobre Teilhard, (https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10152376643933442&set=a.51015238441.59985.695763441&type=1&theater), por cierto, curiosa invocació del autor,  nos retrotrae a los tiempos que en los que el francés nos deslumbró. Y fue, concretamente, a raíz de los cursos que motorizamos cuando estuvimos al frente de la secretaría regional de Formación de la JRC de Caracas, hacia principios de 1980: Vicente Mujica Amador, comenzando por Caricuao, armado de sus diapositivas, nos enseñó y adentró en la reflexión del sacerdote que, además de preceder aquellos círculos de estudios sobre Medellín y Puebla, le dio sentido a nuestras - por entonces - perspectivas ideológicas. Consumado especialista en Pierre, aquien le dedicó parte de sus libros, Vicente siguió inspirando nuestras lecturas, fundamentando - incluso - nuestro trabajo en el tribunal penal, porque es - faltando poco - un penalista extraordinario. Particularmente, sus obras esclarecieron mucho esa tarea de resolver - con la modestia de un escribiente - casos relacioandos con la legítima defensa.

Después, vendría Leszek Kołakowski y sus señalamientos sobre el panteísmo teilhardiano. Hasta diluirse el teólogo y científico con el tiempo, entre nuestros papeles. Igualmente, recordamos un artículo de prensa de Abdón Vivas Terán sobre el francés, con el que también hicimos algunos círculos de estudios. Y hasta nuestro amigo Normando Bonalde (QEPD), puso por nombre a uno de sus hijos: Teilhard. Luego, es evidente la influencia y el entusiasmo que generara Chardin, como también lo demuestra la  breve reseña de El Nacional (Caracas, 1966).

LB

ENCABEZADO


En diciembre de 2005, dimos una rueda de prensa en el CNE tras denunciar efectivamente a Chávez Frías por las triquiñuelas electorales. He acá el encabezado del escrito interpuesto, incluidas las retaliaciones contra el modesto denunciante.

LB

VIEJA NOTA PRECURSORA

"El Periódico", fue un experimento dirigido por Félix Ramón Fernández al intentar relanzar un semanario de COPEI. Y si no fue este, sería otro texto (referido a la situación de los indígenas), el primero ppublicado como artículo en un medio impreso (Caracas, 21 al 27/02/1987).  Era parte del Directorio Nacional Juvenil del partido, electo en la convención de 1984. Recuerdo que había pretendido los primeros artículos que eran de una proliferación metafórica prácticamente ilegible. Y tiene una significación importante el tema elegido, parte de lo que también plantéabamos en el seno de la dirección, pues abogábamos por la libertad de los presos políticos. Desafortunadamente, el texto original (más nítido), lo perdí.  Valga acotar, eran otros los tiempos de un debate importante en lo que que quedaba de la institucionalidad de los partidos que haría palidecer hoy a más de uno.

LB

VOLANTEO


De la protesta social y política
Luis Barragán

Inevitable en todos estos años, la protesta social ha adquirido una intensidad y visibilidad que el régimen supo anteriormente evadir y administrar, como si reportara apenas una anécdota adicional a las gloriosas hazañas políticas que incansablemente prefabrica. Los “protestógrafos” cuentan por miles los eventos de disconformidad que, en los últimos años, conocieron de los más variados escenarios, aunque – demostrando su insinceridad -  el sistema aparentemente no se resentía, dada una incansable manipulación propagandística y publicitaria.

Siendo tan numerosos los testimonios, actos y sucesos protestatarios,  requirieron de una natural conversión, naturaleza y trascendencia política.  Tratándose del poder sordo, mudo y ciego, no era otra la dimensión urgida que la del desafío en el esfuerzo inevitable de atajar las consecuencias de la crisis criminalmente desatendida.

Es de una ingenuidad descomunal pretender que basta únicamente con el malestar y la irritación de la sociedad para el logro del cambio, como si no necesitáramos de una pronta interpretación y respuesta política. Vieja tesis de los estudiosos de la opinión ajena, encuestólogos y afines,  una aparente neutralidad y hasta omisión política constituye la mejor garantía para que la sola protesta social arrolle toda resistencia continuista, aunque – consabido – el alegato esconde la postergación del conflicto político y su riesgosa intensidad, en nombre de las futuras, limpias, transparentes y pulcras elecciones del futuro que tienden a la inexorable confusión cuando esas mismas condiciones no se dan, sorprendiéndonos con nuestras vergüenzas al aire.

Ha ocurrido que, socialmente soportada, la protesta política desafía a todos los actores, incluyendo a los de la oposición, que desean – como todos – la normalidad, a pesar de que  ésta no la alcanzamos por obra del azar. Comprobado, las instituciones fallan y no siendo probable, a modo de ejemplo, debatir e investigar los más sonoros casos en el ámbito parlamentario,  resulta indispensable canalizar la indignación, procurándole la prestancia de una legítima estrategia política.

Nada pasaba con las mil veces escenificadas protestas sociales, por faltar ese reto político que las explicara y expresara.  Un elemental razonamiento, ya no basta con denunciar la altísima tasa de homicidios en el país y de formular las recomendaciones por siempre desoídas, pues, tratándose del asesinato de personas inocentes, la dirección del Estado que no vela por ellas, ameritamos de un cambio y ahí están las alternativas que asoma la Constitución de la República.

Igualmente, el sosegado ejercicio de la política luce propio de los sistemas convincentemente estables, cuyos dispositivos institucionales realmente funcionan y cumplen con su cometido. Caso contrario, son los arbitrarios y zozobrantes, los que exigen de un mayor coraje físico para la actividad política y, sin pretensión alguna de un infatigable heroísmo personal, como si estuviésemos vacunados contra el miedo, por lo demás natural, precisamente, de coraje físico es que experimentamos la conversión de la protesta social en protesta política, con todos sus desafíos.

Embargados por el miedo, afrontamos las situaciones en la medida de lo posible: sólo pedimos que el régimen no se apodere del nuestro, como nos hemos apoderado del suyo para parafrasear al poeta carabobeño Carlos Ochoa.  Coincidimos, la cuestión no reside en quién o quiénes somos más y menos valientes, pero hay que reconocer que ante el arrojo, la gallardía y la audacia de la protesta social, la de carácter político no puede comprenderse en los cauces de una serenidad imposible.  Y casos como el de la colega parlamentaria María Corina Machado, así lo demuestra, dando testimonio – valga la nota jocosa – de los ovarios que lleva por fuera, como dijera un dirigente estudiantil al compartir momentos difíciles en Ciudad Bolívar.

La consabida y reciente decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), coloca el acento en nuestra modesta reflexión. Lejos de responder a las dramáticas circunstancias que vivimos, las agrava por un firme y demencial mandato gubernamental.

Coletilla

Finalizando el mes, cumplirá un año la consabida golpiza del parlamento. ¿Ha cambiado la situación?

Fuente:

http://opinionynoticias.com/opinionpolitica/19054-de-la-protesta-social-y-politica

Fotografía: Gabriela Onetto, vista de la Plaza de la República, Maracaibo, con motivo de las palabras de María Corina Machado; y LB, olante distribuido por estudiantes en Chacaíto, en papel glasé.

A LOS MILITARÓLOGOS DE LA CÁMARA

Nota pretoriano-mercantil
Luis Barragán


En la sesión del 22 de los corrientes de la Asamblea Nacional, nuevamente fue planteado un crédito adicional favorable a la banca militar para la adquisición de sendos cajeros por una cifra considerable de bolívares que generó, por una parte, la intervención del diputado Alfonso Marquina y la del suscrito, y, por otra, una doble respuesta gubernamental. Ésta, en lugar de desvirtuar los alegatos nuestros alegatos, pretendió descalificarnos, catalogándolos de “sandeces y estupideces”.

Incurrimos en la inelegancia de citar el discurso que dimos en esa sesión, por cierto, breve de conformidad con el Reglamento Interior y de Debates que tan injustificada y paradójicamente limita la palabra parlamentaria:

“Señor Presidente, colegas parlamentarios: En anteriores ocasiones, a propósito de las solicitudes de los créditos adicionales orientados a la esfera mercantil de la institución armada, hemos fijado postura, por cuanto está en duda la naturaleza que va adquiriendo esta institución a propósito del modelo del socialismo rentista en el cual se inscribe. Nos inquieta, precisamente, la orientación que va adquiriendo con la multiplicación de firmas mercantiles que establece, lo dijimos en una anterior oportunidad, una dramática distinción entre el acto administrativo y el acto de comercio.

Por lo demás, esto significa un matiz preocupante que podría denominarse o entenderse la cercanía de  la institución armada a una dimensión pretoriano-mercantil y hay que aclarar, para los “militarólogos” de la Cámara, que esto no constituye ofensa alguna, por cuanto, incluso hay un literatura extensa y especializada y muy bien se puede consultar en autores venezolanos insignes como Domingo Irwin, Luis Alberto Buttó, José Machillanda, a quien - por cierto -  su domicilio y su oficina fueron allanados hace poco, pudiendo  encontrar ustedes esta importante bibliografía.

La banca ha llegado a la Fuerza Armada Nacional ¿Qué se pretende al “bancarizar” a la institución armada? Hay un principio muy caro para los humanistas cristianos que es el de la subsidiariedad, donde el Estado solamente cumple las tareas o las labores que los particulares no pueden desempeñar ¿Y para que una banca de la institución castrense, cuando muy bien los particulares pueden desempeñar estas funciones bajo la debida supervisión del Estado en cuanto a lo que concierne a las finanzas públicas y privadas? Eso significa que también hay una distorsión de esta misión que está reñida con lo que establece la vigente Constitución de la República.

Por ejemplo, cuando fue creado CAVIM, respondía, por una parte, a una perspectiva democrática, seria, convincente y elaborada de la seguridad y defensa del país. Nos preguntamos si con la adquisición de estos cajeros,  el propósito del Gobierno se inscribe en alguna perspectiva seria, confiable, coherente y convincente de la seguridad y defensa nacional. Por lo demás, ¿Acaso pretende competir con el sector privado en una materia que requiere de la imaginación, del concurso -  en la época de la globalización -  de las personas especializadas en la materia?

De tal manera que, de nuevo nos inquieta, nos preocupa que ni siquiera presenten un programa definitivamente coherente en relación a la incursión mercantil de la institución armada en el seno del socialismo rentístico, inscribiéndolo, agregándolo, dándole cabida al Ejercicio Fiscal 2014, sino que - a través de estas solicitudes de créditos adicionales -  evadan y se ahorren la necesidad de explicarnos en qué consiste esa orientación que está reñida con la Constitución de la República y que no está inscrita en ninguna necesidad, en ninguna situación, en ningún escenario referente a la seguridad y defensa de la Nación.

Esta inquietud la manifestamos de nuevo en la bancada democrática de la oposición y con el respeto que nos merece la institución armada, demuestra una vez más la contaminación ejercida por este modelo del socialismo rentístico en boga, en esta institución, como en otras instituciones con significado y trascendencia histórica”.

Coletilla

En su reciente visita, quedo claro algo: veinte años atrás, Mario Vargas Llosa hubiese  sido expulsado  a golpes de la sede la UCV, mientras ahora lo aclamarían. Quienes hoy ejercen el poder en Venezuela, decidían en la casa de estudios.
Fotografía: Tomada de la red.

SIGUIENTE ETAPA

Rey y el pacto populista
Luis Barragán


Huelga comentar la fundamental importancia de Juan Carlos Rey en la politología venezolana, cuya tinta caracterizamos por su densidad, concisión, precisión y, valga subrayar, sentido de oportunidad, ya que tiende a publicar cuando lo juzga indispensable, colocándole un torniquete a la simple especulación.  Naturalmente, siendo tan numerosas y espontáneas las interpretaciones que suscitan las circunstancias del pasado, del presente y las que se avizoran,  también resulta conveniente la consulta de la obra orientadora y actualizadora del insigne académico, así fuese – una aparente paradoja – de vieja data.

Breve nota personal,  algunos años después de su publicación, tuvimos la fortuna de descubrir un texto que resultó decisivo para la juvenil ilación de los eventos que nos angustiaban.  “Ideología y política: El caso del populismo latinoamericano” (Politeia, Caracas 1976), vigente en sus primordiales señalamientos,  apuntaba al pacto populista y sus consecuencias, incluyendo tres relevantes datos de actualidad.

Por una parte, incurriendo en una quizá abusiva síntesis del planteamiento de Rey, el pacto no acarreaba el sacrificio material de los distintos sectores sociales que lo participaban, viabilizando la democracia representativa en ciernes, por obra del generoso recurso externo que lo soportaba: la renta petrolera.  No obstante, una garantía de varias décadas para su estabilidad, hoy no sólo asistimos a la insuficiencia del recurso, provocando la crisis de rigor,  sino a su propia confiscación por el madurato que,  empeorándola, desenfadadamente pretende legitimarla al retener y administrar exclusivamente los ingresos petroleros a través de los consabidos e inauditables fondos de los que dispone, diferentes al presupuesto anual ordinario que sobrecarga fiscalmente a la población. Acotemos, como si   faltara un detalle, contradicho todo un reclamo histórico, ahora intenta el alza de la gasolina – bajo el eufemismo del “precio justo” – y una reforma, alteración y perturbación tributaria que desmiente y pulveriza todo pacto.

Por otra, la citada coalición benefició a los sectores literalmente representados que, de un modo u otro, accedían a la renta, pero – convertidos inexorablemente en perdedores, quebrantada la propia noción de representación, perdidas sus capacidades y oportunidades productivas – sufren el desplazamiento por los que gozan de la privilegiada conducción del Estado.  Abandonada la alianza obrero-campesina de antiguo cuño leninista, la yunta cívico-militar es la protagonista del presente, pues, caricaturizada la hegemonía de supuesta inspiración gramsciana, monopoliza todas las ventajas de su  extraordinario señorío burocrático.

Luego, forzando la reedición del socialismo real, tratando de movilizarse ya infructuosamente, velando por un enemigo existencial que pueda aglutinarlo, únicamente “concilia” con aquellos que aceptan su definitiva derrota y sumisión, mejorando el intercambio utilitario, prebendario y clientelar.   Puede hablarse de un acceso delictivo a sus beneficios y no sólo por la corrupción generalizada (llamarla administrativa es excederse en el elogio, apuntó una vez Pedro León Zapata), sino por la aparición de otros sectores, como los llamados “pranes”, por ejemplo, trastocados en defensores del régimen que los comprende y utiliza.

Escrito en los tiempos de la primera bonanza petrolera que el país festejó,  Rey advirtió en torno al pacto: “Su límite principal deriva de la vulnerabilidad de tal flujo financiero con respecto a las fluctuaciones económicas externas y las contradicciones que en caso de su disminución se presentan entre las necesidades de financiamiento industrial y capitalización, por un lado, y las de distribución y participación, por otro. Cuando tal ocurre la coalición no puede ser mantenida y la vía se abre para una solución autoritaria mediante la exclusión y desmovilización de masas previamente activas”.  Finalizando, ya pasamos por esa etapa y compartimos ahora otra más temible que, al reactivar la protesta, provoca la feroz represión gubernamental.

Coletillas

De un lado, ojalá cosa juzgada, el líder sindical Rubén González resulta victorioso en el juicio incoado por ejercer sus responsabilidades. Del otro, los defensores del “diálogo” (tal como lo impone el régimen), presumen la mala fe de sus cuestionadores: no hay diálogo al interior de la oposición.

Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2014/04/rey-y-el-pacto-populista/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=1031377
Fotografías: Juan Carlos Rey (tomada de su correo Gmail); y Sambil La Candelaria, torre bancaria y - en el medio - la Torre de David.

domingo, 27 de abril de 2014

(RE) APARICIÓN

NOTITARDE, Valencia, 27 de abril de 2014
"Caminando con Cristo"
Cristo se aparece a los doce (Jn.20,19-31)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

El evangelio de este domingo  nos narra dos apariciones de Jesús resucitado a sus apóstoles; ambas suceden   en el día domingo; el primer día de la semana; la primera la realiza en la tarde del mismo día de la Resurrección y al tercer día después de su muerte; la otra sucede a los ocho días después de la Pascua. En una está ausente el apóstol Tomás y en la otra está presente. La escena del evangelio tiene una gran enseñanza para nosotros, como Iglesia de Cristo que somos. Detrás de la narración se presenta el antes y el después de la comunidad de los creyentes (apóstoles y discípulos en general). El antes representado por el miedo, por la cobardía, por la derrota, la desesperanza, la humillación, el pesimismo, la falta de fe, la incredulidad de los que decían creer y el después (cuando vieron a Cristo resucitado) representado por la profesión de fe, que en labios de Tomás es la expresión más hermosa de todo el evangelio: "Señor mío y Dios mío"; es el coraje, la fortaleza, la valentía, el radicalismo de la fe que no tiene miedo a la muerte o la persecución. De tal manera, que la presencia de Cristo resucitado en medio de sus apóstoles les transmitió un dinamismo que los convierte en evangelizadores de la Buena Noticia de la Resurrección. No solo Tomás dudó, quizás fue el más atrevido o el que habló en nombre de la duda colectiva; ya que todos estaban encerrados "por miedo a los judíos".
Para nosotros es ejemplarizante la actitud de los apóstoles; en ellos, como creyentes nos vemos nosotros retratados. ¿Es acaso ajeno a nosotros el miedo? A pesar que sabemos y hemos escuchado de la existencia de un Dios que nos ama. ¿Cuántas veces nos asalta la derrota, la desesperanza y el pesimismo? A pesar que creemos que Cristo resucitó, venció a la muerte y el pecado; que es el Hijo de Dios, el Mesías esperado. ¿Cuántas veces dudamos del amor y cercanía de Dios? A pesar que sabemos que Dios Padre entregó a la muerte a su propio Hijo para que nosotros tuviéramos vida eterna y llegáramos al conocimiento de la verdad. La actitud de aquellos apóstoles y discípulos es también la actitud de muchos de nosotros. Estamos invitados, por tanto, a un encuentro profundo con Cristo resucitado, a acercarnos a Él con fe, como lo hizo Tomás; necesitamos sentir su presencia y eso solo se logra en la intimidad de la oración cotidiana (diálogo sincero y amistoso con El Señor), en la lectura, escucha y meditación de su Palabra (sobre todo de los evangelios), de la asistencia asidua a la Eucaristía dominical y sobre todo en el comulgar su Cuerpo y su Sangre (Sacramento que Él nos dejó como alimento de vida eterna), en la confesión de nuestros pecados y el propósito constante de convertir nuestros pasos hacia Él (aprovechando ese sacramento que Él mismo nos dejó para expiación de nuestras faltas, como es el sacramento de la confesión, como lo dice hoy a sus apóstoles: "A quienes perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos").
En este evangelio resalta también el poder que Cristo deja a su Iglesia; poder espiritual. Poder delegado en los apóstoles, hoy representados por los obispos y por los sacerdotes, colaboradores del colegio episcopal. Cristo transmite la paz, les da el mandato misionero, les transmite el Espíritu Santo y les da, como ya señalamos, el poder de perdonar los pecados.
Este domingo estamos invitados a la fe radical en Cristo; invitados a mirar más allá de nuestras vicisitudes, de los problemas grandes o pequeños de nuestro caminar cotidiano, a mirar más allá de lo que incluso nosotros creamos perdido o sin remedio; porque el evangelio nos dice que la fe mueve montañas y para Dios nada hay imposible y lo demuestra su victoria sobre la muerte y el pecado; lo demuestra la fe de más de dos mil años, por la que todavía hoy siguen entregando sus vidas hombres y mujeres; dando ante los ojos de muchos un salto en el vacío, que no es más que una fe profunda en Cristo resucitado; al estilo de muchos santos, como los papas Juan XXIII y Juan Pablo II que fueron coherentes y radicales en el seguimiento de Cristo y lo tuvieron siempre como norte y modelo de sus vidas.
IDA Y RETORNO: Hoy, segundo domingo de pascua, es día de Jesús de la Divina Misericordia. Hoy es un día especial para nuestra Iglesia Católica; porque tenemos dos nuevos y grandes santos: San Juan XXIII y San Juan Pablo II, canonizados hoy en Roma por nuestro Papa Francisco. Damos gracias a Cristo por bendecir a nuestra Iglesia con santidad; a Él sea siempre el Honor y la Gloria. Un día, como hoy, nos recuerda que la santidad es un llamado para todos los cristianos, que la santidad es posible hoy y consiste en seguir a Cristo con fidelidad y vivir en el mandamiento fundamental del cristianismo: El amor. Quien ama sigue a Cristo y recibe sus dones y bendiciones. El amor es Dios y viene de Dios; por tanto, el santo es el que vive cerca de Dios y al estilo de Dios; amando y sirviendo. Gracias, Señor, gracias.

Cfr. Isabel Vida de Tenreiro: http://elimpulso.com/articulo/buena-nueva-o-misericordia-o-justicia
Ilustración: http://www.bsasstencil.org/blog/wp-content/uploads/2009/01/mighty-jesus-580x474.jpg

FRAGILIDAD Y FORTALEZA

Jesús salvará a la Iglesia
José Antonio Pagola

Aterrados por la ejecución de Jesús, los discípulos se refugian en una casa conocida. De nuevo están reunidos, pero no está con ellos Jesús. En al comunidad hay un vacío que nadie puede llenar. Les falta Jesús. ¿A quién seguirán ahora? ¿Qué podrán hacer sin él? “Está anocheciendo” en Jerusalén y también en el corazón de los discípulos.
Dentro de la casa, están “con las puertas cerradas”. Es una comunidad sin misión y sin horizonte, encerrada en sí misma, sin capacidad de acogida. Nadie piensa ya en salir por los caminos a anunciar el reino de Dios y curar la vida. Con las puertas cerradas no es posible acercarse al sufrimiento de las gentes.
Los discípulos están llenos de “miedo a los judíos”. Es una comunidad paralizada por el miedo, en actitud defensiva. Solo ven hostilidad y rechazo por todas partes. Con miedo no es posible amar el mundo como lo amaba Jesús, ni infundir en nadie aliento y esperanza.
De pronto, Jesús resucitado toma la iniciativa. Viene a rescatar a sus seguidores. “Entra en la casa y se pone en medio de ellos”. La pequeña comunidad comienza a transformarse. Del miedo pasan a la paz que les infunde Jesús. De la oscuridad de la noche pasan a la alegría de volver a verlo lleno de vida. De las puertas cerradas van a pasar pronto a la apertura de la misión.
Jesús les habla poniendo en aquellos pobres hombres toda su confianza: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. No les dice a quién se han de acercar, qué han de anunciar ni cómo han de actuar. Ya lo han podido aprender de él por los caminos de Galilea. Serán en el mundo lo que ha sido él.
Jesús conoce la fragilidad de sus discípulos. Muchas veces les ha criticado su fe pequeña y vacilante. Necesitan la fuerza de su Espíritu para cumplir su misión. Por eso hace con ellos un gesto especial. No les impone las manos ni los bendice como a los enfermos. Exhala su aliento sobre ellos y les dice: “Recibid el Espíritu Santo”.
Solo Jesús salvará a la Iglesia. Solo él nos liberará de los miedos que nos paralizan, romperá los esquemas aburridos en los que pretendemos encerrarlo, abrirá tantas puertas que hemos ido cerrando a lo largo de los siglos, enderezará tantos caminos que nos han desviado de él.
Lo que se nos pide es reavivar mucho más en toda la Iglesia la confianza en Jesús resucitado, movilizarnos para ponerlo sin miedo en el centro de nuestras parroquias y comunidades, y concentrar todas nuestras fuerzas en escuchar bien lo que su espíritu nos está diciendo hoy a sus seguidores y seguidoras.

Fuente:
http://www.cristianosgays.com/2014/04/27/jesus-salvara-a-la-iglesia-27-de-abril-de-2014-2-pascua-a-juan-20-19-3/
Fotografía: http://www.clickypix.com/wp-content/uploads/2013/12/best-selfies-20.jpg

Nota LB: Desde hace dos o tres semanas, no es fácil hallar la homilía actualizada de José Antonio Pagola. Probablemente en  receso o quizá una sanción, no se le encuentra con facilidad, excepto los viejos textos. Lo más curioso es que, presuntamente de abril de 2014, está el ejercicio homilético en una peculiar página religiosa. Por lo demás, no constituye irrespeto alguno la imagen de un "selfie", propio de la contemporaneidad. Digamos, un ejercicio - esta vez - artístico.

SANTORAL

EL NACIONAL, Caracas, 24 de abril de 2014 (Web)
El papa canoniza un modo de Iglesia
Arturo Peraza

La Iglesia de la cual habla el papa Francisco es la que soñó Juan XXIII y que quedó estampado en las páginas del Concilio Vaticano II. Pero no se trata de un problema de contenido, sino fundamentalmente de espíritu. Un espíritu que con mucha dificultad ha buscado abrirse paso en nuestra comunidad eclesial.
¿Es nuestra Iglesia hoy la que entonces soñó Juan XXIII al abrir el Concilio? Los modos y maneras de la Iglesia preconciliar han seguido y siguen estando presentes. Sus indicadores son claros: cesaropapismo, iglesia como estructura jerárquica, visión bipolar de la realidad que divide lo profano de lo religioso, sacramentalismo, ritualismo. De suyo no son elementos negativos. El problema es que cuando ellos se constituyen en el centro de la acción de la Iglesia y no el mensaje del evangelio, entonces aparecen como desviación.
La Iglesia aún no se deslastra de los fardos que el pasado nos ha impuesto. Conservar parece un verbo preferente en vez de impulsar. El miedo a abrir puertas y ventanas nos sigue atajando el alma. Y como dice el papa el real peligro de la Iglesia es morir encerrada por miedo a coger una gripe. Como clero tenemos actitudes de funcionarios tras escritorios defendiendo leyes. Todo esto estaba lejos de lo que una vez soñó Juan.
En un discurso improvisado la noche en que comienza el Concilio Juan se hace una voz más, con una función, la de Padre, en medio de una fraternidad que es la Iglesia, cuya misión es darle una caricia a la gente, en especial a los más chicos y a los más sufridos. (Véase el discurso en https://www.youtube.com/watch?v=PgrAOQKLecs). Esto recuerda cómo Francisco, al asumir su función de papa, le pide al pueblo que ore por él. Así la Iglesia, pueblo de Dios, es el sujeto y la jerarquía, su servidora. Roma se ve sirviendo a sus iglesias hermanas y no superior a ellas, la plaza se vuelve templo y el sacramento es la caricia al pobre. El centro es la alegría del evangelio.
Este hombre sencillo que fue Juan XXIII, el papa de la transición que se quedó y marcó un nuevo modo de ser y hacer Iglesia, el papa que fue a visitar cárceles y hospitales, el papa que escribió sobre la paz, es quien junto a Juan Pablo II será canonizado. Pero no es solo su persona, sino lo que se quiere destacar es un espíritu, un modo de ser, una enseñanza que se canoniza en él, se eleva a los altares para que mirándola podamos ver el mensaje que hoy nos vuelve a enviar el Señor.

DESCALZARSE

EL PAÍS, Madrid, 26 de abril de 2014
TRIBUNA
La primavera de la Iglesia
Francisco vive retos que recuerdan a los que abordó con tanto acierto Juan XXIII
Juan José Tamayo 
   
Pocos días después de la elección de Francisco comenzaron las comparaciones del papa argentino con Benedicto XVI y Juan XXIII: con el primero, destacando las diferencias; con el segundo, los parecidos, que han vuelto a manifestarse con motivo de la canonización de Juan XXIII y de Juan Pablo II el próximo 27 de abril. Se refieren a la cálida y espontánea corriente de comunicación de ambos con el público. La campechanía de Juan XXIII rompía con el hieratismo de su predecesor Pío XII. La sencillez de Francisco contrasta con el gusto por el protocolo de Benedicto XVI.
El parecido se aprecia también en la avanzada edad en el momento de la elección papal de ambos: 77 años, que, no obstante, se disimulan por la vitalidad, la creatividad y los gestos llenos de humanidad poco acordes con los títulos que ostentan: sumo pontífice de la Iglesia universal, vicario de Cristo, santo padre, sucesor del príncipe de los apóstoles, soberano del Estado de la ciudad del Vaticano, etcétera. A ello hay que sumar su permanente capacidad de sorpresa. En la Navidad de 1958, Juan XXIII, recién elegido papa, visitó el Hospital del Niño Jesús para niños con poliomielitis y la cárcel Regina Coeli, junto al Tíber, donde abrazó a un preso condenado por asesinato que antes le había preguntado si había perdón para él. Se reunió con un grupo de personas discapacitadas y con otro grupo de chicos de un orfanato. Luego se encontró con el arzobispo de Canterbury, Geoffrey F. Fissher, y recibió a Rada Kruchev, hija del presidente de la URSS, y a su esposo.
Francisco no ha dejado de sorprender desde que abandonó su Buenos Aires querido y fue elegido papa con gestos significativos: renuncia a vivir en el Vaticano; cese de obispos por llevar una vida escandalosamente antievangélica; auditoría externa para investigar la corrupción del Banco Vaticano; disponibilidad a revisar la normativa sobre la exclusión de la comunión eucarística a los católicos divorciados y vueltos a casar; viaje a Lampedusa y grito indignado de “¡Vergüenza!” como denuncia por los cientos de inmigrantes muertos y desaparecidos ante la indiferencia de Europa; respeto a las diversas identidades sexuales, etcétera. Recientemente nos ha vuelto a sorprender al celebrar el día del “Amor fraterno” en un centro de personas discapacitadas de diferentes continentes, religiones, culturas y etnias, donde se ha arrodillado y lavado los pies a 12 de ellas. El ejemplo no es baladí: queda fijado primero en la retina, luego en la mente y debe traducirse en una práctica compasiva y solidaria, si no quiere convertirse en rutina.
Bergoglio es igualmente consciente de estar viviendo un tiempo nuevo
Pero, a mi juicio, las semejanzas entre Juan XXIII y Francisco van más allá de su talante y de sus gestos. La sintonía se manifiesta en su espíritu reformador del cristianismo con la mirada puesta en el Evangelio desde la opción por el mundo de la exclusión y el compromiso por la liberación de los empobrecidos. Juan XXIII y Francisco coinciden en la necesidad de construir una “Iglesia de los pobres”. El papa Roncalli fue el primero en utilizar esta expresión en un mensaje radiofónico el 11 de setiembre de 1962: “De cara a los países subdesarrollados, la Iglesia se presenta como es y quiere ser: la Iglesia de todos, y, particularmente, la Iglesia de los pobres”. La idea apenas tuvo eco en el aula conciliar, pero se hizo realidad en las decenas de miles de comunidades eclesiales de base que surgieron en América Latina y otros continentes, y en la teología de la liberación, que la convirtió en santo y seña del cristianismo liberador.
Francisco expresó el mismo deseo en una rueda de prensa multitudinaria con periodistas que habían seguido el cónclave, a quienes contó algunas interioridades del mismo. Cuando hubo logrado los dos tercios de los votos, el cardenal Claudio Humes, arzobispo emérito de São Pâulo, le abrazó, le besó y le dijo: “No te olvides de los pobres”. Tras esta confesión y en un arranque de sinceridad, les dijo a los periodistas: “¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!”. Adquiría así públicamente un compromiso que le obligaba a hacer realidad aquel deseo. ¿Lo hará?
Juan XXIII era consciente de que la humanidad estaba viviendo un cambio de era y la Iglesia católica no podía volver a perder el tren de la historia, sino que debía caminar al ritmo de los tiempos. Era necesario poner en marcha un proceso de transformación de la Iglesia universal en sintonía con las transformaciones que se sucedían en la esfera internacional. Francisco es igualmente consciente de estar viviendo un tiempo nuevo, lo que le exige dejar atrás los últimos 40 años de involución eclesial que pesan como una losa y activar una nueva primavera en la Iglesia en sintonía con las primaveras que vive hoy el mundo: la primavera árabe, el movimiento de los indignados, los Foros Sociales Mundiales, etcétera. Bergoglio tiene un compromiso con la historia que no puede eludir: ¡primavera eclesial, ya! ¿Lo cumplirá?
(*) Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, y autor de Invitación a la utopía (Trotta, 2102) y Cincuenta intelectuales para una conciencia crítica (Fragmenta, 2013).
Fotografía: http://hilodirecto.com.mx/wp-content/uploads/2013/03/iglesia-pobres.png

FACETAS

EL NACIONAL, Caracas, 24 de abril de 2014 (Web)
Dos papas santos, muy nuestros
Baltazar Porras

El 27 de abril, el papa Francisco canonizará en Roma a los papas Juan XXIII (1958-1963) y Juan Pablo II (1978-2005). Fue voluntad del actual pontífice canonizar a ambos en una misma ceremonia. Así se lo manifestó a los cardenales, apenas elegido, saltando la norma de la aprobación del segundo milagro del Papa Bueno. De ambos se pueden señalar sendos motivos para valorar e imitar sus virtudes y ejecutorias.
Angelo Giuseppe Roncalli nació en la localidad italiana de Sottoil Monte, el 25 de noviembre de 1881, en el seno de una familia campesina. Ordenado sacerdote ingresó al servicio diplomático vaticano, correspondiéndole diversos cargos en la primera posguerra, primero en Bulgaria (1925-1935), en Turquía y Grecia (1935-1944), durante la Segunda Guerra Mundial, para pasar luego a la nunciatura de París (1944-1953). Creado cardenal en 1953 pasó a ser patriarca de Venecia hasta su elección como el 261 sucesor de San Pedro, en octubre de 1958. Sucedió a Pío XII, con el nombre de Juan XXIII, siendo escogido por sus pares por su edad avanzada, a fin de que fuera un pontífice de transición, según lo confesó él mismo meses antes de morir, el 3 de junio de 1963.
Pasa a la historia como uno de los grandes papas del siglo XX, pues para sorpresa de muchos, convocó el Concilio Vaticano II (1962-1965) que cambió el rostro de la Iglesia con la puesta al día, el aggiornamento, a las exigencias y expectativas del mundo moderno. Para los venezolanos, fue, además, el papa que regaló a nuestro país el primer cardenal, en la persona de José Humberto Quintero Parra. Además, bajo su pontificado se llevaron con éxito, las conversaciones que culminaron con la firma del Convenio entre el Estado venezolano y la Santa Sede que puso fin al patronato eclesiástico.
Hombre sencillo y bueno, se ganó el aprecio del mundo entero por su cercanía y preocupación por la paz del mundo y la actualización de la enseñanza social en su encíclica Madre y maestra. La experiencia que vivió en sus años de nuncio, dando cobijo y salvando vidas de judíos, refugiados y perseguidos, lo hizo sensible a los problemas de la justicia y de la paz. Sobran, pues, razones para sentirnos orgullosos de su ejemplo y testimonio.
Juan Pablo II, el primer papa no italiano después de más de cuatro siglos, es uno de los pontífices que más tiempo ha ocupado dicho cargo después de San Pedro y Pío IX. Elegido en octubre de 1978, gobernó la Iglesia hasta su muerte en abril de 2005. Karol Josef Wojtyla, nació en Polonia en 1920. Vivió de joven las vicisitudes de la guerra, aficionado al teatro y a los deportes, fue ordenado sacerdote en 1946, obispo auxiliar de Cracovia (1958) y arzobispo de la misma sede desde 1962, participó en el Concilio Vaticano II. En el cónclave de octubre de 1978 fue elegido Papa y escogió el nombre de Juan Pablo, en homenaje a los dos pontífices protagonistas del Concilio: Juan XXIII y Pablo VI.
Son muchas las facetas a destacar en el papa polaco. Viajero empedernido, recorrió el mundo entero en más de un centenar de viajes apostólicos fuera de Italia. Entró en contacto con todas las religiones y todos los sistemas políticos, económicos y sociales, predicando la igualdad, la justicia y el amor de Dios. Contribuyó a la caída del comunismo en la Europa oriental, promovió diversas iniciativas de carácter social y religioso, incentivó el turismo como una actividad humanizadora, canonizó a un nutrido número de santos, la mayor parte de ellos de tiempo reciente, promulgó el Código de Derecho Canónico (1983) de la mano de su colaborador el cardenal Rosalio Castillo Lara, entre muchas otras iniciativas que desbordan el espacio de una crónica.
Los venezolanos estamos muy agradecidos por sus dos visitas a nuestro país (1985 y 1996), dejando honda huella en la actividad misionera de la Iglesia entre nosotros. Elevó a los altares a las dos primeras santas venezolanas, la madre María de San José y la madre María de Candelaria; durante su largo pontificado se crearon varias diócesis (Acarigua-Araure, Carora, Carúpano, El Vigía-San Carlos del Zulia, Guarenas, Ordinariato Militar, Puerto Cabello, Punto Fijo), y se elevaron a arquidiócesis Calabozo, Coro y Cumaná.
Dos nuevos santos que incentivan en los creyentes la creatividad, el coraje, la lucha por la defensa de la vida humana, el respeto a la pluralidad y la convivencia de todas las razas y religiones, son un motivo de alegría, pero mucho más. Son huellas en el camino bisecular de la Iglesia al que somos invitados a ser sus seguidores. San Juan XXIII y san Juan Pablo II, intercedan por el mundo y por Venezuela, sedienta de perdón, reconciliación y paz.

RESPIRACIÓN

EL PAÍS, Madrid, 25 de abril de 2014
L&L (Lengua y Literatura)
Grandes enigmas de la respiración
Hoy: palabras que pesan
Luis Magrinyà 

Entre las acepciones del adjetivo pesado y del adverbio pesadamente no encontramos en el DRAE ninguna referida a la respiración. Y, sin embargo, llevamos toda la vida leyendo en las novelas y otras partes que alguien tiene una respiración pesada o que respira pesadamente. Hay, en las acepciones del adjetivo, algunas referidas al sueño (“intenso, profundo”), al tiempo o a la atmósfera (“bochornoso”), a la cabeza (“aturdido”) y tres sin especificar a qué se aplican (“que pesa mucho”, “obeso”, “tardo o muy lento”), aunque entre estas últimas sospechamos que la de “tardo o muy lento” debe de referirse a movimientos.
Uno tiende a relacionar la respiración con el sueño (tal vez porque en ese estado la respiración es notable para el observador), por lo que se pregunta si ese “intenso, profundo” no es lo que cabe considerar cuando intenta entender el significado de respiración pesada en los textos. Le parece que “respiración intensa” o “profunda” tiene sentido y es verosímil.
Uno, también, en un exceso de confianza, daba por hecho que estas expresiones eran calcos tremendos y recientes del inglés (heavy breath); pero ha descubierto que la cosa no está tan clara. En la base de datos de la RAE el primer testimonio de respiración pesada es de 1951, del chileno Manuel Rojas, y está, en efecto, ligado al sueño:
Entre las acepciones del adjetivo ‘pesado’ hay algunas referidas al sueño y otras, al tiempo o a la atmósfera
“Oí cerca de mí una respiración pesada y regular: un hombre, seguramente tendido en el suelo, [… ] se entregaba al sueño” (Manuel Rojas, Hijo de ladrón (1951), Cátedra, Madrid, 2001, p. 192).
La primera documentación de respirar pesadamente, en la misma base de datos, es de 1960, del cubano Matías Montes Huidobro, y está también ligada al sueño:
“Caridad respiraba pesadamente y a eso de las tres comenzó a gritar. Tenía una pesadilla” (Matías Montes Huidobro, La sal de los muertos (1960), Escelicer, Madrid, 1970, p. 177).
Pero uno, en sus pesquisas, ha encontrado usos bastante anteriores, de principios del siglo XX, y, como preveía, en traducciones. Sin embargo, al contrario de lo que preveía, no en traducciones del inglés, sino del ruso. Primera sorpresa.
“Según parecía, el piano era bastante pesado, porque la madera sobre la cual fue colocada crujió y los trabajadores respiraron pesadamente” (Vladímir G. Korolenko, El músico ciego (1886), L. González y Cía., Barcelona, 1902, no consta traductor, p. 31).
“Parecía que el barco respiraba pesadamente como un monstruo” (Aleksandr I. Kuprín, Hacia la gloria, Calpe, Madrid, 1919, trad. de Tatiana Enco de Valero, p. 86).
En los primeros testimonios, el significado se refiere al tipo de respiración que se observa cuando uno duerme
Consultamos a nuestro amigo el eslavista y traductor Fernando Otero y nos confirma que en ruso existe un adjetivo, tiazholy (con su correspondiente adverbio tiazheló), que es muy frecuente y, ay, muy polisémico, y que, en efecto, se aplica a la respiración. Es parecido al inglés heavy y también –pero mucho menos, como nos gustaría acabar demostrando– al español pesado.
Volvamos ahora al significado, que es lo que aquí nos trae de cabeza. De los primeros testimonios escritos en español, el de Manuel Rojas se refiere claramente al tipo de respiración que se observa cuando uno duerme: regular, acompasada, sonora, profunda, lenta. El de Matías Montes Huidobro, también en las circunstancias del sueño, parece, sin embargo, anteceder a una pesadilla: quizá –solo quizá– aquí la respiración pesada, si bien igualmente sonora, no sea tan regular ni tan profunda ni tan lenta, sino más bien lo contrario. Y fijémonos luego en los ejemplos “rusos”: uno de ellos, como es una imagen, no nos atrevemos a certificar qué significa, pero se podría aventurar que los barcos y los monstruos, si respiran pesadamente, será por similitud a la respiración de un sueño profundo. No sabemos. Pero en el otro ejemplo, ay, unos trabajadores cargan con un piano que pesa mucho y el tipo de respiración que acompaña a este esfuerzo uno la imagina más bien trabajosa, acelerada, entrecortada, irregular. Algo así como un jadeo.
Entonces ¿en qué quedamos? ¿Es rápida o lenta la respiración pesada? ¿Agitada o calmada? ¿Su sonoridad es la de un jadeo o la de un suspiro? ¡No nos asustemos! Parece que en inglés ocurre lo mismo. Veamos estos dos ejemplos de traducciones:
“… un leve ruido […], seguido de una respiración pesada. […] Luego vi a mi padre tendido en el suelo […], como si hubiesen tirado su cuerpo. Debajo de él había un pequeño charco de sangre” (Bram Stoker, La joya de las siete estrellas (1903), Montesinos, Barcelona, 1987, trad. de Javier Gómez Mompou, p. 18).
“Podía oír la respiración pesada y desigual de la criatura. Parecía que llevara un gran peso, con gran esfuerzo, mientras ascendía una larga colina. […] La respiración se detenía, se ahogaba, volvía a empezar con un esfuerzo terrible” (Graham Greene, El revés de la trama (1948), Andrés Bello, Santiago de Chile, 1991, no consta traductor, p. 150).
El traductor ha pensado sin duda que ‘pesada’ ya incorporaba la lentitud y que no era necesario recalcarla
El primer pasaje traduce slow, heavy breathing: el traductor se ha comido el slow (‘lento’) pero es significativo que lo haya hecho, porque sin duda ha pensado que pesada ya incorporaba la lentitud y no era necesario recalcarla (al fin y al cabo estamos hablando de un moribundo). El segundo traduce heavy uneven breathing y ahí está claramente manifestada la irregularidad (uneven); por si fuera poco, las líneas siguientes describen muy bien de qué clase de respiración dramática se trata.
¿Pueden el ruso tiazholy, el inglés heavy y el español pesado tener, al aplicarse a la respiración, significados contrarios que solo el contexto permite descifrar? ¿No se trata de un caso claro de malos tratos, de explotación abusiva del contexto? ¿Puede un adjetivo –un idioma– permitirse semejante inducción a la confusión en un uso ya especializado? ¿Por qué se especializa entonces dicho uso, si al final no va a ser capaz de distinguir una respiración de otra? Es como si, por ejemplo, sueño pesado pudiera significar a la vez sueño ‘profundo’ y sueño ‘ligero’.
Si no estamos seguros de que lo que queremos expresar quede bien expresado y sea inteligible, ¿por qué insistimos en semejantes ambivalencias? (Cierto es que en la lengua no faltan casos: “Yo le alquilo el piso a Bernardo” puede significar tanto que yo soy el dueño del piso y se lo alquilo a Bernardo como que es Bernardo el dueño del piso y me lo alquila a mí.) Fijémonos, por otro lado, en que, de todos los rasgos de significado en español, estos dos pesados aplicados a la respiración solo comparten uno: la sonoridad. ¿Y si realmente no hubiera oposición entre ellos y significaran simplemente ‘sonoro’? ¿Y si hoy, al cabo del tiempo –afrontemos con valentía la catástrofe–, no significaran nada?
Llevamos toda la vida en este sinvivir.
Si no estamos seguros de lo que queremos expresar, ¿por qué insistimos en semejantes ambivalencias?
Ha habido momentos, en nuestra paciente búsqueda de casos, en que hemos creído que, en español, cuando alguien respiraba pesadamente, lo hacía de un modo u otro según se tratara de un original o de una traducción. Pues en las traducciones, ciertamente, suele predominar el aspecto esforzado y agónico:
“Rickards respiraba pesadamente, como si hubiera venido corriendo” (P. D. James, Intrigas y deseos, Javier Vergara, Buenos Aires, 1991, trad. de César Aira, p. 171).
“Mi promotor se atragantaba y respiraba pesadamente” (Lauren Lawrence, La llave de los sueños, Edaf, Madrid, 2001, trad. de Raquel Torrent, p. 81).
“La respiración se hace entonces pesada y dificultosa, y con esa respiración pesada, ¿cómo esperamos que pueda fluir la energía pránica?” (B. K. S. Iyengar, La esencia del yoga IV, Kairós, Barcelona, 2001, trad. de Elsa Gómez, p. 184).
En cambio, en los textos originales en español, parecía predominar lo contrario, la respiración pausada y profunda:
“La vería como el médico a la criatura que duerme, que respira pesadamente” (Eduardo Mallea, Simbad, Sudamericana, Buenos Aires, 1957, p. 560).
“Paula resoplaba por las noches. No era que roncase, sino que a veces respiraba pesadamente. Sonoramente” (Rosa Montero, Amado amo, Debate, Madrid, 1988, p. 108).
“Santiago dormido boca abajo […]. Su respiración pesada y su inmovilidad casi continua, idéntica a la muerte” (Arturo Pérez Reverte, La reina del Sur, Alfaguara, Madrid, 2002, pp. 113-114).
Sin embargo, cuando ya nos las prometíamos felices con esta conclusión, que le daba a cada idioma lo suyo, vamos y nos encontramos con este otro paquete hispánico:
¡Resulta que en español, da igual que duermas como una criatura o como un muerto!
“Otra vez se sumergió en un delgado sueño y ahora ocurrió que le estaban sumergiendo en agua helada, transparente, y se estaba ahogando. Respiraba pesadamente. Se moría” (Pablo García, Jinete en la lluvia, Andrés Bello, Santiago de Chile, 1983, p. 66).
“Oyó la respiración pesada, sorda, de la señora que estaba detrás del biombo. Era una respiración ronca, como si tuviera una máquina encima del pecho” (Montserrat Roig, “El canto de la juventud”, El País, 5/IV/88).
“La respiración se hace muy pesada, los alpinistas no cesan de toser y se palpa la extrema dureza de la altitud” (“Misión imposible, en el Annapurna”, La Vanguardia, 6/10/12).
“Necesitará […] una botella de spray con agua fría para rociar ligeramente la cara y el cuerpo si nota que su Bulldog inglés está jadeando o respira pesadamente» (web Cachorros de Bulldog inglés).
¡Todas las esperanzas al traste! ¡Resulta que en español, da igual que duermas como una criatura o como un muerto, que subas al Annapurna casi sin oxígeno o jadees como un bulldog! ¡En todos los casos respiras pesadamente! ¡E incluso puede tratarse de una respiración sorda!
Y ¿qué decir cuando nos adentramos en el proceloso mundo de las metáforas?
“El bosque respira pesadamente. Parece que me pesa en las espaldas” (José Luis Martín Vigil, Cierto olor a podrido (1962), Juventud, Barcelona, 1965, p. 96).
“El caserón sórdido, con múltiples agujeros y cuarteaduras, respiraba pesadamente por las ventanas enrejadas” (Manuel Andújar, Vísperas: trilogía, Ed. Andorra, Andorra, 1970, p. 462).
“Fuera, el viento agitaba los árboles y el océano respiraba pesadamente en la cala” (Kate Morton, El jardín olvidado, Suma de Letras, Madrid, 2010, trad. de Carlos Schroeder, p. 380).
Bosques, caserones, océanos… todos ellos respirando pesadamente. Claudicamos. Así como con otras fluctuaciones del aire que nos han salido de camino (más por América que por España), no menos misteriosas:
“Te ruego que no me des excusas –dijo Marta, con voz pesada” (Estela Canto, Ronda nocturna, Emecé, Buenos Aires, 1980, p. 122).
“… los ojos turbios y el aliento pesado, con un vaso en la mano” (Isabel Allende, La casa de los espíritus (1982), Plaza y Janés, Barcelona, 1995, p. 32).
“… seguido de un suspiro pesado, apenas unos segundos: yo sé que él se masturbaba...” (Carlos Fuentes, Gringo viejo (1985), Leer-e, Pamplona, 2013, Google Libros).
“… el aroma pesado de los cirios amarillos” (César Vidal, Artorius (2006), DeBolsillo, Barcelona, 2011, Google Libros).
“… con un bostezo pesado en el que el coñac tenía algo de culpa” (Jorge Eduardo Benavides, La noche de Morgana, Alfaguara, Madrid, 2005, p. 20).
El bostezo pesado nos ha dejado exhaustos. Nos vamos a dormir. Cuando despertemos seguiremos con otras cosas que pesan.

UN BAÑO DE PETRÓLEO FRÍO

ÚLTIMAS NOTICIAS, Caracas, 27 de abril de 2014
Noruega: ¿socialismo del siglo XXI?
Víctor Alvarez R.

Con el fin de financiar a largo plazo su Estado de bienestar, Noruega deposita en el Banco Noruego de Inversiones casi toda la renta petrolera que recauda
El socialismo del siglo XXI no se podrá construir con las armas melladas del socialismo del siglo XX. Nostalgiamos con lo que pudo haber sido la Urss o el bloque de países socialistas europeos, buscamos inspiración en el socialismo de mercado chino, sin darnos cuenta que en Europa hay realidades más parecidas a la venezolana. Allá está el caso de Noruega, un país que hace 50 años era una de las economías más pobres de Europa y pasó a ser, según las Naciones Unidas, la más desarrollada e igualitaria del mundo. La explicación: el papel del petróleo para financiar la inversión social y productiva y, sobre todo, el ahorro de un porcentaje de la renta para atender las necesidades futuras. Analizar la experiencia de un país petrolero como Noruega puede ser muy útil de cara al reto que tiene la revolución bolivariana de construir un nuevo modelo productivo que, al reservar al Estado la soberanía sobre los recursos naturales, minimice el extractivismo depredador a medida que la inversión social y productiva de la renta impulse el desarrollo de una pujante economía social y solidaria.
Con el fin de financiar a largo plazo su Estado de bienestar, Noruega deposita en el Banco Noruego de Inversiones casi toda la renta petrolera que recauda a través de impuestos al sector petrolero, regalías por yacimientos y dividendos por su participación mayoritaria en Statoil, la petrolera noruega. Maneja más de 800 mil millones de dólares, una suma que duplica la economía venezolana.
A comienzos de los 70, Noruega construyó un gran acuerdo nacional y estableció una regla que limita a 4% -el equivalente al rendimiento esperado del Fondo- el dinero que el Gobierno puede retirar para completar su presupuesto, el cual se nutre fundamentalmente del ingreso fiscal no petrolero. Gracias a esta decisión, Noruega logró los niveles más altos del mundo en calidad de vida e igualdad de oportunidades para su población. El mercado laboral está casi siempre en los niveles de pleno empleo y la educación es pública y gratuita. La ciudadanía tiene garantizado el derecho a la salud, lo que ha elevado la esperanza de vida al nacer a 81 años. No hay pobreza ni exclusión social. Con la mirada puesta en el largo plazo, Noruega creó en 1990 el Fondo Global de Pensiones para contrarrestar la merma futura de ingresos, aislar la volatilidad del precio del petróleo y garantizar el pago de las jubilaciones futuras.
Ese 4%, que pudiera lucir como un porcentaje muy bajo, en términos absolutos representa una considerable cantidad de recursos financieros, toda vez que el fondo no deja de aumentar y asegura una creciente suma de petrodólares para financiar el gasto del Gobierno. Mientras la mayoría de los países de la Unión Europea no terminan de superar la brutal crisis que los sacude desde hace cinco años, el reto de Noruega radica en utilizar su millardario fondo sin perjudicar la economía, tal como ocurre en las economías rentistas donde la sobrevaluación de la moneda implanta una perniciosa tendencia a importar todo lo que se debiera estar generando con el esfuerzo productivo interno.
Esta realidad sugiere que Noruega disfruta ya de los logros que el socialismo del siglo XXI se plantea alcanzar. Una experiencia digna de observar.
Fotografía: http://monkeyzen.com/2011/04/arte-versus-petroleo-en-la-tate

BORRÓN Y CUENTA ... VIEJA

EL NACIONAL - Domingo 27 de Abril de 2014     Siete Días/5
La "revolución" y la historia
La "revolución" quiere cambiar los recuerdos.
Necesita una memoria que le conceda fundamento a sus inconsistencias.
Fracasará en el empeño, como fracasaron los bolcheviques cuando trataron de imponer una historia a su medida que se convirtió en polvo cuando la Madre Rusia volvió por sus fueros
ELÍAS PINO ITURRIETA

Un manual para niños ordenado por el gobierno habló de la teta cubana que amamantó a Simoncito Bolívar para que las redes sociales, incluido quien escribe, ocuparan su tiempo en el debate del tema. Debate con fundamento, debido a que generalmente se ha sabido que una famosa nodriza negra fue la encargada del alimento de la criatura, pero en especial por el hecho de que se buscara espacio en un texto dedicado a párvulos para filtrar la curiosa información. Carece de importancia el hecho de que una amiga cubana de la sagrada familia ayudara por unos días a la señora de la casa en el cuidado del recién nacido, pero adquiere relevancia por el propósito que los lectores advierten cuando se sorprenden con el dato. ¿Por qué, en un manualito de rudimentos, en un libro dedicado a la más tierna infancia, se agrega una información que sirve de poco, o más bien de nada, para la formación de unos muchachitos por quienes debe velar el Ministerio de Educación? Muy fácil. Por la misma razón que tuvo Chávez para afirmar que el 19 de Abril de 1810 fue un movimiento cívico-militar, calificación que habitualmente usamos los venezolanos para explicar sucesos como el 18 de Octubre de 1945 y el 23 de Enero de 1958, en cuyo desarrollo puede hablarse de una conjunción de figuras de los partidos con habitantes de los cuarteles para llevar a cabo un suceso de naturaleza política. A la fuerza quería ubicar al ejército en los orígenes de la nacionalidad, aunque el tal ejército apenas existiera en el reino de las fantasías. Por la misma razón que tuvo el "Comandante Eterno" para proponer la peregrina hipótesis de que el Libertador pudo ser envenenado por un agente de Estados Unidos. Si el imperialismo yanqui es culpable de los males de la actualidad, según las explicaciones más socorridas del paracaidista devenido historiador, ¿no convenía relacionarlo con la muerte del Padre de la Patria? No solo se contrataron especialistas para estrambóticos trabajos de detectivismo. También se llegó al extremo de escarbar las cenizas del héroe en la persecución de la mano larga y oscura de un Tío Sam que todavía no había nacido. Por la misma razón que tuvo el "Comandante Galáctico" para fraguar un rostro diferente del grande hombre para que no fuera tan pálido ni tan mantuano como lo presentó la iconografía de su época; para que su figura fuese resumen del una mezcolanza con las clases humildes de la sociedad a las cuales el laborioso investigador y profundo intelectual y aguerrido adalid decía representar. Por la misma razón que tuvo el "Cristo de los pobres" para decir que el ejército que comandaba era el mismo que peleó contra España y logró la libertad de América Latina, sin considerar el detalle de que esas gloriosas tropas habían desaparecido para siempre después de la faena nada gloriosa que intentaron contra el honorable presidente José María Vargas en 1835.
La "revolución" quiere cambiar los recuerdos. Necesita una memoria que le conceda fundamento a sus inconsistencias. Fracasará en el empeño, como fracasaron los bolcheviques cuando trataron de imponer una historia a su medida que se convirtió en polvo cuando la Madre Rusia volvió por sus fueros; o como perdieron su faena los falangistas españoles en la imposición de versiones del pasado que se volvieron polvo cuando murió Franco. Pero no debemos esperar a que el tiempo haga su trabajo, a que el futuro arregle las cuentas de la actualidad cuando rescate los testimonios de republicanismo que el régimen quiere borrar porque conspiran contra su hegemonía. Los manuales como el que hoy ocupa nuestra atención son un calco de los procedimientos pedagógicos que se usan en Cuba para hacer de la población una manada de borregos. Son la sumisa imitación de una enseñanza cuyo propósito es la negación del derecho que tienen los ciudadanos de pensar según su albedrío desde cuando tienen uso de razón. Sucesos como este de una obrita que sugiere a los niños venezolanos la existencia de un antiguo vínculo de intimidad entre dos proyectos dictatoriales, que propone antecedentes capaces de legitimar la dependencia de Venezuela ante Cuba, deben mover nuestras conciencias antes de que el mal se extienda.

¿QUIÉN ES EL OTRO?

EL NACIONAL - Domingo 27 de Abril de 2014     Siete Días/6
Siete Días
Ping Pong
Colette Capriles, PSICÓLOGA SOCIAL, PROFESORA DE LA USB
"Todos tenemos nuestro chavecito por dentro"
JOLGUER RODRÍGUEZ COSTA

--Hace dos años usted afirmó: "Pudimos haber aprendido sin tanto dolor y tanto palo". ¿Aprendimos? ¿Vislumbra más palo? --Quizás aprendimos más cosas malas que buenas... Y, por lo visto, como que viene más palo.
--De ser Venezuela su paciente, ¿la patología? --La histeria.
--¿Una institución ávida de diván? --¡Ufff! ¡Dios mío! Para acostarse en el diván hay que tener deseos de curarse.
--¿A cuál personaje histórico encarna hoy la venezolana? --¿Tiene que ser mujer? (carcajadas).
--¿Extrañó la voz de otra mujer en la reunión entre el gobierno y la oposición? --Absolutamente. En Venezuela no habrá mejor democracia si no hay la feminización de la política.
--¿Y la presencia femenina en el Estado? --En un país donde todos los poderes están subordinados al Ejecutivo, el rol de estas mujeres ha sido la sumisión.
--Y María Corina, ¿vox cla- mantis in deserto? --Bueno, todo esto es un gran desierto.
--¿Por qué los doctores fracasaron en el poder? --Porque la política no es cuestión de conocimientos doctos sino de experiencia humana.
--¿Un buen presidente autodidacta? --Rómulo Betancourt.
--¿Qué delata a un dictador disfrazado de demócrata? --Su trato a la oposición.
--¿Y a una oposición dividida? --La falta de persistencia.
--¿Qué es ser vivo en este país? --Ser vivo es un valor para el venezolano.
--¿Y bobo? --Siempre son los demás.
--¿Y vivo-bobo? --(Carcajadas) Es el más peligroso porque uno nunca sabe cuándo se hace el bobo o el vivo.
--Y el político, ¿es loco o se hace? --La política en Venezuela es un asunto de locura, pero hay algunos que con el cinismo sobrepasan los niveles aceptables.
--¿La pantalla criolla? --Consumir todo lo posible.
--¿Una adicción nacional? --La jaladera de bola.
--¿La nueva pobreza? --La de nosotros los profesores.
--¿La de siempre? --La que sigue allí, pintada de rojo.
--De seguir esto, ¿la próxima pobreza? --De la que solo se salvará la élite gubernamental.
--¿Una terapia para el proceso? --¡Cónchale!.. Una eutanasia, para ayudarlo a morir bien.
--¿Otra para la oposición? --Una buena terapia de grupo.
--¿Para el soberano? --El shock de la realidad es bastante.
--¿Se ha acostado en el diván? --Sí, claro... Quisiera no pararme nunca de ahí.
--¿Lo irreversible de la locuacidad nacional? --Colocar al país como una materia prima de los proyectos más disparatados, sin ningún respeto a la naturaleza de lo que somos.
--¿Se equivocan los pueblos? --Y también rectifi can.
--Pareciera que persiste el voto por la bota... --El gusto por la bota ha estado desde la Independencia. Lo nuevo sería la república civil.
--¿Qué es este régimen? --Un régimen militar en su esencia.
--¿La patología del caudillismo? --Es nuestra enfermedad más entrañable, como el paludismo.
--¿Y la de un miembro de la PNB o la GNB disparando a la cara de un estudiante? --¿Quién es el otro para ese uniformado?
--¿Lo hace por amor a la "!patria querida!"? --En la neolengua del gobierno el amor siempre es perverso.
--De liderar la MUD... --La conversación tendría que ser permanente.
--¿Hay "invasión" cubana? --No es una invasión. Es la nueva empresa del siglo XXI que cambia petróleo por servicios de control social.
--¿Por qué la MUD no lo denuncia? --Los cubanos ofrecen los medios. Los responsables son los que gobiernan... Ni que fueran menores de edad.
--¿Abandonaron a los estudiantes? --Los estudiantes son autónomos y tienen su propia política.
--¿Y a Leopoldo López? --No creo. Está muy presente en la atmósfera de los acontecimientos.
--¿El primer síntoma de locura de un mandatario? --La reelección.
--¿De un electorado? --Reelegir a un presidente.
--¿De los Ni-Ni? --Ellos desafían toda descripción.
--¿Cómo termina el psiquiatra de un presidente? --¡Dios! Ummm... Lo importante es que el psiquiatra sobreviva al presidente.
--¿Cuándo cesa el fanatismo por un déspota? --Nunca. El fanatismo no es sensible a la realidad.
--¿Será por eso que, 56 años después, Pérez Jiménez conserva su fanaticada? --Exactamente. Pérez Jiménez vive.
--¿Fue fan de Fidel? --Fui educada en el culto a Fidel, pero me escapé.
--¿Podrá resarcirse el adoctrinamiento escolar? --Es muy peligroso, una amenaza importante a la cultura venezolana.
--En un país 98% católico, ¿cabe la idolatría a un mortal? --Si a ese mortal se le mimetiza con la teología católica, sí.
--Si "el fusil es bueno", ¿qué será lo malo? --(Risas) La diversidad.
--¿Se impondrá la ilegalidad como modus vivendi? --Cuando no hay legalidad, hay acuerdos personales.
--¿Guarimbera? --No... De ocurrir una violencia generalizada las guarimbas serán el menor de los problemas.
--¿Se desbordará la mente del país? --No me atrevo a imaginar qué más puede suceder. Esto no cesará tan rápido.
--¿Imagina al chavismo como oposición? --Sí, cuando haya democracia el chavismo será un movimiento político entre otros.
--¿Y exigiendo la liberación de sus líderes presos? --Cuando haya democracia el chavismo no va a querer saber nada de sus ex líderes presos.
--¿Qué agradece la psiquiatría al gobierno? --(Carcajadas) Un enorme aumento en el fl ujo de pacientes.
--¿Y viceversa? --Al estilo García Márquez, ahora tiene quien lo lea.
--Cual Frankenstein, ¿se le devuelve la violencia al gobierno? --Sí, como el gran promotor de la violencia.
--¿Qué tipo de ciudadano devendría con cinco años más de revolución? --Ya no sería un ciudadano sino un súbdito.
--¿Un psicólogo social a Miraflores? --Insisto, no creo que los títulos garanticen un buen gobierno.
--¿La salida para el paciente? --Mirarse al espejo; reconocerse como es y no como quiere ser, al estilo Osmel Sousa.
--¿Soportará otro post 11-A? --La situación es muy diferente en lo político, económico y vivencial.
--¿Qué pasaría en Venezuela si los niños se transformasen en clones de Hugo Chávez? --Por lo visto, todos tenemos nuestro chavecito por dentro.

sábado, 26 de abril de 2014

MIRAR VIENDO

EL NACIONAL - MIÉRCOLES 7 DE JULIO DE 1999
Transversalmente visto
Atanasio Alegre

Al hacer la señora Smith, en La cantante calva, de Ionesco, el recuento de lo bien que habían cenado aquella noche, exclama: "Eso es porque vivimos en los suburbios de Londres y nos apellidamos Smith". Pues bien, esa opulencia de trazo y color matizados que ostenta el pintor Oswaldo Vigas responden al hecho de haberse alimentado de manera suculenta de esa luz que Venezuela pone a disposición de quien trate de aprovecharla para pintar. Haber convertido su apellido en un atributo de constancia y persistencia es, en Vigas, asunto de vocación.
Un corte de observación transversal en la vida cotidiana del maestro Vigas lo sitúa hoy en la ciudad de Caracas, traspasada la séptima década de su vida, con una vitalidad y una dedicación al trabajo de pintor que no ha conocido mengua desde que lo iniciara a los 14 años en Valencia, su ciudad natal.
Se ha servido del trazo y con el trazo, del color sobre un fondo de luces que le ayuda a esquematizar realidades con una sobreabundancia tal, que confiere a quienes contemplan sus cuadros la sensación de estar asistiendo a una fiesta de colores que transmite alegría y vistosidad. Eso a primera vista. A una segunda inspección, se nota que hay mucho contenido en la pintura: porque Vigas ha bajado con mucha frecuencia a los purgatorios latinoamericanos de lo arqueológico. Jean Clarence Lambert lo dijo con dos palabras insustituibles: L'original et l'originel.
El taller de Vigas en Caracas más que un laboratorio, es un territorio por que el transitan, como por un sobremundo, zigotos, mutantes, personajes que ya han sido plasmados en cuadros, otros están todavía en estado embrionario de bocetos y proyectos prospectivos de pintura, pero en tal cantidad que podrían muy bien suministrarle materia pictórica para una centuria más. Los bocetos están debidamente domiciliados en los archivos y fueron realizados en el material más insólito: servilletas de papel de restaurantes, en una colección completa de tickets del metro de París -de cuando su taller de la rue Duphine- con una continuidad que alcanza ya al medio siglo, algunos, incluso, fueron hechos en trozo de pantalones recortados. Todos poseen el color en que serán realizados: si no hay colorante a mano, serán pintados con manchas de café solo, o con leche, (¿nace de ahí su predilección por los ocres en sus cuadros?).

Vigas se escabulló a tiempo, tanto del surrealismo como del abstraccionismo geométrico que se le interpusieron a finales de los años 50 cuando llegó a París. La pintura actual de Vigas ostenta dos características fundamentales: la eliminación implacable de todo barroquismo y la adopción de una suerte de esquizofrenia de la razón intemporal. Un ida y vuelta hacia direcciones contradictorias: lo que es hoy ese mundo latinoamericano al que está adscrito y lo que fue en el pasado. Un camino de aventura parecido al que había tomado en sus tiempos europeos, el grupo Cobra. Vigas tiene una noción perfecta de la época que le ha tocado vivir y la Venezuela que lleva por dentro se presta para esa apelación suya a la sinrazón intemporal. Vigas es hoy un hombre seguro, dueño de una metodología de trabajo que le ha dado resultados, en la cúspide del trazo, con una correspondencia perfectamente vital entre lo que quiso ser y lo que ha llegado a ser, con un equilibrio teñido por la alegría que otorga el color a los ciclos del tiempo, noche y día, primavera o verano. O dicho de otras maneras, el mundo de Vigas ha sido sustituido por una sinfonía de colores.
Ocurre esto, en todo caso, en los días vecinos a abrirse el gran acontecimiento visual que tiene lugar cada año en Caracas, dedicado este año a Oswaldo Vigas: la Feria Internacional de Arte. Lo que el maestro Vigas expondrá en la FIA, en esta oportunidad, forma parte esquemática de esa sinfonía de colores que sustenta y, lo seguirá haciendo, el soporte de sus reinos pictóricos.

Fotografía: http://cdnun.ultimasnoticias.com.ve/unfotos/96c3f444e06c4779b3161175e4741c2e.jpg

DE LA MONTAÑA DE LA ESPECIALIZACIÓN

EL PAÍS, Madrid, 18 de junio de 2007
Tribuna:
A propósito de un nuevo humanismo
Salvador Paniker 

En 1959, C. P. Snow dictó en Cambridge una famosa conferencia titulada Las dos culturas y la revolución científica, deplorando la escisión académica y profesional entre el ramo de las ciencias y el de las letras. En 1991, el agente literario John Brockman popularizó el concepto de la tercera cultura, para referirse a la entrada en escena de los científicos-escritores. Nacería así un nuevo humanismo. Un nuevo humanismo que ya no sería tanto el humanismo clásico cuanto una nueva hibridación entre ciencias y letras.
En lo que concierne a la filosofía, este nuevo humanismo debería estar atento no sólo a la ciencia, sino al mayor número posible de corrientes de pensamiento vivo. Ello es que la filosofía no debe estar encerrada en un departamento académico profesional, sino ejercerse en un cruce interdisciplinario y en "conversación" -como dijera el recientemente desaparecido Richard Rorty- con todas las demás ciencias. La filosofía tiene que trazar mapas de la realidad. El filósofo es, en palabras de Platón, "el que tiene la visión de conjunto (synoptikós)", es decir, el que organiza lo más relevante de la "información almacenada" (cultura) y esboza nuevas cosmovisiones (provisionales, pero coherentes). Por otra parte, la inicial intuición de los filósofos "analíticos" -que fueron los primeros en señalar la importancia de evitar las trampas que nos tiende el lenguaje- no debe echarse en saco roto.
Pienso, así, que un nuevo humanismo debería asumir ciertas reformas lingüísticas. Recordemos, por ejemplo, lo mucho que nos sigue condicionando todavía el viejo constructo aristotélico hecho de sujeto, verbo y predicado, que es también el modelo cartesiano de cognición sujeto-objeto. Esta convención es responsable -como ya denunciaran tanto Buda como David Hume- de incurrir en la falacia de creer que hay mente cuando lo único seguro es que hay actos mentales.
Lo que ocurre es que en el género filosófico las palabras tienen que transmitir conceptos, y por ahí caben pocas florituras. En filosofía es muy difícil salirse de un determinado modelo gramatical. Martin Heidegger ya explicó que tuvo que renunciar a escribir la segunda parte de El ser y el tiempo por la inadecuación del lenguaje de la metafísica que siempre identifica el ser con el ente, olvidando la diferencia ontológica. Hoy, cuando la filosofía tiende a confundirse con la literatura, ¿qué otros recursos caben? Gregory Bateson solía decir que hay que acostumbrarse a una nueva forma de pensar que substituya los objetos por relaciones. Pero substituir los objetos por relaciones es contar historias. De modo que Gregory Bateson nos estaba invitando a contar historias.
En todo caso, si bien se ha producido el "giro lingüístico", nuestros hábitos sintácticos han cambiado poco. Y ya digo que se comprende. El ya citado Heidegger, en su segunda época, reivindicó la poesía -cuyo ejemplo supremo sería Hölderlin- como modelo de lenguaje no objetivante, no reducido a simple instrumento de información. Sólo que Heidegger llegó a embriagarse tanto de "oscuridad poética" que difícilmente se le podía seguir. En cuanto a los lenguajes formales usados por las ciencias duras, sucede que al final sólo son accesibles a un grupo reducidísimo de especialistas. Así, pongo por caso, todavía las gentes ilustradas pudieron digerir en su día la teoría de la gravitación de Newton, e incluso la de la relatividad de Einstein (aunque ésta ya menos, la constancia de la velocidad de la luz es estrictamente contraintuitiva); pero ¿quién es capaz de seguir la endiablada complejidad matemática de la teoría de las supercuerdas?
Y, con todo, hay ahí un camino a mi juicio irreversible. Pues, al margen del lenguaje que uno utilice, ha sonado la hora de liberarse de la tiranía de la intuición, el sentido común y otros embelecos parecidos.
Por otra parte, ¿por qué la realidad habría de ser completamente inteligible? De entrada, el teorema de Gödel impugna la noción misma de una teoría completa de la natura: cualquier sistema de axiomas moderadamente complejo plantea preguntas que los axiomas no pueden responder. De otro lado,la Teoría de la Evolución confirma nuestra oscuridad. Nada nos obliga a pensar que el mundo ha de ser completamente inteligible. Al menos para nosotros, simios pensantes. Al menos en relación a lo que nosotros, simios pensantes, entendemos por inteligibilidad.
En resolución. Un nuevo humanismo debería comenzar por una cura de modestia, y quizá abjurando del mismo y arrogante concepto de humanismo, el que coloca al animal humano como centro y referencia de todo lo que existe. Un nuevo humanismo, compatible con la sensibilidad metafísica, no puede ponerse de espaldas a la ciencia. Naturalmente, no se trata de incurrir en el oscurantismo pseudocientífico denunciado por Alan Sokal y Jean Bricmont en su conocido libro Imposturas intelectuales. No hay que usar la jerga científica en contextos que no le corresponden. Tampoco se trata de caer en un relativismo epistémico radical (que surge de una mala digestión de las obras de Kuhn y Feyerabend), ni de creer que la ciencia es una mera narración, o una pura construcción social. Ni de buscar síntesis atolondradas entre Ciencia y Mística. La tarea es previa y más respetuosa con la autonomía de la ciencia. Se trata de conocer de verdad nuestros condicionamientos esenciales. Se trata de que los paradigmas científicos fecunden realmente a los discursos filosóficos e incluso literarios.
Ello es que es la totalidad de la cultura la que permanentemente está en juego y se renueva. Se renueva desde la interfecundación de las distintas disciplinas. Hoy procede, incluso, elaborar un nuevo concepto de los "textos sagrados" que no hay que ir a buscar donde las fuentes están ya secas. Por ejemplo, ¿llegará algún día en que algún Sumo Pontífice de la Iglesia católica escriba algo verdaderamente inspirado, algo real, sin esos horribles amaneramientos de los documentos oficiales? No parece probable, y tampoco hace falta. Los verdaderos "textos sagrados" de la tradición occidental son, desde hace siglos, los de los grandes autores. Platón y Aristóteles, Dante y Shakespeare. Pero también Victoria, Bach, Haendel, Beethoven. Y Giotto, Fra Angelico, Rembrandt. Y Arquímedes, Pascal, Newton, Darwin, Einstein, Heisenberg. Y Paul Celan y Bela Bartok. Etcétera. Todos ellos son "autores sagrados". Canónicos. La Física Cuántica es un monumento no menos inspirado que la Biblia. Ni menos ambiguo. Escribe el científico Arthur I. Miller: "Como una gran obra literaria, la teoría cuántica está abierta a multitud de interpretaciones".
Se equivocan pues quienes oponen la ciencia a los textos sagrados, o la ciencia al arte. Respetando los correspondientes ámbitos de autonomía, todo forma parte de un mismo prodigioso forcejeo. La persecución de lo real. Que en cierto modo es también la persecución de lo absoluto. Lo absoluto que se presiente, aunque sea inaccesible. Ciertamente, la fusión de saberes como en el Renacimiento ya no es posible. La montaña de la especialización es demasiado alta. Ahora bien, cabe hacer que los diferentes saberes "comuniquen". Comuniquen sin "reducirse" los unos a los otros. Es el meollo de lo que Edgar Morin ha llamado "transdisciplinariedad", la que, sin buscar un principio unitario de todos los conocimientos (lo cual también sería reduccionismo), aspira a una comunicación entre las disciplinas sobre la base de un pensamiento "complejo". Ni todo es física, ni todo es biología, ni todo es sociología, ni todo es antropología; pero cabe enlazar estas áreas cibernéticamente.
¿Enciclopedismo? Más bien puesta en ciclo del bucle físico/biológico/social/antropológico. Ello es que las grandes preguntas se renuevan, el tema de la condición humana está en juego y la permeabilidad entre ciencias, artes y letras se convierte en una exigencia central de nuestro tiempo.
(*) Salvador Pániker es filósofo y escritor.

Ilustración: Oswaldo Vigas.

(A) NORMALIDAD

Poder pastoral e instituciones mentales
Daniel Calva Nagua

En algún momento de mi vida, antes de que me convierta al mundo de la filosofía y por ende se me sumen los mil problemas existenciales que tengo, me solía cuestionar ¿por qué un señor con bata de carnicero le decía a sus pacientes que estaban locos?. No fue sino hasta hace unos 8 años cuando leí a Michael Foucault, y su concepto de -poder pastoral-. De este breve ensayo trataré de reproducir que es lo que manifestó Foucault, a fin de comprender las estratagemas sociales.
El poder pastoral es el término utilizado, para describir cómo los estados modernos salvaguardan y protegen aquello que la misma sociedad considera como ‘correcto’. Por ende se han creado Instituciones como los manicomios, la Policía y otros, sinembargo, Foucaul manifiesta que salvaguardar los intereses sociales, es algo que en la edad media ya se venía haciendo desde la iglesia, por medio de los confesionarios en los templos.
Durante el medio evo, la religión católica dominó occidente y por medio de sus representantes terrenos (sacerdotes), se guiaba al pueblo por el sendero del bien. Cuando una persona tenía dudas y “pensamientos impuros”, iba donde el cura y éste le imponía la penitencia pertinente; en pocas palabras en la edad media, la población entregó su subjetividad a la iglesia. En la actualidad el poder pastoral, cambio de manos, pues, dicho poder ahora lo tienen los psiquiatras y por extensión, los psicólogos.
Rafael Cuesta, en su libro -Tiempos Modernos-, manifiesta que los “individuos anormales” son encerrados o apartados no para destruirlos, sino para disciplinarlos y luego de “arreglarlos” reinsertarlos a la sociedad. Es por esa razón que existen los manicomios en donde se encierra a los pacientes, también están las cárceles en donde no solo hay criminales, igualmente, se encierran a aquellos que se atrevieron a pensar diferente de quienes ostentaban el poder político.
La filosofía tiene como condición la posibilidad de dejar de lado determinadas creencias en los dioses y debatir sobre los poderes que nos dominan. Foucault, critico mucho el papel de los psiquiatras y de las Instituciones Mentales, curiosamente éste filósofo trascendió como psicólogo. Si bien la psicología y la psiquiatría no es lo mismo, en la actualidad estamos experimentando una psicologización de la Cultura, sobre todo con la aparición de los psicólogos clínicos.
En conclusión, así como hace 1000 años, las personas que tenían sensaciones de culpa por sus pecados, iban donde un sacerdote a pedir consejo en el confesionario; Foucault nos dice que en la actualidad tenemos a los psiquiatras escuchando las confesiones de los pacientes. Y el problema empeora cuando el poder pastoral actual, admite a los manicomios, cárceles y similares Instituciones sociales para aquellos “anormales” que no permiten la gobernabilidad.

http://www.diariopinion.com/comentario/verArticulo.php?id=872825
Ilustración:  Javier Martinez Garcia.

POPULISMO

Ernesto Laclau, ¿el último teórico?
Fernando Mires

“Toda teoría es gris, querido amigo, y verde es el dorado árbol de la vida”
(Johann Wolfgang von Goethe)


Ernesto Laclau fue uno de los más importante teóricos políticos de la llamada post- modernidad.
Laclau fue un teórico como por ejemplo Habermas lo es, con la diferencia de que mientras este último fue un adaptador de la teoría política marxista al llamado periodo post-industrial, Laclau, ya desde la publicación de su clásico Hegemonía y Estrategia Socialista (escrito junto a Chantal Mouffe) desmontó, aunque él no lo hubiera querido, supuestos básicos de la teoría política marxista.
Estirando el hilo gramsciano y su concepto de hegemonía, cruzándolo con el psicoanálisis lacaniano y recursando nociones de pensadores “malditos” como Carl Schmitt, contradijo Laclau la idea de la masa informe (Marx), de la masa- magma (Canetti), de la masa hipnotizada (Freud), de la masa inculta (Ortega y Gasset), de la masa anómica (Durkheim). A esa masa confirió Laclau la identidad de actor, es decir la de masa-pueblo: objeto y sujeto a la vez, un pueblo y no una clase que no solo sigue al líder; además, construye al líder.
El pueblo según Laclau es pueblo en la medida que articula sus diferencias expresadas en distintas demandas en torno a símbolos que al serlo tales no pueden sino ser opacos como todas las representaciones políticas lo son.
El fenómeno Laclau significó un escándalo al interior de la escolástica marxista. Revisionista, neoliberal, reformista y otros epítetos, fueron disparados en su contra. No era para menos: Laclau había construido un sistema post-marxista de interpretación, pero sin lucha de clases, sin proletariado, sin base y superestructura, sin modos de producción, sin teoría del valor y sin fetichismo de la mercancía: un marxismo en fin, populista: un marxismo sin Marx.
Solo en un punto Laclau no rompió con el marxismo tradicional, y este fue el de su desprecio por el tema de las libertades políticas. Al igual que los marxistas ortodoxos siguió hasta el final pensando que la democracia era un fenómeno deducido de las luchas sociales a las que él llamaba, nunca explicó el porqué, democráticas. Fue esa una razón por la cual, al igual que Habermas, Laclau jamás pudo entender el sentido libertario de las revoluciones democráticas del Este europeo. Así se explica también por qué, del mismo modo que los marxistas más tradicionales, Laclau no hizo el menor esfuerzo para entender las ideas de Hannah Arendt para quien las luchas sociales desprovistas de la búsqueda por más libertad desembocaban en terribles dictaduras.
Ernesto Laclau, reitero, fue antes que nada un teórico. Si se quiere, un gran teórico. Pero ahí justamente comienzan los problemas. Pues al ser teórico tenía, como muchos teóricos, dificultades para pensar más allá de su teoría. En ese sentido, pese a que adscribía a Lacan, Laclau no lo siguió hasta el final. Mientras que Laclau pensaba a través de su propia teoría, Lacan fue un anti-teórico radical. Lacan, en efecto, pensaba que la realidad se inicia allí donde termina toda teoría, en ese “más allá” (teológico y filosófico a la vez) donde comienza a abrirse “lo real” (lo impensable, lo indecible, lo no teorizable). A ese Lacan no llegó Laclau.
No se trata por supuesto de adoptar gestos nihilistas y negar el valor o la utilidad del pensamiento teórico. Solamente quisiera subrayar el hecho de que ninguna teoría puede dar cuenta total de la realidad que intenta cubrir. Siempre hay “algo” que se escapa, y si pensamos con Lacan, ese “algo” es lo verdaderamente importante. En ese sentido cabe hacer la diferencia entre tres nociones que a veces se confunden entre sí: la ideología, la teoría y el pensamiento crítico.
Una ideología es un programa de pensamiento formado por ideas petrificadas. De tal modo quien cree pensar de modo ideológico, no piensa, más bien es pensado por su ideología. En una ideología se cree o no se cree, nunca se piensa. Una teoría en cambio, es un conjunto de ideas y principios destinados a explicar un determinado espacio de realidad. El pensamiento crítico, por último, si bien recurre a supuestos teóricos, los utiliza solo de modo parcial y limitado al objeto analizado.
La diferencia entre un teórico y un pensador crítico reside en que mientras el teórico cree que es imposible pensar sin una teoría, el pensador crítico piensa que es imposible pensar solo a través de una teoría. Para el pensador crítico las teorías son utilizables, pero también, como ocurre con los pañuelos de papel, desechables. Y bien, Laclau era un pensador teórico. No tan fanáticamente teórico como un Luhmann, para nombrar un caso extremo, pero teórico al fin.
Gran parte de su vida intelectual la pasó Laclau tratando de defender su teoría con respecto a cuestionamientos que provenían de la vida extra-teórica. Así se entiende por qué en las últimas entrevistas Laclau se vio obligado a contradecirse. Por ejemplo, mientras en su libro La Razón Populista había afirmado que populismo era no solo una forma de la política, sino la política propiamente tal, en sus últimas entrevistas afirma que no toda política es populista. Para salir del paso inventó una dicotomía (de origen schmittiano, aunque sin citar a Schmitt) entre populismo e institucionalismo, entendiendo por lo último una política puramente administrativa. Pero luego advirtió que la contradicción no existía pues ha habido regímenes populistas extremadamente institucionalistas, y viceversa (el caso del populismo nazi, entre otros).
Más tarde, quizás a la luz de acontecimientos ocurridos en América Latina, entendió Laclau al fin que no todas las demandas populistas eran democráticas y comenzó de repente a hablar de populismos autoritarios y populismos democráticos. En el primer caso ubicó al populismo de Mugabe en Zimbabue. Por alguna razón no nombró a Chávez pese a que el suyo era un populismo típicamente autoritario (y militar).
Muerto Chávez, continuó Laclau refiriéndose al populismo de Mugabe como a un “populismo degenerado”. Pero donde Laclau decía Mugabe se podía leer Maduro sin ninguna dificultad. ¿Por qué no lo dijo de modo explícito? ¿O no quería Laclau contradecir la posición del gobierno argentino del cual él –no es un secreto para nadie– había llegado a ser un “intelectual orgánico”? Si fue así, nos topamos aquí con un tema que trasciende a Laclau y sobre el cual ya se han escrito libros: el tema del compromiso político del intelectual.
Laclau al prestar servicios intelectuales a un gobierno ejercía su derecho ciudadano. Ha habido incluso sacerdotes que han asumido tareas de gobierno y es lógico y normal que así sea. Pero la mayoría ha cuidado precisar que cuando emiten opiniones de gobierno, no hablan en nombre de Dios. Algo parecido debería ocurrir con la misión intelectual. Si se da el caso de la adhesión orgánica de un intelectual a un determinado gobierno, el intelectual se encuentra obligado a precisar si las opiniones emitidas son las del gobierno que representa o las de sus teorías. García Linera, para poner otro ejemplo de “intelectual orgánico”, cuando habla o escribe sabemos que lo hace en nombre de la vicepresidencia de Bolivia. Todos los elementos teóricos que utiliza los pone al servicio de su gobierno y él no lo niega ni lo oculta. En el último Laclau en cambio, nunca estuvo muy claro si sus opiniones eran deducibles de su teoría o de la posición internacional del gobierno argentino.
De acuerdo a la propia teoría de Laclau, Chávez-Maduro deben ser ubicados sin ningún problema dentro de la categoría “populismo autoritario”, al lado del muy lejano Mugabe con el cual el gobierno argentino no tiene ningún vínculo.
Como sea, la teoría de Laclau solo tiene validez para el momento de ascenso del fenómeno populista. Para explicar los momentos de declive del populismo, Laclau no nos sirve mucho. Pero Laclau nunca reconoció los límites de su teoría. Quizás habría tenido que romper consigo mismo. Pero ¿qué es definitivamente pensar sino romper cada cierto tiempo consigo? Esa es la razón por la cual Kant siempre decía: “pensar es peligroso”.
Mi impresión es que ya durante los últimos momentos de su vida, los fundamentos de la teoría de Laclau sobre “la razón populista” estaban desconectados entre sí, es decir, la teoría como tal ya no existía; y si existía, estaba tan llena de parches que más valía no presentarla en público. La sombra de “el árbol de la vida” (Goethe) había arruinado a otra teoría. Pero hay ruinas y ruinas. Si una casa se derrumba, puede dejar solo polvo. Pero también existe la posibilidad de que haya algo que rescatar. Y bien, pienso que de la casa de Laclau hay mucho que rescatar. No a la teoría, pero sí, una buena cantidad de ideas con gran valor político.
Algunos ejemplos: En contra del pueblo étnico de los nacionalistas, Laclau redescubrió al pueblo-político. El populismo, hasta antes de Laclau solo un insulto, fue convertido por él en un concepto neutro, teóricamente operacional. Sus premisas relativas a las cadenas de equivalencias conformadas a través de símbolos representativos son fundamentales para cualquier análisis de los movimientos sociales. Su análisis de los significantes vacíos que mientras más vacíos más significan, es sencillamente brillante. Y no por último, el desmontaje radical de diversas categorías marxistas ya mencionado. Creo que nadie ha hecho más daño al marxismo ortodoxo que Ernesto Laclau. Lo digo en serio.
Conversar con Laclau era una experiencia interesante. Fuera de las barricadas, las tres o cuatro veces que dialogamos fueron, al menos para mí, muy productivas. Tenía Laclau un don difícil de encontrar entre los intelectuales: Sabía escuchar. Y, además, sabía preguntar. Preguntaba mucho, pero no para torpedear sino para entender lo que uno planteaba. Y cuando se sentía muy cuestionado, decía con su acento porteño algo suavizado: “Sabés, lo que vos decís voy a tener que pensarlo”.
No lo digo porque ha muerto, pero de verdad, pienso que el pensamiento político es más pobre sin Ernesto Laclau.

http://prodavinci.com/blogs/ernesto-laclau-el-ultimo-teorico-por-fernando-mires/

Entrevista a Ernesto Laclau [1935-2014]
“Todo populismo es un momento de ruptura”
Boris Muñoz

En el año 2009, el periodista venezolano Boris Muñoz entrevistó a Ernesto Laclau, fallecido el 13 de abril de 2014. Argentino radicado en Londres desde finales de los años sesenta, Laclau es una referencia internacional en lo concerniente al populismo como tema filosófico y político. En sus últimos años se le consideró como el pensador que inspiró el kirchnerismo. Acá publicamos la entrevista que Muñoz le hizo a Laclau donde hablan de Robert Mugabe, Fidel Castro y Hugo Chávez, justo en el año en que el expresidente Néstor Kirchner ganó una curul en la Cámara de Diputados por la provincia de Buenos Aires y fue electo presidente del Partido Justicialista, todo durante la primera presidencia de su esposa Cristina Fernández de Kirchner.
Boris Muñoz 

“No he encontrado ningún caso histórico en que la reconstitución de la identidad nacional
ocurra sin la figura de un líder”
Ernesto Laclau


Quizás el nombre de Ernesto Laclau no tenga una recordación instantánea como el de Noam Chomsky, pero sus credenciales lo presentan como uno de los más importantes teóricos políticos del presente. De hecho, su firma aparece con frecuencia vinculada a pensadores radicales (en el mejor sentido de la palabra) como la estadounidense Judith Butler y el esloveno Salvoj Zizek, quienes desde una perspectiva de izquierda llevan adelante una aguda crítica de la cultura contemporánea. Aunque cuando estuvo en Caracas Laclau prefirió no opinar sobre Venezuela, es innegable que forma parte de un pequeño pero influyente círculo de intelectuales internacionales que promueven la revolución bolivariana más allá de sus evidentes contradicciones.
Usted afirma que nadie asocia hoy el socialismo con la colectivización de los medios de producción, como planteó el marxismo clásico. ¿Qué es el socialismo hoy?
Actualmente, para definir el socialismo hay que entender necesariamente que la economía va a ser mixta en su carácter, pero también que va a tener una regulación estatal mucho más alta que la que se dio en las experiencias neoliberales. Todo el mundo se da cuenta de que ni el mercado como mecanismo regulador ni una burocracia estatal completa, como la de los regímenes de Europa del Este, son formas viables de organizar la economía. Lo que distingue al socialismo actual del socialismo del pasado es que en el pasado se creía que la socialización de los medios de producción y la regulación estatal iban a superar a los mecanismos de mercado. Hoy estamos más allá de eso.
Sin embargo, esta idea deja planteado el debate socialismo versus capitalismo. ¿Es posible convivencia de los dos sistemas?
No creo que ésa sea la forma de plantear el problema. El mercado internacional va a tener que avanzar hacia formas más amplias de globalización. Es necesario reformar las instituciones económicas internacionales y, también en la esfera internacional, la regulación de instancias estatales tendrá que incidir sobre las normas de acuerdos comerciales. Eso a cambio de no dejar sueltas a las fuerzas salvajes del mercado para que produzcan efectos dislocatorios, pues el capitalismo globalizado crea todo tipo de desajustes: ecológicos, económicos, sobre el empleo. Todo esto debe entrar en un proceso de regulaciones De modo que no se trata de que el mercado mundial vaya a ser capitalista y la economía interna vaya a ser planificada. Un elemento de mercado y otro de planificación.
Aunque suene muy tentadora esta compaginación, ¿es realmente posible dentro de una dinámica económica guiada por actores hegemónicos a quienes les interesa el juego salvaje? No sólo Estados Unidos, también China, India, la Unión Europea…
Lo que es posible es que ciertos elementos de regulación se establezcan a escala global, pero estoy de acuerdo en que es un proceso largo. Más bien se trata de un horizonte hacia donde debemos apuntar antes que esperar efectos inmediatos. En el caso latinoamericano, la redefinición de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional que han hecho Brasil, Argentina, Uruguay y Venezuela. Hoy los lazos con los organismos son más flojos y la capacidad de intervención del FMI se encuentra limitada.
Habría que añadir la recuperación de la soberanía nacional de estos pases. ¿Cuál es el papel de la soberanía en las nuevas dinámicas?
Hay que hacer distinciones. No se trata ya de las soberanías del Estado-Nación, sino de soberanías regionales. Iniciativas como el MERCOSUR expresan un punto de vista regional que el Estado-Nación no puede abarcar.
¿Cuáles son los nuevos términos? En América Latina vemos que, además de la demanda de cambios e inclusión, hay una desorganización social tremenda producto de la informalización económica y la marginación social.
Lo que se da en la escena latinoamericana es una sociedad civil con muy poca capacidad de autorregulación. O sea, que el momento de articulación política pasa a ser mucho más importante. En los últimos años ha habido en Argentina una organización social muy grande y de carácter horizontal como consecuencia de la crisis económica del menemismo. Sin embargo, esta movilización de tipo horizontal no ha producido efectos directos en el sistema político porque no era una movilización política. El lema de ellos era “Que se vayan todos”.
Bueno, ésa es una declaración política contra el statu quo.
Eliminar totalmente a la clase política es un arma de doble filo, porque siempre se va a quedar alguno. Y, sin la participación popular para determinar quién va a ser ese uno, pueden terminar dándole poder a alguien indeseable. En cambio, cuando se votaron las elecciones del 2003, el dilema se resolvió dentro de la partidocracia más tradicional. La cosa salió bien porque quien terminó elegido fue Néstor Kirchner, quien tiene como uno de los ejes de su proyecto político tratar de crear una integración entre la movilización horizontal y los canales verticales del sistema político. Si eso se produce, el resultado será una transformación democrática en la Argentina. Hay toda una generación política que está desapareciendo y hay actores nuevos y cuadros nuevos. Un futuro democrático, desde esta perspectiva, depende de esa ampliación de la esfera pública. Hay democracia siempre que actores que habían sido excluidos de la esfera pública comienzan a ser actores reales.
¿Cómo se produce esa articulación entre la participación horizontal y las instituciones políticas constituidas que son verticales?
Siempre va a existir una tensión, pero lo importante es que ésta no cristalice en ninguno de los dos polos. Una protesta social que no produce efectos en el sistema político se condena a la esterilidad y un sistema político que absorbe totalmente la protesta social sin darle autonomía genera burocratización. Ninguno de estos dos extremos son buenos.
Podría haber otro problema derivado: que el proceso de inclusión genere segregación, como ocurre en Venezuela.
No sé mucho de la situación de Venezuela de modo que no puedo contestar.
Pero como problema teórico está planteado.
Sin duda. Pero la política equivale a caminar entre precipicios: puede ladearse a un costado o al otro. ¿Qué pasa en otras áreas del mundo? Si piensas en un régimen como el de Zimbabwe, verás que Robert Mugabe, quien fue un líder populista y demócrata al comienzo, degeneró hacia un burocratismo que ya no refleja para nada las demandas iniciales de esa sociedad. Pero también puedes encontrar un líder como Julius Nyerere, en Tanzania, quien siempre pudo mantener un equilibrio entre el momento populista y la participación democrática. Insisto en que no hay ninguna ley histórica que implique que todo populismo tiene que degenerar en burocratismo.
¿Cuál es la posibilidad más estimulante?
Que entre el momento populista y el momento institucionalista se logre cierto equilibrio. Yo he hablado de una lógica de la equivalencia y una lógica de la diferencia. En la primera, las demandas sociales son absorbidas individualmente por un sistema político de partidos. El populismo divide a la sociedad en dos campos: el pueblo y la oligarquía o el Estado, al que siempre hay que construir como enemigo. Un populismo puro que destruye el momento institucional tiene todas las posibilidades de terminar en burocratismo. Pero un institucionalismo que elimina la participación política también lleva a la esclerosis del sistema. Muchos de los sistemas políticos latinoamericanos han sido destruidos no por el populismo, sino por procesos mucho más terribles como las grandes dictaduras militares, por un lado, o por el neoliberalismo, por el otro. Como resultado, la reconstrucción de los sistemas políticos va requerir en América Latina de una fuerte dimensión populista, por el hecho mismo que el antiguo institucionalismo está en crisis.
Hemos convertido al neoliberalismo en un gran otro (o un gran ogro) para justificar la instauración de una nueva hegemonía política, social y económica que tampoco funciona.
Hay que preguntarse si ese gran ogro es apenas una ficción, un chivo expiatorio o si, en realidad, es una amenaza al desenvolvimiento de la soberanía: un real gran otro.
Es inquietante y terrible que se deposite en el neoliberalismo toda la culpa de los fracasos latinoamericanos.
Bueno, hay una serie de fenómenos concomitantes y con eso estoy de acuerdo.
Usted ha dicho que el momento del populismo en nuestras sociedades latinoamericanas no puede prescindir de la figura del líder y que el avance de las reformas está atado al líder. Así que sin la articulación caudillo-pueblo el cambio social se frustra.
Una vez que se dan una serie de demandas insatisfechas, éstas deben cristalizar simbólicamente alrededor de un dirigente. ¿Por qué el líder? Mientras más institucionalizada se encuentre una sociedad la gente vive más inmanentemente dentro de un aparato impersonal. Pero mientras la gente se encuentre con las raíces sociales a la intemperie, más necesitará de una forma de identificación exterior a su experiencia cotidiana a través de la cual reconstituir un sentido de la propia identidad. Y en ese punto la figura del líder es central. Tenemos el caso de la crisis de la IV República en Francia. Allí hubo un proceso rápido de desinstitucionalización: el sistema parlamentario de partidos no funcionaba, la guerra de Argelia estaba en un punto álgido y había otros factores que demandaban un cambio radical. Sin la figura de De Gaulle ese cambio no se hubiese dado. No he encontrado ningún caso histórico en que esta reconstitución de la identidad nacional ocurra sin la personalidad ni la figura de un líder.
Es decir, que sin esta personalidad que arrastre y cree la cohesión entre la masa o el pueblo y un proyecto político encarnado en esta figura la sociedad no avanza.
Si nos remontamos a los orígenes del peronismo, al principio aparece la figura del descamisado, que tiene su equivalente en la Revolución Francesa. Es el desarraigado y excluido por el sistema. Esto era central en la identificación popular con su contrapartida, que era la figura de Perón. A medida que avanzaba la construcción de un nuevo Estado, el descamisado prácticamente desaparece del lenguaje político peronista y se pasa a una nueva imagen: la comunidad organizada. Es decir, la institucionalización pasa a ser más importante. Cualquier proceso de cambio lleva a esa centralidad del líder en el primer momento y luego, si el proceso es exitoso, a una institucionalización creciente de un nuevo Estado.
¿En qué momento deja el líder de ser relevante? Es algo que debería darse lógicamente a partir del éxito de la comunidad organizada.
Lo fundamental es que el populismo no es una ideología sino una forma de constitución de la política. Y eso puede darse en los discursos ideológicos más diversos. Si se da en un caso de institucionalización, pensemos en el caso de Turquía y Mustafa Kemal Ataturk. Es un caso de institucionalización relativamente exitoso. Al principio la figura material de Ataturk era central, pero después se fue desplazando hasta convertirse en un símbolo, una especie de dios ausente. Por otro lado, sus sucesores han creado una sociedad que es completamente distinta. Su figura no ha desaparecido, pero no tiene poder material porque no hay herederos, aunque Attatuk permanece como símbolo de la nación.
¿Hasta que punto el líder puede transformarse en un obstáculo para la institucionalización de la comunidad organizada?
Es una posibilidad que el líder de un proceso se convierta en un factor contraproducente, pero no es una fatalidad.
Históricamente hay muchos ejemplos de lo primero y pocos de lo segundo. Mugabe, por mencionar sólo uno.
También hay muchos otros cuyo resultado ha sido diferente. Perón tenía una clara conciencia de la situación a mediados de los años sesenta, pero todos los factores políticos organizados, fueran de izquierda o de derecha, pedían su regreso. Recuerdo que escribió una carta a una organización de izquierda a la que yo pertenecía en la cual decía, adaptándose al lenguaje que esta organización podía absorber, que las revoluciones pasaban por tres etapas. La primera es la preparación ideológica, es decir: Lenin. La segunda etapa es la toma del poder, es decir: Trotsky. Y la tercera es la institucionalización de la revolución, es decir: Stalin. Y añadía que la revolución peronista, para ser exitosa, tenía que pasar de la segunda a la tercera etapa. En otras palabras, Perón advertía en el horizonte los peligros de una pura movilización salvaje, pero no se daba cuenta que para institucionalizar algo él tenía que estar en el poder.
Como usted señala, al no ser el populismo una ideología, puede convocar todas estas facciones diferentes, sin que esto provoque una cohesión más allá del líder.
Cada facción tenía una imagen del líder que era contradictoria con las otras. No era un personalismo de poder el que soportaba las dificultades, sino un Perón imaginario que cada facción creía posible. Cuando el Perón real llega al poder encuentra que no puede controlar esas imágenes contradictorias.
Usted dice que, por suerte, el neoliberalismo no está hoy tan cerca de América Latina. ¿Cuáles son entonces los desafíos que debe afrontar la izquierda en la región?
Son varios los desafíos al modelo económico. En primer lugar, ningún Estado, librado a sí mismo, puede producir un modelo económico alternativo. Lo que puede suceder es que se den espacios económicos regionales más integrales, como el MERCOSUR en contraposición con el ALCA. Hay que tener una política solidaria en la cual el punto de vista de las pequeñas naciones sea respetado.
Usted afirma que la democracia siempre es populista. ¿Podría explicarlo?
Por democracia podemos entender dos cosas: bien el funcionamiento de las instituciones liberales, bien un tipo de actor democrático y colectivo que está inspirado en el concepto de la igualdad.
¿El socialismo?
El socialismo es un momento. La condición democrática empezó hace doscientos años con la Revolución Francesa cuando, por primera vez, el imaginario igualitario estuvo en el centro del espacio público. Pero estuvo restringido al principio de la ciudadanía. Con el discurso socialista se expande a la esfera económica. Después otra serie de discursos comienzan a expandir el discurso de la igualdad a la sociedad civil. Y ese es el proceso en que estamos comprometidos hoy.
¿Puede expandirse el socialismo como un ideario de la igualdad en un mundo dominado por la sociedad de consumo?
Si el mundo sólo fuera una sociedad de consumo, yo creo que el imaginario socialista estaría amenazado. Aunque evidentemente el consumismo es una de las amenazas a las reformas democráticas. Pero es ahí donde la movilización de masas sirve para crear ciertas formas de idealismo colectivo que puedan ir contra esa tendencia.
¿Dónde ocurre eso?
En Venezuela.
¡No me diga! Aquí lo más democrático es el consumismo. Uno de los desafíos de los cambios que hoy suceden en América Latina es mantener abierta la pluralidad y reivindicar a los excluidos sin excluir a quienes antes estaban incluidos. No es un trabalenguas.
Por pluralismo se pueden entender dos cosas distintas. Una implica participación y ampliación de la esfera pública. La otra niega el momento, necesario en mi opinión, de la integración populista. Cuando se habla de regímenes liberal-democráticos, lo que se olvida con frecuencia es que democracia y liberalismo, tal como se ofreció a principios del siglo XIX en Europa, no son la misma cosa. El liberalismo era una ideología completamente respetable, una forma de organización política prestigiosa. La democracia, en cambio, era un término peyorativo, algo vinculado al jacobinismo, gobierno de la turba y ese tipo de cosas. Se necesito el proceso torturado de revoluciones y reacciones durante todo el siglo XIX para poner juntos liberalismo y democracia. Esta fusión nunca se dio completamente en los países latinoamericanos. Los Estados latinoamericanos eran oligárquicos-liberales y caudillistas, pero no eran en absoluto democráticos. Había un clientelismo total con las bases de sustento. El resultado fue que, como consecuencia del desarrollo económico, empezaron a surgir sectores de clase media profesional, sectores populares de distinto tipo con demandas que los regímenes oligárquico-liberales son incapaces de resolver. Es ahí donde se produce un cortocircuito. En un momento, las demandas van más allá de la capacidad de absorción de los sistemas liberales y entonces empiezan a cristalizar dictaduras militares nacionalistas que son profundamente democráticas.
Perdón, ¿dictaduras democráticas?
Sí, es la idea de la dictadura del pueblo. Hacia 1910 hubo grandes esfuerzos reformadores del clase media que trataban de ampliar las bases sociales del sistema. Fue el caso de Irigoyen en Argentina, Suárez Ordoñez en Uruguay, Alexandri en Chile, Madero en México, Rui Barbosa en Brasil. Sin embargo, como resultado de la crisis económica de los años treinta, estos esfuerzos reformistas fracasaron y el resultado es que estas demandas insatisfechas se empiezan a expresar a través de regímenes que ponen en cuestión las bases de la organización liberal. En Argentina fue el peronismo, en Brasil el varguismo, el MNR en Bolivia y otros por el estilo. Es decir, reformas populares democráticas pero que se desarrollan en un cuadro institucional no-liberal. La tradición popular-nacional-democrática y la liberal-democrática siguieron separadas. Y yo pienso que sólo en los últimos treinta años, como resultado de las dictaduras más brutales que el continente haya experimentado y que golpearon a las dos tradiciones, es que éstas tienden a convergir pues ya no son incompatibles con el funcionamiento democrático-liberal de las instituciones. El imaginario global sigue siendo popular-nacionalista, pero las formas institucionales son perfectamente compatibles con la idea las instituciones liberal-democráticas.
En el caso venezolano, el proceso de reconocimiento de los sectores populares se ha desarrollado en medio de resistencias que no son sólo del establishment anterior, sino que atraviesan la sociedad de manera transversal. Esto tiene que ver con un acentuado temor a profundizar el personalismo y el conflicto que existe entre una tradición civilista, que ha tenido pocas oportunidades de actuar, y una tradición militarista y autoritaria presente también en la política venezolana. ¿Qué piensa usted del apoyo y rechazo que convoca la expansión populista?
Desde El Caracazo y a lo largo de todos los años noventa, Venezuela entró en un proceso de desinstitucionalización. Las instituciones no representaban mecanismos viables de las demandas. Todo el mundo percibía que algún cambio radical en la forma de Estado tenía que ocurrir. Cuando esta situación se da, según la lógica de equivalencia, la construcción de un pueblo como agente político y la emergencia de un líder son elementos casi inevitables.
De hecho, Chávez fue apoyado por la mayoría de la población.
Por eso es difícil que los sectores antiguamente institucionalizados puedan volver: simplemente porque esa institucionalidad ya estaba quebrada. Por lo tanto, la oposición venezolana no puede ser una oposición nostálgica del antiguo institucionalismo. No creo que pueda haber un populismo sin una ideologización del espacio político, porque el populismo siempre crea nuevas formas de legitimidad que van en contra de las que existían anteriormente. Todo populismo es un momento de ruptura. El desafío se encuentra en aceptar el cambio histórico que se ha producido en la sociedad venezolana y bregar por objetivos nuevos. El desafío al chavismo es crear un régimen nacional popular que sea compatible con las instituciones democráticas. Yo no tengo ninguna prueba de que el chavismo vaya a resolver mal este desafío. Puede haber un estado populista en el cual exista libertad de prensa y opinión y una oposición constituida.
Eso sí, bajo constante amenaza e intimidación.
En eso no quisiera entrar, pues estamos hablando del proceso.
Pero aquí no todo es color de rosa…
No veo este proceso color de rosa. Simplemente trato de entender lo que está ocurriendo. Y como visitante no me corresponde opinar.
También hay segregación política e ideológica.
Bueno, yo no creo que pueda haber un populismo sin una ideologización del espacio político, porque el populismo siempre crea nuevas formas de legitimidad que van en contra de las que existían anteriormente. Todo populismo es un momento de ruptura.
Lo importante es determinar cuándo la tensión producida por el populismo es productiva y cuándo se vuelve destructiva.
El populismo puede terminar muy mal. Pero no es forzoso que eso suceda.
Volvamos a una pregunta anterior. ¿Cuándo puede el caudillo sofocar el proceso de cambio?
El caso es el que representa Mugabe.
¿Dónde queda Castro?
No creo que se equiparen. Fidel Castro es el líder de una nación que ha estado sometida a un bloqueo de cincuenta años. El problema político de mantenerse en guardia contra el bloqueo y la agresión es una constante de la política cubana. Además, el grado de apoyo interno que tiene el régimen de Fidel Castro es formidable. Creo que si muriera en este momento la Revolución Cubana no desaparecería.
Pero está también el problema de la pluralidad democrática que no existe en Cuba.
Mi opinión es que la relación con Venezuela ha sido providencial para Cuba. Lo que puede pasar es que, a través de una serie de reformas, el proceso cubano se integre al proceso latinoamericano. Eso sería muy importante para América Latina porque la otra alternativa es que la mafia cubana de Miami entre a controlar la isla y la siembre de nuevo de casinos y burdeles.

http://prodavinci.com/2014/04/14/actualidad/ernesto-laclau-%E2%80%9Ctodo-populismo-es-un-momento-de-ruptura%E2%80%9D/