Desfile cívico-militar fue una demostración de unidad y amor a la Patria
El jefe de Estado ratificó que la verdadera y nueva democracia solo es posible construirla por el camino del socialismo
El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, destacó este jueves que el desfile cívico y militar que se efectuó en el Paseo La Nacionalidad, en Caracas, fue una gran demostración de eficiencia, unidad y amor a la Patria de Simón Bolívar.
El jefe de Estado felicitó a todas las fuerzas de seguridad y a las ciudadanas y ciudadanos civiles que participaron en este magno evento, que a su juicio, no tenía, en años anteriores (gobiernos de la cuarta República), la relevancia que hoy se le da.
“Quiero felicitarlo a usted (general Vladimir Padrino López) y a todos los generales, suboficiales, oficiales, tropas, cadetes, hombres y mujeres que participaron en este desfile, por la demostración que nos han dado. Un solo evento de eficiencia, coordinación, unidad y demostración de amor a la Patria”, sostuvo.
Asimismo, el Presidente ratificó que la verdadera y nueva democracia que impulsa la Revolución Bolivariana solo es posible construirla por el camino del socialismo, lo que llamaba Abraham Lincoln, expresidente de los Estados Unidos, el Gobierno del Pueblo, por el pueblo y para el pueblo.
“En el capitalismo esto es imposible. Solo es posible encontrar la democracia, el Gobierno del Pueblo, por el socialismo”, apuntó.
“LOS HIJOS DEL SOL”
El líder de la Revolución Bolivariana anunció, por otra parte, que será creada una condecoración, la cual denominó “Los Hijos del Sol”, que será entregada al pueblo, autoridades y militares que se destaquen en sus diversas áreas, durante estos desfiles que son organizados todos los años en el país.
Chávez comentó que el primer condecorado con esta orden sería el nuncio apostólico de Venezuela, encabezado por su santidad Pietro Parolín, quien hoy disfrutó junto al pueblo venezolano el desfile cívico-militar en el Paseo La Nacionalidad.
Otros de los condecorados serían el embajador de Cuba en Venezuela, Rogelio Polanco, y otras autoridades que permanecieron hasta el final del evento. “Esto evidencia el espiritu de solidaridad y humanidad de ustedes, porque yo recuerdo que hace varios años, mas o menos un desfile como este, a esta hora, no quedaría nadie ahí (en las gradas)”.
“Seguiremos juntos aquí viviendo y venciendo por la Patria Bolivariana y la democracia nueva y verdadera: el poder del pueblo y el poderío nacional. Es parte del Proyecto Nacional Simón Bolívar”, concluyó Chávez.
En el desfile, que formó parte de las actividades programadas para conmemorar los 201 años de la Declaración de la Independencia, fueron mostradas las capacidades logísticas y de combate de las fuerzas militares venezolanas.También participaron alumnos de las escuelas militares, profesionales y tropas, además de miembros de los batallones de infantería, artillería, unidades de combate y paracaidistas, entre otros.
Texto/Yenderth Alcalá
Foto/Prensa Presidencial
CIUDAD CARACAS, 7 de Julio de 2012
LETRA SUELTA/ Independencia
CAROLA CHÁVEZ
De niños aprendimos a dibujar africanos elefantes y jirafas mucho antes de asombrarnos con la existencia del exótico chigüire, roedor gigante que vivía en los desconocidos, y nunca tan cercanos como mayami, llanos venezolanos.
Leímos cuentos de hadas y llenos de esa nostálgica manía pretender revivir nuestra niñez a través de la de nuestros hijos, mantuvimos vivos, por los siglos de los siglos, a princesas, brujas y dragones que se tragaron a Tío Tigre, Tío Conejo y todos nuestros cuentos. Dragones que fueron devorados a su vez por un ratoncito con voz de pendejo que, haciéndose el ídem, se instaló en nuestras vidas como parte indispensable de una infancia feliz.
El ratón coloreó con sus modos nuestras vidas y nos metió su comida por los ojos, y sus bailes, y su carro, y su parque y su american dream, sus sueños de utilería…
Convencidos de que lo ideal queda cruzando mares, de que todo está inventado y viene de allá, vivimos en un espejismo que hace a lo remoto imposiblemente propio y lo propio invisible.
Intentamos en vano retorcer nuestra realidad, tratando de encajar, frustrados por nuestra incapacidad de hacerlo… Derrotados. Resignados ante nuestra falsa ineptitud, buscamos avales, la aprobación externa, la palmadita en la espalda… colonizados…
Saltando de la sartén del ratón americano, caemos tantas veces en otras sartenes no menos coloniales, donde no dejamos de ser inadecuados, raros y siempre incapaces. Sartenes eurocéntricas que miran al mundo desde lo alto su historia –la única historia, porque todo lo demás es cuento–. Y seguimos viviendo en un espejismo que hace lo remoto imposiblemente propio y lo propio invisible…
Así celebramos octubres rojos, ignorando otro octubre, con su 17, tan cercano, tan glorioso, tan nuestro, que regresó en abril y regresará en mayo, enero, diciembre y cada vez que nuestros pueblos lo invoquen. Repetimos citas traducidas de pensadores que, en el mejor de los casos, jamás pensaron en nosotros, y en el peor, cuando nos pensaron, lo hicieron desde su arrogancia ombliguista y, por supuesto, sin entender ni papa. Ignoramos a los nuestros permitiendo, otra vez, que el dragón se devore –digamos– a Jauretche, como lo hizo con Tío Conejo.
Vemos grandeza en todas partes menos en nuestra propia grandeza. Vemos revoluciones en todas partes menos en nuestras propias revoluciones populares. Invalidamos nuestras maneras porque éstas no han sido escritas. Soportamos sumisos la científica descalificación de nuestros modos. Avergonzados, aceptamos cómo malos conceptos que han sido gastados por otros usos en otras circunstancias y otros lugares, pero que aquí a nosotros nos vienen como anillo al dedo.
Hablemos de independencia, pues, y empecemos a vernos desde nosotros mismos.
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