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lunes, 11 de julio de 2016

SEDIMENTACIONES



Mentiras que se resisten

Luis Barragán

Un régimen labrado en los ya lejanos comicios plebiscitarios y semicompetitivos, permitiéndose el extinto mandatario y su sucesor invertir todo el poder material y simbólico del Estado para ganarlos, obviamente debió  - intentándolo aún – privilegiar a los psicólogos sociales directamente e indirectamente contratados. Hurgando en las profundidades del venezolano promedio, con una letalidad mayor que la pólvora, se hizo de la psiquis colectiva como ningún otro régimen pudo, en anteriores décadas.

Toda una campaña orquestada con la más alevosa premeditación, Maduro Moros apenas enuncia la “estafa de la manito” y, sin éxito alguno, sabiéndose estafador en un país al que llevó a la antes inimaginable crisis humanitaria, los grafiteros procuran cundir las calles con el motivo correspondiente, por cierto, estampando el mensaje con un cuidado y una pulcritud técnica de quienes se saben protegidos y bien pagados.  Trata de reducir y enfocar el asunto a la – ciertamente – pacífica y heroica oposición, mientras que él y sus colaboradores hacen grandes anuncios, como si aquí no pasara nada, o el ministro  es favorecido por un cartel de notificación mediante el cual un juez – así es, un juez de la República que aspira superar a su provisoriedad y emular a Susana Barreiros -  dice prohibirle a los diputados Ismael García y Carlos Berrizbeitia, denunciar a Carlos Osorio por corrupto, allanándoles de hecho la inmunidad parlamentaria.

Las mentiras que se resisten, apuestan por su supervivencia más allá de las campañas propagandísticas y publicitarias de ocasión, lesionando la psiquis colectiva a cualquier precio y, por absurdo que sea, las redes sociales saben de mensajes como aquél difundido vía Twitter por el  PSUV, susceptible de una lectura política de sus intimidades, al conmemorar 39 meses de la desaparición física: “El pan de cada día, garante de la seguridad alimentaria en la Venezuela donde el hambre es hartura de felicidad: Hugo Chávez” (05/06/2016 / 22. 33). Luego, pudiendo imponerse a ratos y hasta por períodos prolongados, termina en una cursilería incapaz de vencer las realidades, sincerándose: no se puede mentir por siempre.  Sin embargo, la sentencia no es automática.

 Perdurará la mentira, en el caso de perder las evidencias, olvidando los momentos duros de la represión, el hambre, la miseria, las enfermedades, el desabastecimiento, las corruptelas, la inflación, y recomiendan seguramente estos augustos psicólogos sociales un golpe adicional y contundente, como es el de forzar algunos instantes felices, aunque no hay real para hacer el milagro, pues no tenemos arepa de maíz ni pan de trigo. Después del olvido, vienen las distorsiones, las manipulaciones, las otras mentiras, y así como Hitler hoy puede ser celebrado, según nos alecciona Timur Vermes con su novela “Ha vuelto” (Seix Barral, 2013), llevada al cine por David Wnendt (2015), comenzando por una gracia lo que concuye en una trágica morisqueta, este macabro socialismo rentístico pugnará por reproducirse en el futuro.

Recordamos, al visitar Alemania por primera vez, años atrás, la persistencia de fundaciones y museos que no sólo cultivan el recuerdo del Holocausto, sino de los sufrimientos que deparó el régimen de la democracia popular, exhibiendo hasta los pequeños automóviles en los que intentaron y lograron fugarse tramposamente los orientales, o la muestra intacta de zonas que fueron bombardeadas durante la segunda guerra mundial. Ante las mentiras que se resisten, urge preservar las evidencias y exponerlas a las futuras generaciones.

11/07/2016
http://www.diariocontraste.com/2016/07/mentiras-que-se-resisten-por-luis-barragan-luisbarraganj/# 

viernes, 27 de marzo de 2015

ACOSO

SOL DE MARGARITA, 25 de marzo de 2015
El acidito
El "bullying" en la política
El acoso escolar o como se conoce en inglés "bullying", es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el nombre específico de ciberacoso.
Reinaldo Silva 

El acoso escolar o como se conoce en inglés "bullying", es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el nombre específico de ciberacoso. El acoso escolar es una especie de tortura, metódica y sistemática, en la que el agresor sume a la víctima, a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros.
Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por tanto, por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte (ya sea esta fortaleza real o percibida subjetivamente). El sujeto maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas psicológicas; es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana.
Suelen ser más proclives al acoso escolar aquellos niños que poseen diversidad funcional, entre las cuales se pueden contar el síndrome de Down, el autismo, síndrome de Asperger.
En el plano político tampoco se escapa a esta situación. Por lo general las personas que tienen alguna limitación, defecto o síntoma similar somos menospreciados y tenemos que luchar más que los demás para poder cumplir nuestras metas u objetivos, o poder sobresalir de alguna manera, no importando la preparación que el individuo tenga, y para que se le dé la oportunidad de demostrar que puede ser igual o incluso mejor que muchos, le cuesta demasiado y hay quienes sucumben y prefieren mantenerse en el anonimato para no ser menospreciados públicamente o criticados con muy fuertes cuestionamientos. Eso lo vemos en la política con mucha frecuencia, donde a los ciegos algunos los menosprecian porque no pueden ver la realidad de lo que está ocurriendo, pero estos desarrollan el resto de los sentidos más que otra persona y escuchan los distintos análisis, otros aprender a leer con las manos y les asombrará lo que aprenden estos ciudadanos, de los cuales he tenido formidables experiencias como profesor universitario; los mochos se valen de sus extremidades sanas para subsanar las debilidades de las que le faltan; los gagos somos el hazme reír desde que entramos a la escuela y para silenciar las burlas tenemos que esforzarnos y ser mejores que los demás; eso me pasó en la escuela y siempre fui uno de los mejores estudiantes; en la universidad en mi primera carrera de Contaduría Pública, al momento de escoger quien hablaría en nombre del curso peso más la posición de una minoría que decía que los podía hacer quedar mal; cuando me gradué de Abogado pasó algo similar, pero fui el primero de la promoción de toda la universidad con el mejor índice académico y no me pudieron quitar ese derecho porque estaba establecido en el reglamento de la universidad, y según los críticos ha sido el mejor discurso que se ha dado en esa casa de estudios.
En el ámbito político igualmente hay quienes maliciosamente tratan de evitar que hablemos en público; pero la perseverancia y mirar siempre hacia adelante con paso redoblado nos hace abrirnos caminos que muchos intentan cerrar con todo tipo de obstáculos, pero, el hombre es del tamaño del compromiso que se le presente. Por eso mi llamado a quienes se encuentren en estado de minusvalía a seguir avanzando sin escuchar las críticas y les aseguro, ¡Vencerán!

lunes, 21 de octubre de 2013

¿LA MEJOR GUERRA PSICOLÓGICA ES LA QUE LA DENUNCIA?

CORREO DEL ORINOCO, Caracas, 20 de octubre de 2013
El combate cuerpo a cuerpo ahora es en la mente
20 claves para entender la guerra psicológica contra Venezuela

Los psicólogos Olivia Suárez y Fernando Giuliani advierten que se quiere sembrar incertidumbre y angustia y dibujar un país que supuestamente se cae a pedazos, a fin de que la gente esté dispuesta a lo que sea con tal de recuperar “el orden”
¿Considera que el país se está cayendo a pedazos? Cree que la culpa de todos los males se concentra en el chavismo y, particularmente, en el Gobierno Nacional? ¿Cuando oye la música que identifica las transmisiones conjuntas de radio y televisión quisiera matar a alguien? ¿Está convencida o convencido de que todo el mundo anda de malhumor porque no aguanta “la crisis”? Posiblemente usted es víctima de la guerra psicológica.
De guerra psicológica han hablado psicólogas y psicólogos bolivarianos. También, el presidente Nicolás Maduro, quien advierte que lo que hay detrás es la intención de derrocar el Gobierno constitucional y dar al traste con la Revolución. Otros sectores que saben que la mente es un campo de batalla han guardado silencio.
Los psicólogos Ovilia Suárez y Fernando Giuliani, integrantes del colectivo Psicólogos por el Socialismo, advierten que efectivamente hay una guerra psicológica contra el pueblo venezolano, que no comenzó este año pero que se agudizó a partir de la desaparición física del comandante Hugo Chávez. El blanco del presente, alertan, es el pueblo bolivariano para crear en él desánimo y desaliento, pero sin dejar de lado a la población que no acompaña el proceso socialista. El Correo del Orinoco ofrece 20 claves para entender qué sucede.
1) ¿Qué es la guerra psicológica?
R. “Una guerra psicológica no es lo mismo que una guerra militar. Pero cuando decimos guerra es porque tiene un objetivo de ataque a un blanco. Esto hay que diferenciarlo, de una vez, de lo que sería una confrontación política de alta intensidad”, explica Giuliani. “La guerra tiene como elemento exclusivo atacar a un blanco, que en este caso son muchas cosas”.
Otro elemento que la caracteriza es que está planificada; es decir, “son estrategias que tienen un objetivo y están planificadas”; hay gente detrás que desarrolla “todo un conjunto de recursos, estudiando la situación, movilizando un conjunto de recursos” hacia ese objetivo.
El psicólogo añade que esta forma de guerra apunta a la mente: “El escenario es la mente, y vamos a entender por mente muchas cosas: es la mente individual, pero también podríamos llamar la mente colectiva, las representaciones sociales, las actitudes, las relaciones sociales en todo los imaginarios, las emociones, los pensamientos”.
El analista sostiene que hay evidencias muy claras de la guerra psicológica en Venezuela; por ejemplo, “es evidente un manejo planificado del rumor, planificado. Es evidente un manejo planificado de un tipo de información claramente apuntando hacia objetivos muy concretos”.
Los medios de comunicación “son instrumentos evidentes de esto”, y basta la revisión de titulares de periódicos y de programas de televisión para ver “que empiezan a aparecer patrones”. Todos dicen lo mismo, con un objetivo fundamental: “generar inseguridad psíquica; generar incertidumbre, generar estados de alerta que no se corresponden con la realidad”. El psicólogo pone el ejemplo de la influenza AH1N1: “hubo, por lo menos, tres semanas en las que permanentemente los grandes titulares de los periódicos tradicionales hablaban de eso; siempre hablaban de eso. La radio hablaba de eso y la televisión hablaba de eso. El desabastecimiento: todos los días se comienza a hablar del desabastecimiento”.
2) ¿En qué se diferencia un hecho real de la guerra psicológica?
R. Hay características muy concretas, refiere Giuliani. Quienes dibujan un país en ruinas “nunca terminan de decidir, de demostrar fehacientemente lo que ellos están diciendo”. Retoma el ejemplo de la influenza AH1N1, porque se presentó ante el país como si hubiese sido una epidemia terrible pero poco se informó acerca de las acciones del Gobierno para atacarla.
“Los medios subrayan y destacan lo negativo, lo peor que puede ocurrir. La duda es siempre hacia lo peor. Y siempre te generan la sensación que no se está haciendo nada al respecto y de que la cosa se va a poner peor”. Son “medias verdades”, que se basan en cosas “que efectivamente pasan”, como la corrupción y la inseguridad.
3) ¿Cuál es el rol de rumor en esta estrategia?
R. Ovilia Suárez agrega que el instrumento perfecto para la difusión de estas supuestas informaciones es el rumor. “Y el rumor siempre parte de una acción, de un cuento, de una referencia que es real. Es real entre comillas; es decir, parte de un referencial que te permite creer que es real, bien sea porque tu lo viviste o porque tu vecina lo acaba de ver, o porque tu cuñado estaba allí cuando pasó. Siempre te lo van a contar como que si algo de tu realidad estuvo presente. Es decir, no es que me lo dijo cualquiera; es que estaba allí mi amigo, mi tío, mi sobrino”.
Al ser “creíble” cualquiera lo transmite, porque “partes de la buena fe, partes de que es algo que está pasando. ¿Qué ocurre con el rumor actualmente? Que están todos los medios y redes sociales que lo transmiten masiva e inmediatamente”.
Es decir, “ya no es un rumor que me dijo Fernando, sino que pasó por Twitter a 2 millones de personas simultáneamente”.
4) ¿Qué hacen los medios de comunicación?
R. Los medios, subraya Suárez, “son los nuevos ejércitos de su nueva guerra. Es decir, ya no son hombres que van a combatir cuerpo a cuerpo, hombre con hombre, mujer con mujer; no van a utilizar ni aviones ni tanques ni ametralladoras. Utilizan los medios de comunicación, las telecomunicaciones, las redes sociales como parte de una planificación. “Son grupos que lanzan rumores y grupos que crean situaciones, que refuerzan la posibilidad de que sea veraz”, acota. “Vas a ver siempre, entonces, en un supermercado, en un banco, en el Metro, en un carrito por puesto, gente que comienza a contarte una historia que puede ser fuera del contexto, especialmente sobre algo emocional”.
A ambos psicólogos les parece que no es producto del azar que haya grupos que, en diversas zonas del país, hablen sobre los mismos temas. “Llama la atención la similitud de los cuentos en diferentes escenarios”, así como también “cómo se argumenta, cómo se empieza por una cosa y se termina en el punto álgido del momento; en el caso de los supermercados, en no encontrar una cosa”, señala Giuliani. Hay otros sectores que, sin saberlo, se convierten en cómplices de eso. “Y siempre hay alguien grabando lo que pasa allí, que sale en Youtube o en Internet; es decir, son situaciones que van a reforzar principalmente la emocionalidad que está sembrándose dentro de la guerra psicológica”.
El modelo comunicacional con el que se trabaja es el de la incertidumbre, sentencia Suárez. “Es decir, tiran una noticia y no importa si es verdad o mentira. Tampoco importa quién la lanzó, porque lo importante es que te genera dudas, y la duda está asociada con que no sabes qué va a pasar”.
5) ¿Qué se busca?
R. Esa incertidumbre que generan “destapa otras emociones como la angustia, como el miedo, como el pánico, como la rabia”, enumera Suárez. Son sentimientos negativos “que por un lado son más difíciles de eliminar, de combatir, y que por otro son de mucha mayor fuerza que los positivos. Entonces, al crear sentimientos negativos de tal intensidad, la gente está en un momento a punto de la desesperación o desesperada”.
Al llevar a la población a ese estado “la gente está dispuesta a buscar cualquier cosa que le permita salir de la situación”, lo que lleva a las personas a la confrontación y a emprender cualquier acción -violenta inclusive- para salir del “gran caos”.
La psicóloga agrega que ese casos tiene algo de cierto en lo individual, porque “emocionalmente estás desestructurado”, pero en la vida social no es cierta esa desestructuración.
6) ¿Se acentuó la guerra con la muerte del comandante Hugo Chávez?
R. “Totalmente”, responde Giuliani. No obstante, el experto remite a la campaña contra el comandante Hugo Chávez, que comenzó mucho antes de que asumiera la Primera Magistratura. Muestra de ello es el audio trucado en el que supuestamente el Comandante amenazaba con freírles las cabezas a los adecos, difundido en 1988, que posteriormente se descubrió que era un montaje. El psicólogo identifica la persistencia de los grupos de poder en mantener “esa desinformación permanente”, y estima que eso “hizo su trabajo”. Alimentó, además, “el temor ancestral que se le tuvo aquí a la izquierda toda la vida, aquí y en toda Latinoamérica”. Los sentimientos que se atizan “no te predisponen al encuentro ni al diálogo”.
El psicólogo aclara que es sano sentir miedo, pero alerta que, cuando te lo manipulan de manera prolongada, hay un gran peligro. “¿Por qué son peligrosos? Porque son sentimientos y pensamientos que tienen un alto contenido irracional. No es porque sea producto de un loco; lo que pasa es que nosotros tenemos miedos, y los miedos no son tan fáciles de identificar. Le tenemos miedo a cosas difusas, ante lo cual el razonamiento sereno, ponderado, tiene que actuar durante mucho tiempo para poder contrarrestar”, reflexionó.
Uno de los problemas que identifica es que buena parte de la población no cree que esto existe, y mucho menos, que hay gente organizada para preparar esas condiciones.
7) ¿Cuáles son los blancos de la guerra?
R. El blanco primordial, en este momento, es el chavismo, alerta Giuliani. “La muerte del comandante Chávez le abrió a la vanguardia de esa oposición derechista, más todos sus grupos aliados, la oportunidad de dividir el chavismo”. ¿Qué hace la guerra psicológica contra el chavismo? “Genera inseguridad. Inseguridad ¿respecto a qué? De la intencionalidad de los distintos líderes, sobre todo del presidente Maduro; el sentido de la unión que tiene el proyecto chavista, el temor de que muerto Chávez esto se acabó, porque ese fue el discurso que siempre tenían los opositores”.
Para ello “se están apoyando en una cosa que es verdad, que es el impacto psicológico y afectivo fuerte que ocasionó la muerte del Comandante” y el duelo posterior. La pregunta lógica de cómo darle continuidad a la Revolución “te abre una vulnerabilidad que te hace pensar en cosas que seguramente tu no hubieras pensado”.
–¿Por ejemplo?
–La guerra psicológica te hace pensar en que esto puede terminarse, te hace pensar en si podrá Maduro con la Presidencia de la República. Por ejemplo, te puede llevar a preguntarte: “¿Él sabrá gobernar como gobernaba mi Presidente Chávez? ¿Él sabrá lidiar con los problemas que tiene el país?”.
8) ¿Es solamente el pueblo chavista el objetivo?
“El blanco fundamental es el chavismo, pero no el único. Y ¿qué quieren generar ahí? Es la división a partir del temor, a partir de la inseguridad desde el punto de vista mental. Pero sigue siendo un blanco importante el resto de la gente que no apoya el proyecto bolivariano”, puntualiza Giuliani.
Hacia el sector que no comparte la Revolución la estrategia se dirige a intentar cohesionar a la gente en torno a lo mismo: Hacerle creer que el chavismo “es lo peor que le ha pasado al país, que es lo más corrupto, que son ineptos, que es una gente inescrupulosa y capaz de hacer absolutamente cualquier cosa”. Tal como lo subraya Giuliani, “están realmente y lamentablemente convencidos de que efectivamente esto no sirve absolutamente para nada; estos rumores y el discurso persistente siempre apuntan “a lo inepto que es el chavismo; lo inescrupuloso que es el chavismo, lo corrupto que es el chavismo, y cuando digo chavismo esta guerra psicológica lo plantea de manera tal que no hay excepciones”.
A estos sectores les cierran la posibilidad de pensar que hay gente honesta y capaz en el chavismo, y que el Gobierno está haciendo algo bueno, sentencia el psicólogo. “Y, ¿cómo lo logran? Primero, por la persistencia, porque han mantenido 14 años ese discurso; y segundo, por el bombardeo permanente, que no te da oportunidad de reflexionar”.
9) ¿Cuáles son los sectores más vulnerables?
R. En estos momentos “los ataques van a todas las poblaciones, con distintos tipos de municiones y mensajes”, expresa Suárez.
Con las y los jóvenes se insiste en que no tienen futuro, que deben irse del país. “Hay una matriz sistemática, que es la de la fuga de cerebros para que la juventud sienta que estudie lo que estudie no tiene esperanza ni futuro en Venezuela”, comenta. Eso no solo afecta a las y los jóvenes, sino a las familias, porque entran en juego el desarraigo y los vínculos emocionales, así como el temor “de que esos vínculos se rompan”.
Con las mujeres se quiere sembrar la idea de que no pueden garantizar la alimentación de su hogar, que no son libres de comprar lo que quieren. “Tiene que ver con el rol de las amas de casa que no consiguen, que no pueden sustentarse; que no pueden tener la libertad de hacer lo que realmente quieren hacer”.
Con las adultas y los adultos mayores la estrategia es crear el pánico de que pueden morir, por ejemplo, porque no van a tener sus medicinas a tiempo en los próximos meses.
“Están manejando los temores más importantes de cada uno de los sectores”, manifiesta. “En las adultas y los adultos mayores es el riesgo a morir; en los jóvenes, el riesgo al futuro; en la ama de casa, el no tener el control ni la posibilidad de dar, de compartir, de pertenecer, de agrupar, de tener lo que tienes que tener”. La fractura de la convivencia familiar, en consecuencia, afecta a las niñas y a los niños.
10) ¿La historia acerca de la partida de nacimiento del presidente Maduro forma parte de esto?
R. La historia acerca de la partida de nacimiento del Jefe del Estado es un buen ejemplo, apunta Giuliani. “Dicen que el Presidente es colombiano, pero no tienen cómo demostrarlo. ¿Qué quieren generar con eso? En la población en general ellos quieren generar la duda. Si lo analizas fríamente eso no resiste el menor análisis, porque cuando el Presidente fue a inscribir su candidatura al Consejo Nacional Electoral él tuvo que llevar su partida de nacimiento. Pero eso no hay tiempo de reflexionarlo porque la gente recibe esa información, y el cerebro y los dispositivos sociales tienen una particularidad: tienden a completar la información que no está completa. Todos lo hacemos”.
El analista recurre al cuento del teléfono para ejemplificar lo que sucede: cómo, del cuento de una vecina que supuestamente llegó tarde a su apartamento, se llega a la historia de la vecina que estaba con otro hombre y tuvo un lío en la entrada de su vivienda. “Como persona lo empiezo a completar, pero siempre lo completo en la vía donde tuvo el origen; si el rumor viene con algo negativo, yo lo vuelvo cada vez más negativo. Y luego, se le suma, a la naturaleza del cerebro, una particularidad que tienen los circuitos sociales, que le llamamos la ‘presión a la inferencia’; tu estás en una cola y a lo mejor no tienes ganas de hablar, pero si la gente empieza a hablar, entonces hablas y también le agregas; luego vas a un bautizo, y todo el mundo empezó a hablar y dice que hay un problema con el abastecimiento, y que dos mujeres se pelearon por una harina de maíz”.
El rumor, reporta, “empieza a tener vida propia”, aunque carezca de fundamentos. El 14 de abril, al término de las elecciones presidenciales, el candidato opositor, Henrique Capriles, dijo tener otros números, recuerda Giuliani. “Más nunca se volvió a hablar de eso, pero decir algo así tuvo un gran poder, porque fue hablarle a un pueblo crispado que venía además con la idea de que el CNE no servía”. Poco importa si Capriles tiene o no cómo probar lo que dijo; echó a correr la idea y nunca lo desmintió.
11) ¿Los rumores son sometidos a la prueba de la realidad?
R. No. “Nunca estos medios, estos voceros y estos rumores son sometidos a la prueba de la realidad”, que es la contrastación entre lo que se dice y lo que sucede en los hechos, lamenta Giuliani. Precisa también que no es solo una guerra “muy bien planificada”, sino “una franca manipulación y una mentira burda”. Así “es muy fácil si yo digo: ‘yo tengo otros resultados’, como hizo Capriles, cuando realmente no los tengo. Y total, nadie me va a pedir cuentas de eso, y yo ya lo dije”.
El caldo de cultivo se va preparando desde meses y años antes. “Si lo siembras hoy y empiezas hoy nadie te lo va a creer, pero dentro de un año de preparación sistemática del terreno vas a creer cualquier cosa”, dictamina Suárez.
12) ¿Qué se busca crear contra el Mandatario Nacional?
R. Los responsables de esa guerra psicológica “no solamente tienen que dividir o hacer creer que hay divisiones internas en el chavismo, sino bajar la credibilidad en el liderazgo de la Revolución” y en el propio proceso, analiza Suárez. Por ello al presidente Maduro lo intentan presentar como “mentiroso”, para que la gente no crea en lo que él plantea. “Todo aquello que apunta a que lo que diga el Presidente es mentira, lo van a hacer psicológicamente”. Hay estrategias para ello, añade: por ejemplo, tal vez no se dice nada sobre la inseguridad, pero si el Jefe del Estado habla hoy sobre el tema, mañana “los medios de comunicación reseñan los actos más violentos, más horrendos y más espantosos que te puedas imaginar”.
Una cosa es la realidad, y otra es la percepción de la realidad, argumentan
–¿Cuál es la percepción en este momento, en este contexto?
-Cuando tu vas hacia la percepción de la realidad es para crear, justamente, la ilusión del caos; la certeza de que hay un caos.
-¿Cuál es la percepción del país en este momento? ¿Caótica?
-Caótica. Es decir, aquí ahorita -según esa percepción- hay desabastecimiento, hay ineficiencia, hay descontrol. Y todo aquello que te genere el descontrol lo van a estimular.
–¿Hay una destrucción planificada de la imagen del Presidente?
-Claro.
La hubo, abiertamente, contra Chávez, describen los psicólogos. Al líder bolivariano lo sometieron a la muerte moral y han usado su imagen para cualquier manipulación; prueba de ello es la grabación que circuló hace algunas semanas con una falsificación de su voz.
Ahora, los que están detrás de la guerra psicológica toman lo que dice el Mandatario para descalificarlo inmediatamente. Por ejemplo, “si crea Corpomiranda para poder paliar todos los problemas de Miranda, al día siguiente hay un titular: ‘Eso va a ser la misma ineficiencia, la misma burocracia, un medio de corrupción’. Es una reacción inmediata para que la gente asuma que lo que haga el Presidente siempre será un fracaso”.
El denostar del líder permanentemente pretende, también, que el pueblo chavista no se aglutine en torno a su liderazgo; es por ello que se le atribuye todo lo malo.
13) ¿Qué rol cumple el uso de símbolos del chavismo por parte del antichavismo?
R. Uno de los objetivos es aumentar la confusión, enfatizan los psicólogos. Se quiere hacer creer que, ante la supuesta incertidumbre del chavismo, existe la certeza de que la oposición tiene algo mejor que ofrecer.
También, con el robo de algunos símbolos, como la gorra tricolor, “están queriendo robar o queriéndose apropiar de concepciones” que unieron a las grandes mayorías, como la patria, la independencia, los valores, la cultura. “Cuando esos sectores se empiezan a apropiar o quieren apropiarse de algunas cosas, vuelven a desunir”. Los que dirigen la guerra “juegan mucho con el marketing que apunta al descrédito, a la descalificación de los líderes bolivarianos, y por otro lado al posicionamiento de los liderazgos del antichavismo”.
De acuerdo con Giuliani, “han jugado a apropiarse de algunos conceptos del bolivarianismo, del chavismo, del socialismo, de la izquierda, para ir atrapando y confundiendo a algunos sectores”.
–¿A sectores dentro del chavismo, ¿no?
-Sectores dentro del chavismo, sectores que son indecisos.
14) ¿En qué se hace evidente el caos que intentan sembrar en la mente de la gente?
R. “En el tipo de conversación que la gente sostiene; en las conversaciones cotidianas entre las personas”, revela Giuliani. “Las conversaciones están plagadas de este tipo de problemas que van junto con interpretaciones. Es decir, la gente no solamente dice: ‘tenemos problemas de desabastecimiento’, sino ‘tenemos problemas de desabastecimiento porque tal y tal y tal. Ahí lo ves, evidentemente”.
El psicólogo explica que, además, esto va acompañado de verbalizaciones irracionales, sin un análisis certero de lo que las personas viven realmente. Otro ejemplo: “Vas todos los días a cualquier lugar y te atienden con cariño, pero un día te atendió una persona mal en uno de esos espacios y la cosa se convierte en que ‘todo el mundo está angustiado, todo el mundo tiene rabia’, aunque no sea cierto”.
Se fundamenta, también, en “la visión muy parcelada que tuvo por mucho tiempo la gente de clase media, que se ha negado sistemáticamente a reconocer que hay otros espacios del país y siente que el mundo puede estar muy circunscrito” a su entorno; en ese entorno no caben las personas que piensen diferente.
El psicólogo, en su análisis, no deja de lado los prejuicios. “Si eres una persona que siempre has pensado que los pobres son indolentes, que los pobres son indisciplinados, que los pobres hay que arrearlos, que a los pobres cualquiera los encanta porque no les da la cabeza”, y la matriz de opinión contra la Revolución sostiene que Chávez es “un encantador de serpientes”, seguramente lo vas a creer. “En tu cabeza, en consecuencia, no cabe el concepto de un pueblo organizado”.
15) ¿Cuáles son las armas que utiliza la guerra psicológica?
R. Giuliani cita un modelo en psicología social, “que tiene que ver con la influencia social” y que remarca “lo que debes hacer para influir cuando tienes una opción que no es la mayoritaria”. Cita varios elementos: “Tienes que ser insistente y persistente; tienes que estar todo el tiempo diciendo lo mismo; tienes que ser consistente con lo que dices y tienes que ser resistente frente a la prueba de la realidad; es decir, si te emplazan a que des prueba de eso, descaradamente cambias el tema y sigues hablando. Eso se llama la resistencia psicológica, o lo que en términos coloquiales alguien definiría como “un tipo muy descarado”.
¿Cuál es el efecto que causa? “Esas tres cosas combinadas te abren una brecha de dudas” por las que puede penetrar todo lo demás, alerta.
Este modelo no es malo per se. El psicólogo señala que se puede usar para cambiar la visión de la población sobre el trasplante de órganos, por ejemplo, a fin de aumentar la donación y ayudar a salvar vidas.

16) ¿En qué momento la guerra psicológica se convierte en una guerra física?
R. La vanguardia del antichavismo pretende que así sea, advierte Fernando Giuliani, quien cita lo ocurrido el 11 de abril de 2002 en Puente Llaguno, con una masacre montada para intentar justificar el golpe de Estado contra el comandante Hugo Chávez, y suma la marcha convocada por el antichavismo para el 17 de abril de este año al Consejo Nacional Electoral. Esa movilización, prohibida por el Mandatario Nacional, pudo haber concluido en un enfrentamiento de pueblo contra pueblo: “Lo que se estaba buscando ahí es que se produjera una confrontación”, pero afortunadamente el Jefe del Estado impidió que la protesta se efectuara.
“Basta con que haya una confrontación aquí” para promover la ocupación del país por parte de fuerzas externas, argumenta. Recuerda lo sucedido en Chile en 1973, cuando la dirigencia de la Fuerza Armada decidió dar un golpe de Estado contra el Gobierno constitucional para poner fin al supuesto caos creado por la derecha. “En Chile generaron una necesidad de cambio” que quieren replicar en Venezuela, remarcó.
17) ¿Cuál es el objetivo final de la guerra psicológica?
R. Sembrar en la población la “necesidad del cambio”, y que la mayoría de las personas piensen que cualquier cosa es mejor que “el desorden” en el que supuestamente viven. De allí al derrocamiento del Gobierno Nacional habría un paso, según lo piensan sus promotores.
Se espera “volver a una normalidad que no es real: es la normalidad de los valores de la burguesía, es la normalidad de los valores y la naturalidad del sistema capitalista o del imperialista”, acusa Suárez.

18) ¿La guerra psicológica es infalible?
R. No, responde Giuliani. Hay mucha gente, especialmente en el chavismo, que “poco a poco va recuperando una capacidad de lectura crítica, y eso no hay que subestimarlo”, porque la guerra psicológica “no es infalible”.
El psicólogo rememora que entre 2001 y 2002 el pueblo fue sometido a una gran presión por parte de estos sectores, que incluyó la resurrección de la operación Peter Pan (el “régimen” se apropiaría de hijas e hijos y las familias debían sacarlos al exterior). Suárez apunta que en algunas zonas de Caracas se llegó al punto -entre los años 2002 y 2005- de tener aceite caliente para lanzarlo contra “los chavistas”, así como hielo listo en la congeladora con el mismo fin. “La crisis fue muy fuerte desde el punto de vista emocional y el pueblo resistió con una lectura crítica, y claro, teniendo claro hacia dónde iba”.
Por ello, “si hay un pueblo que ha dado ejemplo en el mundo de resistencia frente a la guerra psicológica y los medios es el venezolano”, reivindica Giuliani, porque cuando Chávez nació como candidato no tuvo prensa a su favor: “Fue sometido a la campaña más loca y feroz que hubo en la historia de nuestras elecciones, y ganó”.
19) ¿Cuál es el antídoto contra la guerra psicológica?
R. La conciencia política del pueblo ha crecido mucho, aseveran los expertos. “Ha habido una historia muy reciente y muy cercana, con unos criterios de identificación plena con un líder” que permite poner en duda lo que sostienen los medios de comunicación y la campaña de la derecha.
No obstante, afirmó Suárez, la vulnerabilidad aumenta cuando la población no tiene, si cabe el término, las “antenas” preparadas para captar que hay algo irregular, como sucede con las historias de las telenovelas. “En la novela no te van a manejar noticias directas, sino símbolos imaginarios. Es decir, si en todas las novelas o en todas las series que nosotros vemos comienza a manejarse el miedo, comienza a manejarse la incertidumbre, la desesperación, la injusticia, te quedas con esa emoción” que conectas cuando vas a un supermercado y falta la leche, describe.
20) ¿Cómo pueden las personas protegerse de la guerra psicológica?
R. “La herramienta primordial para las personas protegerse es la organización”, responden al unísono. Ello implica, entre otras acciones, “la creación de las brigadas antirumores, que te permitan constatar la veracidad de la información”, proponen.
El Estado debe garantizar información veraz de manera sistemática, destacan, porque de lo contrario se imponen las mentiras. En este sentido también consideran importante sancionar a quienes hayan generado caos con las supuestas “informaciones”.
Para Giuliani y Suárez es fundamental que haya “una altísima cohesión dentro de todo el pueblo chavista organizado, porque ese es el blanco primordial al que están apuntando”. Ambos insisten en que cada quien puede continuar con su pensamiento e ideología si así lo estima pertinente, pero remarcan que no por ser de oposición se debe perder el sentido crítico ante la realidad.
T/ Vanessa Davies
F/ Héctor Lozano
I/ Vargas

lunes, 23 de septiembre de 2013

CONTEXTUALIZACIÓN

Guerra psicológica
Luis Barragán


Proporcionalmente, las firmas encuestadoras compiten con la banca y la corrupción administrativa, en el escalafón de los grandes beneficiarios de nuestra particular democracia de sondeos. Escasean los eventos, situaciones e incidentes que no las ocupen adecuadamente, tratándose de empresas consolidadas o emergentes, estables o circunstanciales, acreditadas o improvisadas.

Obviamente, es el oficialismo el que puede hacer una constante  y pormenorizada medición que acarrea una fuerte y segura inversión que la oposición frecuentemente ha de sortear, regateando precios en períodos muy específicos que justifiquen el esfuerzo.  A veces, hay un intercambio de información variada y atrasada que ha de contentarla, confiada más en la intuición que en la exactitud científica que goza de una exigente tarifa.

Los aficionados celebran el acceso al más reciente estudio de opinión, especulando en torno a la fortaleza o debilidad de las candidaturas propuestas o pospuestas, pero no suelen reparar – como aconseja un amigo – en las denominadas tablas técnicas que le dan un sustento riguroso y veraz, ni – nos atrevemos a aseverar – en la data más o menos deplorable, negativa o perniciosa que puedan reportar.

Hay un elenco de ansiedades, frustraciones, miedos, resentimientos,  desencuentros, temores, odios, dolores,  desengaños, pavores y padecimientos,  recogidos y revelados de un modo u otro, por el trabajo de campo. Soporta cualesquiera de las campañas de afirmación, rectificación, enmienda o corrección que deseemos adelantar, aparte de un particular interés académico, pero – también – las que pretenden profundizar en nuestros desacuerdos, manipulándolos incansablemente.

No hay guerra psicológica lo suficientemente eficaz, perdurable y contundente, si no hurga en la hondura psicológica de las grandes colectividades, a objeto de alcanzar una eficiente maquinación, generadora de la incertidumbre, apocamiento, zozobra y amilanamiento que garantice la permanencia en el poder. Despersonalizados, incluso, habla de partidarios en procura de las prebendas, dádivas y favores que puedan dispensarles, y - procurando la supervivencia -  provoca la necesaria contribución para intentar quebrar la moral y la voluntad de opositores, adversarios y disidentes, cuya estigmatización y persecución aparentemente lícita, rinde un superior dividendo que la represión cruda y franca, habida cuenta que existen principios y valores democráticos básicos que se resisten.

Confiando en un viejo trabajo de Elizabeth Lira Kornfeld, compilado por la meritorísima investigadora venezolana Maritza Montero (“Acción y discurso. Problemas de Psicología Política en América Latina”, Eduven, Caracas, 1991), hallamos el enunciado de los principios que explican la masiva intervención política de la subjetividad colectiva. Por una parte, cuida del trato de los simpatizantes y militantes del gobierno, receptores de las compensaciones materiales y morales que garanticen su adhesión; por otra,  además de las campañas de opinión sobre las iniciativas y amenazas posibles, refuerza y acelera las acciones indirectas, como los rumores, las infiltraciones o la simulación de peligros, orientados a crear un clima recurrente de tensión; y, luego,  provoca una incesante confusión de la opinión pública, conjugadas las noticias falsas con las verdaderas, la ambigüedad del lenguaje respecto a coyunturas de las que ya no se sabe cuán graves realmente puedan ser, el equívoco de las posturas que apuesta a una garrafal reacción del enemigo consagrado, y que, por cierto – seguimos añadiendo matices – tienen por privilegiada ventaja el uso del Twitter, pues – según el canon – todo telegobierno que se respete no celebra una libérrima y riesgosa conferencia de prensa con periodistas y medios independientes.

“En los procedimientos de guerra psicológica – indicó Lira Kornfeld -  se utilizan las ansiedades, temores y frustraciones de las personas, hombres, mujeres y niños, transformando el peligro y la amenaza vital en una situación permanente cuyo desenlace puede ser imprevisible, ya que no hay leyes que protejan a los no combatientes”. Operando el miedo como herramienta política, deshumanizando al enemigo, buscando y reforzando una identidad moral exclusiva de los seguidores gubernamentales, visando la normalidad de las conductas agresivas de variado calibre, quebrantando hasta las lealtades afectivas y familiares,  entre otros aspectos que podemos deducir,  desde la realidad o la fantasía, asistimos a lo que la autora denomina un proceso de insegurización permanente.

Excesivamente informado, aunque siempre propenso a una peligrosa indigestión, todos los problemas que lleven a dudar y a desafiar finalmente al gobierno, añadidos paradójicamente los que resuelve, útiles para otras operaciones que los necesita vivos, debemos contextualizarlos ya no en una sucesión de “potes de humo”, porque el simple gaseo es insuficiente, sino en decidida guerra psicológica que – hasta nuevo aviso – lo releva del uso masivo de la pólvora asimétrica y de la represión cruda y torpe.

El tratamiento de los acostumbrados apagones, las devaluaciones, la incomodísima oposición parlamentaria, el desabastecimiento, la confabulación habilitante, la DEA, la tragedia de Amuay, los homicidios fuera y dentro de las cárceles, el retiro de la CIDH, o el sobrevuelo del espacio portorriqueño, se inscribe inexorablemente en una guerra que tiene por fundamento la enorme y  bien aceitada maquinaria propagandística y publicitaria del régimen.  La pólvora mediática amasa la tragedia y la comedia, dando una versión temeraria en la que los propios amasadores – prestos al suicidio político - pueden creer ciegamente.

Guerra psicológica la hubo en la dictadura chilena, complementando la sistemática agresión física y brutal de la que presuntamente está dispensada la cubana, perfeccionada aquélla como nunca antes en este lado del mundo. Empero, avanza aceleradamente en nuestro país, intentando contaminar y disolver la aludida y básica cultura democrática, angostándose la frontera respecto al conflicto sincero, decidido y frontal que ya advierten las tasas de violencia callejera que padecemos.

http://www.noticierodigital.com/2013/09/guerra-psicologica/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=989777

Fotografías: LB, av. Páez, Caracas (22/09/13).

miércoles, 18 de septiembre de 2013

CAZA DE CITAS


"Es necesario tener presente que los efectos del terror no terminan con el fin del régimen político actual, puesto que no solo han afectado en la convivencia social, sino que se han internalizado en las estructuras psíquicas y en los vínculos sociales"

Elizabeth Lira Kornfeld

("Guerra psicológica: intervención política de la subjetividad colectiva", en: "Acción y discurso", EDUVEN, Caracas, 1991: 272)

lunes, 26 de agosto de 2013

SENTIR LO QUE NO SE VE

La invisible pobreza radical
Luis Barragán


Castigándonos con una de las más prominentes confusiones, las estadísticas oficiales celebran la superación de la pobreza en sus distintos niveles. Intuimos que forzando las ecuaciones, el gobierno nacional nos fustiga con una versión idílica de las realidades, aunque el desabastecimiento de los insumos básicos, por citar un renglón apenas, lo desmiente.

Socialismo rentístico, al fin y al cabo, genera y transforma los más disímiles estratos sociales que procura atar con esa vaporosa, pero contundente noción de la pretendida yunta cívico-militar que ni siquiera, según el canon, puede sincerarse como una alianza obrero-campesina. A propósito de la fallida discusión del Proyecto de Ley Orgánica de Cultura, atentando contra las más elementales expectativas que hoy nos interpelan sobre la propia existencia de una opinión pública, por lo menos, organizada y combativa como existió una década y media atrás, no hubo una acabada y convincente definición oficialista de sus sujetos sociales, escondiéndose en la consabida, demagógica y retrasada fórmula del llamado poder popular.

Si mal no recordamos, con el rigor teórico del caso, en una ya vieja publicación, Roberto Briceño-León detectó 18 clases sociales al calor de las recordadas bonanzas,  y, luego de los más extraordinarios ingresos petroleros de estos años, sumado al gigantesco e impune endeudamiento, parece lógico un nuevo proceso de modificación de sectores, valores y relaciones. No obstante, imperando los más asombrosos estereotipos, el poderío estatal sin precedentes, es el partero de unas nuevas minorías en pugna que, únicamente, coinciden en el decidido proyecto de premodernización del país, pues, no por casualidad, en la citada discusión – incluso – la postmodernidad fue la gran ausente.

Y tampoco es casual que, en los cambios que sufre el culto a la personalidad del anterior, legitimando el que abrirá las puertas para el actual mandatario, haya un manejo muy particular de la pobreza que sufrió en su infancia y adolescencia. Luce obvia la pregunta sobre la padecida por otros sectores sociales, porque – por una parte – no sería tal cruel como la versionan, siendo hijo de una pareja de maestros, hasta donde entendemos, y – por otra – no sólo pudieron sostenerle en la exigente Academia Militar, así como darle educación universitaria al resto de la prole, sino que – por lo menos, reconocida una rápida movilidad social – el padre de Chávez Frías fue un alto funcionario del gobierno copeyano del estado Barinas.

Puede decirse que, en medio de esa pugna abierta o soterrada, directa o indirecta por alcanzar una cuota de la renta internacional, perdemos la idea misma que compartimos sobre la pobreza y, por obra de la intensa e implacable maquinaria publicitaria y propagandística oficial, la más cruda, brutal y reveladora, la han invisibilizado. Acaso por demasiadas veces vistas, imponiéndose la costumbre y el cansancio, tampoco encuentran cupo y asombro las gráficas más dramáticas de la reinante injusticia social, reforzado el interés gubernamental por solaparlas u olvidarlas, excepto sea ocasión para inaugurar un servicio de cable-tren o algo parecido que igual las tapa.

Nos antojamos de los escasos registros de esa pobreza radical, como no ocurría – por lo demás – en las francas dictaduras militares, por ejemplo,  la de Pérez Jiménez que, a pesar de nuestras diferencias, reconocemos, hizo la revolución del calzado en Venezuela y protegió – adelantándose a la CEPAL – a la industria en la etapa final de su gestión, ,por lo que no temía a la exposición de la niñez más empobrecida con sus alpargatas, prometiendo el ascenso que realmente se disparó luego de 1958. Hoy sentimos que hay una interesadísima distorsión y manipulación de la pobreza que enmascara la existencia, el celo y empuje de esas nuevas minorías, dándonos una interpretación heroica que diga legitimar la que real y novedosamente hay, con el infaltable Estado que habrá de remediarla sin fecha cierta.

Fotografía: Niños de Ciudad Tablitas. Billiken, Caracas, nr. 1081 de junio de 1951.