miércoles, 30 de abril de 2014

PABLO VI

La reciente canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, nos lleva a dos o tres consideraciones aparte del caso de José Gregorio Hernández, motivo de interés de los venezolanos. Por una parte, la recepción de la prensa:  Su Santidad era noticia en distintos momentos, debido a las expectativas creadas por el Concilio Vaticano II. Y la estampa papal frecuentaba las portadas de los medios impresos, con el natural intercambio de opiniones que el aggionarmento provocaba. Empero, no había ni podía pretenderse el debate profundo sobre los cambios o matices pastorales, teológicos o litúrgicos. Por otra parte, recordando un viejo artículo de Baltazar Porras, si mal no recordamos,  los efectos del Concilio tardaron en hacerse sentir. Lo más llamativo fue la propia disposición a actualizarse, aunque no sepamos todavía de algún estudio sobre las percepciones que la Iglesia o, particularmente, el clero suscitaba en el país.

Finalmente, quizá el mayor acento percibido fue el de la radicalización de ciertos sectores políticos de inspiración cristiana, distante todavía la aparición de la teología de la liberación.

Por supuesto, una superior consideración requiere de la consulta de dos fuentes extraordinarias y también encontradas: el diario La Religión y la revista SIC. Habría que añadir la incursión de los sacerdotes a medios diferentes a los religiosos, fueren de naturaleza general e informativa o de un militante compromiso político.

Juan Pablo II dejó una inmensa huella tras su doble visita al país, como Juan XXIII es recordado como el gran iniciador del Concilio.  Entre ambos, está Pablo VI, cuyas encíclics y cartas pastorales llamaron tanto la atención de esos sectores políticos determinando y legitimando posturas - a veces - harto audaces. LLegó a Bogotá para el CELAM, siguió las pautas del poder vaticano, pero sentimos que, aparte de Juan Pablo II, despertó una mayor inquietud en los términos ideológicos de una búsqueda que luego se apagó.

Son impresiones que quedan pendiente para una posterior reflexión. De la historia eclesiástica también se desprendieron indirectos movimientos sociales que perdieron su inicial vigor.

LB

Reproducciones: Élite, Caracas, nr. 1920 del 29/06/1963 y  nr. 1967 del 08/08/1963.

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