SOL DE MARGARITA, Porlamar 27 de Junio de 2012
Actualidad pedagógica
El intelectual
¿Es el intelectual un consejero social, político, cultural o religioso? Si asumimos como cierto el sentido que un intelectual buscaría el bienestar social, entonces, ¿puede ser compatible la actividad política con la actividad intelectual?
Javier Antonio Vivas Santana
¿De dónde viene la palabra intelectual? ¿Por qué se habla de cociente intelectual? ¿Qué significa eso que algunos mencionan como “propiedad intelectual? En ese contexto, ¿ayudan a crear o destruir el pensar?¿Se puede ser inteligente sin ser intelectual o viceversa?¿Es necesaria la lectura y la comprensión intertextual para alcanzar la intelectualidad? ¿Pueden ser los niños(as) y adolescentes intelectuales? ¿Quiénes son más intelectuales, las mujeres o los hombres?
¿Es el intelecto, por si mismo, una forma de pensar o una aproximación al pensamiento? ¿Un intelectual tiene una alta dimensión axiológica? ¿La intelectualidad esta (des)asociada con los sentimientos y la espiritualidad? ¿Puede ser intelectual quien en sus textos señale la (in)existencia de Dios? En consecuencia, ¿por qué algunos pensadores como Spinoza hablarían del “amor Dei intellectualis” u otros como Nietzsche encontrarían la Muerte de Dios? ¿Pueden ser ambos intelectuales?
¿Es el intelectual un consejero social, político, cultural o religioso? Si asumimos como cierto el sentido que un intelectual buscaría el bienestar social, entonces, ¿puede ser compatible la actividad política con la actividad intelectual? ¿La intelectualidad está masificada o reducida? ¿Es pertinente la construcción semántica para hablar de intelectuales populares, o los intelectuales conforman una élite de personas? ¿Un ermitaño, un agricultor, un taxista, un recepcionista, un mecánico, puede ser intelectual? ¿El intelectual es una persona de conocimiento integral o parcial sobre las cosas que rodean al Universo? ¿Quiénes practican la estética o el arte de la música, la pintura, la poesía, el teatro pueden ser considerados intelectuales? Y si es así, ¿quién(es) lo determina(n), otros intelectuales o personas comunes? ¿Convertirse en experto jugador de ajedrez nos convierte en intelectuales?
¿Un físico, un químico o un matemático con mucho dominio sobre las ciencias naturales, necesita escribir o teorizar sus hallazgos para ser intelectual? ¿Todo aquel que ha publicado alguna propuesta teórica, ensayo, narrativa u opinión puede ser considerado intelectual? Tal vez sea complejo, pero ¿cuántas interrogantes más se pudieran generar para indagar sobre el significado de la intelectualidad?
Si bien es cierto para algunos pensadores como Gramsci, cualquier persona pudiera ser un intelectual, tampoco debemos olvidar que el ser intelectual entre muchas cualidades, requiere de un acto de intelección, es decir, darse a entender; generar sobre sus semejantes las capacidades necesarias para que pueda interpretar, aprehender y comprehender sus mensajes. Si esto no sucede se estaría trasmitiendo un mensaje lleno de vacuidad; aunque en la misma medida no debe obviarse que los receptores deben poseer un mínimo de requerimientos cognitivos para la (de)codificación de los textos que el intelectual quiera hacernos llegar. Por consiguiente, es la educación desde una perspectiva antropológica del desarrollo del pensar y el pensamiento quien debería brindarnos esa caja de herramientas.
Es contradictorio, pero aunque el intelectual, desde siempre ha sido visto como una persona muy culta, y probablemente inteligente, asociada con el mundo de un singular conocimiento, en este siglo XXI, aún no encontramos una tesis seria e innovadora que hable sobre el papel revitalizador de éstos para poder convertirse en protagonistas para el desarrollo de la humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario