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lunes, 29 de junio de 2020

EL CURSO DE LA VÍA LÁCTEA

Anseume y el MAS
Luis Barragán

A mediados de bachillerato, ahorramos y adquirimos dos libros extensa e intensamente polémicos que, en su momento, no logramos entender a cabalidad. Al correr de  los años, disentimos de ambos, pero no queda duda alguna del otro y muy distinto país que debatía como las más recientes generaciones aún no sospechan, pues, con todos los inconvenientes del mundo, supimos de una mínima libertad de prensa y de cátedra.

El de Carlos Rangel (“Del buen salvaje al buen revolucionario”), incluso  fue incinerado en la UCV, ilustrando así lo lejos que llegaban los antecesores de quienes ahora ejercen el poder, por lo que nada ha de extrañar la inmensa pira que se hizo de la Biblioteca de la UDO en Cumaná. Y el de Teodoro Petkoff (“Proceso a la izquierda”), generó una discusión en el seno de una izquierda marxista, cuyo poderoso  sector cultural le dio un impulso extraordinario y duradero.

Recientemente, William  Anseume ha colocado al MAS históricamente en  su lugar, trascendiendo al ya consabido pragmatismo que,  aún antes del arribo de Chávez Frías al poder, ha causado estragos. Esta vez, en el departamento de las ideas, de los planteamientos, de  la esgrima ideológica y política (https://www.elnacional.com/opinion/la-estocada-mortal-del-mas-a-la-democracia-venezolana), tejió y tendió la alfombra que necesitaba el raquítico Socialismo del Siglo XXI para andar el camino  de la mayor estafa que ha sufrido el país.

Ciertamente, el papel político que jugó Petkoff por varias décadas, suscitó también el reconocimiento y la admiración hacia un arquetipo del liderazgo político que todavía extrañamos, por la sola y necesarísima vocación simultánea  del hacer y del pensar.  Nos contamos entre quienes sentimos respeto por una trayectoria que suscita las naturales diferencias y coincidencias, pero que contrasta con el prototipo – puede decirse – aportado por la llamada post-modernidad. No obstante, la  relectura de su ya clásico  título y, además, las respuestas que le dieron Moisés Moleiro y José Rafael Cortés, por ejemplo, nos conducen al recetario del régimen actual enderezado por  ese imaginario guevarista tan explotado por los Castro para afinarlo con el propósito tan firme de su particular protectorado y de su criminal hipoteca.

Anseume avisa del debate que, desde hace muchos años atrás, debió darse, aunque el antecesor y el sucesor convinieron en jamás abonar a las condiciones ni dar la más mínima ocasión para ello, sabiéndose de antemano  perdedores.  Tarde o temprano, se dará para nunca jamás tropezar con la misma piedra, aunque haya sectores de la oposición que les acompleje, por decir lo menos.

Cfr. 

sábado, 27 de junio de 2020

SENDERO EMPEGOSTADO

La estocada mortal del MAS a la democracia venezolana
William Anseume

El Partido Comunista, tan aminorado en gente y en disecados planteamientos ortodoxos, no logró concretar lo que su desgarrador desprendimiento, el Movimiento al Socialismo (MAS), consiguió en Venezuela: sepultar, al menos discursiva y teóricamente, la democracia labrada con tanto ahínco después del tan afortunado derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez.

En ese sentido, dos figuras resultan selectas: Teodoro Petkoff y el literalmente inmortal José Vicente Rangel. Teodoro, un ideólogo contumaz, brillante como pocos y arrepentido permanentemente de su accionar, como tan pocos, se desdijo de la sangrienta guerrilla, rectificó; se arrepintió también de armar la tramoya ideática que culminó con un proceso que se le fue de las manos y también rectificó, pero aún así resultó determinante su pensamiento en echar a andar esta debacle: el derrumbe de la democracia para llegar, descender, a este espantoso espectáculo mundial de la destrucción más cruenta y miserable de un país que lucía, era, sólido y esplendente.

Rangel fue quien, usando a Chávez, a los militares y una pléyade de resentidos, con el permanente, pernicioso, azuzar cubano, surcó el camino de la destrucción inhumana de Venezuela, sustentado en el proyecto del MAS, ideado por Teodoro. Allí se afianzó, con las erróneas elaboraciones de la democracia, por supuesto, este asfixiante deterioro que ahora nos vemos obligados a buscar revertir como sea. Así se expresa el torpedero mayor de la democracia en su elocuente artículo titulado precisamente «Socialismo: respuesta a una democracia corrupta» (1972): «La sociedad venezolana necesita un propósito que la democracia de la empresa privada no puede proporcionar. ¿Puede hacerlo el socialismo? Más adelante trataremos de demostrar que sí».  Y aquí nos encontramos «disfrutando» todos las miasmas de aquel derrotero.

Ni el Partido Comunista tenía cómo atravesársele ya a los demócratas de la alternancia puntofijista, los líderes de AD y Copei, después del culazo que se dio con Larrazábal; idos los romances con Medina Angarita, perdida por completo su conexión como partido con el alma nacional; ni Hugo Chávez era ningún ideólogo dentro ni fuera del Movimiento V República, mucho menos del PSUV, sino que asumió su rol como el también pragmático hombre carismático de armas que sirvió de pelele útil para canalizar el hambre de poder oculta tras quien podía, del mismo modo, pragmáticamente, Rangel, vincular a algunos militares (por algo llegó a ser ministro de Defensa de aquel) ansiosos con los deseos, el hambre, que a Venezuela siempre Fidel Castro le tuvo desde su victoria revolucionaria en la isla, animado de las intenciones expansivas del control hegemónico continental.

No deja, sin embargo, de ser altamente interesante el proceso a la vez tan complejo de la derrota del proyecto democrático por parte de la voraz izquierda nacional, continental y global. De ningún modo pretendo inculpar ni exculpar a nadie; a pesar de opinar, trato de ser objetivo con estas aseveraciones. Ya apreciamos con total crudeza lo que tarda este lento camino de buscar retomar el sendero empegostado de la libertad. Pero de algo estoy seguro: lo vamos a lograr. La democracia ha de retornar mejorada a Venezuela, liberal, muy a pesar de la resistencia que presentan algunos a dejar morir el agónico espectro que nos sujeta a la calamidad.

Reproducción:M omento, Caracas, nr. 224 del 28/10/1960.
27/06/2020:
https://www.elnacional.com/opinion/la-estocada-mortal-del-mas-a-la-democracia-venezolana/
Cfr.
https://lbarragan.blogspot.com/2020/06/el-curso-de-la-via-lactea.html

miércoles, 4 de diciembre de 2019

UNAS Y OTRAS NOTAS


El Nacional, Caracas, 30/03/1997. Vicente A. Medina, Ilán Chester, Aldemaro Romero,Crisis de Misiles, Rafael Caldera, Teodoro Petkoff, Himno Nacional.

viernes, 13 de julio de 2018

INEVITABLE CONCLUSIÓN

EL NACIONAL, Caracas, 7 de julio de 2018
El castrocomunismo (primera parte)
Antonio Sánchez García

Mire a su alrededor y observe a los partidos comunistas, a los autodenominados Frentes Amplios, a los movimientos revolucionarios bregando codo a codo con los partidos democráticos por el favor de los electores. Con el firme y decidido propósito de hacer polvo la Constitución y sembrar la división y el odio. ¿Quién convive de tan buena manera con el cáncer o con el sida, que no sea una sociedad irresponsable, que ha extraviado el rumbo?

“Absurdo sería pretender que un gobernante venezolano, violando una ley histórica, se hiciese comunista”
Ramón Díaz Sánchez, Guzmán: Elipse de una ambición de poder


Inolvidable el día en que Teodoro Petkoff –corría el año 2003– montó en cólera porque osé alertar a los miembros de la Comisión Asesora de la Coordinadora Democrática, que presidía Alberto Quirós Corradi y en la que participábamos Pedro Nikken, Cecilia Sosa Gómez, Adolfo Salgueiro, Marco Tulio Bruni Celli, Pedro Pablo Aguilar, Alejandro Armas, Hiram Gaviria y otros, contra la amenaza castrocomunista que se cernía sobre Venezuela de la mano del golpismo chavista que acababa de asaltar el poder, ante el general beneplácito de una sociedad alienada hasta la médula. Nuestro por entonces buen amigo mostró su furia y su indignación por el uso irresponsable que hacíamos quienes empleábamos una categoría como esa, tan reaccionaria y propia de la guerra fría. Al decir de Petkoff no era que Cuba no fuera castrocomunista, que nadie podía negarlo: es que a él no le parecía en absoluto censurable que lo fuera. Muy por el contrario: a él, el que lo fuera, le parecía una señal de gloriosa y máxima identidad. En nuestros labios, en cambio, el concepto era absolutamente censurable, refería a un rechazo total, alertaba ante el infierno encubierto tras el término y dejaba caer una cortina de desprecio y maldiciones sobre la isla embrujada por la hoz y el martillo. Ante la que había que precaverse. Pero a sus admiradores, como a Petkoff y los suyos, tan emparentados con quienes acababan de hacerse con el poder, esa antes que una maldición era una aspiración  que deseaban ver cumplirse en toda América Latina. Ser castrocomunista no era un delito. Muy por el contrario, subrayaba, como solía señalarlo un gigantesco letrero que se exhibía a la salida del aeropuerto José Martí, que Cuba era el Primer Territorio Libre de América.

Era la indicación a la que obedecía la progresía venezolana. Como que hacía una década y contra todo pronóstico, que más de novecientas personalidades venezolanas de todo jaez y condición pero contando entre ellos con no pocos afamados historiadores que continúan en funciones, académicos y doctores de todas las ramas, gentes de teatro y del espectáculo, escritores, guionistas y de ese cuanto hay que le da vida a una sociedad democrática, así como otros representantes de esa cosa deletérea, nebulosa y amorfa llamada cultura, habían considerado a Fidel Castro un ejemplo de dignidad e integridad política del más alto nivel de nuestra América, merecedor de toda nuestra admiración. Ser castrocomunista era un lujo. Significaba pertenecer a la cofradía de iluminados por el destino, ir a la vanguardia de la historia. Cuesta creer que tras más de treinta años de tiranía, persecución, encarcelamiento y miserias, tras el brutal ejercicio del poder más atrabiliario y demoledor del que se tuviera conocimiento en América Latina, y habiendo superado ya el récord de duración de 27 años, tras los cuales se muriera el caudillo, general y dictador venezolano Juan Vicente Gómez, una pléyade de buenas gentes elevaran al tirano aún más longevo con admirativas loas a las más egregias e inmarcesibles alturas de su gloria. En el colmo de la alienación y la locura, ser castrocomunista no acarreaba daño alguno. Era algo de que sentirse orgulloso. Lo más deseable a lo que un ciudadano podía aspirar en América Latina. La democracia, en cambio, era una plasta, un bofe, una miseria, una pérdida. Así han transcurrido sesenta años para los latinoamericanos: gozando de la libertad plena de regímenes libres, progresistas y prósperos, pero maldiciéndolos porque no se acomodaban al régimen tiránico del castrocomunismo cubano.

Acababan de cumplirse treinta años del primer asalto al poder en Cuba, no se veían las menores señales de que la tiranía militarizada que controlaba y esclavizaba a los cubanos mostrara la menor disposición a hacer mutis, apenas se habían cumplido quince años desde el desembarco de sus tropas de élite en el occidente y en el oriente de Venezuela,  y jamás había renunciado la dictadura cubana a su propósito de asaltar el poder de la primera reserva petrolífera de occidente, cumplir con el magno objetivo que se propusiera Fidel Castro desde la Sierra Maestra:  asaltar Venezuela por las buenas o a la brava, hacerse con su petróleo y expandirse por toda la región, imponer el comunismo en toda Latinoamérica y combatir a muerte a Estados Unidos, su letal enemigo de toda la vida. Pasara lo que pasara en la Unión Soviética y en China, Cuba jamás dejaría de ser comunista ni de luchar empeñosa y fervientemente por hundir a todas las democracias latinoamericanas en mortales crisis de dominación, asaltar el poder de la mano de las izquierdas locales, como ya lo intentara en Bolivia, en Chile, en Uruguay y en Argentina y nada ni nadie le impediría combatir a Estados Unidos hasta agotar sus fuerzas. América Latina sería castrocomunista, o no sería. Vale decir: no comunista a lo Molotov o a lo Brezschniev, a lo Tito o a lo Joseph Stalin, sino a lo Castro: castrocomunista, para más señas.

Quienes compartimos desde nuestras organizaciones marxistas –yo en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, el MIR chileno en tiempos de la fracasada Unidad Popular– esos propósitos, sabíamos que lucharíamos hasta la muerte por imponer el comunismo en la región. Que el tiempo no sería obstáculo. Y que tarde o temprano terminaríamos por imponernos a lo largo y ancho de nuestra región. Para eso se había constituido en La Habana una suerte de Cuarta Internacional Comunista llamada Tricontinental, que intentaba coordinar todos los Movimientos Revolucionarios de Asia, África y América Latina. En una guerra abierta y declarada, sin hacer los menores ambages, organizando, alfabetizando, instruyendo, educando y preparando a los ejércitos de liberación nacional. Y a pesar del fracaso estruendoso del socialismo en todo el mundo, del derrumbe del Estado soviético y la caída del Muro de Berlín, en América Latina ya había surgido la debida organización encargada de coordinar nuestros movimientos revolucionarios a nivel regional, inventado por Fidel Castro y Lula da Silva, en el año 1990, llamado Foro de Sao Paulo. El viejo topo es tenaz y es porfiado y no tiene otro objetivo que demoler las bases fundacionales de la democracia y derribar los muros del edificio del Estado de Derecho para imponer el colectivismo, generalizar la miseria y el hambre y convertir a sus respectivas sociedades en campos de concentración. Todo ello a plena luz del día y en la mayor impunidad, como si anarquizar siglos de historia y disgregar sociedades compuestas a lo largo de siglos y siglos de historia fuera la cosa más normal y fructífera del mundo. Mire a su alrededor y vea a los partidos comunistas, a los frentes amplios, a los movimientos revolucionarios bregando codo a codo con los partidos democráticos por el favor de los electores. Con el firme y decidido propósito de hacer polvo la Constitución y sembrar la división y el odio. ¿Quién convive de tan buena manera con el cáncer o con el sida, que no sea una sociedad que ha perdido el rumbo?

Fuente:
http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/castrocomunismo-primera-parte_242466

EL NACIONAL, Caracas, 8 de julio de 2018
El castrocomunismo (segunda parte)
Antonio Sánchez García

Va siendo hora de que el mundo sepa que ha sido el castrocomunismo el que ha devastado a Venezuela, que nos ha saqueado nuestras riquezas, que acecha a todas las sociedades latinoamericanas para corromperlas, pervertirlas y aniquilarlas. Y que llegó la hora de enfrentarlo para ponerle un fin definitivo. No tenemos otra alternativa. Como diría Shakespeare: el resto es silencio.

Jamás olvidaré el asombro que se dibujó en el rostro de mi amigo y ex compañero de trabajo y de partido, el brasileño Marco Aurelio García, con quien viniera desde París por primera vez a Venezuela en junio de 1977 y a quien no veía desde esos años setenta, cuando al recogerlo en Maiquetía quince años después –venía en representación de Lula da Silva, el dirigente sindical, líder de su partido y futuro presidente de Brasil, a las ceremonias de la segunda transmisión de mando de Hugo Chávez en el año 2000– y ante mis reservas frente a la barbarie que veía dibujarse en el proyecto estratégico del teniente coronel Hugo Chávez, habiendo yo entretanto aprendido a valorar en toda su plenitud el valor de la democracia, me espetara asombrado: “¿Qué objeciones estéticas tienes ante Hugo Chávez? ¿O fue que olvidaste el juramento martiano que sellamos con sangre cuando Allende?”.

—¿Qué juramento?– le pregunté sorprendido, sin entender a qué se refería.

Me miró indignado y me dijo: “Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar…”

Supe entonces, como en una revelación, que Chávez era castrocomunista, que Lula también lo era, y que a Venezuela, a Brasil y a todo el continente le esperaban tiempos siniestros.

El comunismo a lomos de Fidel Castro y la Cuba castrista había renacido en la región, gracias a la infinita irresponsabilidad del pueblo venezolano y la traición de sus fuerzas armadas y sus élites políticas e intelectuales,  para no dejar volar su presa. Chávez servía a los intereses cubanos, Venezuela se había convertido en su cabecera de playa para la reconquista del continente. Y cuyo botín a no soltar jamás, por los siglos de los siglos, se llamaba Pdvsa. Para eso servía el Departamento de Estado: para presenciar impasible la conquista de la región por el comunismo internacional.

Ante la absoluta impavidez de los demócratas de todos los matices, que aceptaban como un hecho irreversible los derechos a representación política de los grupos marxistas, aun a sabiendas de que su política de mediano y largo plazo no puede ser otra que destruir las bases democráticas de la sociedad, asaltar el poder e instaurar regímenes totalitarios.

Si salvo rarísimas excepciones todos mis antiguos compañeros chilenos continuaban militando en los partidos de la izquierda marxista y muy pocos eran quienes habían extraído las dolorosas enseñanzas de un largo y angustioso destierro, comprendiendo y asumiendo el incalculable valor de la libertad y la convivencia democrática –Marco Aurelio moriría hace un par de años sin haber recapitulado un ápice en sus convicciones castristas y su servicio a Lula y la tiranía cubana en sus afanes expansionistas y antidemocráticos, como cuando mediara en el Cahuán o interviniera como representante brasileño en la ronda de diálogos organizados por la OEA y el Centro Carter en Caracas– tampoco en Venezuela advertí una verdadera toma de conciencia de quienes habían militado en los partidos marxistas, entre ellos Teodoro Petkoff, como para comprender la inmensa, la gigantesca gravedad que entrañaba y continúa entrañando el castrocomunismo chavista en nuestro país. Ahora travestido con los ropajes del bolivarianismo y empoderados con las incalculables riquezas del petróleo. Y si se habían distanciado de la militancia extrema, no por ello habían asumido la lucha contra el invasor en los radicales términos que demandaban las circunstancias.

Ni siquiera Estados Unidos era verdaderamente consciente y estaba advertida de lo que el chavismo y sobre todo el Foro de Sao Paulo se traían entre manos. Un imbécil llamado John Maisto, que fungía de embajador de Estados Unidos en Caracas, recomendaba por entonces atender las manos, no las palabras del teniente coronel. Juraba que Chávez no era más que un bocón, cuya farsantería terminaba en meras bravuconadas. Agrupados en los viejos partidos socialistas y o revolucionarios, ex guerrilleros de regreso del monte o socialdemócratas y socialcristianos de sindicato  sobreviviendo a las sombras del Estado, los partidos del establecimiento continuaban y continúan sirviendo de alcahuetas del régimen, de agentes del castrocomunismo y enemigos jurados de cualquier forma de liberalismo antimarxista. Ya se hallen en Acción Democrática, en Copei, en el MAS o en cualquier otra organización política o de la sociedad civil hábil pronta a colaborar con el régimen. Como volviera a quedar una vez más de manifiesto mediante la farsa del 20 de mayo, cuando dos ex candidatos presidenciales de los dos enclaves políticos más importantes del viejo sistema –Claudio Fermín y Eduardo Fernández– se sumaran dichosos a la comedia del ex militar chavista Henri Falcón.

Nada de qué extrañarse. Pues de mi personal experiencia y tras más de sesenta años de vida política deduzco y comprendo la gigantesca, la inmensa y casi insuperable dificultad que entraña liberarse de los prejuicios y lugares comunes que lastran las inclinaciones políticas latinoamericanas, y poder distanciarse a plenitud y renunciar así a las ideologías marxistas, populistas y revolucionarias con las que nos emancipáramos e ingresáramos a la adultez. Tanto o más determinantes que las creencias religiosas en que fuéramos educados desde niños y tan difíciles de superar críticamente como renunciar consciente y plenamente a cualquiera de esas religiones formativas.  ¿Quién podrá a estas alturas sacarnos de la cabeza que antes pasa un camello por el ojo de una aguja que un rico entra al reino de los cielos?

Son dos milenios de certidumbres o supuestas verdades acuñadas por el cristianismo, cinco siglos de prejuicios, odios y rencores acumulados desde que iniciáramos esta andadura civilizatoria, la telúrica conmoción provocada por las guerras civiles independentistas, dos siglos de repúblicas aéreas y toda una vida comprometida con juramentos de lealtad y compromiso político que nos impiden ver la prístina verdad de los hechos y servir, a nuestro pesar, a la reiteración de nuestros más graves errores. De todos ellos, el peor, más devastador y aparentemente invencible, pues los condensa a todos, por lo menos en América Latina: el del castrocomunismo. Petro acaba de arrastrar con su narrativa a 40% de los votos. De la más ilustrada y nada ignorante clase media colombiana. Y Pérez Obrador en México, abriendo tras suyo los portones a cualquier desafuero, de esos capaces de derrumbar países, como sucediera en Venezuela. ¿O es que la Virgen de la Guadalupe protegerá a los mexicanos de caer en los pantanales del más feroz populismo antiimperialista? Desde luego, esos millones de votantes no eran comunistas: les servirán con mayor desvelo. Solo tú, estupidez, eres eterna.

Nadie quiere vérselas con el comunismo, el fantasma que recorre a América Latina y a España: ni Barack Obama ni el papa Francisco, ni Juan Manuel Santos. Tampoco quisieron vérselas con él Carlos Andrés Pérez, César Gaviria o Felipe González. No se diga José Luis Rodríguez Zapatero. Es el convidado de piedra, Don Juan Tenorio, el espía que vino del frío. El tótem y el tabú freudiano de nuestras neurosis políticas. Desde Eisenhower y John F. Kennedy en adelante, todos le esquivaron el cuerpo. Se murió y es como si no se hubiera muerto. Tras la guerra fría se hizo de buenos modales no mencionarlo en la mesa. Solo el venezolano Rómulo Betancourt tuvo el coraje, la lucidez y la inteligencia como para enfrentársele y derrotarlo. Más nadie. Todo el resto de la clase política venezolana terminó rindiéndole pleitesía. Carlos Andrés Pérez, de todos ellos, fue el que cargó con el mayor peso. Va siendo hora de que el mundo sepa que ha sido el castrocomunismo el que ha devastado a Venezuela, quien nos ha saqueado nuestras riquezas, que acecha a todas las sociedades latinoamericanas para corromperlas, pervertirlas y aniquilarlas. Y que llegó la hora de enfrentarlo para ponerle un fin definitivo. No tenemos otra alternativa.

Como diría Shakespeare: el resto es silencio.

Fuente:
http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/castrocomunismo-segunda-parte_242588

EL NACIONAL, Caracas, 12 de julio de 2018
El castrocomunismo (tercera parte)
Antonio Sánchez García

Vivimos un giro copernicano. Por primera vez, desde el primero de enero de 1959, América Latina toma plena conciencia del horror del castrocomunismo y del espanto que les espera a sus sociedades si no reaccionan contra sus propulsores, los combate frontalmente y los arranca de raíz de las perversiones políticas dominantes. En Venezuela, si no hay otra alternativa, recurriendo a la intervención humanitaria de Estados Unidos al frente de la OEA y la comunidad democrática de naciones. Supondría un recomienzo tan trascendental como el que nos echara al mundo como naciones independientes. Es el imperativo categórico que la historia nos impone. Terminar por abrirnos a la sociedad liberal.

Si la insólita tragedia venezolana, la más absurda automutilación vivida por sociedad latinoamericana alguna en toda su historia, sirve de ejemplo demostrativo de los verdaderos propósitos que han animado, consciente o inconscientemente, al castrocomunismo desde su implantación luego del asalto al poder del Estado cubano por el caudillo Fidel Castro y su tropa de barbudos, se le habrá rescatado algo de sentido. Lo que dada la clásica irracionalidad de nuestra cultura no es algo de lo que podamos estar seguros. La raza cósmica del mexicano José Vasconcelos no parece muy dada a la autocrítica y la regeneración intelectual. Se comprende: los genes de esta tragedia fueron implantados hace más de dos siglos en nuestro país y expandidos a toda la región por la escuálida y delirante aristocracia venezolana al frente del llaneraje salvaje de la mano de su máximo prohombre, Simón Bolívar. Resucitado en mala hora por uno de sus adoradores brotado del fondo de su barbarie cuartelera, con el saldo de todos conocidos. En veinte años desencajó los cimientos de un esfuerzo descomunal por torcerle el rumbo caudillesco y autocrático a una sociedad primitiva y salvaje, echó por la borda los extraordinarios logros civilizatorios de la generación nacida en 1928 de la mano de Rómulo Betancourt y trituró los dones que Dios y la naturaleza le acordaran a un país que parecía no haber hecho mayores merecimientos para recibirlos. De estar a la cabeza de la región, en menos de veinte años se encuentra a la cola de Haití. Un milagro invertido.

La insaciable ambición de poder del hijo de un gallego llegado a fines del siglo XIX a la isla, último bastión del colonialismo español,  a reforzar sus pretensiones imperiales, tan megalómano y narcisista, sociópata, racista y desmesurado como el llamado Libertador, terminó por torcerle el rumbo a ese continente aprisionado entre el delirio y la razón. No dándole otro objetivo histórico que odiar la propiedad privada, detestar la riqueza ajena y el progreso de todos, ensalzar la miseria, enfrentarse a Estados Unidos, hacerse el harakiri, y promover el rencor y el odio entre las razas, colores y clases de sus habitantes. Poniendo al frente de sus huestes a un argentino tanto o más sociopático que él, que amara la guerra y cultivara la muerte, porque en el fragor de las batallas descubrió que le fascinaba asesinar a sus semejantes, como se lo contara sin pudor alguno a su padre: “Tengo que confesarte, papá, que en ese momento descubrí que realmente me gusta matar”. Digno del Dr. Mengele.

Solo la proverbial ignorancia caribeña pudo tomar por marxista y emancipador lo que era profundamente nazi y reaccionario: el amor a la sangre derramada, a la pólvora y al fusilamiento, a la cuchillada, al asalto, a la violencia fratricida. El odio a los doctores civiles y el ensalzamiento de los dulces guerreros armados, marca de fábrica del joven aristócrata que le encontró sentido a su vida librando una Guerra a Muerte. Y así, mientras el mundo civilizado venía de regreso del Blut und Boden, la adoración hitleriana del suelo y la sangre como formas primitivas de la identidad nacional, un rosarino asmático fiel a la mitomanía bolivariana enamoraba a los latinoamericanos con la aventura de la guerra, el embriagador atractivo de la enemistad, la fascinación del degüelle, la economía política del odio. La Guerra a Muerte – ese monstruoso recurso a la liberación mediante la violencia extrema, un metafísico quid pro quo que marcaría para siempre al Caribe: asesinar sin cuenta ni medida para conquistar el derecho a la vida– sería la secreta aspiración de la política en la América española.

Desde el primero de enero de 1959, el paredón se convertiría en ideal de justicia y de convivencia para las izquierdas progresistas latinoamericanas. Ser castrocomunista, vale decir: derribar las instituciones tradicionales, liquidar la convivencia pacífica, desencajar las estructuras de poder, infiltrar y corromper a las fuerzas armadas, denigrar y despreciar las tradiciones históricas, atacar la esencia de nuestra identidad nacional, rechazar el emprendimiento y las bases materiales que permitieran el progreso económico y la prosperidad de nuestras sociedades, impedir la cohesión social y el entendimiento identitario, se convirtieron en motivo y máxima aspiración de quienes se sumaron a la cruzada del castrocomunismo: liquidar cinco siglos de progreso y densidad política y económica, provocar la desintegración social, universalizar la miseria y hacer tabula rasa de la historia para construir la sociedad perfecta: el socialismo. Mire a su derredor: es lo que comunistas, frenteamplistas y radicales predican, sin que a nadie se le arrugue el semblante. Es lo que han conquistado con sangrienta prodigalidad en uno de los territorios potencialmente más ricos del planeta.

Tan profunda es la alienación que ha provocado el castrocomunismo, que a pesar de las abrumadoras pruebas de su vocación depredadora, mutiladora, homicida y suicida, negando las evidencias de su fracaso en donde se impusiera al costo de decenas y decenas de millones de cadáveres, guerras civiles e incluso guerras mundiales, continúa genéticamente adosado al espíritu del hombre latinoamericano. La secreta realidad de Jeckill y Hyde que carga consigo todo militante marxista. Gozar y disfrutar de la realidad liberal democrática, gozando de suculentos sueldos y salarios en sus cargos de elección popular, aspirando secreta y no tan secretamente a destruirla ante el primer descuido. En el caso de Venezuela, saquear miles de millones de dólares para depositarlos en bancos capitalistas y disfrutar de la riqueza adquirida de la mano de Fidel Castro, mientras condenan a la miseria y la muerte a quienes los eligieron.  En Cuba solo fue capaz de aherrojar y esclavizar a un pueblo entero, durante sesenta años, sin siquiera darle a cambio con qué comer. Aniquilándole toda esperanza de libertad y progreso. En Nicaragua se salda tras décadas en la más espantosa crueldad. Bajo la locura de un matrimonio digno de las perversiones del Marqués de Sade. En Venezuela logró en tiempo récord el milagro de terminar con su fastuosa riqueza petrolera, siendo el primer reservorio petrolífero del planeta. Y en Chile, donde demostró una abrumadora incapacidad de gobierno y una vocación de suicidio ejemplarmente expresada por su máximo representante, Salvador Allende, renace de sus ruinas sin despertar el más mínimo escándalo público. Negándose a comprender lo que no requiere de anteojos: la insólita prosperidad que hoy vive la sociedad chilena fue construida no solo a pesar del castrocomunismo, sino combatiéndolo y aplastándolo con las armas. Frente a quienes se niegan a comprenderlo solo cabe recordar la maravillosa frase que encontráramos en los escritos del filósofo italiano Antonio Labriola, maestro del fundador del Partido Comunista italiano Antonio Gramsci: “Solo tú, estupidez, eres eterna.”

Vivimos un giro copernicano. Por primera vez, desde el primero de enero de 1959, América Latina toma plena conciencia del horror del castrocomunismo y del espanto que les espera a sus sociedades si no reaccionan frontalmente contra sus propulsores, los combate mortalmente y los arranca de raíz de las perversiones políticas dominantes. En Venezuela, si no hay otra alternativa, recurriendo a la intervención humanitaria de Estados Unidos al frente de la OEA y la comunidad democrática de naciones. Supondría un recomienzo tan trascendental como el que nos echara al mundo como naciones independientes. Es el imperativo categórico que la historia hoy nos impone. Terminar por abrirnos al liberalismo, el único sistema de convivencia que permite el progreso de las naciones.

Fuente:
http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/castrocomunismo-tercera-parte_243309

EL NACIONAL, Caracas, 29 de junio de 2018
Castrocomunismo y guerra civil: Venezuela en la encrucijada
Antonio Sánchez García

A Luis Almagro

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Se trata de una documentación del Foro de Sao Paulo que ahora mismo circula libremente por la red, que puede ser consultada por cualquier hijo de vecino y que demuestra la absoluta impunidad con que el castrocomunismo, asentado en Cuba desde hace sesenta años, llama a la insurgencia de sus seguidores de la izquierda latinoamericana ante el silencio, la tolerancia e incluso la complicidad de todos los poderes fácticos de Occidente y que no ha cesado un solo instante de conspirar y poner todos sus esfuerzos en la liquidación del Estado de Derecho y la expansión del comunismo en América Latina, terminando por lograr su máximo objetivo: dominar todas las naciones de la región y cumplir con el mandato vocacional que Fidel Castro le jurara en junio de 1958 a su amante Celia Sánchez desde la Sierra Maestra: combatir hasta la muerte a Estados Unidos y no descansar un solo día en crear las condiciones para llevar a efecto ese máximo anhelo.

Salvo en esos años de extrema virulencia de la guerra de guerrillas y la lucha armada contra las democracias, cuando el Che intentara su extravagante y suicida aventura en Bolivia, los movimientos de ultraizquierda intentaran asaltar el poder en Brasil, Uruguay, Argentina y Perú y Salvador Allende pretendiera dislocar la historia republicana chilena e imponer una dictadura proletaria en la que fuera una de las más notables democracias de Occidente, cuando el gobierno republicano de Richard Nixon y su canciller Henry Kissinger apostaran todas sus fuerzas a combatir el embate del castrocomunismo en la región, lo único cierto es que tras el éxito de esa contraofensiva de los años setenta y ochenta, la región se durmió en sus laureles, los ejércitos se replegaron como avergonzados de haber cumplido con su deber y el despeje de las fuerzas del establecimiento, adormilados por la caída del Muro y la aparente derrota universal del comunismo soviético, permitieron el regreso “a paso de vencedores” de las fuerzas de la desintegración, la disolución y la anarquía, reorganizadas desde La Habana –el cáncer congénito y aparentemente invencible del castrismo– fortalecidas por la victoria del golpismo militarista en Venezuela, rebotada gracias a sus fabulosos ingresos petroleros en las victorias electorales en Ecuador, en Bolivia, en Perú, en Brasil, en Uruguay, en Argentina, en Colombia y en Chile. Alcanzando a coronarse incluso con la Secretaría General de la OEA, que por primera vez en su historia pasó a manos de un marxista: el socialista chileno José Miguel Insulza. Se dice fácil: es una hazaña de perseverancia y porfía, dictada por un objetivo estratégico superior que jamás ha dejado de alimentar a las izquierdas del continente. Así sus detractores no se hayan atrevido a sacar sus cabezas y asumir el desafío durante todos estos sesenta años de tolerancia.

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Echo este largo cuento pensando en la preocupante advertencia del canciller chileno que citamos,[1] para que se comprendan algunos puntos de esencial importancia y poder valorar así la grave circunstancia que vivimos no solo los venezolanos, sino todos los países de la región,  y las inmensas dificultades que se encuentran en el camino de hacerles frente si dicha misión estratégica no es asumida plenamente por la comunidad internacional, como lo plantea el secretario general de la OEA y el Departamento de Estado de Estados Unidos, dejándola recaer en un solo país, el más castigado por esta crisis de índole multinacional, Venezuela:

1) el proyecto expansionista y totalitario del castrocomunismo sigue vivo y en plena actividad, más allá de la caída del Muro de Berlín, la debacle de las dictaduras satélites y la conversión de la tiranía china en un gigantesco emporio capitalista de Estado; la muerte de Fidel Castro, su principal gestor y la desaparición de la escena pública de su hermano Raúl Castro, primer heredero;

2) constituye el primer principio del tenaz y persistente mal del totalitarismo que amenaza a toda América Latina, anclado en los partidos comunistas y sus frentes de lucha legales e ilegales en cada uno de dichos países;

3) se ha anclado ya y ha echado raíces ante la absoluta pasividad internacional en Nicaragua y en Venezuela, zonas cuya liberación impedirá, como lo viene demostrando a diario, con todas sus fuerzas, aún al precio de masacres colectivas y a riesgo de su propia aniquilación;

4) es un problema de naturaleza regional, que no puede ni debe ser enfrentado localmente, exactamente como el mal que se quiere erradicar: un mal intrínsecamente regional de orden global y planetario. Que debe encontrar una adecuada respuesta a esos mismos niveles.

De allí la profunda preocupación que nos causan las declaraciones del ministro chileno de Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero, cuando obedeciendo posiblemente a la ya superada y convencional doctrina de la no injerencia en los asuntos internos de nuestras naciones, que ha regido en el pasado, retrocede respecto de la que ya es doctrina sentada por la OEA y reforzada por la permanente prédica de su secretario general, el uruguayo Luis Almagro: nuestra comunidad de naciones debe impedir de manera activa, militante y categórica la deriva totalitaria y la pérdida de los principios democráticos asentados en nuestra carta democrática. Una doctrina que adquiere plena vigencia cuando una nación, como es el caso de Venezuela, se encuentra aherrojada por una tiranía que ha secuestrado todas las instituciones, ha pervertido la esencia de sus fuerzas armadas y dispone de todo el poder de fuego para afianzar la tiranía hasta la práctica extinción de las fuerzas opositoras. Máxime cuando dicha extinción ha sido precedida y facilitada por la brutal intervención de las fuerzas armadas cubanas y el control de nuestro aparato de Estado por sus altas autoridades. ¿Permitir la invasión de fuerzas de ocupación y no responder con los mismos medios, la misma fuerza y la misma presteza, escudándose en la no injerencia?

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No significa esto que desconozcamos el centro axial de su argumentación: obviamente el peso fundamental de la lucha contra la dictadura de Nicolás Maduro recae en las propias fuerzas opositoras venezolanas, por menoscabadas que se encuentren. En particular en aquellas que jamás han perdido de vista la naturaleza dictatorial del régimen negándose por principio a alimentar falsas ilusiones, participar en diálogos inconducentes y servir de parapeto legitimador del tirano.  Naturalmente, el paquete de sanciones y las medidas que tome la comunidad internacional por castigar, aislar y combatir a la tiranía solo son el natural y necesario complemento para la propia lucha de liberación de los demócratas venezolanos. Pero en el contexto que mencionamos, la lucha combinada de las fuerzas internacionales y las fuerzas externas e internas de la propia oposición son de vital necesidad. Como lo vienen demostrando las sanciones, que si bien no agotan el abanico de posibles acciones, han contribuido y seguirán contribuyendo no sólo al aislamiento internacional de la tiranía sino al socavamiento de sus bases materiales y financieras. Empujándola incluso a una eventual retirada.

Estamos ante una exigencia, por cierto, refrendada por los sectores más conscientes y democráticos de nuestra sociedad, que reclaman a gritos por una intervención humanitaria, dada la crisis, falencia, fractura o inexistencia de fuerzas internas capaces de enfrentar el aparato político militar de la dictadura castrocomunista venezolana. Un hecho producto de la extrema crueldad con que ha procedido la tiranía, asesinando, persiguiendo, encarcelando, desterrando o imponiendo el exilio a quienes se ven obligados a huir para salvar sus vidas. Una trágica situación que se hiciera irreversible y algunos de nosotros reconociéramos ya a comienzos del año 2015, cuando manifestáramos que ante el virtual acuerdo del gobierno de Obama y del Vaticano en respaldar abierta o solapadamente a la dictadura de Nicolás Maduro nos veríamos obligados a recurrir al socorro de nuestras fuerzas amigas y poder así restablecer el Estado de Derecho en Venezuela. Situación que antes que disminuir, se ha agravado trágicamente en estos tres años transcurridos.

Si bien es cierto que en estos tres años ha habido notables cambios en la conformación política de la región –la salida de Barack Obama y Hillary Clinton del gobierno de Estados Unidos, de Rousseff y Kirchner, de Pepe Mujica, de Rafael Correa y de Michelle Bachelet al frente de algunos gobiernos de la región– y el afianzamiento del liberalismo, en su más amplia expresión, han logrado importantes avances con los triunfos electorales de Mauricio Macri y Sebastián Piñera, consolidados recientemente con la elección del candidato del Centro Democrático Iván Duque en Colombia, no es menos cierto que el muy probable éxito de las fuerzas filo castristas mexicanas en la figura de López Obrador vuelve a poner de extrema actualidad el embate castrocomunista más regresivo y retardatario en uno de los tradicionales enclaves del populismo en América Latina. En ese toma y daca del enfrentamiento ya secular entre dictadura o democracia se gana un espacio y se pierden dos. Es la tragedia de una región genéticamente enferma de populismo estatista.


Es el contexto macro político que se debe tener presente en todo momento y en todo lugar, para así acertar en el diagnóstico y el tratamiento de nuestra grave crisis regional: la lucha contra el castrocomunismo debe ser integral, amplia, constante y permanente. Librándose en todos los frentes. Y debe saber recurrir a todos los medios existentes, para vencerla sin dejar lugar a engaños. Es una guerra por nuestra supervivencia. Acertar y no equivocarnos es nuestro imperativo categórico y moral.

Fuente:
http://www.el-nacional.com/noticias/columnista/castrocomunismo-guerra-civil-venezuela-encrucijada_241968
Fotografías:
Fidel Castro habla en el Congreso venezolano, 1959 (UPI): http://www.embajadacuba.com.ve/noticias/fidel-tomo-a-caracas-fotos/attachment/fidel-habla-en-el-congreso-de-venezuela-fotoupi-25-de-enero-de-1959/
Fidel Castro y Hugo Chávez en la localidad de Sandino (provincia de Pinar del Río):  https://www.pinterest.co.uk/fandegodard/fidel/
Fidel Castro y Rómulo Betancourt, junto a Francisco Pividal, embajador de Cuba en Venezuela (1959): http://notitotal.com/2016/11/26/recordar-asi-fue-la-primera-visita-fidel-castro-venezuela-video/
Miguel Díaz-Canel Bermúdez y Raúl Castro: https://moscovita.org/mosconews/cuba-hay-fidel-para-rato/
Repetición de la gráfica inicial.

viernes, 24 de noviembre de 2017

SOCIALISMO FERRETERO

EL PAÍS, 01 de octubre de 2017 
EN ANÁLISIS
Psiquiatría soviética en Venezuela
Héctor E. Schamis
 
"¿Existen enfermedades y desórdenes nerviosos en una sociedad comunista? Evidentemente que sí. Entonces, habrá delitos que son propios de personas con mentes anormales...En relación a aquellos que se oponen al comunismo, podemos decirles claramente que el estado mental de dichas personas no es normal".

Las palabras precedentes, de Nikita Khrushchev, fueron pronunciadas en 1959. Son por demás elocuentes. Quien se opone al comunismo no puede ser una persona normal. Su filosofía fundante, el marxismo-leninismo, es el gran recipiente de sabiduría y verdad. Ergo, el disidente solo puede ser alguien con una alteración mental.

Así fue el comienzo de la psiquiatría soviética: el diagnóstico como mecanismo de control social, el confinamiento hospitalario como estrategia represiva.

Los disidentes eran internados bajo custodia psiquiátrica y sus puntos de vista políticos, tomados como evidencia de su enfermedad. Habitualmente, dichas opiniones eran catalogadas como síntomas de esquizofrenia o paranoia. Y con frecuencia se los sometía a régimen de aislamiento, privados de aire y luz natural y, muy especialmente, privados de material de lectura y escritura.

La literatura sobre el tema es amplia. Buena parte de ella ha sido producida por las propias víctimas, Vladimir Bukovsky entre los más renombrados. A partir de dichos testimonios se abrió un verdadero campo de estudio—la utilización política de la psiquiatría—que se extendió más allá de la Unión Soviética—por ejemplo, a China y a Cuba—y más allá del período comunista. Existe evidencia de que el mismo método de coerción continúa vigente en Rusia, Bielorrusia y Kazakstán.

No existe evidencia que sea usado en Venezuela, aunque tal vez solo hasta ahora. Hay una historia que contar al respecto. En marzo de 2014, el entonces presidente de la Asamblea Nacional y hoy diputado Diosdado Cabello demandó a la directiva del medio periodístico Tal Cual por difamación. El director del medio es Teodoro Petkoff.

Los acusados recibieron medidas preventivas que incluyen la prohibición de salida del país desde entonces, en un proceso plagado de arbitrariedades y por un delito que prescribe al año de haber sido supuestamente cometido. Pero, lejos de emitir sentencia, el tribunal ha procedido de manera soviética.

Ocurre que el juez de la causa ha dictaminado que Petkoff padece de "demencia vascular" y que no es apto para afrontar un juicio. Sus derechos jurídicos quedan así en manos de un tutor provisoriamente designado por el juzgado. Como tal, Petkoff pierde su entidad civil. Algunos usaron el término "muerte civil".

En otras palabras, el régimen ha declarado a Petkoff incapaz, demente. Como en la Unión Soviética, es un mecanismo de estigmatización. Es que la locura es más efectiva que la cárcel. Es una humillación con la cual se busca invalidar las ideas del intelectual disidente; o sea, descalificar su propia identidad y propósito vital.

La libertad se puede perder por encarcelamiento, como los cientos de presos políticos venezolanos. Se puede perder por confinamiento psiquiátrico, como en la Unión Soviética. Y se pierde por un diagnóstico con intencionalidad política hecho decisión judicial, como en el caso de Petkoff. Es inevitable pensar en alguna influencia del alcalde del municipio Libertador, el Doctor Jorge Rodríguez, médico psiquiatra.

La medicina convertida en el instrumento del abuso. A su ya larga lista, el régimen de Maduro le está agregando un nuevo tipo de crimen.

Fuente:

domingo, 22 de octubre de 2017

DE UNA MÍNIMA RACIONALIDAD

Tratado elemental de derecho civil
Guido Sosola

Presumido como un dato universal, los estudios del derecho comienzan por una material fundamental como el derecho civil – personas. José Luis Aguilar Gorrondona fue todo un clásico en las aulas venezolanas, naturalmente mejorado por las nuevas generaciones de académicos que profundizaron en nuestras capacidades y atributos. Sin embargo, todo este elemental aprendizaje se lo han llevado por el medio.

En efecto, no bastando con inhabilitar administrativamente a los adversarios, el régimen ensaya otras modalidades como la propia interdicción civil. Es el caso de Teodoro Petkoff que, ya  avanzado en edad, soportó la semanal presentación a un tribunal por una disputa esencialmente de carácter político.

Lo curioso es que, independientemente de las coincidencias que tengamos o no con él, Teodoro arriesgó en las guerrillas, se escapó de prisión, polemizó por siempre con los leninistas del patio, fundó partido, fue gobierno, creyó influir en Chávez Frías, es decir, nadó demasiado para parar a esta orilla, como el resto de los venezolanos. Ni siquiera tardó demasiado Raiza Ruíz en reivindicar su ciudadanía a principios de los ’80 del ‘XX, después de creérsela muerta en un accidente aéreo: en sentido contrario, lejos de encaramarse en un avión, ya Petkoff no es un ciudadano hábil.

Jamás visto en Venezuela, es lo que ha ocurrido, ocurre y ocurrirá en el socialismo real. Entonces, un tratado elemental de derecho civil debe comenzar por lo que la persona ahora, en el socialismo no menos real venezolano que incapacita al más pintado, resignándolo a un régimen de tutela o curatela por motivos radicalente distintos al Código Civil y a las leyes complementarias.

Se dirá que de nada sirve hablar del caso desde la perspectiva jurídica, pero – aceptemos – por más disparatada que sea la dictadura, no caigamos en la trampa del disparate, pues, el derecho le da un mínimo de la necesaria racionalidad a la polémica.  Y es que, también, hoy, Petkoff es parte del más elemental tratado de nuestros derechos civiles.
Reproducción: Deslinde, Caracas (1969).
21/10/2017:
https://www.lapatilla.com/site/2017/10/21/guido-sosola-tratado-elemental-de-derecho-civil/
https://apuntoenlinea.com/2017/10/21/tratado-elemental-de-derecho-civil/
http://www.envenezuela1.com/content/blog/lapatilla-guido-sosola-tratado-elemental-de-derecho-civil
https://venezuelaunida.com/guido-sosola-tratado-elemental-de-derecho-civil/https://venezuelaunida.com/guido-sosola-tratado-elemental-de-derecho-civil/

viernes, 29 de septiembre de 2017

PROCESOS DE MOSCÚ

Intentan la muerte civil de Teodoro Petkoff
El juez Aris La Rosa tomó una decisión para la cual no tiene facultades en una clara muestra de abuso de autoridad, publica TalCual
Xabier Coscojuela

“El juez Aris La Rosa Álvarez declaró la muerte civil de Teodoro Petkoff al declararlo, sin proceso legal, incapaz o entredicho. Su capacidad jurídica como ser humano quedó limitada a lo que apruebe su tutor provisionalmente designado. Esto es lo que los romanos llamaban la muerte civil de sus ciudadanos”, afirmó categóricamente Humberto Mendoza D´Paola, abogado defensor del editor director de TalCual.

La decisión fue tomada entre gallos y medianoche, después de que el referido juez realizara una visita a Petkoff en su residencia acompañado de médicos y siquiatras forenses además de guardias nacionales ­fuertemente armados- a finales del mes de agosto, sin notificar a los abogados de la defensa. “La decisión sobre las competencias civiles de Petkoff solo la puede tomar un juez con competencia en lo civil y La Rosa no lo es”, precisa Mendoza, para quien La Rosa se excede en sus competencias por lo que la decisiones “están viciadas de abuso de autoridad y extralimitación de funciones”.

El referido juez, también decidió que Mendoza D´Paola cesaba como abogado defensor de Petkoff, pues había sido sobreseído de las dos causas incoadas contra éste por Diosdado Cabello, por razones de la salud del editor director de este medio.

Sobre la base de esa decisión, Mendoza señala que “los exámenes de los dos médicos y de la psicóloga se limitaron a entrevistar a Petkoff, revisar los informes de sus médicos privados y observar, a simple vista, exámenes de imágenes complejas como TAG, RMG, escaneos cardiovasculares. La presión sobre los forenses fue tal, que ni siquiera les permitieron que recibieran de la esposa de Petkoff, los informes y exámenes médicos para leerlos al menos con los instrumentos apropiados”.

Los referidos médicos consignaron un informe, el pasado 5 de septiembre, en el cual concluyen que Teodoro Petkoffr padece de “”demencia vascular sin especificación”, y que su condición física no era apta para afrontar un proceso penal sometido a medidas, como lo había venido soportando desde febrero de 2014″, precisa Mendoza.

Para la defensa todo el proceso seguido contra Petkoff y los directivos de este medio Manuel Puyana, Juan Antonio Golia y Francisco Layrisse está plagado de irregularidades. En esta ocasión la visita al domicilio de su defendido no fue solicitada por nadie ni notificada a la defensa.

Se hizo en pleno período de vacaciones judiciales, el expediente se mantuvo bajo llave pero “los abogados de Diosdado Cabello se presentaron al tribunal (cerrado para el resto de los mortales) y previa solicitud de habilitación, solicitaron el sobreseimiento de la causa”, rememora Mendoza.

Después de una serie de diligencias ante el tribunal para obtener copia de todas las actuaciones del juez La Rosa fueron solicitadas por la defensa, las mismas fueron negadas, pero “el verdugo preparó con sus patrones la gran respuesta. En primer lugar no dar copia de las actuacioens alegando que estaban bajo el secreto médico. En segundo lugar que por haberse tomado la decisión como base para el sobreseimiento de la causa la presunta demencia vascular sin especificación, al no poder discernir Petkoff, sus defensores perdieron la cualidad de tales y que mientras se tramite el proceso de interdicción, la cónyugue de Petkoff pasaba a ser su tutora”.

A Mendoza este tipo de decisiones le recuerda lo que ocurría en la Unión Soviética, en los países bajo su órbita o en la Cuba fidelista, cuando los disidentes perdían todos sus derechos políticos y civiles por decisión de un juez al servicio del poder.

Fuente:
https://www.lapatilla.com/site/2017/09/29/intentan-la-muerte-civil-de-teodoro-petkoff
Fotografía: Miguel Gutiérrez (EFE).

martes, 5 de septiembre de 2017

BEMOLES

Visitar a Teodoro
Nicomedes Febres Luces

* Cuando tenía 16 o 17 años nos tocó combatir políticamente a la juventud de AD transformada en el MIR, con mi amigo Américo Martín a la cabeza y con la juventud del partido comunista. Eran los años 1960. Todos ellos eran (Teodoro, Freddy Muñoz, el gordo Rodríguez Rausseo, Juvencio y otros) tres lustros mayores que nosotros los que pugnábamos por la democracia, y pese al apoyo desleal del rector Bianco, la competencia era bastante pareja; pero sin embargo debo reconocer que uno se deleitaba con la habilidad oratoria de gente como Teodoro, Freddy o Zanonni, para citar tres. La democracia entonces bregaba con Hilarión Cardozo como el dirigente juvenil más fogueado y gente brillante como Abdón Vivas Terán y Joaquín Marta Sosa por citar dos. Con el tiempo la juventud comunista, con Teodoro al frente, abandonó el pensamiento marxista leninista y se decantó por la democracia, y me estoy refiriendo a más de 20 años antes de la caída del Muro de Berlín, a lo que contribuyó un libro titulado “Checoeslovaquia, el Socialismo como problema” escrito por Teodoro, quien era ya una leyenda internacional. Ese libro hirió profundamente a esa praxis política y se puede considerar un libro pionero sobre la desaparición del comunismo por lo que su autor fue excomulgado y anatematizado por los soviéticos. Luego él y Pompeyo fundaron el MAS y esa ya es historia reciente. Teodoro siempre ha sido un gran dirigente político, respetado y admirado intelectualmente, incluso por aquellos que lo adversamos duro y de verdad antes, y luego fuimos sus amigos. Además era admirado y envidiado por las fuerzas represivas en aquellos años de lucha por su coraje ilimitado, cuyas escapadas de prisión se hicieron legendarias. Teodoro más que un dirigente comunista se transformó en un ícono de su generación y si no fuese por su desapego al poder y su falta de sectarismo político quizás hubiese llegado más lejos, pero aun así, llegó a donde ningún otro dirigente socialista ha llegado en la admiración de sus conciudadanos. Cuando Teodoro se dedicó al periodismo, espacio que creo que disfrutó mucho más que la política por su densidad intelectual, la política entonces perdió un gran político pero el periodismo ganó un gran periodista. Todavía queda por allí gente de derecha torpe que duda del apego a la democracia por parte de Teodoro, lo cual más que un desatino es una imbecilidad que solo muestra la ignorancia de quién lo comenta o cree, pero Teodoro no aclara episodios de su pasado porque, con razón, él no le da explicaciones a pendejos. Incluso recibió críticas por su colaboración con el segundo gobierno del doctor Caldera, motivo por el que escribió un libro de alta factura llamado “Por qué hago lo que hago”, justificando su posición. Luego advirtió contra el difunto, lo combatió, lo enfrentó y solo recibió infamias y golpes bajos como fue la presión oficial para su salida como director del vespertino El Mundo de la Cadena Capriles. Aprovecho para reiterar mi admiración, mi afecto y solidaridad con Teodoro luego de haber sido visitado en su hogar por unos insectos armados que no valen ni el rocío de Plagatox para espantarlos, pero eso sucede en estos años de infamia nacional donde las gallinas quieren no cantar, sino cacarear como los gallos y por eso allanan a enfermos de 85 años y acosan a mujeres embarazadas. Y hablan de amor, que ratas.

Fuente:
https://www.facebook.com/nicfebres/posts/10213287767209459

Xiomara, una historia corriente
Nicomedes Febres

 * La asesinada por el chavismo en Catia cuando nuestro plebiscito se llamaba Xiomara Scott y era una enfermera auxiliar artrítica de 60 años jubilada desde hacía dos años. Como habitante de Catia fue a firmar en el plebiscito ejerciendo su derecho al disenso político. No tenía hijos por razones de salud, pero la noticia informa que era una tía muy cariñosa con los sobrinos con los cuales vivía. No la conocí, pero he conocido a lo largo de mi vida en los hospitales a muchas Xiomaras, mujeres sencillas con estudios limitados a sus posibilidades económicas, seguramente muy precarias desde su nacimiento. Son mujeres que ingresan jóvenes en la carrera hospitalaria, a veces vienen del ascenso, luego de sus breves estudios, de la posición de camarera de hospital. Es una vida dura, muy dura, con dos trabajos paralelos, uno matutino de 7 am a 1 pm y otro nocturno de 7pm a 7am de la mañana en noches alternas. Acaso, van a su casa en la tarde a cocinar, planchar, arreglar la cama de los muchachos, verlos y dormir un poco, quizás dos o tres horas. Lo hacen por un salario mensual miserable que sumados ambos sueldos, sigue siendo miserable. Acaso un romance pasajero con un médico de origen humilde o con un compañero de trabajo y que se quedó en promesa incumplida. Almorzando a diario en el infecto comedor del hospital, una sopa aguada en donde con suerte nada un pedazo de lagarto y un trozo de auyama, una pasta con queso blanco rallado sugerido, un cambur y un pedazo de pan. Lo que Xiomara no sabe es que los dueños del comedor son los dirigentes sindicales, y no el portugués que lo atiende, y que se quedan con el grueso del pago del hospital. Eso es todo y si alguien le cede otro cambur, toda gozosa, Xiomara lo guarda para la merienda y así y todo va engordando por la dieta farinácea. Con los años se van diluyendo los sueños, primero del príncipe azul, luego de la belleza que nunca tuvo, después de los hijos que no llegaron porque el sexo era muy irregular o los prejuicios de ser madre soltera pesaban mucho, y en el fondo no estaba segura. Un mal día comienza la primera crisis de los dolores articulares, a cuyos síntomas iniciales no les dio importancia, cuando el dolor no cede al Atamel empieza a solicitar reposo médico, primero en un trabajo, alternado después con el otro y luego en los dos comenzando así su vida de reposera. Su única distracción son las novelas de la tele y los romances que allí terminan bien, porque las novelas rosa en Venezuela, además de ser una cátedra de filosofía existencial, también generan fantasías y reducen por vía del romance a los conflictos sociales en muchas situaciones.
Los otros entretenimientos son la lotería que nunca llega, salvo un día con dos quinticos, con los cuales dio la cuota inicial de la nevera nueva, amén del san, una institución financiera informal con la cual muchas de nuestras trabajadoras resuelven sus regalos de navidad o las vacaciones de la familia en una pensión barata en Margarita de donde se traen una ropita para ver si vendiéndola recuperan el dinero gastado en el viaje. A todas las Xiomaras de Venezuela el difunto les vendió, con la ayuda de la televisión, una novela rosa en la vida real y hoy están despertando en esta pesadilla donde ellas mismas nos metieron a todos con su voto. Ahora es importante que todas las Xiomaras se vuelvan a enamorar, pero esta vez del lado correcto de la Historia, para que no las manipulen y les dejen la mayor cantidad de beneficios. Para facilitar un nuevo enamoramiento de las Xiomaras es que debemos ser prudentes en el decir y el actuar porque todo radicalismo perjudica. No creo que el asesinato de Xiomara fue orden de maduro, pero con esa muerte el gran perjudicado fue maduro, y si así sucedió con ese asesinato, también sucede de nuestro lado con las ofensas hacia la gente que hay que enamorar.

*En la foto Xiomara herida de muerte junto a una amiga herida. Gracias maduro por tu revolución bonita. Llueve y escampa

Fuente:
https://www.facebook.com/nicfebres/posts/10213296314503136

sábado, 2 de septiembre de 2017

MORBO DE PODER

#RespetoParaTeodoroPetkoff
Milagros Mata-Gil

Me indigna y me avergüenza el felón hostigamiento que están haciendo a Teodoro Petkoff, quien es más que un político, un intelectual y un periodista de verdad, auspiciado por un tal juez Aris José La Rosa Àlvarez, el mismo que incautó los bienes del periodista Leocenis García. De manera harto ofensiva y violatoria de todo Derecho Humano, se presentaron "médicos" para hacerle a Teodoro una supuesta evaluación psiquiátrica. Para ello, sometieron a un hombre de 85 años a un humillante interrogatorio de más de dos horas, continuación de otra "visita" realizada hace dos días. Esta situación debe ser observada, denunciada y rechazada nacional e internacionalmente.

Fuente:
https://www.facebook.com/milagros.matagil

sábado, 24 de diciembre de 2016

LA LLAMADA QUE ELLA EXTRAÑA

La llamada (a cuatro manos)
Elizabeth Araujo

Al final de ese largo pasillo del año, que son las navidades, los amigos suelen telefonearse y reanudar los lazos que les unen. Desde hace tiempo, Omar y yo disfrutamos de las llamadas de Teodoro. Con ese tono fuerte que sale de su garganta Teodoro nos reitera su amistad sin decírnoslo, sin excesos ni edulcorantes, y ello nos anima porque son días en los que la nostalgia trata de colarse por las ventanas. Teodoro Petkoff es un símbolo de incorruptible valentía y honestidad intelectual. Por eso se le admira y se le respeta. Otros que lo conocen mejor, porque compartieron con él incontables aventuras y horas oscuras, sabrán valorar esa alegría que genera su “¡qué hubo!” repentino. Son apenas unos segundos, y poco se habla de política. De pronto, se despide con una suerte de regaño más que de saludo: “Que pasen unas buenas navidades, pues”. A nosotros, nos funciona como talismán para los días del nuevo año que está por llegar. Hoy lo llamaremos.

Fuente:
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10153945073265947&set=a.60691680946.82218.725470946&type=3&theater

sábado, 29 de octubre de 2016

NOTICIERO RETROSPECTIVO

- Rafael Caldera. "El mito de Sísifo". El Universal, Caracas, 22/07/1987.
- Descubren plan para asesinar a Diego Arria. El Nacional, Caracas, 08/08/74.
- Carlos del Vecchio, el liro de Petkoff y los elogios de Canache Mata. Tribuna Popular, Caracas, 09/10/69.
- Marcelino Bisbal. "Lo que ya no será jamás como antes". El Diario de Caracas, 07/04/89.

Reproducción: José Rafael Pocaterra niega la censura de prensa por entonces prevaleciente. El Nacional, Caracas, 28/02/1950.

domingo, 29 de mayo de 2016

¿DIFERENCIA ENTRE 2014 Y 2016?



Sobre el diálogo
Nicomedes Febres

* Debemos precisar ciertas cosas antes de opinar sobre el presunto diálogo entre el gobierno y la oposición. En principio, uno debe ser partidario de todo diálogo civil si es amante de la paz, pero se debe reconocer que hay diálogos de varios tipos, el primero es el diálogo táctico que usa cualquier rival cuando ve debilitada su posición y espera que el diálogo le permita ganar tiempo para mejorar esa situación de precariedad política. Lo vimos cuando el difunto aceptó el diálogo después de su renuncia en 2002, y era obvio que no pasaba de ser una treta para mejorar su posición política y fue posible por la debilidad entonces de la oposición y por la ingenuidad del liderazgo opositor de ese momento; o también con las guerrillas de la FARC en tiempos de Pastrana en Colombia. Y no hay grupo humano que no lo haga cuando le conviene. Hay también el diálogo estratégico, que es el diálogo concebido como forma permanente de la vida civil y es propio de los demócratas, incluso de aquellos como el presidente Betancourt que rectificó después del desastre político que fue el trienio adeco de 1945 a 1948; o como el grupo del MAS que se separó del PCV porque había rectificado en su concepción sobre el socialismo, que fue una rectificación que seguí de cerca y estaba provocada por estar este grupo en desacuerdo de lo que era el fracaso del modelo estalinista soviético mucho antes de la caída del Muro de Berlín. Al final, terminó siendo esa rectificación la vieja polémica antes de los tiempos de la Segunda Internacional Socialista a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, que dio origen al deslinde entre el socialismo y socialdemocracia. Por eso, cuando alguien se vuelve escéptico de la conversión democrática de la izquierda que acompañó a Teodoro y Pompeyo, lo único que muestra es un pensamiento fosilizado, o acaso 17 años de infortunios juntos no bastan para reconocer esa rectificación?; que es diferente a la incorporación de algunos sectores del MAS al chavismo, que lo hicieron en ese momento por corruptos y vagabundos a título personal. Ahora bien, es obvio que el gobierno acepta algún tipo de diálogo táctico y eso es se traduce en reconocer su propia debilidad. No hay otra intención para ellos en el diálogo y lo hacen para ganar tiempo para ver como superan mágicamente esta crisis social y económica. Para la oposición el diálogo es para resolver los problemas de la gente, que son rehenes de este gobierno, y eso nunca debe ser olvidado, pues el régimen es leninista y estalinista ortodoxo de tomo y lomo como lo ha probado hasta la saciedad. Nunca debemos creer en la buena voluntad de diálogo del chavismo real, que es lo que estamos viviendo, pues no existe un chavismo democrático que ya se decantó. Aquí ya no hay utopía sino pragmatismo político. Pero eso no significa que no debamos dialogar, pues es necesario mejorar las condiciones de vida de los venezolanos y eso también es deber de la oposición, por lo que no podemos ser vistos como antagónicos al diálogo. Lo paradójico es que el gobierno no tiene opciones para mejorar su situación con el trascurso del juego político, porque ellos no pueden mejorar en el tiempo la calidad real de vida de la población porque su modelo es un modelo fallido, por muchas armas que tengan, y además esa rectificación nunca será creíble. Con ellos en el gobierno y con el trascurrir del tiempo los venezolanos siempre vivirán peor y eso es un axioma y el chavismo real lo sabe, pero son tan dogmáticos y están tan entrampados que no lo van a reconocer y al final está cada uno buscando una tabla de salvación personal. Así desglosando la realidad y colocando los caballos de la lógica delante del carro de la ideología es que la oposición debe afrontar ese diálogo necesario que no va a ningún lado. De modo que cada día que pasa el gobierno se deshace, pero fatalmente el país se deshace también. Paradójicamente, cuando alguien de oposición habla contra el diálogo, a quien favorece es al gobierno, y aquí entramos en el viejo truco que usa siempre el régimen al excitar a los talibanes de la oposición. Como el liderazgo no los puede enfrentar por aquello de los votos necesarios, es deber de uno hacerlo, no para desenmascararlos porque son tan torpes que no lo ven, pero si para que ustedes no se dejen envolver con cantos de sirenas.

Fuente:
https://www.facebook.com/nicfebres/posts/10208892619493513


MCM: “El diálogo debe ser para la salida de Maduro y punto” (entrevista)

La Coordinadora Nacional de Vente Venezuela afirma que “sólo es aceptable un diálogo si se cumplen cuatro condiciones: la primera, que este proceso no interfiera con la activación de la Carta Democrática, la segunda, que con antelación se produzca la liberación de todos los presos y el regreso de los exiliados, la tercera, que se acepte que la salida de Maduro tiene que ser este año por la vía del revocatorio o de la renuncia, y finalmente, que Maduro permita la llegada de la ayuda humanitaria de inmediato”
La Patilla: En las últimas horas hay informaciones sobre una supuesta reunión entre oficialismo y oposición en la Romana, República Dominicana auspiciado por los ex presidentes Leonel Fernández, Torrijos y Zapatero y empujado por la UNASUR. Hay  versiones cruzadas porque luego se señala que no ocurrió y que ambas delegaciones estuvieron en cuartos distintos. Pero en todo caso está planteado un diálogo…
-María Corina Machado: Es evidente que este régimen cada vez que ve la salida muy cercana y se siente entre la espada y la pared, busca desesperadamente ganar tiempo. Ya en otras oportunidades -en el 2002-03 y en el 2014- han apelado  al diálogo el cual terminan traicionando y convirtiéndolo en una farsa. No cabe duda que en este momento lo que más le preocupa a Maduro y su camarilla es la aplicación de la Carta Democrática Interamericana, porque representa su peor revés en 17 años y su definitiva derrota internacional. Con ello quedaría sepultado el respaldo a un modelo que a punta de dinero y de complicidades fue legitimando lo inaceptable en Venezuela. Con una posición firme del gobierno de Brasil y Argentina esto sería un paso que aceleraría la salida de Maduro del poder. De allí que sea tan delicado que se perciba a nivel nacional e internacional que hay la intención de establecer un diálogo que ponga en riesgo la activación de la Carta Democrática y que no tenga una agenda muy concreta y unos plazos muy firmes en cuanto a su objetivo.
La obsesión del régimen es ganar tiempo, eso está clarísimo. Por eso una vez más apelan a desvirtuar la esencia de una sociedad democrática,  que es el diálogo, para convertirlo en una gran traición. Llaman al diálogo para ganar tiempo, un diálogo para desactivar la presión popular y para desarticular la presión internacional.
-LP: ¿habría condiciones para un eventual diálogo?
-MCM: Sólo es aceptable un diálogo si se cumplen cuatro condiciones: la primera, que este proceso no interfiera con la activación de la Carta Democrática, la segunda, que con antelación se produzca la liberación de todos los presos y el regreso de los exiliados, la tercera, que se acepte que la salida de Maduro tiene que ser este año por la vía del revocatorio o de la renuncia, y finalmente, que Maduro permita la llegada de la ayuda humanitaria de inmediato. Es decir, un diálogo para la transición democrática y jamás para estabilizar la dictadura y darle tiempo al régimen. De allí que haya generado tanta preocupación este encuentro amparado bajo la sombra de UNASUR en República Dominicana. Aceptar el terreno, los términos, los interlocutores y el momento que impone el régimen es un error garrafal.
-LP: ¿Por qué?
-MCM: En primer lugar todos sabemos cuál ha sido la posición del señor Samper y la de estos tres expresidentes que han venido en otras oportunidades al país representando los intereses del régimen. Si en efecto no se dió una reunión con los voceros del régimen, pero sí la hubo con sus representantes, como lo son estos enviados de UNASUR, se generan expectativas y posibilidades preocupantes dentro y fuera del país. Pueden producirse reacciones de algunos gobiernos del hemisferio, signatarios de la Carta Democrática Interamericana, que estando ahora dispuestos a votar a favor de ella y reconociendo la devastadora realidad venezolana, ante un rumor fundado o infundado de que está en marcha un diálogo, pudieran utilizar eso como pretexto para posponer la activación de este tipo mecanismo. Ello sería, desde luego, un injustificable error histórico.
La situación que vive Venezuela es explosiva e insostenible y los señores Samper, Zapatero, Torrijos y Fernández tienen que entender que para los venezolanos por encima de cualquier interés político o geopolítico que ellos puedan representar, está la vida de los venezolanos; las vidas que se pierden cada día que pasa. Son nuestros muertos. No vamos a tolerar y no vamos a aceptar ningún acuerdo que prorrogue esta agonía y que le permita dar soporte y viabilidad a este régimen para que llegue hasta el 2017, cuando la salida de Maduro sea una conveniente solución para el PSUV, dejando a sus mafias en el poder. Eso sería una traición y un engaño criminal que los venezolanos no vamos a tolerar.
-LP:¿Qué le parece la posición del Secretario General de la  OEA, Luis Almagro y los esfuerzos que ha hecho solo en el continente latinoamericano, frente a la política interna venezolana de la oposición?
-MCM: Yo creo que el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, se ha convertido en la voz del continente con mayor legitimidad en cuanto a la defensa de los derechos humanos, la institucionalidad democrática y la estabilidad de la región. Considero que tiene plena conciencia de que no solo se trata de salvar a Venezuela, se trata de salvar vidas humanas y de evitar que la crisis de seguridad interna de la cual hay ya terribles síntomas, pueda atajarse antes de que se desborde más allá de nuestras fronteras.
Además, también se trata de salvar a la OEA, porque si en esta hora la organización  no reacciona con contundencia y determinación frente al caos que se evidencia en Venezuela, habrá perdido toda su relevancia y justificación.
LP. El país está conmocionado por la muerte del niño de ocho años Oliver Sánchez, a causa de la crisis médica que vivimos. Paradójicamente al día siguiente  Maduro bailaba reggaetón en cadena nacional en un acto con estudiantes.
MCM: Yo creo que nada ha hecho más latente la crisis vivimos y la indolencia de Maduro y su régimen, a quienes no les duelen ni los muertos, ni la desnutrición, ni los niños creciendo sin vacunas, que esa precisa imagen. Mientras Venezuela y el mundo estamos conmocionados con la imagen de Oliver, con su grito desesperado, aparece Maduro en una cadena nacional bailando. Es una bofetada. Es la mejor radiografía de la esencia de este régimen criminal.
Con profundo dolor te digo que al compartir en pueblos, ciudades y comunidades, todos los días, siento el deterioro en la vida acelerándose a tal punto, que de una semana a la otra, se nota la diferencia.
LP:Mientras todo esto está ocurriendo, hay quienes plantean la posibilidad de hacer el referéndum y la salida de Maduro para el mes de enero o para después de enero. ¿Cree que eso sería una solución?
-MCM: Quien esté contemplando eso como una posibilidad, no entiende o no le duele el drama de este país, porque cada día que pasa perdemos vidas humanas. Éticamente, es inaceptable asumir que a alguien le pueda convenir políticamente esta desgracia. Hay una hemorragia de sangre y de recursos, que tenemos que pararla ya. La única manera de hacerlo es con la salida de Maduro y su régimen, a través del referéndum o la renuncia, pero este año.
-LP: Las visitas de Albert Rivera, la del expresidente Rodríguez Zapatero y los demás expresidentes latinoamericanos están ayudando a la solución del conflicto?
-MCM: Yo creo que la visita de Albert Rivera y la de Rodríguez Zapatero sólo tienen en común la nacionalidad de ambos personajes. En el caso de Rodríguez Zapatero, recordemos que vino bajo la égida de la Unasur. De esta organización aún estamos esperando el envío de la Comisión de la Verdad y el conteo de las boletas de las elecciones presidenciales del 2013. Es la misma Unasur que participó en el diálogo en el 2014 cuyos resultados fueron la desmovilización de los estudiantes en la calle, desactivar toda la presión internacional que estaba en curso y al final, mantener el estatus quo, el régimen en el poder. No se liberaron los presos políticos y  no cesó ni la tortura ni la persecución. Esa misma Unasur  cuyo secretario ejecutivo es Ernesto Samper que ha calificado de “desestabilizadoras” a las  fuerzas democráticas del país, pero avala todas las violaciones de Nicolás Maduro a la Constitución.
Albert Rivera, por el contrario, vino invitado por la Asamblea Nacional (AN), a solidarizarse con el pueblo de Venezuela y a manifestar además,con una gran claridad,cuáles son las condiciones de un diálogo genuino, al cual no se niega ningún demócrata, pero que para que sea efectivo debe propiciar  la transición democrática y no la estabilización de la dictadura.
LP: Ante ese panorama crisis de seguridad interna, con saqueos, linchamientos, desórdenes internos, la respuesta del gobierno ha sido realizar ejercicios militares e incluso aumentar el tono de la represión. En ningún momento se ha planteado modificar el esquema por uno que genere producción,  bienestar o  mayor satisfacción para los venezolanos…
-MCM: No, no lo van a hacer porque, su propósito es, precisamente, una sociedad quebrada material, física y espiritualmente. La destrucción de todo lo que produce, de la calidad de vida, de las empresas en Venezuela, del empleo privado, fue su claro propósito. Igualito que en Cuba. Se propusieron crear una sociedad dependiente, de mendigos con la mano tendida. En esto fueron muy, muy eficientes.
Todo ese “despliegue” militar, es algo bochornoso, que a mí como venezolana, que respeto la institución militar profesional, me indigna. Han sometido a las Fuerzas Armadas al escarnio público y al ridículo.
Cómo indigna pensar cuántos bebés recién nacidos se hubiesen salvado, cuántos niños como Oliver habrían tenido sus medicinas y estarían hoy con vida, con los 26 millones de dólares, que costaron esos ejercicios militares….
LP:En los últimos días, a través de las redes sociales, hemos visto un intercambio de palabras entre Henrique Capriles y usted, a partir de unas declaraciones que dio Capriles refiriéndose a una líder política que no estaba a la altura y que aparecía y desaparecía de la escena política. Ha habido algún acercamiento desde entonces,  algún cambio de las posiciones o hay una fuerte fractura entre algunos factores de la MUD?
MCM : Una coalición democrática tiene que ser plural y respetuosa de las distintas ideas.  Algunos no están de acuerdo con que llamemos las cosas por su nombre. Sin embargo, creo que es indispensable entender que enfrentamos una dictadura y que al asumirlo, nos preparemos física, organizacional y espiritualmente para dar y ganar esta lucha.
En esta hora el país no entiende que hayan discusiones públicas sobre las diferencias personales, que son naturales en una coalición democrática, pero que deben manejarse con respeto y discreción.
Yo he expresado muchísimas veces -verbalmente y por escrito- mis diferencias con muchas decisiones que se han tomado y que no se han tomado en la MUD. No entiendo cómo a estas alturas y con todo lo que está pasando en el país, la MUD no se ha reunido desde el mes de enero. Se están tomando decisiones trascendentales solo con la opinión de representantes de cuatro partidos en nombre de todas las fuerzas democráticas.
A pesar de ello, en Vente hemos acompañado todas las iniciativas orientadas a lograr a la salida de Maduro del poder lo antes posible. En Vente hemos insistido, ya hace más de dos años, que el mecanismo más expedito y menos traumático es la renuncia y lo seguimos pensando, pero acompañamos el referéndum con toda nuestra energía, porque creemos que hay que sumar fuerzas en todas las direcciones y eso es lo que esperamos también, hacia nosotros, de todos los dirigentes de los demás partidos.
Para derrotar  esta dictadura hay que avanzar simultáneamente en varias líneas:
Primero, una AN a la ofensiva, que tenga siempre la iniciativa.  Segundo, es indispensable mantener la presión en la calle, la movilización ciudadana. Y esto no solamente habla de grandes movilizaciones, -a las que la gente irá en cuanto sienta que son efectivas, útiles para lograr el propósito: la salida de Maduro-. La presión popular debe ser una actitud espiritual, un estado de ánimo, de rebeldía cívica y de plantarle cara a un régimen, como hacen ahorita los médicos en huelga de hambre en el Hospital Universitario de Los Andes….esos mismos que golpearon cuando nosotros estuvimos allá. Lejos de bajar la cabeza, quebrarse o silenciarse, están de pie; es la primera huelga de hambre de médicos en la historia de Venezuela… Igual lo están haciendo hoy los jóvenes que están en la calle, los maestros en Barinas y en todo el país. Que nadie se equivoque, no lo hacen por plata, no es un tema de sueldos, -esto, por supuesto, no lo entiende el régimen-, va mucho más allá, es una lucha por la dignidad.
Y finalmente también la presión internacional. A una sola voz, hay que dejarles claro a todos los líderes democráticos del mundo, que las fuerzas democráticas en Venezuela no vamos a tolerar que se pretenda apaciguar y extender la agonía del pueblo de Venezuela porque “les conviene” a los tiempos electorales o a las políticas internas de algún otro país. Estos son nuestros muertos, los nuestros y nada puede justificar uno más. (lapatilla.com)

Fuente:
http://www.lapatilla.com/site/2016/05/29/mcm-el-dialogo-debe-ser-para-la-salida-de-maduro-y-punto-entrevista/