Luis Barragán
El gobierno que, a veces, procura preservar las formas ante la comunidad internacional, ha decidido la inserción provisional de los trabajadores de una empresa a otra que se diga en trance de reactivación productiva en el renglón alimentario, fuere de procedencia pública o privada. La resolución de reciente data, Nr. 9855 del ministerio del Trabajo, así lo ordena, alcanzando una gravedad parecida a la otrora célebre resolución de enero de 2015, la Nr. 009610 del ministerio de la Defensa, relacionada con la represión armada de cualesquiera protestas sociales.
Desde que se dictó la resolución laboral el día 22 de julio del presente año, prosperan las observaciones relacionadas con su manifiesta inconstitucionalidad. E, incluso, en la última sesión plenaria de la Asamblea Nacional fue diferido el punto, por cierto, en el que nos inscribimos, debido a la extensa jornada que siguió luego de la nueva juramentación y reincorporación efectiva de los diputados del estado Amazonas y la necesarísima primera discusión del proyecto de ley que se refiere a la seguridad social del policía.
La resolución en cuestión, contextualizada por la declaratoria de un Estado de Excepción igualmente inconstitucional, explica muy bien la naturaleza y vocación del régimen. Solemos olvidar que el trabajo forzado configura un rasgo esencial del socialismo que se vivió y se vive en otras latitudes del planeta, siendo el venezolano no menos real.
En los albores de la revolución bolchevique, fue Trotsky uno de los principales propulsores de la militarización del trabajo que, cuestionada ingenuamente también por los suyos, pretendía resolver la las migraciones y la anarquía reportadas inmediatamente por la escasez de alimentos, concluyendo en la sujeción militar de la fuerza obrera civil. Consabido, tamaña iniciativa se hizo una cruel y prolongada realidad con Stalin, forzando a cualquier precio la industrialización soviética.
Huelga comentar el flagrante desconocimiento gubernamental de los derechos y garantías laborales, mas no subrayar el convencimiento – ante todo – ideológico que inspira una medida, ciertamente desesperada, para responder a una crisis que Maduro Moros, y no otro, generó con una irresponsabilidad personal, política e histórica de tan alto calibre. Y acentuar que el trabajo forzado lleva inevitablemente a su imposición militar, pues, el asomo de alguna protesta, por discreta que sea, ha de generar la correspondiente represión hasta que el lenguaje sincere, como no la ha hecho aún con el desparpajo habitual, la condición de cada trabajador en el marco del plan de abastecimiento liderado por el ministro de la Defensa y comandante Estratégico-Operacional: soldado.
Fotografía: http://www.diariolasamericas.com/4848_venezuela/3842953_maduro-convierte-a-venezuela-en-un-cuartel-militar.html
Referencias:
01/08/2016
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