SOL DE MARGARITA, Porlarmar, 8 de Junio de 2012
Magisterio
Adquisición y funciones del lenguaje I
Cada teoría o pensamiento expone sus propios argumentos, muchos de estos alcanzan validez científica, y pueden llegar a ser incluyentes y convincentes. Tal es el caso, verbigracia, del generativismo (constructivismo) y del estructuralismo (conductismo) en el campo lingüístico.
Celis e. Rodríguez Serrano
El comportamiento del ser humano es complejo. Esta complejidad ha hecho que distintos autores, en la misma o en diferentes épocas, hayan asumido posiciones distintas respecto a determinado fenómeno, lo cual nos permite tener una gama de opciones o explicaciones, de donde podemos nutrirnos y formarnos nuestras propias conclusiones. Cada teoría o pensamiento expone sus propios argumentos, muchos de estos alcanzan validez científica, y pueden llegar a ser incluyentes y convincentes. Tal es el caso, verbigracia, del generativismo (constructivismo) y del estructuralismo (conductismo) en el campo lingüístico.
Al tratar de comprender y explicar el comportamiento humano, es probable que muchas de las conductas y acciones realizadas por los individuo durante su etapa de crecimiento se deban a la imitación: Cuando la niña se pone las sandalias de su mamá, o toma su bolso (cartera) para “parecerse a ella”; cuando el niño usala gorra o los lentes del padre o, peor, le imita en alguna acción relacionada con un vicio, fumar por ejemplo. Asimismo, algunos políticos quieren parecerse a otros en su manera de hablar, de vestirse, y hasta de mentir. También ciertos profesionales emulan la conducta y costumbres (y/o malas costumbres) de sus profesores… Esto último es muy frecuente en la carrera docente.
En cuanto a la conducta lingüística, diversos autores han fijado posición respecto a la adquisición del lenguaje. Los conductistas o empiristas (Skinner, 1904-1990), influenciados por el positivismo de Comte (1798-1857), sostienen que el individuo nace como “tabula rasa”, sin ningún tipo de conocimiento ni facultad lingüística. Para estos teóricos, el niño adquiere el lenguaje partiendo básicamente de su experiencia, apoyado en estímulos externos y en la repetición. Esta teoría impulsa el método mecanicista y el aprendizaje memorístico, presentes aún en algunos docentes de lengua, quienes enseñan desde la perspectiva conductista y estructuralista: análisis gramatical de oraciones; análisis métrico de poemas, obviando lo semántico (significado); memorización de conceptos y de figuras literarias, sin ningún tipo de razonamiento; desconocimiento de fenómenos lingüísticos generados por la dinámica social (Pragmática) y por los avances tecnológicos (Chateo).
Los interaccionistas (Vigotsky, 1896-1934), apoyados en el cognitivismo y en la interacción social. Para éstos, el lenguaje se desarrolla partiendo de la facultad que posee todo ser humano para comunicarse, y aunque toma del conductismo la experiencia del individuo en su entorno, consideran que esto va más allá de una simple imitación, y se fundamentan en la interacción social y en el intercambio lingüístico entre los hablantes de una misma lengua. Los nativistas o innatistas (Chomsky, 1928), surgidos del generativismo lingüístico y del cognitivismo, se oponen al mecanicismo; sostienen que el lenguaje es algo genético e innato. Según los innatistas, los seres humanos estamos preparados biológicamente para desarrollar una lengua, y somos capaces de crear y recrear el lenguaje en distintas situaciones de habla… ¿Usted qué opina?
SOL DE MARGARITA, Porlarmar, 15 de Junio de 2012
Magisterio
Adquisición y funciones del lenguaje (y II)
Más allá de las abstracciones teóricas existen en la casa y en el aula casos concretos relacionados con las funciones y funcionamiento del lenguaje, que si no somos capaces de percibir a tiempo podrían generar ciertos problemas y trastornos lingüísticos y conductuales.
Celis e. Rodríguez Serrano
En la mayoría de las disciplinas científicas ha existido y existirán diversas maneras de explicar los fenómenos. La lingüística no escapa a este principio y en torno a ella también se han suscitado diferentes formas de abordar lo atinente a la lengua y a la adquisición y uso del lenguaje. Como docentes de lengua debemos conocer todas las opiniones acerca del tema; esto nos permite, luego de comparar las distintas posiciones, asumir criterios propios y opinar al respecto.
En cuanto a la adquisición del lenguaje, me inclino hacia la teoría chomskyana, que defiende lo genético, el innatismo y el nativismo. Considero que sí nacemos preparados biológicamente para aprender y desarrollar una lengua, y pienso que una de las mejores pruebas para creer esto es lo bien dotados que venimos, a través del aparato fonador, para articular sonidos. Sin embargo, no podemos desdeñar la importancia del resto de las teorías. El pediatra, por ejemplo, nos sugiere que le hablemos al niño de forma clara; es decir, llamar a las cosas y/o animales por su nombre para evitar distorsiones: nada de “el ruuunn” (carro), ni de “el guau guau” ni “el miau miau” para referirnos a perros y gatos; con esto se combate la repetición, propia del conductismo (Skinner). Asimismo, es innegable la influencia del entorno socio-cultural, geográfico y hasta económico en la adquisición, desarrollo y transformación de la lengua (Vigotsky, Bruner).
Pero más allá de las abstracciones teóricas, existen en la casa y en el aula casos concretos relacionados con las funciones y funcionamiento del lenguaje, que si no somos capaces de percibir a tiempo, podrían generar ciertos problemas y trastornos lingüísticos y conductuales. Algunas de estas funciones son: Expresiva o emotiva, que permite al niño expresar sus pensamientos y emociones. Obviamente, el niño que en el hogar o en la escuela, por cualquier razón no se le permite expresarse verbalmente, lo hará a través de la acción, que puede ser desde una rabieta, hasta problemas graves de conducta (agresividad). Referencial, referida básicamente al mensaje transmitido; es decir, cuando se da una información al niño, debemos considerar que la misma esté bien estructurada verbalmente y sea adecuada a su edad, de manera que pueda recibirla y (re)transmitirla sin dificultad, garantizando así su integración significativa a la sociedad y al proceso educativo. Conativa, relacionada directamente con el receptor (niño) y con la reacción que queremos y/o esperamos de él; para esto es necesario que el emisor (padres-maestros) impregne de gran carga expresiva y emotiva el mensaje; que el niño sienta que es tomado en cuenta. Esto, además de garantizar su atención, le ayuda a desarrollar el lenguaje, impulsa el buen comportamiento socio-lingüístico, y facilita el aprendizaje. Por supuesto, en éstas, y en el resto de las funciones que por razones de espacio no pude mencionar, es importante considerar y, de ser posible, aplicar los distintos postulados lingüísticos desarrollados hasta ahora por quienes se han dedicado a investigar la materia.
P.S. Felicitaciones a quien Dios le ha dado la virtud de ser padre, y a quien tiene la dicha y felicidad de tener también físicamente a este grandioso ser.
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