lunes, 21 de febrero de 2011
PARA ROMPER EL CIRCULO
NOTITARDE, Caracas, 20 de Febrero de 2011
Sean perfectos como el Padre (Mt. 5,38-48)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez
El evangelio de este domingo continúa con las antítesis que Jesús presentó a algunas leyes de su tiempo. El domingo pasado veíamos cuatro, hoy se nos presenta dos más para completar las seis que presenta el evangelio de Mateo en el llamado Sermón del Monte. Todas estas antítesis las presenta Jesús en el marco del amor que es el mandamiento por excelencia, la nueva ley del Reino, la condición esencial del discípulo de Cristo. Jesús invita a sus discípulos a no caer en la venganza, a superar la "ley del talión" que prescribía la venganza y el odio: "El ojo por ojo y diente por diente". El cristiano no tiene que caer en este círculo vicioso del odio, de la venganza, de la violencia, sino que está llamado al amor y perdón, a ser pacífico, humilde, generoso y santo. Es lo que inspiró, por ejemplo, a Gandhi a llamar "la no violencia activa".
Jesús da un vuelco radical a las leyes y costumbres de su tiempo y apela a su autoridad mesiánica: "Han oído que se dijo a sus antepasados…", "Pero yo les digo…". Se opone frontalmente a la actitud legalista de los fariseos y letrados judíos. Jesús le da un vuelco a la ley del talión que prescribía que el agraviado se podía vengar en la medida en que había sido ofendido, podía hacer lo mismo que le habían hecho. Así lo recogen los libros del Éxodo, Deuteronomio y Levítico (Ex. 21,24; Lv.24,19; Dt.19,21).
En la actualidad la ley del talión si bien no está dentro de la mayoría de las constituciones de los países, si está inscrita en el corazón de muchísimas personas que se mueven por el odio y la venganza que carcome y mata el alma. Escuchamos a diario expresiones que delatan eso que se lleva por dentro: "El que me la hace, me la paga", "yo lo agarro en la bajaita", "el que ríe de último, ríe mejor". Para Jesús, en cambio, todo esto es contrario al Reino de Dios, invita a una nueva actitud y por eso presenta cuatro ejemplos que tienen que ver con la cachetada, la discusión o pleito, la petición de ayuda y préstamo; que no se tienen que tomar al pie de la letra, sino entender lo que está en el fondo de la sentencia de Jesús que invita al perdón, reconciliación y fraternidad.
La otra antítesis que nos presenta Jesús es la del amor a los enemigos, que de entrada puede resultar paradójica, contradictoria o fuera de toda lógica, porque hace surgir la pregunta: ¿cómo puedo amar a mi enemigo? O ¿cómo puedo amar a quien me hace daño? Los judíos basados en la ley del Levítico que mandaba a amar al prójimo, como lo leemos en la primera lectura del día de hoy (Lv.19,18), pero ellos entendían que sólo el prójimo era el pariente cercano y el compatriota; agregaron a la ley "aborrecerás al enemigo", al que no pertenece al pueblo judío, al pueblo de la Alianza. Para Jesús el prójimo es todo hombre, todo ser humano que nos encontramos en el camino y el amor tiene que ser sin exclusiones. Jesús rompe de nuevo el legalismo de los maestros judíos y propone una nueva ley inspirada en la ley fundamental del amor; no sólo invita a amar a toda persona como prójimo, ya no es sólo el pariente o el paisano, sino que invita a amar a los enemigos, al que piensa distinto, al que es de otra cultura, religión o partido político. Jesús condena nuestra forma social y anticuada de dividirnos entre amigos y enemigos y esa forma de descalificarnos los unos a los otros.
La conclusión que presenta Jesús a las seis antítesis anteriores es la de ser perfectos (santos) como el Padre celestial; como Dios mismo que es Amor y nos ha amado en su Hijo Jesucristo. Dios nos da ejemplo de lo que nos pide: Cristo vino al mundo por amor, para salvarnos del pecado y la muerte eterna, siendo inocente se dejó matar en una cruz, no utilizó la violencia, ni la venganza, ni el odio como respuesta a sus adversarios, supo perdonar en el momento culminante de su sacrificio, guardó silencio y murió por amor a toda la humanidad, siendo todos pecadores. Esa es la ética del cristiano, la medida del amor, al estilo de Dios que se encarnó entre nosotros, que vivió como cualquiera de nosotros.
Lo que propone Jesús a nosotros sus discípulos es verdaderamente exigente y revolucionario, es la revolución del amor radical, de la superación de toda violencia, ya que perdonar y amar es la fuerza del no violento, del discípulo auténtico de Cristo. ¿Qué tipo de cristiano soy?
IDA Y RETORNO: Seguimos con el tema de la formación de un seminarista: La dimensión espiritual le pide al candidato crecer en estructura interior a través de la oración, meditación de la Palabra de Dios, la vivencia de la Eucaristía y el sacramento de la Penitencia, visitas y adoración al Santísimo, la dirección espiritual, el comportamiento coherente a su fe, la valoración de la piedad popular, el sentido de pertenencia a su Iglesia local, la obediencia, el crecimiento en virtudes cristianas, la espiritualidad mariana; en fin, ser hombre de Dios, al estilo del Buen Pastor que es Cristo.
Ilustración: http://www.berlinertourguide.com/Alexander-Camaro/
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Alexander Camaro,
Joel de Jesús Núñez,
San Mateo 5: 38-48
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