miércoles, 16 de febrero de 2011

NO TODO ESTA PERDIDO (DOS)


EL NACIONAL - MIÉRCOLES 16 DE FEBRERO DE 2011 CULTURA/3
MÚSICA Diego Matheuz conducirá la ópera Rigoletto
"Dirigir una orquesta es cuestión de psicología"
La agenda musical del barquisimetano está copada hasta el año próximo
GERARDO GUARACHE OCQUE

En octubre de 2010 Diego Matheuz dirigió la ópera Rigoletto en el teatro La Fenice de Venecia, precisamente donde la obra de Giuseppe Verdi fue estrenada, el 11 de marzo de 1951. Ahora el barquisimetano interpretará el clásico en la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, con la Sinfónica Simón Bolívar.

Matheuz es otra de las prometedoras batutas que crecieron en el Sistema. Su tiempo es oro. Así lo demuestra una agenda repleta de compromisos fuera del país, que luce copada hasta 2012. Dice que debutará con la Filarmónica de Israel y la Orquesta Real del Concertgebouw de Holanda, menciona unos conciertos con la Mahler Chamber Orchestra y la Filarmónica de Londres y un par de giras: una con la Orquesta Mozart de Viena y otra con la Orquesta Saito Kinen de Japón. Además, en su tiempo "libre" estudia una Carmina Burana que dirigirá el año que viene en Canadá.

La cita se produce en su momento de descanso, a mediodía, en su camerino de la sede del Sistema de Orquestas, que está ubicada en el bulevar Amador Bendayán. Mientras responde a las preguntas, acaricia un libro rojo del tamaño de un atlas. Se trata de Rigoletto, la pieza que conducirá el viernes y domingo y en la que participará un elenco venezolano, encabezado por Aquiles Machado, Gaspar Colón y Mariana Ortiz.

"Verdi es el más grande compositor italiano. Todo el mundo le tiene miedo a su trilogía", dice, en referencia a Rigoletto, La traviata e Il trovatore: "Pero yo estoy completamente metido en esa obra, y cada vez me gusta más. Me estudié el libreto a profundidad. Además, por fortuna, domino el italiano y lo hablo bastante bien. Lo otro es que en Venecia tuve la oportunidad de asistir a los ensayos de ballet, vestuario y maquillaje, para saber lo más que pudiera sobre la ópera" Han pasado 10 años desde que el músico se trasladó a Caracas para unirse, con su violín, a las filas de la Simón Bolívar. Su arco se movió con constancia hasta que en la Semana Santa de 2004 discutió su futuro con José Antonio Abreu, que es una suerte de Yoda ­el sabio y maestro principal de La Guerra de las Galaxias­ para la nueva generación de músicos sinfónicos del país.

"Me dijo: `Toma, llévate esta partitura’ (de la Sinfonía Nº 5 de Pyotr Ilyich Tchaikovsky).

No tenía idea de cómo comenzar, pero me citó para vernos al día siguiente. Esa primera lección fue muy técnica, sobre movimiento de brazos y ese tipo de cosas", recuerda Matheuz. Ya en noviembre de 2006 debutaba, al frente de la Simón Bolívar, en la sala José Félix Ribas del Teresa Carreño; y luego, en marzo de 2008, agitaba su batuta en el Festival Pablo Casals, que se celebró en San Juan de Puerto Rico.

"Un director se gana el respeto de una orquesta en los primeros cinco minutos de ensayo", dice el director, que ha sido asesorado por maestros como Simon Rattle y Claudio Abbado: "Si la orquesta ve que conoces la pieza y muestras seguridad, inmediatamente responde. Dirigir una orquesta, en gran porcentaje, es cuestión de psicología" Cuenta sonriente que, cuando se graduó de bachiller, aplicó para tres carreras en la Prueba de Aptitud Académica, pero no tuvo éxito en ninguna de las solicitudes. No está seguro de cuáles eran, pero sospecha que dos eran administración e ingeniería. "Lo hice por hacerlo.

En el fondo, siempre tuve claro que lo mío era la música. Afortunadamente mis padres me apoyaron".

Cada visita suya a un gran escenario se multiplica en invitaciones. "Los conciertos han sido un éxito. Algunas orquestas me han `reinvitado’, muchas hasta 2014". A ese comentario lo acompaña un vistazo al reloj. Matheuz debe regresar a la sala de ensayo.

Fotografía: Raúl Romero

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