EL NACIONAL - Domingo 22 de Julio de 2012 Siete Días/6
La Gaceta de América, 1935
SIMÓN ALBERTO CONSALVI
Tengo la impresión de que el año 1935 ha sido poco estudiado en Venezuela, como si nos hubiéramos rendido a lo que vendría después. Todo el mundo esperaba 1936, convencidos de que muy pronto un gran suceso debía transformar la escena política y la historia, incluso, de Venezuela. No era para menos.
Nadie dudaba que 1935 sería el último año del general Juan Vicente Gómez en el reino de este mundo, y bastaba su muerte para que el castillo de naipes de la dictadura se viniera abajo.
Sin el general Gómez, Venezuela surgiría como un país libre.
La historia confirmó aquellas percepciones. El 18 de diciembre ya éramos un país distante y distinto, el país oculto que logró finalmente mostrar su rostro.
1935 transcurre como un país en suspenso. Lo que ha de venir nadie podrá evitarlo. Una ventana para medir las dimensiones de aquellas calculadas expectativas son los escritos de los estudiantes que en 1928 no se fueron al exterior, se quedaron en Venezuela y poco a poco fueron tentando el terreno y avanzando con cautela. Una revista fundada por dos jóvenes escritores, Inocente Palacios y Miguel Acosta Saignes, permite una lectura política de 1935. La Gaceta de América era de publicación mensual.
Comenzó a circular justamente en enero, impresa en papel periódico, su valor era de apenas 0,25, y como si aludieran a otros periódicos o revistas repetían en una entrega y otra el estribillo que tenía obvias intenciones: "Esta publicación es sostenida por sus propios lectores".
Desde el primer ejemplar, en un breve recuadro, se publican los nombres de los colaboradores de cada número. En el primero participan (aparecen en este orden) Miguel Acosta Saignes, Ramón Díaz Sánchez, Carlos Eduardo Frías, Carlos Augusto León, Inocente Palacios, Carlota Toro, Luis B. Prieto, E. I. Benarroch, Yarua Mayo, Luis Álvarez Marcano, y Julio Morales Lara. La nota editorial es evidentemente de Inocente Palacios, y marca la pauta, los propósitos, las ideas fundamentales. Allí se lee: "He aquí justamente el punto sobre el cual es necesario insistir. Gaceta de América quiere, principalmente, expresar el pensamiento de la Venezuela americana. Voces de Provincia intentará captar el ritmo de la vida intelectual en la provincia, y esta nota editorial encierra una fundamental llamada de colaboración a nuestra juventud intelectual, desparramada por toda Venezuela. Nuestra labor será de divulgación en algunos sectores, y de acercamiento, y compenetración en los más. Nos creemos, pues, con el derecho de exigir esa colaboración".
Obviamente, la Gaceta de América no quería ser la revista de una capilla o de un grupo minúsculo y elitesco. Querían sus editores y colaboradores que la gente pensara, y, algo que distingue al mensuario, que los jóvenes "desparramados" por toda Venezuela contaran con sus páginas. El tema de los intelectuales y de la necesidad de que se expresaran no fue asunto solo del editorial.
En su columna "Esbozo de una ruta", Acosta Saignes reitera principios similares, y apunta a la anomalía del divorcio por razones geográficas. Leamos su alegato: "Queremos que de todas las regiones de Venezuela nos vengan las opiniones que contribuirán a formar una idea justa de las analogías y diferencias existentes, de la afinidad entre apartados pueblos y las diferencias entre regiones cercanas".
En esta primera entrega Carlos Eduardo Frías insiste en el tema americano. Díaz Sánchez escribe una grata crónica: "Acerca del falso concepto de la seriedad". Carlos Augusto León: "Glosa de una actitud mística".
Benarroch: "Utilidad de la divulgación médica". Luis Beltrán Prieto Figueroa es uno de los colaboradores más persistentes de la Gaceta de América y sus argumentos son siempre pedagógicos. Se expresa, además, en su condición de presidente de la Sociedad de Maestros de Instrucción Primaria.
De modo que desde entonces ejercía el liderazgo de toda su vida. En esta ocasión su texto es sobre "La escuela de enseñar y la escuela de aprender".
Inocente Palacios aporta, además, unas líneas sobre una de sus afinidades, la música venezolana. Lo encontraremos con frecuencia, como es obvio, en notas sobre artes y temas intelectuales. Guillermo Meneses se detiene en varios personajes de Rómulo Gallegos, a pesar de que éste estaba en el exilio.
Desde sus inicios, Luis Álvarez Marcano demostró erudición como crítico de cine.
Para incitar al diálogo, los editores presentan cuestionarios a fin de que los jóvenes intelectuales respondan. Es un periodismo que piensa y hace pensar en el país. Las notas dedicadas a la política internacional, "Ojeadas sobre el mundo", impresionan por su excelente conocimiento de las grandes crisis y conflictos. Por ejemplo: Italia contra Abisinia. Estaban suscritas por L. F. U.
Leer uno y otro número de la Gaceta de América permite darle una mirada a 1935. Jamás se menciona a Gómez. Todos los textos de la revista están escritos para otra Venezuela, la que amanecería el 18 de diciembre del año afortunado. El dictador deambulaba como un fantasma, pero ya su tiempo había muerto.
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