martes, 31 de julio de 2012

NODOS

EL NACIONAL - Jueves 06 de Noviembre de 2008     Opinión/12
ATres Manos
Miradas múltiples para el diálogo
Edgar Morin: el educador
ANTONIO DONADO*

Su obra trasluce una voluntad humanitaria, la decisión de ayudar con sus reflexiones, teorías y proposiciones científicas a que sus contemporáneos dispongan de una plataforma de pensamiento desde la que puedan abordar la realidad críticamente, de manera racional, y planificar sus acciones teniendo siempre presente que la naturaleza, la vida y el conocimiento no son formas estáticas, sino sistemas dinámicos, sujetos a procesos de corrección de errores como resultado de un largo aprendizaje, origen del mundo y su soporte, de selección y decisión, guiado por una inteligencia de equilibrios precarios, pero aun así garantes de la vida natural, de la vida humana, de la vida cultural.
Al respecto, Morin ha descubierto que los paradigmas utilizados (modernos, pre y post) están agotados, y que es preciso nuevos sistemas de pensamiento, una episteme com pleja, que supere el círculo simplista vicioso en que se ha movido la filosofía occidental, que ha alternado dualismos y monismos, sin reconocer las otras facetas de una realidad que no sólo es A y no A. En su libro titulado Introducción al pensamiento complejo Morin nos advierte del fenómeno de la "inteligencia ciega", que no obstante el innegable avance del conocimiento en las distintas áreas de la realidad, también progresan al mismo tiempo el error, la ignorancia, la ceguera.
No se trata de una disparidad que asombra, todo lo contrario, es la semilla de los desastres que ya vivimos y que siguen amenazándonos con la severidad de las leyes y normas quebrantadas: armas termonucleares, manipulaciones peligrosas de la vida y la naturaleza, desarreglos ecológicos, sistemas económicos y políticos que alimentan la pobreza, el narcotráfico, el terrorismo, la guerra. Morin responde al desafío educativo que su pensamiento le plantea.
El currículo occidental sigue siendo medieval, ni siquiera es moderno en sus metodologías y organización de los saberes.
La tarea es formar hombres y mujeres que entiendan su condición (como seres naturales y culturales) y alcancen las competencias para afrontar los problemas de nuestro tiempo.
Ello demanda programas donde se aprenda a contextualizar y totalizar los saberes, donde se desarrollen habilidades cognitivas y afectivas que nos enseñen a convivir y ser parte del cosmos, la tierra, la vida (La Cabeza bien puesta, 1999) En otro libro, Los siete sabe res necesarios a la educación del futuro, Morin ofrece una propuesta. En el prólogo advierte: "No es un tratado sobre el conjunto de materias que deben o deberían enseñarse: pretende única y esencialmente exponer problemas centrales o fundamentales que permanecen por completo ignorados u olvidados y que son necesarios para enseñar en el próximo siglo"(2000:17).
El mapa que traza Morin incluye nodos fundamentales: (I) aprender a reconocer los enmascaramientos del error y la ilusión; (II) reconocer las características de un pensamiento que se haga cargo de lo global, lo multidimensional, lo complejo; (III) descubrir la condición humana arraigada en lo cósmico, lo físico, lo terrestre, como soporte para apropiarse de lo específicamente humano (los bucles cerebro-mente-cultura, razón-afecto-impulso, individuo-sociedad-especie); (IV ) enseñar la identidad terrenal, para saber situarse ante la muerte, la esperanza y aprender del juego contradictorio de las posibilidades; (V) aprender a afrontar las incertidumbres, las del tiempo, la naturaleza, la conciencia, la historia; (VI) aprender a reconocer y tratar los obstáculos para la comprensión humana o una ética de la comprensión; (VII) la síntesis en la ética del género humano, que sostenga las interacciones, retroacciones y determinaciones del bucle individuo-sociedadespecie, en la comprensión de que "toda concepción del género humano significa desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y del sentido de pertenencia a la especie humana"(p.113).
Ojalá el campo del pensamiento educativo de Venezuela celebre y aproveche la visita que nos hará Edgar Morin en los próximos días.
(*) Universidad Central de Venezuela

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