lunes, 11 de julio de 2016

SEDIMENTACIONES



Mentiras que se resisten

Luis Barragán

Un régimen labrado en los ya lejanos comicios plebiscitarios y semicompetitivos, permitiéndose el extinto mandatario y su sucesor invertir todo el poder material y simbólico del Estado para ganarlos, obviamente debió  - intentándolo aún – privilegiar a los psicólogos sociales directamente e indirectamente contratados. Hurgando en las profundidades del venezolano promedio, con una letalidad mayor que la pólvora, se hizo de la psiquis colectiva como ningún otro régimen pudo, en anteriores décadas.

Toda una campaña orquestada con la más alevosa premeditación, Maduro Moros apenas enuncia la “estafa de la manito” y, sin éxito alguno, sabiéndose estafador en un país al que llevó a la antes inimaginable crisis humanitaria, los grafiteros procuran cundir las calles con el motivo correspondiente, por cierto, estampando el mensaje con un cuidado y una pulcritud técnica de quienes se saben protegidos y bien pagados.  Trata de reducir y enfocar el asunto a la – ciertamente – pacífica y heroica oposición, mientras que él y sus colaboradores hacen grandes anuncios, como si aquí no pasara nada, o el ministro  es favorecido por un cartel de notificación mediante el cual un juez – así es, un juez de la República que aspira superar a su provisoriedad y emular a Susana Barreiros -  dice prohibirle a los diputados Ismael García y Carlos Berrizbeitia, denunciar a Carlos Osorio por corrupto, allanándoles de hecho la inmunidad parlamentaria.

Las mentiras que se resisten, apuestan por su supervivencia más allá de las campañas propagandísticas y publicitarias de ocasión, lesionando la psiquis colectiva a cualquier precio y, por absurdo que sea, las redes sociales saben de mensajes como aquél difundido vía Twitter por el  PSUV, susceptible de una lectura política de sus intimidades, al conmemorar 39 meses de la desaparición física: “El pan de cada día, garante de la seguridad alimentaria en la Venezuela donde el hambre es hartura de felicidad: Hugo Chávez” (05/06/2016 / 22. 33). Luego, pudiendo imponerse a ratos y hasta por períodos prolongados, termina en una cursilería incapaz de vencer las realidades, sincerándose: no se puede mentir por siempre.  Sin embargo, la sentencia no es automática.

 Perdurará la mentira, en el caso de perder las evidencias, olvidando los momentos duros de la represión, el hambre, la miseria, las enfermedades, el desabastecimiento, las corruptelas, la inflación, y recomiendan seguramente estos augustos psicólogos sociales un golpe adicional y contundente, como es el de forzar algunos instantes felices, aunque no hay real para hacer el milagro, pues no tenemos arepa de maíz ni pan de trigo. Después del olvido, vienen las distorsiones, las manipulaciones, las otras mentiras, y así como Hitler hoy puede ser celebrado, según nos alecciona Timur Vermes con su novela “Ha vuelto” (Seix Barral, 2013), llevada al cine por David Wnendt (2015), comenzando por una gracia lo que concuye en una trágica morisqueta, este macabro socialismo rentístico pugnará por reproducirse en el futuro.

Recordamos, al visitar Alemania por primera vez, años atrás, la persistencia de fundaciones y museos que no sólo cultivan el recuerdo del Holocausto, sino de los sufrimientos que deparó el régimen de la democracia popular, exhibiendo hasta los pequeños automóviles en los que intentaron y lograron fugarse tramposamente los orientales, o la muestra intacta de zonas que fueron bombardeadas durante la segunda guerra mundial. Ante las mentiras que se resisten, urge preservar las evidencias y exponerlas a las futuras generaciones.

11/07/2016
http://www.diariocontraste.com/2016/07/mentiras-que-se-resisten-por-luis-barragan-luisbarraganj/# 

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