domingo, 15 de julio de 2012

PIEL DE BYTES

De Plaz Power: varios años después
Luis Barragán


A mediados de los noventa, dos materias ocuparon nuestra atención: la antipolítica y, bautizada así, la infopolítica. Ésta requirió de varios seminarios y talleres hasta materializarse en la precursora Sala de Cibermedios de la fracción parlamentaria de los socialcristianos en el otrora Congreso de la República, confiriéndole una naturaleza y un alcance por entonces inédito.
Gracias  a una de esas jornadas para la construcción de los supuestos teóricos, supimos del resumen de una tesis doctoral que tuvo a bien exponer un especialista, cuyo nombre ahora no recordamos, siendo prácticamente imposible hallar la versión íntegra de lo que nos pareció un extraordinario aporte académico. Casualmente, dieciséis años después, hallamos la edición por escasos diez mil bolívares débiles, por excepción, en lo que fue el meritorio remate de libros del puente de la caraqueña avenida Fuerzas Armadas, remodelado y caricaturizado por la alcaldía menor en un no sé qué de resistencia literaria.
La obra de Irene Plaz Power (“La informática en la sociedad venezolana: ¿símbolo de desarrollo? Viejas reflexiones sobre una nueva tecnología”, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1993), obviamente ya no tiene vigencia en relación a su circunscrito objeto de estudio, pero se ofrece como un inmenso testimonio histórico en torno a la recepción de los productos y servicios de novísimo y complejo cuño. El trabajo de campo, realizado entre 1989 y 1990, igualmente nos ilustra sobre la predominante cultura política de entonces que, a modo de ilustración, cifraba en la corrupción administrativa la clave de los problemas fundamentales del país, entre otras facetas hoy tan inimaginables, como lo hubiese sido este siglo XXI por entonces.
Las imágenes de la literatura internacional de carácter divulgativo, a lo Toffler o Servan Schereiber, siendo tan exitosos libródromos, no guardaban correspondencia con las recreadas por los especialistas y aficionados nacionales. El Estado, aunque no se le podía pedir más, a nuestro juicio, encaró la informatización como una tarea adicional, acaso subestimada, antes y durante la explosión de la llamada computopía, como el resto de la sociedad que también ponderó – hasta no hace mucho – la computadora como un objeto sofisticado, prescindible y de lujo.
Evidentemente, aventajados por la perspectiva histórica, verificamos que  el solo empleo de las nuevas tecnologías – en sí mismas - no trajo ni automatizó el cambio social, y – aunque ha impulsado importantes transformaciones – la interconectividad tampoco multiplica astronómicamente la productividad y el empleo. Valga señalar, por una parte, que internet es un supremo instrumento de distracción, sembrado paradójicamente en un país que involuciona hacia la premodernidad; y, por otra, como siempre supimos, que la importancia radicaba en la cultura y el relacionamientosocial  antes que en el equipamiento digital de la política que, por cierto, para muchos, es todavía la ciberpolítica.
Recordamos con desagrado, al miserable periodista que pretendió reportar las actividades de la Sala de Cibermedios del parlamento, quejándose precisamente de la … política; o la editora de una revista impresa especializada que deseaba reseñarla continuamente, podando su carácter … político. La excepción fue el serio trabajo periodísticos que hizo Luzmely Reyes y que, a su vez, la convirtió en una de las precursoras de la infopolítica del país.
El documento doctoral de la sociólogo Plaz Power, cuya descarga hoy  es posible en la red de redes, retrata al país que labró las condiciones del actual. Y, con mucho rigor metodológico y claridad epistemológica, cubrió una etapa que merece la primordial atención de historiadores y politólogos.

Fuente:http://www.opinionynoticias.com/librosyautores/12290-de-plaz-power-varios-anos-despues
Cfr. http://es.scribd.com/doc/82644328/Info-y-Sociedad-2-copy; y http://books.google.co.ve/books?id=MgI1G4jzjLkC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false
Fotografía: http://vagabundia.blogspot.com/2008/12/textile.html

Post-data:

CIUDAD CARACAS, 17 de Julio de 2012
SOFTWARE LIBRE/ Informática e ideología
LUIGINO BRACCI
ACTIVISTA DE LA COMUNIDAD SOFTWARE LIBRE

Cuando pensamos en eventos sobre software libre, generalmente pensamos en expertos en computación conversando entre sí en lenguaje técnico indescifrable, personas muy especializadas, utilizando sus neuronas para tratar de resolver problemas complejos que no les importa al 99% de la población del país.
Jornastec, en cambio, fue distinto. Las Jornadas Nacionales de Soberanía Tecnológica, Jornastec 2012, que se realizaron el sábado pasado en Caracas tras recorrer otros cinco estados, son un evento creado por estudiantes y egresados de la Misión Sucre, aldeas educativas y universidades como la UBV. Allí comienza a sentirse un perfil muy distinto a lo acostumbrado en el área de las tecnologías de información.
Sí, en las Jornastec hay muchos informáticos, pero los problemas que resuelven son los de la gente de nuestros sectores populares: por ejemplo, que un consejo comunal en Cúa pueda emitir cartas de residencia a los habitantes de su sector a través de una página web, o que otro consejo comunal pueda hacer un censo poblacional de su sector, o que la casa cultural de la parroquia pueda hacer un registro de cultores y cultoras; o que la televisora comunitaria de La Vega pueda transmitir por internet su programación.
Y es que las carreras de sistemas, informática y computación, tal y como se brindan en las universidades tradicionales, están orientadas principalmente a resolver los problemas de la empresa privada.
Dicen ser “apolíticas”, porque en sus aulas no se habla de chavismo u oposición. Pero la mayor parte de los enunciados que deben resolver los estudiantes empiezan así: “La empresa VeneSys necesita un sistema para optimizar su nómina…” o “Una importante transnacional requiere que usted le realice una página web donde pueda vender sus productos…”. Formación para el capitalismo.
Los estudiantes de estas universidades tradicionales salen de clases y se topan en los pasillos con kioscos de Microsoft, Oracle y otras transnacionales del software, en los que brillantes especialistas y espectaculares promotoras buscan captarlos a través de charlas y concursos, regalándoles cajitas con software y manuales. ¿Por qué tanto interés en ellos? Bien: en unos años estos jóvenes ya no serán estudiantes sin dinero, sino gerentes de Informática en empresas privadas y públicas; manejarán un abultado presupuesto y tomarán decisiones sobre la compra de paquetes de software que cuestan cientos de miles de dólares. “¡Hay que adoctrin… digo… hay que captarlos desde ya!”, dicen en los departamentos de “marketing” de las grandes transnacionales.
“Quien dice que no tiene ninguna ideología, está asumiendo tácitamente la ideología dominante”, dijo el zuliano Stephenson Prieto, coordinador nacional de las Jornastec en su excelente charla de cierre. ¿Tiene razón? Absolutamente.


Breve nota LB

LO "ideológico" y lo "apolítico", nos parecen sendos pretextos. Incluyendo un área difícil de digerir, pues el ejercicio de la soberanía tecnológica luce indecretable. Acotemos, hay un tratado internacional, suscrito por Venezuela, desde finales de los '60 o principios de los '70, que dispone la posesión, dominio y uso del espacio sideral como patrimonio de la humanidad. Presumimos que, a Chávez Frías, aunque la transita frecuentemente, se le hará difícil pasearse por nuestro satélite natural, o reivindicar la cuota-parte que hipotéticamente le corresponde a los venezolanos....

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