domingo, 31 de julio de 2016

EMPANADOMÉTRICOS

Del precio oculto
Luis Barragán


Destacándose por sus ocurrencias, Maduro Moros asegura marcar todo un hito al fundar el presupuesto público nacional en el más elevado porcentaje histórico de las contribuciones ciudadanas. Lejos de abochornarnos por una noticia tan facial, lo dejamos pasar por debajo de la mesa atormentados por otros y más inmediatos problemas: los de la propia e inconcebible supervivencia que, ciertamente, no tiene precedentes.

El régimen actual, que ya es de vieja data, ha sido pródigo en la imposición de impuestos, incluso, por motivos contraproducentes y hasta banales, para todos los inhumanos ajustes que ha ensayado y ensaya, como el que perversamente cursa, por no citar la inmensa carga para-fiscal que suele desembocar en el delito de tratarse de alguna diligencia inevitable con el Estado por los particulares al descampado. El SENIAT se ha convertido en un poderoso instrumento de persecución política, paciente y malicioso, que convierte toda intimidad patrimonial en una ocasión para la revancha.  Empero, sin contraprestación alguna, el insigne creador y cobrador de impuestos, tan consecuente con su predecesor, oculta el precio que hemos excesivamente pagado por su estancia miraflorina.

De un lado, como lo denominó Humberto García Larralde,  en reciente conferencia auspiciada por CEDICE, el dispositivo macro-económico en boga – que no, política económica – procura a todo trance maximizar las disponibilidades de ingresos en manos del fisco y saltarse los controles, dilapidando más de $ USA 1,3 billones, desde 1999, con déficit  fiscales cercanos al 30% del PIB.  Una cifra tan fabulosa, no ha servido de soporte al presupuesto público nacional, porque – dejando solitariamente al contribuyente – se ha desviado a sendos, inescrutables y inauditables fondos, configurando un gigantesco fraude.

Por otro, solemos olvidar el cobro instantáneo y cotidiano del IVA. La más modesta empanada que consumamos, convertida en el único, accesible y mañanero alimento diario de empleados y buscadores de empleo, estudiantes de menor y mayor edad, con una dudosa pincelada de proteínas,  incluye el pago del alquiler – constante y sonante – por habitar en suelo venezolano, seamos pobres o ricos, saludables o enfermos, civiles o militares, religiosos o seglares, dormidos o avispados, oficialistas u opositores.

Tenemos grandes expectativas por la discusión del proyecto de presupuesto para 2017, en a Asamblea Nacional, la cual comenzará a mediados o finales de septiembre próximo. Inexpertos en la materia, no dejamos de ponderar las – acaso – definitivas consecuencias políticas de su elaboración y sanción, tratando de afinar las implicaciones jurídicas de una devolución presidencial que, al rechazar su promulgación, recibirá el abusivo auxilio del TSJ.


01/08/2016

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