domingo, 11 de diciembre de 2016

"CACHICAMO DICIÉNDOLE A MORROCOY ... CONCHÚO"



Sobre la vagancia parlamentaria

Luis Barragán

La impuntualidad es frecuente en todo parlamento y, más aún, en el nuestro que refleja al país que la ha acostumbrado. Empero, existe – puede llamarse así – la institución del tiempo razonable de espera para intentar la instalación de un cuerpo que es múltiple, exponente de las más variadas vicisitudes que, por cierto, incluye las dificultades económicas que afronta la bancada opositora que tiene ya meses sin recibir salario alguno, en contraste con la despreocupada bancada oficialista que cuenta con las propinas gubernamentales.

Hay diputados oficialistas que buscan un rol que estelarizar y, así, por ejemplo, Francisco Torrealba, antiguo dirigente sindical del transporte subterráneo en Caracas, cree haber hallado el suyo. Apenas es constatada  la falta de quórum en la cámara que obliga a la reconvocatoria para media hora más tarde, encabeza a los suyos a objeto de denunciar a la prensa – sobre todo a la pública - la empedernida vagancia de la mayoría parlamentaria, todo un pretexto que les permite irse de palacio: pasa regularmente que, al transcurrir la media hora, una nueva verificación apunta a la existencia del efectivo quórum, generando la sesión plenaria correspondiente, por lo que quedará uno que otro oficialista en el hemiciclo pendiente de solicitar una verificación de la asistencia para torpedear el trabajo, como atenuante del ridículo papel hecho.

No repara el diputado Torrealba en algunas circunstancias mediatas e inmediatas, pues, por una parte, lo sabe muy bien ya que perteneció a la Asamblea Nacional en el pasado período, el oficialismo sesionaba una sola vez a la semana y podía pasar más de un mes, ocupado en los menesteres partidistas, sin que se reuniera la Asamblea Nacional, ni sus comisiones permanentes.  Demasiadas veces, tuvimos que esperar por más de dos o cinco horas hasta que se le ocurriese instalar el cuerpo, llenándonos de una paciencia infinita para evitar la sorpresa de desagradables decisiones,  apenas convocadas las sesiones con algunas horas de antelación: nada se decía de un tiempo de espera, recordando quizá las veces que William Lara, otrora presidente, reclamó la tardanza e inasistencia de los suyos.

Y nada dice, por otra parte, el diputado en cuestión, respecto a la reiterada ausencia de principales como Cilia Flores, Diosdado Cabello, Darío Vivas o Pedro Carreño, añadida la del jefe o subjefe nominal de una bancada de nombre prosopopéyico, según el canon. Predominando los suplentes, hay oportunidades en las que optan todos por marcharse para evitar el riesgo de alguna decisión que los comprometa, pues, a muy pocos les agarran el teléfono en Miraflores para la urgente consulta.

En todo caso, las estadísticas hablarán del desempeño legislativo de un oficialismo que siempre ha rehusado del parlamento, deseándolo como la oficina subalterna que antes fue.  Y, mientras tanto, valen las voces altisonantes, la descalificación o el desprecio bullicioso hacia los vagos que sesionan a la vez que  los denunciantes huyen preventivamente para evitar el aprieto de ejercer – precisamente – la diputación.
Fotografía: Tomada de la red, carteles puestos en la bancada oficialista de la Asamblea Nacional.

No hay comentarios:

Publicar un comentario