lunes, 21 de febrero de 2011
plenitudes
NOTITARDE, Valencia, 13 de Febrero de 2011
La nueva Ley del Reino (Mt. 5,17-37)
Pbro. Lic. Joel de Jesús Núñez Flautes
El evangelio de este domingo nos sigue presentando a Jesús en su Discurso del Monte, que después de las bienaventuranzas y de haber hablado del discípulo como sal y luz del mundo, ahora nos narra las seis antítesis por medio de las cuales Jesús anuncia el sentido de la Ley nueva. En este domingo se leen cuatro primeras antítesis con los siguientes temas: Homicidio, adulterio, divorcio y falso juramento o perjurio; el tema del perdón como contrario a la ley del talión y del amor al enemigo en vez del odio, quedan para la meditación del domingo que viene.
Jesús, como buen Maestro, procede pedagógicamente a base de antítesis o contradicciones racionales para lograr su enseñanza, era un método utilizado por los rabinos judíos. Han oído que se dijo a los antiguos… "pero yo les digo…". En este caso Jesús habla con toda la autoridad mesiánica, de su condición de Hijo de Dios. Aquí se presenta a Jesús como el nuevo Moisés que presenta la nueva Ley del Reino.
La clave de interpretación de las seis antítesis que nos presenta hoy el evangelio está en dos frases clave que pronuncia Jesús: a) "No crean que he venido a abolir la ley o los profetas, no he venido a abolir, sino a dar plenitud". Jesús no se presenta como un revolucionario loco que viene a destruir la herencia del Antiguo Testamento; es decir, la ley dada por los profetas. Las seis antítesis no vienen a contradecir la Ley del Viejo Testamento, sino a darles plenitud y un sentido más amplio. Jesús presenta una moral nueva, una ética religiosa en sentido positivo y no con la mirada legalista y reduccionista de los jefes religiosos de su tiempo. b) "Porque les digo: si su justicia no es mayor que la de los letrados y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos", Es decir, si no son más santos y fieles no alcanzarán la vida eterna. Es la nueva ley del amor que no tiene límites ni fronteras, el amor manifestado en Cristo, como dice San Pablo: "amar es cumplir la ley entera" (Rm.13,8-10).
Cuando Jesús habla del homicidio del hermano no sólo está poniendo en alto el valor de la vida y el derecho a la misma (Quinto mandamiento), sino que condena la privación de la vida física y todo sentimiento de malquerencia o rechazo al hermano, que también es una forma de aniquilarlo o eliminarlo. Es el amor lo más importante y no amar al hermano priva de un verdadero culto a Dios, como base de la religión. En fin, quien no ama al prójimo, quien lo rechaza o maltrata no puede ofrecer un culto agradable a Dios, queda vacío y sin sentido alguno ante su presencia. Amor al hermano y culto a Dios van de la mano y así lo enseña Cristo.
Jesús habla del adulterio aludiendo a la plena fidelidad conyugal en el amor. Es inmoral no sólo el hecho consumado de infidelidad, sino también el deseo, el adulterio de corazón. Es tan exigente Jesús en este aspecto que la exageración consciente e intencionada del ojo arrancado y de la mano cortada para señalarlos como cómplices del corazón se hace notoria.
Jesús habla del divorcio afirmando la indisolubilidad del matrimonio (el no rompimiento por mano humana), donde la mujer y el hombre tienen igual dignidad e igualdad en las obligaciones. Jesús apela al querer del Creador desde el principio: serán una sola carne, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.
Finalmente, Jesús habla de falso juramento con lo cual afirma la verdad, la sinceridad, honradez y lealtad como norma para el cristiano. No sólo es no jurar en vano en nombre de Dios, sino por cualquier cosa; porque igualmente es mentira. Contra la mentira Jesús propone la verdad como norma de convivencia entre los hermanos que se saben hijos de Dios.
Pidamos a Jesús que nos enseñe a ser fraternos, fieles, puros, responsables, honestos y sinceros para poder vivir como auténticos cristianos, a ejemplo suyo.
IDA Y RETORNO: Me preguntan ¿cómo se forma un seminarista que va a ser sacerdote? La formación es integral, como modernamente se le dice: formación holística, abarca la integralidad de la persona. Son 7 años de estudios (3 de filosofía y 4 de teología) y cinco dimensiones formativas: Humana-afectiva, Espiritual, Intelectual o académica, Comunitaria y Pastoral. Cada año de formación exige unas cualidades y virtudes al candidato según su año de estudio (primero, segundo, tercero…) y su etapa formativa (filosofía o teología). En lo humano-afectivo se tiene en cuenta: carácter y temperamento, salud física y psicológica (para esto se hace un test psicológico al ingresar), madurez afectiva, equilibrio emocional, educación, modales, presentación al vestir, identidad sexual, forma de hablar, contenido de sus conversaciones, trato adecuado con las demás personas, se destacan sus cualidades y virtudes, se le señalan sus vicios y deficiencias y se le va enseñando el alcance y valor del celibato.
Ilustración: Roma, Joseph Reilly
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Joseph Reilly,
San Mateo 5: 17-37
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