domingo, 18 de diciembre de 2016

BUSES DEL SINIESTRO

Un déjà vu enfermizo
Luis Barragán


Agradecemos al alcalde Carlos Ocaríz la sinceridad, pues, aunque tardía,  por lo menos, reconoce el error de acudir a la llamada mesa de diálogo que el gobierno desea inflar y mantener artificialmente, añadidas las consecuencias nefastas que produjo, como la desmotivación y desmovilización ciudadana. Ahora nos sorprende otro de los partidos concurrentes, al solicitar la renuncia presidencial.

Lucen obvias  las acertadas advertencias y propuestas de lucha que otros sectores de la oposición formularon, como el representado por María Corina Machado. Huelga comentar sobre la naturaleza del régimen, ya que – piando tarde – se habla de dictadura. Sin embargo, a pesar del acuerdo parlamentario que establece la responsabilidad  política de Maduro Moros y la postergación de su destitución por abandono de cargo, suelen “olvidarse” tres datos fundamentales.

De un lado, el gobierno ya no tiene remedio respecto a las promesas que haga dentro o fuera de cualesquiera mesas, pues, su propia supervivencia tiene por fundamento el incumplimiento de toda palabra o balbuceo, directo e indirecto. El fraude político, la triquiñuela verbal, el histrionismo del poder está orientado no al país que bien lo conoce, sino a la reducida secta de los partidarios que intenta retener, movilizándolos o no, autobuseándolos o no,  para todo acto que se le ocurra, paradójicamente tan sufridos como el resto de los venezolanos.

Lamentamos, por otro,  que se imponga un dilema absurdo entre la mesa y no mesa de diálogo, cuando ella conceptualmente nunca lo ha sido ni lo es, porque – sencillo – está en contradicción con lo que universalmente se entiende como tal en los procesos de paz. Y, luego, lo peor, es que en los sectores de la oposición democrática haya quien quiera diferir la discusión sobre una mesa de unidad que sea real y eficaz, relanzándose con una ampliación y conducción que sea convincente: no por casualidad, de nuevo, tratan de soslayar lo que ha planteado María Corina en la materia.

Lo curioso que las tesis voceadas por ella, reaparecen posteriormente como una gesta del eufemismo en la garganta de quienes, desde el instante inicial, la combatieron.  E, inevitable, recordamos aquella sentencia preliminar de Marx en su 18 de Brumario, por aquello de las cosas que suceden como si fuese dos veces, distinguiendo entre la tragedia y la farsa: un “déjà vu” enfermizo en la versión venezolana.
Fotografías: LB, Caracas, 17/02/2016.


19/12/2016:

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