NOTITARDE, Valencia, 10de Junio de 2012
"Caminando con Cristo" (Mc. 14, 12-16.22-26)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes
Hoy los cristianos católicos celebramos el día del Corpus Christi (Cuerpo de Cristo), con lo cual queremos proclamar ante el mundo que creemos que Jesús está vivo y presente en la Hostia y Vino consagrado, que son su Cuerpo y su Sangre y lo creemos y profesamos ante el mundo porque así lo instituyó el Señor en la Última Cena con sus apóstoles cuando les dijo: "Tomen, esto es mi Cuerpo…esta es mi Sangre de la alianza, que es derramada por muchos". Así que la Eucaristía es la Nueva Alianza de Dios con la humanidad. Así como en el Antiguo Testamento la sangre de animales fue signo de la Alianza, ahora en el Nuevo Testamento la sangre del Cordero sin mancha es el signo de la Nueva Alianza y este pacto nuevo de Dios con los hombres quedó sellado en la Última Cena y el madero de la cruz donde se ofreció de una vez para siempre el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, que es Cristo, nuestro Dios y Salvador.
Cuando en este domingo paseamos la custodia que lleva la Hostia Consagrada, estaremos profesando ante el mundo que los cristianos católicos creemos en las palabras de Nuestro Señor Jesucristo, las pronunciadas por Él en el discurso del Pan de Vida (Jn.6), creemos y realizamos lo que Él mismo pidió a su Iglesia naciente que hiciera: "Hagan esto en memoria mía", que es más que un simple recuerdo, es la actualización y celebración continua de su sacrificio, celebrado ahora de manera incruenta; es decir, sin derramamiento de sangre, acontecimiento que se celebra y actualiza en cada misa. La Iglesia naciente celebró la misa como mandato del Señor y todavía hoy su Iglesia actualiza en medio de los hombres su sacrificio por medio de la Eucaristía (1 Cor.11,23-29).
Histórica y litúrgicamente el Corpus se celebra para que los cristianos católicos expresen, prediquen y profesen ante el mundo que el mismo Jesús que se encarnó en el seno de la Santísima Virgen María por obra del Espíritu Santo, que nació en Belén, que fue bautizado en el Jordán, que realizó su primer milagro en las Bodas de Caná y manifestó así su poder delante de sus discípulos, el que predicó en Galilea y por toda Jerusalén, el que realizó mucho milagros; que padeció, murió y resucitó, está vivo y presente en la Hostia Consagrada; allí le podemos encontrar, está en el Sagrario, donde podemos acudir para desahogar delante del Señor nuestras preocupaciones, para pedirle que nos fortalezca y sostenga en las tentaciones, que nos ayude a superar nuestras crisis o momentos oscuros de la vida, para compartir con Él nuestras alegrías y proyectos y pedirle que sean bendecidos con la fuerza y Luz del Espíritu Santo. Cristo se ha hecho comida, presencia viva en la Eucaristía para que el cristiano crea, espere, ame, para que se nutra con su gracia, para que encuentre en Él refugio y compañía perenne y para que enseñe y proclame a otros que Cristo está Vivo y presente en el sacramento del altar que Él mismo dejó a su Iglesia.
Hoy día de Corpus Christi, los que asistimos con frecuencia a la misa necesitamos revisar nuestra fe eucarística; si realmente creemos en la presencia viva de Jesús en la Eucaristía, revisar el cómo nos acercamos a comulgar, si consciente de lo que vamos a recibir o más bien distraídos, si preparados a través del sacramento de la confesión y una vida de oración profunda o con pecados que llevamos en el corazón y que nos hacen indignos de recibir el Cuerpo de Cristo. Recibir con frecuencia la Comunión, el Cuerpo de Cristo, aparte de nutrir la vida del cristiano y establecer una unión y amistad profunda con el Señor, es una invitación a formar comunidad, a vivir la caridad con los hermanos, especialmente con los más pobres y necesitados. Así como Cristo se inmola y se entrega por amor a la humanidad, así el cristiano debe vivir en la entrega y servicio a los hermanos; a eso lo invita el Señor desde la Eucaristía, a vivir en comunión y en el servicio, todo esto por amor que es el distintivo del cristiano. San Pablo exhortaba a los romanos a recordar que sus vidas eran como hostias vivas, como ofrenda ante Dios, como prolongación de la Eucaristía (Rm.12,1). Pidamos al Señor, que aumente nuestra fe y acerquémonos con amor, dignidad y devoción a recibir su Cuerpo y su Sangre.
IDA Y RETORNO: El próximo sábado 16 de junio, en nuestro Seminario, que se afana por contribuir a la formación no sólo de los futuros sacerdotes, sino de los fieles laicos de nuestra Arquidiócesis, se va a realizar un taller bíblico sobre el Apocalipsis, titulado: "¿Fin del mundo? Apocalipsis ¿anuncio de desgracia o canto de esperanza? Será desde las 8:30 am a 12:30 pm. El costo por persona es de 25 Bs y está dirigido a sacerdotes y laicos. El ponente será el sacerdote, especialista en Biblia: Padre José Cárdenas, venido desde México y sabrá responder a todas las inquietudes sobre el tema. No pierdan la oportunidad de conocer más de nuestra doctrina católica y aprender más de la Biblia, la Palabra de Dios.
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