jueves, 21 de junio de 2012

FESTEJO

NOTITARDE, Valencia, 17 de Junio de 2012
Novelas
José Joaquín Burgos


En estos tiempos ciertamente la literatura anda suelta por todos los rumbos del territorio venezolano.  La gente, como nunca, está leyendo mucho. Y eso es hermoso, sencillamente hermoso, por decir lo menos. Y, tal vez como consecuencia de eso mismo, los aficionados a la creación literaria también andan en lo suyo. Y Valencia no es una excepción, por supuesto. Sobre todo por la tradición intelectual de la ciudad. Los poetas, novelistas, cuentistas, cronistas, historiadores, ensayistas, están produciendo, podríamos decir, entusiasmados.
Hay una fiebre de creación que al parecer es contagiosa. Y eso hay que aprovecharlo, porque las instituciones, los organismos de gobierno (municipal, estadal y nacional) se enriquecen con ello. Y, al igual que en la lectura y escritura, también en el mundo musical y de las artes visuales reina el entusiasmo. Algo que, quiérase o no, debe reconocerse como altamente positivo para el desarrollo cultural no solamente humanístico sino también científico y tecnológico de la ciudad, del país y, hasta donde se pueda llegar, de todo el mundo.
De esto hablamos, frecuentemente, con nuestros amigos. Nos regocijamos –por ejemplo- cuando tenemos noticias de los más recientes trabajos de ellos mismos y de otros amigos igualmente apreciados aunque los veamos con menor frecuencia. Es hermoso notar la presencia de poetas como María Alejandra y María Daniela Rendón, Chemir Colina, Vielsi Arias, Raquel Santeliz, en eventos de trascendencia literaria internacional. Hermoso también saber que escritores como Rafael Simón Hurtado, Rafael Tortolero, Orlando Baquero, Carlos Yusti (éste por allá, por Guayana), José Carlos de Nóbrega, Pedro Querales, José Tapiskent, andan metidos en sus ensayos, sus novelas, sus cuentos, con más entusiasmo que nunca. Estos dos últimos, por ejemplos, parecen ser incansables: Pedro acaba de entregar su última novela: "El jardinero de Gervasi", ganadora de un Premio Nacional (Ipasme); y Tapiskent presentó, hace escasamente una semana su libro "De una a otra ciudad", que es un testimonio biográfico de su padre en el cual él, como narrador, plantea una visión muy completa y de sentido universal en la creación de ambientes y personajes: un trabajo de hormiga, como se dice, incansable, mediante el cual el autor nos demuestra su trascendencia y su conciencia de lo que es el trabajo literario cuando se tiene disciplina para ello.
La hora es hermosa, amigos. Hoy, más que nunca, vale la pena y es grato leer comprender y verdaderamente comprender el mundo, como dice el lema de la Filuc. Saludos.

Fotografía: http://favim.com/image/189452/

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