La llamada (a cuatro manos)
Elizabeth Araujo
Al final de ese largo pasillo del año, que son las navidades, los amigos suelen telefonearse y reanudar los lazos que les unen. Desde hace tiempo, Omar y yo disfrutamos de las llamadas de Teodoro. Con ese tono fuerte que sale de su garganta Teodoro nos reitera su amistad sin decírnoslo, sin excesos ni edulcorantes, y ello nos anima porque son días en los que la nostalgia trata de colarse por las ventanas. Teodoro Petkoff es un símbolo de incorruptible valentía y honestidad intelectual. Por eso se le admira y se le respeta. Otros que lo conocen mejor, porque compartieron con él incontables aventuras y horas oscuras, sabrán valorar esa alegría que genera su “¡qué hubo!” repentino. Son apenas unos segundos, y poco se habla de política. De pronto, se despide con una suerte de regaño más que de saludo: “Que pasen unas buenas navidades, pues”. A nosotros, nos funciona como talismán para los días del nuevo año que está por llegar. Hoy lo llamaremos.
Fuente:
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10153945073265947&set=a.60691680946.82218.725470946&type=3&theater
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