Cierre 2016 y apertura 2017
Douglas C. Ramírez Vera
Venezuela cierra el 2016 con tres grandes déficits: El político, el institucional y el económico.
El primer déficit, el político, es resultado del actuar del gobierno nacional de no reconocer su derrota frente a las urnas y utilizar cualquier mecanismos para desconocer la voluntad popular que le ha dicho basta a su forma de conducir al país y no someterse al arbitrio de la consulta popular teniendo un comportamiento demofóbico al no convocar las elecciones de gobernadores y alcaldes pautadas para diciembre de 2016 y desconocer el deseo del 80% del país que pide un referéndum revocatorio. Por el lado de la oposición el déficit es el exceso de vedetismo de los dirigentes políticos, el pecado de enfriar las calles y bajar la presión para negociar con quien no respeta las leyes y juega sucio.
El segundo déficit, es institucional como resultado de la violación de la constitución misma por parte del Tribunal Supremo de (in) Justicia quien se ha convertido en el bufete legal del ejecutivo y autoproclamándose poder constituyente al desconocer la voluntad popular del 6D2015, al desconocer el rol legislador y contralor de la Asamblea Nacional y permitir un gobierno discrecional que no respeta ni cumple el mismo orden legal del cual emano. EL TSJ ha emanado más de 40 sentencias desconociendo rol supervisor de la AN sobre el Banco Central de Venezuela quien se ha sometido al ejecutivo financiando el inmenso déficit fiscal y el inmenso déficit de caja de PDVSA quien al no poder cumplir con sus proveedores pone en riesgo su propia capacidad operativa.
El tercer déficit, el económico es consecuencia de los dos anteriores, que han condenado a una caída del crecimiento económico de más de un 10%, y a conducido una escasez de producción de bienes y servicios dándonos como regalos una de las más tristes navidades, acompañados de una inflación de más del 700% anual financiado por una dislocada emisión de dinero y una deschavetada recolección de los billetes del 100. Quien tuviese alguna duda sobre la incompetencia del gobierno y del régimen actual pudo aclararla, completamente, frente a las alocadas medidas de intento de sustitución monetaria. Introduciendo una ampliación del cono monetario en 72 (fallidas) horas que al cierre del año, aún no se le ha visto la cara al billete de 500, ni menos a los otros de mayor denominación.
Las perspectivas del 2017 en lo internacional se centra para Venezuela en dos aspectos el primero tiene que ver con la evolución del mercado petrolero y el segundo es sobre la arquitectura de negociación de las deudas soberanas.
Para la primera quincena de febrero del 2017 se reunirá el comité de seguimiento de los acuerdos tomados el 2016. El acuerdo OPEP y de algunos países no miembros acordaron la reducción de 1.2 millones de barriles diarios, esto hace subir temporalmente el precio del barril. Si el petróleo sube y se acerca a los $60 dólares el barril, se incrementara en un plazo de 6 meses o menos la producción de petróleo de esquisto de Canadá y Estados Unidos, incorporando unos 880 mil barriles diarios con lo cual se compensará la caída de la producción. En consecuencia el ligero aumento del precio del barril caerá o se mantendrá estable impidiendo que el barril suba significativamente. Actualmente el precio de la canasta venezolana se sitúa en $45 y la del BRENT en $55, la inversión petrolera seguirá cayendo en el mundo por tercer año consecutivo provocando en el futuro no muy cercano (tal vez para el 2026) un aumento del precio del petróleo.
En cuanto al nuevo marco regulatorio internacional para la renegociación de la deuda. La nueva arquitectura nace de la experiencia de negociación de Argentina con los tenedores de deuda soberana conocidos como “holdouts”. ¿Qué implicancias tiene este hecho en la deuda no reestructurada venezolana? En primer lugar las condiciones de negociación para los países soberanos y para sus empresas claves se han vuelto más duras. Requiere de una renegociación global que permita incluir a los tenedores de bonos del gobierno y de PDVSA y establecer el cumplimiento de las Clausulas de Acción Colectiva que están incluidas en la deuda pública del gobierno pero no en la de PDVSA. Esto puede implicar una declaración de bancarrota de PDVSA para que no se vea sometida a un embargo de sus activos en extranjero. Requiere un fuerte programa de reformas económicas con apoyo de los organismos multilaterales, unas serán para resolver problemas de cuenta corriente y otras para desarrollar un programa de inversiones para recuperar la infraestructura y modernizarla.
Las perspectivas para el 2017 no son más alentadoras. De continuar estas políticas del gobierno actual y no cambiar el rumbo. De no aceptar la necesidad de convocar elecciones generales, de no reestructurar la deuda, de no aceptar la ayuda humanitaria en alimentos y medicinas, de continuar incrementando el déficit fiscal, ya que el presupuesto aprobado por el TSJ para el 2017 es casi 5 veces mayor al del 2016. De continuar financiando el déficit fiscal con emisión de dinero inorgánico. De dar prioridad al pago de los tenedores de bonos sobre las necesidades de alimentos y medicinas del pueblo venezolano. De continuar incumpliendo con el país. El resultado para el 2017 es de continuar de una caída del producto de más del 10%, con una inflación de 1500%, lleva al país a un default sin las ventajas de una pronta restructuración.
En lo político el resultado es un incremento del rechazo del pueblo al ejército quien ha sido el principal alcahuete del régimen, un rechazo al gobierno con un presidente incompetente y una huida de talentos del país en que nacieron. Para la oposición el resultado posible es una desesperación del pueblo opositor y una frustración en deseos de participación política y electoral, con lo cual gana el gobierno una prolongación de su continuidad a pesar de la reducción de la base de apoyo electoral que aun bordea los 6 millones de votos a favor del gobierno.
La MUD tiene que reinventarse y esto pasa por la ampliación de su espacio de articulación político y social. La oposición es mayor a la MUD y la MUD se ha beneficiado del hecho de ser el líder del bloque opositor con lo cual ha capitalizado los votos. Pero esto puede cambiar y perder su rol de liderazgo. Se requiere líderes competentes y no las vedettes que hemos tenido. Se requiere una propuesta país que proponga un programa económico que permita estabilizar el país resolviendo los déficits económicos, luego un programa de acciones institucionales y permita reconstruir el país dándole fundamentos sólidos para un crecimiento sostenido en el largo plazo. Tal vez la se requiere una nueva constituyente que reduzca el poder del ejecutivo, minimice el peso militar, recupere la descentralización y fortalezca a la sociedad civil. Es un reto para el futuro cercano y se demanda mujeres y hombres con carácter, de compromiso y amor por Venezuela.
Fuente:
http://opinionynoticias.com/opinioneconomia/28568-douglas-c-ramirez-
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