lunes, 7 de abril de 2014

CLARIDAD DEL MENSAJE

NOTITARDE, Valencia, 6 de abril de 2014
Columnistas del día
"Caminando con Cristo"
"Yo soy la resurrección y la vida"
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes

Este último domingo de cuaresma nos introduce en el misterio central de la pascua, de nuestra fe cristiana y de esa esperanza que se alberga en el corazón de todo ser humano que es vivir eternamente. Con la narración del milagro que Jesús realiza resucitando a Lázaro, está anunciando su propia resurrección y triunfo sobre la muerte y además está presentando ante sus discípulos, sus amigas Marta y María, ante los judíos y también ante nosotros que ahora leemos este pasaje, varias cosas al mismo tiempo: 1. Se constata la fragilidad del ser humano y su impotencia ante la muerte, como decía el filósofo Heidegger: "El hombre es un ser para la muerte", expresión de esa angustia que lleva el hombre frente a esa realidad que llamamos muerte. Pero la auténtica verdad es que el hombre lleva dentro de sí un grito de eternidad, está llamado a la vida y no a la muerte. La muerte física no es el último hecho que acontece en la vida de una persona, sino que luego viene la resurrección, el vivir eternamente junto a Dios, de Él venimos y hacia vamos de nuevo. La última palabra, por tanto, no la tiene la muerte, sino la Vida. 2. Se percibe claramente la humanidad de Jesús. Él sentía, como cualquiera de nosotros, un profundo amor por estos tres hermanos (Lázaro, Marta y María), que eran sus grandes amigos y con los cuales compartía agradables momentos. Lloró, se conmovió, como cualquiera de nosotros ante la muerte de un ser querido. 3. Manifiesta ante todos (amigas, discípulos, judíos) que Él es Dios en medio de ellos. Hay tres momentos en el evangelio de hoy que aluden directamente a esta condición divina de Jesús: a) "Yo soy la resurrección y la vida". Nosotros sabemos lo que desde el Antiguo Testamento  significa el "Yo Soy", es la expresión que utiliza Dios para presentarse y darse a conocer por el pueblo de Israel. Claramente está diciendo Jesús, yo soy Dios, cuando conversa con Marta. Como si no fuera poco, le agrega al "yo soy", la resurrección y la vida. Esto es expresión de poder divino, de poder creador. Es decir, yo soy el que levanta de la muerte, el que levanta del sepulcro, yo soy el que doy la vida y la devuelve. En otras ocasiones Jesús utiliza otras expresiones que hablan de su divinidad y superioridad: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". "Yo soy la Luz del mundo". Yo soy el Pan de Vida". Yo soy el Buen Pastor". "Yo soy la Vid". "Yo soy la Puerta". Vale la pena acotar aquí, que frente a las otras religiones monoteístas (Budismo, Islamismo) ni Buda, ni Mahoma, llegaron a afirmar divinidad. En cambio para nosotros los cristianos Jesucristo es Dios y hombre verdadero. b) Marta dice: "Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo". Marta confiesa su fe, Jesús la ayuda a manifestarla y la lleva a reconocer que Él no es cualquier hombre, sino el Mesías, el Salvador de la humanidad. c) Jesús dice: "Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado". 4. Jesús quería aumentar la fe de sus apóstoles y de todos los que lo veían, que creyeran en Él, que vieran los signos  que hacía y se dieran cuenta que estaban delante del mismo Dios humanado; misterio, como el de la muerte, que sólo por la fe y desde la fe se puede comprender o contemplar.
El mensaje es claro para nosotros. Desde que nacemos somos llamados a la vida, tenemos el anhelo de la eternidad; pero el pecado (que experimentamos dentro y fuera de nosotros) nos hace perder ese impulso inicial. Sin embargo, el bautismo nos capacita de nuevo para recuperar la gracia perdida, es ese sello que nos marca como hijos de Aquel que es la Vida, hijos de la Luz. Con los sacramentos, especialmente la Confesión y la Eucaristía logramos mantener encendida la llama de la vida eterna dentro de nosotros.
IDA Y RETORNO: Todos los sábados de 9:00 am a 12:00m se realizan en la sede del Seminario en San Diego "los sábados vocacionales", donde el Padre Javier Rodríguez y un grupo de seminaristas, reciben, atienden y van guiando durante el año a aquellos jóvenes que están en la etapa de bachillerato, son bachilleres o  universitarios y manifiestan inquietud por la vida sacerdotal. Es un tiempo y espacio para el discernimiento, para conocer más de cerca la vida sacerdotal y para verificar si realmente están siendo llamados por Dios a éste camino de servicio a Cristo y a su Iglesia. Oremos por los jóvenes de nuestra Arquidiócesis que sienten el llamado a la vida sacerdotal para que con generosidad puedan responder a Cristo que les invita a seguirle de una manera radical. Una Iglesia sin vocaciones, sin sacerdotes, sin guías espirituales, identificados con Cristo, es una Iglesia o comunidad que le falta y necesita la vitalidad del evangelio; una Iglesia madura en la fe, engendra vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales. Pidamos a Jesús que nos siga enviando y regalando obreros para su mies. Señor, dános sacerdotes santos, y dános familias cristianas santas.

Cfr. Modeste Munimi:http://enclavedefe.com/index.php/iglesia/item/1543-homil%C3%ADa-quinto-domingo-de-cuaresma-6-abril
Ilustración: Andrew Sklyarenko.

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