lunes, 11 de junio de 2012

INTERPELADO EL ELECTOR DE 1998

Entre la vida y la muerte
Luis Barragán


Vísperas de la marcha, pasamos por el centro. Alguien le respondió a un señor que, a viva voz, con bolsas del mercado, seguramente de Quinta Crespo, dijo  - palabras más, palabras menos – que “había más policías que gente”, apuntando a Plaza Caracas: la cuenta de los muertos de todos estos años, superó el reconocimiento efectivo de la pensión de vejez.

Luego, partimos de Chacao. Sentimos algún temor porque la marcha de apoyo a Henrique Capriles se desinflara, siendo el casco histórico de la  ciudad de todos, tan vedado por las muchas agresiones recibidas en estos años.  Sin embargo, la impresionante multitud, ordenada, emocionada y serena, continuó el tránsito hasta plenar las adyacencias del CNE.

¿El año sabático de los grupos de choque gubernamentales?, pues ni el helicóptero consabido e intimidante rasgó los edificios del itinerario, como si los servicios de inteligencia estuviesen hartos de información. Motivo de conversación para el trayecto, nos imaginamos la necesidad e interés de prefabricar y  presentar un cuadro electoral normal; el cansancio de las huestes que al día siguiente deben fiscalizar a los empleados públicos obligados a acompañar a Chávez Frías a la sede comicial; la concesión graciosa de la que se ufanarán los comentaristas de planta, mientras esperan el libreto;  o quizá el deliberado propósito de inculpar a algunos del éxito opositor por esa larga y penosa procesión interior de los gubernamentalísimos del PSUV.

El deterioro ilimitado del país, acunándose en las estrechas veredas de la ciudad capital entre un domingo y un lunes de inscripción. Sintetizando los grandes miedos que nos agobian, a oficialistas como a opositores, porque – sencillamente -  hemos llegado a lo indecible: 19 mil muertos en las calles en 2011, y más de 150 mil en casi catorce años, en una guerra civil que bien ha caracterizado la Conferencia Episcopal.

Ya no angustian las cifras del desempleo, la inflación, la vivienda, la desescolarización o la corrupción tan sofisticadamente ramificada, pareja al narcotráfico, sino la vida misma que es la que hace de la contienda electoral el escenario y la decisión fundamentales para defenderla contra la muerte. E, incluso, la muerte de más de cinco mil personas en las cárceles, pues ni siquiera en ellas, el Estado garantiza la vida.

Regresamos tarde a casa, meditando sobre la homilía del padre Martialay y el cuerpo social de Cristo, pero – también – con el olvidado estribillo del Romance de Curro El Palmo de Serrat: “La vida y la muerte / bordada en la boca /tenía Merceditas / la del guardarropa”.  La paz es una propuesta que ha regresado al siglo XXI venezolano con bríos, mientras que cínicamente la reclama quien la ha empujado al precipicio de sus ambiciones continuistas.

Ante todo, estamos defendiendo la vida frente al Chávez Frías – debemos repetirlo hasta la saciedad - que celebró la muerte a través de sus incansables consignas, paseando por Cannes sus veleidades como un buen día hizo el ridículo lanzando la primera pelota en un parque estadounidense, uniformado y ufano. Obviamente, en 2012 interpelamos al elector de 1998 que no oyó por entonces: la rectificación no es un motivo de vergüenza.

Fotografía:  Tomada de la red (10/06/12)
Fuente:
http://www.noticierodigital.com/2012/06/entre-la-vida-y-la-muerte/
http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=874131

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