martes, 13 de diciembre de 2016

PAREDÓN PARA EL BOLÍVAR DE CIEN

¿Por qué la urgencia de decretar medidas extremas, para la recolección
de los billetes de 100?

Douglas Ramírez

En economía se dice que “menea la cola el can, no por ti sino por el
pan” o en su versión más corta “¡interés, cuanto vales!”. Es decir que
la naturaleza humana actúa por incentivos y no se hace nada por nada.
El hecho es que alrededor del billete de 100 bolívares los allegados
al gobierno (léase enchufados), han realizado negocios, del cual no
escapan ni civiles, ni militares del oficialismo y sus socios de la
FARC.  Hay un reciclaje de billetes de 100 bolívares para comprar
dólares preferenciales. Los billetes de 100 bolívares los compran a un precio mayor  que su valor nominal y luego los utilizan para adquirir dólares preferenciales, a los cuales sólo acceden los amigos y allegados al PSUV. Esto ha drenado las pocas reservas liquidas,
llevando a la desesperación al gobierno, ya que sus propios conmilitones son quienes pujan contra el bolívar mismo, pero esa abundancia de bolívares, de billetes de 100,  es alimentada por el Banco Central de Venezuela que ha incrementado en más de un 300% la oferta monetaria en el último trimestre del año y esta es concentrada en más de un 95%, en billetes de la denominación más alta. El intento inicial del gobierno de forzar un corralito técnico, al obligar a los bancos a restringir el acceso del ciudadano a su propio dinero, no pudo contener, a sus propios militares y civiles que no tienen las restricciones del venezolano común. Por ello recurre a dos medidas extremas: una sacar el billete de 100 de circulación, sin haber sustituido el cono monetario y la segunda,  cerrar de nuevo la frontera por 72 horas. Lo paradójico es que al frente de este
“operativo” pone a un general que es como poner a un zamuro, a cuidar
carne.
Las consecuencias inmediatas es una caída de la demanda agregada, agravando aún más la caída del producto, la recesión económica. En segundo lugar esto no va a detener el crecimiento de los precios, ni va a detener la caída de la popularidad gubernamental. El problema no es el billete de 100, el problema no es la frontera con Colombia, ya que al fin de cuenta no podemos mudar el país a otro
vecindario. El problema es la dislocada emisión de billetes sin respaldo productivo en  la economía real. El gobierno se quiere ocultar como el avestruz, metiendo la cabeza en un hoyo debajo de la
tierra. O que como dicen mis alumnos. El presidente Maduro es un Shakira: ciego, sordo y mudo. Si el gobierno no cambia su política, el año próximo la inflación no va a cerrar a más del 700%, como cerrará
en este año 2016,  sino cerrará en 1500% y en el 2018 en 3500%.
(*) Jefe de la Cátedra de Macroeconomía de la ULA FACES
Fuente: Correo electrónico.

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