domingo, 31 de julio de 2016

CAZA DE CITAS

"Naturalmente, la presencia del abstraccionismo repercutió profundamente en a crítica de arte, pero halló un insólito repudio en algunos intelectuales, anclados todavía en el pasado. Entre ellos resalta el nombre del historiador Mario Briceño Iraggorry. Éste, a comienzos de la década del cincuenta, había lanzado las descargas más peyorativas sobre la adopción del arte abstracto-geométrico por una buena parte de la juventud artística venezolana. Tal incomprensión no debe extrañarnos, si consideramos su estatus generacional y su mundo intelectual"

Simón Noriega

("La crítica del arte en Venezuela", ULA, Mérida, 2011: 176)

NOTICIERO RETROSPECTIVO






- Guillermo Meneses. "Alfredo Boulton y Juan Pedro López". El Farol, Caracas, nr. 207 de 10/1963.
- Juan Nuño. "El perverso mundo de los comics". El Nacional,  Caracas, 31/01/88.
- Juan Röhl. "Ligero esbozo de la pintura venezolana". El Farol, nr. 160 de 02/54.
- Luis Mujica. "El abstraccionismo de Omar Carreño". Élite, Caracas, nr. 2049 del 02/01/65.

EMPANADOMÉTRICOS

Del precio oculto
Luis Barragán


Destacándose por sus ocurrencias, Maduro Moros asegura marcar todo un hito al fundar el presupuesto público nacional en el más elevado porcentaje histórico de las contribuciones ciudadanas. Lejos de abochornarnos por una noticia tan facial, lo dejamos pasar por debajo de la mesa atormentados por otros y más inmediatos problemas: los de la propia e inconcebible supervivencia que, ciertamente, no tiene precedentes.

El régimen actual, que ya es de vieja data, ha sido pródigo en la imposición de impuestos, incluso, por motivos contraproducentes y hasta banales, para todos los inhumanos ajustes que ha ensayado y ensaya, como el que perversamente cursa, por no citar la inmensa carga para-fiscal que suele desembocar en el delito de tratarse de alguna diligencia inevitable con el Estado por los particulares al descampado. El SENIAT se ha convertido en un poderoso instrumento de persecución política, paciente y malicioso, que convierte toda intimidad patrimonial en una ocasión para la revancha.  Empero, sin contraprestación alguna, el insigne creador y cobrador de impuestos, tan consecuente con su predecesor, oculta el precio que hemos excesivamente pagado por su estancia miraflorina.

De un lado, como lo denominó Humberto García Larralde,  en reciente conferencia auspiciada por CEDICE, el dispositivo macro-económico en boga – que no, política económica – procura a todo trance maximizar las disponibilidades de ingresos en manos del fisco y saltarse los controles, dilapidando más de $ USA 1,3 billones, desde 1999, con déficit  fiscales cercanos al 30% del PIB.  Una cifra tan fabulosa, no ha servido de soporte al presupuesto público nacional, porque – dejando solitariamente al contribuyente – se ha desviado a sendos, inescrutables y inauditables fondos, configurando un gigantesco fraude.

Por otro, solemos olvidar el cobro instantáneo y cotidiano del IVA. La más modesta empanada que consumamos, convertida en el único, accesible y mañanero alimento diario de empleados y buscadores de empleo, estudiantes de menor y mayor edad, con una dudosa pincelada de proteínas,  incluye el pago del alquiler – constante y sonante – por habitar en suelo venezolano, seamos pobres o ricos, saludables o enfermos, civiles o militares, religiosos o seglares, dormidos o avispados, oficialistas u opositores.

Tenemos grandes expectativas por la discusión del proyecto de presupuesto para 2017, en a Asamblea Nacional, la cual comenzará a mediados o finales de septiembre próximo. Inexpertos en la materia, no dejamos de ponderar las – acaso – definitivas consecuencias políticas de su elaboración y sanción, tratando de afinar las implicaciones jurídicas de una devolución presidencial que, al rechazar su promulgación, recibirá el abusivo auxilio del TSJ.


01/08/2016

CRÓNICA SOCIAL

Del banquete gubernamental
Luis Barragán


Los voceros calificados del gobierno, suelen burlarse de los venezolanos al calificar de “felices” las largas colas que realizan para obtener algún insumo vital – si lo hay -  en clara e injusta competencia con las mafias que las dominan. Intentando algún argumento concreto, inventan una que otra maniobra opositora al saber, por una parte, insuficiente la tal guerra económica, y, paradójicamente, ridiculizar, por otra, a los servicios de contra-inteligencia que todos saben muy avispados y  bien proveídos.

La conducta del declarante oficial se explica por los privilegios con los que cuenta, pues, no tiene problemas para alimentarse ni medicarse, transitar las calles con sendos guardaespaldas en un vehículo inexpugnable, y – además – viajar al exterior y volver con una vestimenta que reafirma tan importante estatus de vida. Por supuesto, profundizado el deterioro, cada vez más se achican los elencos del poder, pugnando por una supervivencia que pasa por el presupuesto público nacional, y – en consecuencia – ya se deja al intemperie a la burocracia media que prefiere callar y, en espera de una oportunidad, desertar a tiempo ante cualquier eventualidad revocatoria, con las maletas hechas.

Recordamos, al iniciar la universidad, aquél primer trabajo que encomendó la profesora María Elena Fernández: la crónica social reportaba el festejo cumpleañero de las mascotas de una acaudalada familia que contrastaba con la situación de pobreza de miles de venezolanos en medio de la bonanza petrolera. Cierto, pero la inmoral reminiscencia – ahora – nos convence que el poder y los factores que, generosamente retribuidos, le contribuyen, era capaz de exhibirse y hasta excederse porque la situación no era tan calamitosa, había que parecer – además de ser – poder o, en última instancia, hubo un determinado equilibrio que así lo autorizaba: hoy, palpablemente la situación es trágica, parecer importará más que ser de sortear el revocatorio y ni siquiera existen estadísticas socio-económicas confiables.

Precisamente, la crónica social – desaparecida también como una fuente especializada – exponía a justos y pecadores a la curiosidad pública y, en los estratos más modestos, prosperaba la aspiración de que una fiesta hogareña, siempre posible de hacer, por la graduación universitaria o el matrimonio del vástago, apareciera un buen día en las páginas suscritas por algún famoso reportero que, además, por sus relaciones y modales, se asimilaba o decía asimilarse a la nobleza criolla.  Convengamos, no había temor a exhibir el lujo de las grandes casas, con su mobiliario, obras de arte y hasta cubertería, ya que resultaba impensable una candidatura para el frecuente secuestro de dueños e invitados o el hurto masivo de piezas que los enorgullecía; pero tampoco hubo la preocupación de los personeros oficiales – en dictadura o en democracia – para ocultar aquellas celebraciones, agasajos o “saraos” que, de un modo u otro, se hacía en cada hogar venezolano, aún en los confines rurales que, por lo menos, sostenía el cultivo de algún rubro.

Existen testimonios de fabulosos festejos de las grandes figuras del gobierno y sus asociados que procuran mantenerse en un secreto absoluto, reprimiendo la posible revelación de quienes literalmente los sirvieron.  Sin embargo, por más que intenten esconderse, como nunca antes a los miembros de un gobierno se les ocurría, siendo humanamente comprensible la celebración del onomástico o del cumpleaños, siempre se cuela la vanidad del banquete gubernamental que no repara en un país atormentado por la crisis humanitaria que produjo, donde sobra la delincuencia, faltando el alimento y la medicina, imposibilitándose  viajar dentro o fuera del territorio nacional para tratar una urgencia médica, y paremos de contar.


01/08/2016

EL PROCESO SOCIAL DEL TRABAJO: DE UN MINISTERIO A OTRO

De la militarización del trabajo
Luis Barragán


El gobierno que, a veces,  procura preservar las formas ante la comunidad internacional, ha decidido la inserción provisional de los trabajadores de una empresa a otra que se diga en trance de reactivación productiva en el renglón alimentario, fuere de procedencia pública o privada. La resolución de reciente data,  Nr. 9855 del ministerio del Trabajo, así lo ordena, alcanzando una gravedad  parecida a la otrora  célebre resolución de enero de 2015, la Nr. 009610 del ministerio de la Defensa, relacionada con la represión armada de cualesquiera protestas sociales.

Desde que se dictó la resolución laboral el día 22 de julio del presente año, prosperan las observaciones relacionadas con su manifiesta inconstitucionalidad. E, incluso, en la última sesión plenaria  de la Asamblea Nacional fue diferido el punto,  por cierto, en el que nos inscribimos, debido a la extensa jornada que siguió luego de la nueva juramentación y reincorporación efectiva de los diputados del estado Amazonas y la necesarísima primera discusión del proyecto de ley que se refiere a la seguridad social del policía.

La resolución en cuestión, contextualizada por la declaratoria de un Estado de Excepción igualmente inconstitucional,  explica muy bien la naturaleza y vocación del régimen. Solemos olvidar que el trabajo forzado configura un rasgo esencial del socialismo que se vivió y se vive en otras latitudes del planeta, siendo el venezolano no menos real.

En los albores de la revolución bolchevique, fue Trotsky  uno de los principales propulsores de la militarización del trabajo que, cuestionada ingenuamente también por los suyos, pretendía resolver la las migraciones y la anarquía reportadas inmediatamente por la escasez de alimentos, concluyendo en la sujeción militar de la fuerza obrera civil. Consabido, tamaña iniciativa se hizo una cruel y prolongada realidad con Stalin, forzando a cualquier precio la industrialización soviética.

Huelga comentar el flagrante desconocimiento gubernamental  de los derechos y garantías laborales, mas no subrayar el convencimiento – ante todo – ideológico que inspira una medida, ciertamente desesperada, para responder a una crisis que Maduro Moros, y no otro, generó con una irresponsabilidad personal, política e histórica de tan alto calibre.  Y acentuar que el trabajo forzado lleva inevitablemente a su imposición militar, pues, el asomo de alguna protesta, por discreta que sea, ha de generar la correspondiente represión hasta que el lenguaje sincere, como no la ha hecho aún con el desparpajo habitual,  la condición de cada trabajador en el marco del plan de abastecimiento liderado por el ministro de la Defensa y comandante Estratégico-Operacional: soldado.

Fotografía: http://www.diariolasamericas.com/4848_venezuela/3842953_maduro-convierte-a-venezuela-en-un-cuartel-militar.html


Referencias:
01/08/2016

DESPERDICIO DE LA MEMORIA

¿Webfografía, dijo?
Luis Barragán


Un diario de circulación nacional (aunque todos trascienden las fronteras por obra de las redes), recoge  la reciente solución al litigio judicial (pues, no todo lo es)  entre un diario de circulación regional (ciertamente, los bytes ya no saben de localidades) y un estacionamiento que hizo de depósito de los archivos de El Siglo de Maracay; otro diario de suprafronteriza circulación (desentendido del papel periódico enteramente), advierte que no hubo tal solución, sino la abusiva actuación del  agresivo representante legal de la empresa resguardadora de vehículos (algo que más que parqueadora), quien gandolizó el problema para darle un destino incierto.  La sola reseña gráfica genera indignación, porque un camión espera impaciente la preciosa carga de los viejos ejemplares que, además de probar la escasa puntería de los cargadores (resignados caleteros urbanos), rinde testimonio de una indiferencia radical hacia lo que seguramente entienden como la principal materia prima de la limpieza hogareña (por citar un único caso): entonces, ¿qué resuelve la controversia judicial en Venezuela y, además, por qué pierde nuestra memoria histórica a todo trance?

Ignoramos de otras razones para el pleito tribunalicio, pero lo cierto es que la valiosa hemerografía proseguirá  su danza inevitable hacia el deterioro. Poco importa que la preñez de un pasado remoto o cercano, siendo necesario un nuevo y continuo parto para comprenderlo y construir un futuro diferente, ya que – un prejuicio fundamental – la vieja prensa empava (apartándola como criadero de insectos).

De plantearse la remisión de los archivos a alguna biblioteca pública o privada, dudamos de una entusiasta aceptación, por falta de espacios, de condiciones medio-ambientales y de la insuficiencia de un personal apto para su recuperación, preservación y clasificación. Menos, se dirá de una urgente y masiva digitalización, porque no hay recursos ni – ya – tecnologías para semejante hazaña en un país devorado por una inmediatez que presiona y asfixia.

De hecho, respecto a una muy buena parte de las instituciones bibliotecarias del país, la webfografía (disculpen el malsonante neologismo) está vedada y, a lo sumo, lo que va quedando, es el escaneo o la simple fotografía de funcionarios preocupados y de investigadores apresurados. No hay in inventario nacional de la vieja prensa y, muy pocos, pensarán en la necesidad de salvaguardarla empleando la red de redes como lo ha hecho tan extraordinariamente con sus antiguas publicaciones el Centro Gumilla.

Quedan los portales noticiosos institucionalizados y estables, más la afortunada bloguería personal, no sólo para transmitir la noticia, sino resguardarla a todo evento. Empero, al parecer insoluble, el agigantamiento inverosímil de la información  provoca también una pérdida progresiva: el internauta contribuye al embasuramiento interneteano, al privilegiar (in) voluntariamente las notas banales, superficiales y anodinas, relegando las decisivas y profundas  (ni que fuese adivino, dirá el tecleador).

Referencias:
http://www.el-nacional.com/regiones/Botan-archivos-Siglo-tribunal-Aragua_0_893310726.html
 http://www.elpitazo.com/regiones/sin-orden-judicial-abogado-bota-la-basura-hemero
Fotografías: Andreína León.


01/08/2016
http://www.diariocontraste.com/2016/08/luis-barragan-luisbarraganj-webfografia-dijo/#

MEMORIA Y TOTALITARISMO

Memoria política
Luis Barragán


Convertido en una característica fundamental del régimen, el ejercicio de la memoria política no encuentra cupo en medio de nuestras angustias, por muy reciente que se diga los hechos. Por todos estos años, ha avanzado un proceso inadvertido hacia el olvido de los asuntos públicamente compartidos que autoriza o dice autorizar la sola versión oficialista de las personas, el mundo y las cosas.

Culturalmente, nos ha predispuesto a solventar únicamente las urgencias de un presente que  enferma, cuyo agotamiento agradecemos para encarar los otros apremios que el sector gobernante – incluso – idea e impone. La historia reciente y remota, convertida en una superstición que lleva a la pérdida de una identidad común, simplemente “empava” en el nuevo siglo que, por definición, se presenta como una sucesión temeraria de acontecimientos.

A propósito de los comentarios que suscitó una obra publicada uno o dos años atrás, en la que Héctor Rodríguez Bauza recuerda una vida política que quizá ahora no tenga equivalente alguno, por los hechos y las reflexiones variadas y sucesivas que  la tejieron, un amigo de semejante itinerario, ya retirado del parlamento, nos comentó que no se atrevía a redactar sus memorias, porque no fueron tan atractivos y novedosos los hechos y las reflexiones que protagonizó, además de no contar con los recursos económicos para publicar un libro.  Inmediatamente lo desmentimos, pero – igual – reparamos que el desánimo no se debe sólo a la quiebra del mercado editorial venezolano, sino al convencimiento de un esfuerzo inútil que muy pocos agradecerán.

El amigo en cuestión que, por muchos años ocupó también la primera plana de los periódicos, frecuentando las emisoras radiales y televisivas, cuya modestia – por lo menos – lo hace testigo de hechos de trascendencia colectiva, lidia con un voluminoso archivo en casa que también debe explicar, aunque – por contraste –  hay otro, en parecidas condiciones, que insiste en sus columnas semanales para abultar el propio. ¿Cuál es el destino de ese testimonio? ¿Por qué desecharlo? ¿Habrá universidades que en el futuro intenten reconstruirlo, reconstruyendo las evidencias mismas que pueden y ya se pierden? ¿No habrá posibilidades de legislar para facilitar esa reconstrucción, generando las condiciones apropiadas?

La memoria política es la víctima inicial de todo régimen totalitario, pues, sin ni siquiera acometer la empresa de destruir directamente las evidencias, deja que el tiempo obre ferozmente para deteriorlas y pulverizarlas: bibliotecas y hemerotecas públicas dan cuenta de la importante pérdida de grandes colecciones también filmográficas. Nos parece, hoy nadie tiene idea de lo que fue realmente la era prefidelista en la Cuba que sufren,   porque naufragó esa memoria para dejar espacio al dogma dictatorial y, muy escasos todavía, fueron los testimonios de una dirigencia que, para mal o para bien, debió dejar un legado.

LA RISA DE MARX

Las armas en el socialismo rentístico
Luis Barragán


La corporación castrense ha experimentado una significativa transformación de su naturaleza, en los últimos años, al intentar colocarse en el circuito rentístico del socialismo, acaso como la inevitable contrasprestación por el soporte y los servicios que le concede en el decisivo ámbito político. A mediados de la década anterior, fácil de apreciar por las correspondientes Memorias y Cuentas ministeriales y las autorizaciones de los créditos adicionales que gestionó ante el parlamento, surgieron numerosas firmas mercantiles de adscripción al despacho de Defensa.

Rubricando la tendencia, en febrero del presente año fue creada la C. A. Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (Caminpeg), la cual – demasiado obvio –  interna resueltamente al sector militar en el ámbito económico marcando una  clara competencia, si vale el término, con PDVSA. Harto diferente es la situación a la del general retirado Rafael Alfonso Ravard, a quien – gozando de una amplia y probada  trayectoria gerencial – le tocó presidir exitosamente la empresa petrolera, por cierto, fundada en agosto de 1975, convirtiéndola en una de las transnacionales más importantes del mundo, respetuoso de la especialidad y del profesionalismo de la industria.

Es muy poco de lo que se ha sabido de la novísima empresa  militar, después de formalizada y anunciada, aunque – la presumimos – de una complejidad  a la que adicionalmente  obliga  el lento reacomodo de los intereses corporativos para afrontar el desafío de lo que equivale, en última instancia, a un reconocimiento de la debacle petrolera del país.   Por cierto, si mal no recordamos, habría que revisar el viejo y clásico texto de Mario Esteban Carranza de finales de los ’70 del XX (“Fuerzas Armadas y Estado de Excepción en América Latina”),  fundado en las elaboraciones teóricas de Nicos Poulantzas, por lo menos, para atisbar las fracciones de clase representadas en tamaña incursión. O, vale decir, indagar – desde la perspectiva ideológica  gubernamental – si le aporta  alguna novedad universal al modelo socialista que tiene más de castro-guevarismo que del leninismo profesado en otras latitudes del socialismo real, delimitándolo como una asombrosa experiencia de la premodernidad que haría reír a Marx.

Luego, otras son las armas en la Venezuela incómoda con el siglo XXI, pues, a las adquisiciones privilegiadas en el ramo estrictamente militar, las de una opacidad que contrasta dramática y hasta paradójicamente con las superpotencias nucleares, se suman tareas, ventajas y privilegios en un mercado de tan interesada precariedad, favorable al estatismo estrangulador de la vida económica. Literalmente, de  las armas de guerra se encarga la Fuerza Armada, así no palidezca ante la delincuencia común que exhibe las suyas, pero – algo más que una metáfora – las otras, en los más variados renglones, también estarán orientadas a la destrucción del enemigo que la compita o pretenda competirla, en materia minera, petrolera y de gas, o en la bancaria, las telecomunicaciones, la construcción u otras, pues,  por lo demás,  tendiendo siempre a ser amplio el objeto social de las firmas mercantiles, no es otro el aprendizaje y entrenamiento recibido.

Una rara lógica económica podemos atisbar, ya que en ninguna parte Maduro  Moros y los voceros del mundo militar que gustan de opinar públicamente sobre la vida política, tuvieron ni tienen la gentileza de explicarla. A corto plazo, consagrará a la Fuerza Armada como un Estado dentro del Estado, mientras que, en una mayor perspectiva, contribuirá a su autodestrucción.


31/07/2016