Militarización
fatal
Luis
Barragán
“El pretorianismo venezolano no es solamente militar,
presenta
un componente civil pero no civilista que
se
aprecia como una constante histórica desde el
siglo
XIX y sus caudillos hasta los inicios mismos
del
siglo XXI”
Domingo
Irwin (1)
Ganando
la batalla el olvido, muchas de las evidencias del intenso y libérrimo debate
que facilitó el triunfo de Chávez Frías finalizando el siglo XX, fruto de unas
elecciones pulcras, transparentes y – es necesario decirlo – luego
irrepetibles, han desaparecido o tienden a desaparecer. Sobre todo en lo que
concierne a la corporación castrense que hoy está optando por un tránsito
inconstitucional dada la abusiva jefatura suprema que, aún siendo de Estado, ejerce el revocable
Nicolás Maduro.
Por
entonces, reconozcamos, hubo la numerosa variedad de programas radiotelevisivos
de información y opinión, empresas de transcripción y de transmisión, e,
incluso, apenas conocida por las grandes mayorías, la red de redes se hizo eco
del libre debate. Una breve muestra ejemplifica el tono y hasta la hondura que
contrastan con el presente, administrados con escasa habilidad la (auto)
censura y el bloque informativo por un gobierno que reclama los consabidos y ya remotos hechos del 4-F,
como fuente de legitimidad.
Todavía
inadvertido por importantes sectores de opinión, por ejemplo, el insigne académico, ya desaparecido,
Domingo Irwin llamó la atención en 1999 sobre el “aspecto neurálgico, básico
del problema, que son [las] relaciones civiles [-] militares”,
resquebrajado el control del sector
civil sobre el militar en 1992; y, faltando poco, observaba “una resistencia a estudiar y sobre
todo en medios académicos, el tema de las relaciones civiles [-] militares”,
para reclamar la necesidad de formar especialistas en la materia, porque –
además – “no se le puede dejar al sector
militar el monopolio del tema de la seguridad nacional, el monopolio del tema
militar”. Difiriendo de Agustín Blanco Muñoz sobre la conexión entre los
sucesos de 1989 y 1992, Irwin
consideraba que la otrora situación política signada por el llamado a una
Constituyente, era “una cortina de humo que esconde lo que son los problemas
reales del país, que son de carácter económico y social y hay que esperar a ver
la implantación de una política económica …”
(2).
En
su momento, de una mayor difusión que los reportajes, testimonios y ensayos
históricos posteriores tuvieron, el
propio Chávez Frías enfatizaba a Napoleón Bravo, hoy desterrado de los medios
venezolanos: “El Pacto de Punto Fijo ideado por Rómulo Betancourt y Rafael
Caldera, les quitó a los militares incluso el derecho a expresarse, el derecho
a participar, el derecho a emitir opiniones, con eso de que las Fuerzas Armadas
son obedientes y no deliberantes […] les puso una mordaza a los militares y
trató además de manipularlos, metió a mano y tuvo injerencia profunda en los
cuarteles, incluso, para ascender a un grado de Coronel y de General […] El papel
de los militares tenemos que reincorporar a los militares a las labores de
desarrollo nacional”. Y, agregó, que deben incorporarse a las labores de
investigación científica y tecnológica, construir carreteras, vías férreas y
viviendas, porque “hay una gran capacidad instalada en las Fuerzas Armadas, hay
hasta ingenieros nucleares en las Fuerzas Armadas, una gran cantidad de
ingenieros electrónicos, ingenieros de sistema, ingenieros de construcción, hay
batallones completos de ingenieros de construcción que están aquí en Fuerte
Tiuna, cuando necesitamos que vayan hacia el Sur […] hay militares formados
para la ciencia médica, que están allí en los cuarteles” (3).
A
juzgar por las viejas propuestas, casi dos décadas después, es evidente el
fracaso y válida la pregunta respecto a la ya aludida capacidad instalada, como
a la peor y nada disimulada mordaza que tienen los integrantes de la Fuerza
Armada. No obstante, huérfano de una vocación y destreza para el ejercicio del
poder y, muchísimo menos del poder democrático, así lo percibimos, a Maduro
Moros le ha sido más cómodo y expedito alentar y permitir la militarización de
los problemas de la sociedad, al no comprender
- experimentándolos - los que
propiamente derivan de las relaciones civiles-miliares, como también ocurre en
algunos sectores de la oposición. Finalmente, acotemos: militarización de la
sociedad que, a la postre, será fatal para la institución castrense.
(1) “Sencillamente complicado: ¿Reformulando las
relaciones civiles y militares en Venezuela; un decálogo de buenas
intenciones?”, en: “Militares y poder en Venezuela. Ensayos históricos
vinculados con las relaciones civiles y militares venezolanas”. UCAB-UPEL,
Caracas, 2005: 318.
(2) “Televen/Triágulo”, emisión del 04/02/1999,
Caracas: Carlos Fernándes, Humberto Njaim, Manuel Quijada, Agustín Blanco Muñoz
y Domingo Irwin. TV Prensa / Transcripción de Programas de Opinión, Monitoreo
de Noticieros, Desgrabación de Cassettes. Caracas, 1999.
(3) “Venevisión/24 Horas”, emisión del
24/11/1998, Caracas: Napoleón Bravo y Hugo Chávez Frías, en:
http://www.venevision.com/24horas/archivo/981124a.htm [consultado e impreso:
05/02/1999]. Podrá constatarse el reemplazo del contenido en el website actual.
11/07/2016
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