Luis Barragán
Se dice de un dato antropológico, pues, la Navidad o, mejor, los ilimitados festejos que la explican y prolongan, impide el planteamiento de los más urgidos problemas del presente. Una suerte de huelga de extendidas copas, permite obviar aquellos asuntos políticos que nos atormentan.
Hay algo de cierto en la premisa, pues, sometidos a las incesantes oleadas de angustias que deliberadamente ha levantado el régimen, desde sus inicios, tratando de sojuzgarnos espiritualmente, aspiramos a una tregua necesaria. Empero, es tal la saña que esa tregua se va acortando y, conscientes, tendemos a reivindicar fechas que llaman a la reconciliación y a la unidad, porque – aún reclamándonos practicantes - olvidamos su más profundo sentido religioso.
Aceptemos, el régimen tomó por asalto las festividades decembrinas, fingiéndolas, donde exactamente incurrimos en la versión saudita de nuestras alegrías y desplantes por décadas. Ahora, ni siquiera cuenta con los recursos indispensables para la gran maniobra de distracción, excepto ese sórdido mecanismo del “dakazo” imposible de llevar al terreno espiritual, por muchos esfuerzos que haga Maduro Moros de atribularnos con sus mensajes de paz y amor prontamente traicionados.
E, incluso, creyentes o no, estamos descubriéndonos como la inmensa comunidad que no debe renunciar a la esperanza realizadora, en medio de las penurias, al descubrir – tardíamente – que la propuesta totalitaria en marcha no es un juego inocente. Ojalá que ese descubrimiento que es el del prójimo, del otro y de los otros que contribuyen a nuestra propia y personal realización, permanezca y fecunde.
La Navidad constituye una oportunidad para el breve recogimiento que no teme a la profundidad de la reflexión, atinando en principios y valores que iluminan el camino. La rumba decembrina ocupa, hoy, a quienes derrochan las ganancias trepadas por sus conexiones con las mafias gubernamentales que prefieren sus excesos parisinos antes que la delación de una celebración en algún caserío, pueblo o ciudad de Venezuela.
Composición gráfica: Julio Pacheco Rivas.
26/12/2016:
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