lunes, 25 de junio de 2012

¿REALMENTE, QUIÉNES EJERCEN EL PODER PASTORAL?

De una mejor prevención contra el delito
Luis Barragán


Tendencia tímidamente esbozada con anterioridad en la “otra” república, el fracasado proyecto de reforma constitucional de 2007 quiso transferir a la población el tratamiento y la solución del problema de la inseguridad personal, al igual que otros fundamentales.  Vale decir, admitió el régimen, como todavía lo admite, una radical incompetencia para salvaguardar la vida de los venezolanos, como la preservación de los bienes que legítimamente juzga necesarios.
Ahora, incurre en la inmoralidad de aconsejarnos una mayor precaución, como si no la adoptásemos hasta el hartazgo.  Bastará con pasearse por la avenida o callejuela de una ciudad extranjera para sorprendernos no sólo de la relativa tranquilidad de su tránsito y la inmediata atención policial por una molestia pasajera, sino de nuestra indecible cautela de no lucir un necesario reloj de muñeca, atender el celular con  libertad, andar con unos cómodos zapatos y hasta portar una cajetilla de cigarrillos por la que pueden tirotearnos en Venezuela.
Acá, ya hay delitos que, por consuetudinarios, las oficinas policiales no asientan ni ofrecen una constancia para diligenciar la garantía de nuestros objetos. Digamos, existe una vigencia parcial del Código Penal al desatender el hurto, las lesiones personales, el robo o la modesta estafa, ya que – en nombre de las prioridades – hay casos más delicados que agolpan el horario policial, añadidas dos circunstancias: progresivamente, hay unos homicidios que son más que otros, porque la consternación y el escándalo colectivos indican cuáles ameritan de una exclusiva atención;  y la víctima es la frecuente culpable por no prever toda situación, sin el mínimo derecho a la defensa.
Vulnerado, el Estado ha perdido su capacidad castigativa, excepto de la política se trate. Y nunca la respuesta será la de delegar sus competencias y funciones en la comunidad, porque ésta concibe, reconoce y costea a la autoridad pública especializada y armada: dispuesta a colaborar, mas no a sustituirla para afianzar la sociedad de supervivencia y de delación que subyace en el llamado socialismo del presente  siglo.
Aquejados por la zozobra y el dolor, agotadas las medidas de desconfianza de cada día, nuestro mejor programa de prevención será el de sufragar y despedir a Chávez Frías en los venideros comicios. Y también alentar una recuperación del Estado para que ocupe su adecuado lugar, sin que vivamos muriendo.

Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2012/06/de-una-mejor-prevencion-contra-el-delito/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=878393
Fotografía: Robert Santafede,  "Collapse"

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