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domingo, 25 de diciembre de 2016
sábado, 26 de marzo de 2016
UNA TRANSICIÓN DESDE EL SILENCIO
28/03/2014 http://www.radiowebinformativa.com/opinion/de-la-tinta-a-los-bytes/
De la tinta a los bytes
Luis Barragán
Consabido, importantes medios del exterior celebran la inevitable transición a la infopista. Pasan con naturalidad del papel periódico al de bytes, festejando las extraordinarias posibilidades del hipertexto que los lectores de distintos idiomas y rincones del planeta, incluyen agradecidos en su diaria dieta informativa.
Un fenómeno similar, aunque de contrastante e inequívoco cuño, experimentamos los venezolanos. Cierto, ya incomoda la búsqueda de las tardías ediciones convencionales, acumulándose los recortes de papel periódico como promesa de una posterior lectura, pero también lo es que la interconectividad, lejos de universalizarse, retrocede respecto a todo un continente, forzándonos a la tradición.
La migración de la tinta a los bytes, a pesar de las apariencias, constituye un doble e injusto castigo, pues, el gobierno nacional monopoliza el papel, traficándolo arbitrariamente, agrediendo a los editores independientes, como de igual manera ejerce el control de la red de redes, permitiéndose censurarlos y bloquearlos bajo cualquier e infame pretexto. Siendo imposible controlar todo, sobrevive una opinión pública que sobradamente desconfía de la versión oficial, consultando todas las posibilidades que brinda una precaria conexión a medios de mayor independencia, equilibrio y veracidad.
En todo caso, superada esta amarga etapa de la vida republicana, estamos predestinados a los espacios digitales en el caso de una necesaria recuperación económica que permita la pronta actualización tecnológica. Ya hay experiencias elocuentes de una integración editorial que espera por la abierta y sana competencia, como ocurre con Radio Web Informativa, a la que agradecemos el ofrecimiento de este rincón virtual para nuestros modestos textos, enlazando imprenta, audio e imágenes para un promisorio desarrollo noticioso, solamente posible a partir de una transición democrática.
Por ironía, el régimen que imprime a diario, abusando del dinero de todos los venezolanos, solo aporta el gratuito papel periódico para la limpieza de los hogares, talleres mecánicos y paremos de contar, porque nadie traga sus mentiras. Y el régimen, intentando la regulación de todo el ámbito interneteano, poco le importa sus incompetentes y atrasados portales, privilegiando el uso de las redes para las actividades de contrainteligencia.
28/03/2014 http://www.radiowebinformativa.com/opinion/de-la-tinta-a-los-bytes/
Fotografía: http://argonautnews.com/brothers-in-arts/
Luis Barragán
Consabido, importantes medios del exterior celebran la inevitable transición a la infopista. Pasan con naturalidad del papel periódico al de bytes, festejando las extraordinarias posibilidades del hipertexto que los lectores de distintos idiomas y rincones del planeta, incluyen agradecidos en su diaria dieta informativa.
Un fenómeno similar, aunque de contrastante e inequívoco cuño, experimentamos los venezolanos. Cierto, ya incomoda la búsqueda de las tardías ediciones convencionales, acumulándose los recortes de papel periódico como promesa de una posterior lectura, pero también lo es que la interconectividad, lejos de universalizarse, retrocede respecto a todo un continente, forzándonos a la tradición.
La migración de la tinta a los bytes, a pesar de las apariencias, constituye un doble e injusto castigo, pues, el gobierno nacional monopoliza el papel, traficándolo arbitrariamente, agrediendo a los editores independientes, como de igual manera ejerce el control de la red de redes, permitiéndose censurarlos y bloquearlos bajo cualquier e infame pretexto. Siendo imposible controlar todo, sobrevive una opinión pública que sobradamente desconfía de la versión oficial, consultando todas las posibilidades que brinda una precaria conexión a medios de mayor independencia, equilibrio y veracidad.
En todo caso, superada esta amarga etapa de la vida republicana, estamos predestinados a los espacios digitales en el caso de una necesaria recuperación económica que permita la pronta actualización tecnológica. Ya hay experiencias elocuentes de una integración editorial que espera por la abierta y sana competencia, como ocurre con Radio Web Informativa, a la que agradecemos el ofrecimiento de este rincón virtual para nuestros modestos textos, enlazando imprenta, audio e imágenes para un promisorio desarrollo noticioso, solamente posible a partir de una transición democrática.
Por ironía, el régimen que imprime a diario, abusando del dinero de todos los venezolanos, solo aporta el gratuito papel periódico para la limpieza de los hogares, talleres mecánicos y paremos de contar, porque nadie traga sus mentiras. Y el régimen, intentando la regulación de todo el ámbito interneteano, poco le importa sus incompetentes y atrasados portales, privilegiando el uso de las redes para las actividades de contrainteligencia.
28/03/2014 http://www.radiowebinformativa.com/opinion/de-la-tinta-a-los-bytes/
Fotografía: http://argonautnews.com/brothers-in-arts/
domingo, 9 de agosto de 2015
INJUSTICIA DIGITAL: UNA DECISIÓN POLÍTICA
LA RAZÓN, Caracas.
El Internet no es prioridad de inversión para Venezuela
Mónica Duarte
La velocidad de internet en Venezuela es una de las tres peores del continente, mientras que la inversión nacional se ha enfocado en masificar la conectividad pero no ha logrado ofrecer desarrollo tecnológico en los estados más alejados
Si bien el índice de acceso a Internet y telefonía ha aumentado en Venezuela, sigue siendo insuficiente para superar la brecha tecnológica e impulsar un verdadero desarrollo digital en el país. La falta de inversión para mejorar la velocidad de la conexión y el atraso que genera podría dejar al país fuera de los estándares mundiales de navegación.
“Dar acceso a los beneficios de las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones, en colaboración con el sector privado” fue una de las metas del milenio fijadas en el año 2000 por la Organización de Naciones Unidas. Esta debía ser cumplida para el año 2015.
La incorporación del acceso de las nuevas tecnologías dentro de los indicadores del octavo objetivo del milenio pretende fomentar una alianza mundial para del desarrollo y el crecimiento social.
La redes de interconexión digital han facilitado el desarrollo en muchos ámbitos a nivel mundial. Para países como Francia es normal tener una conexión con 42,45 Megabits, que les permite, entre otras cosas, transitar en el metro acompañado de una aplicación móvil como Metro París que estima el arribo del siguiente tren.
El informe Ookla de la página Netindex (especializada en hacer mediciones de conexión) ubica a Francia como el décimo quinto país en velocidad de ancho de banda, mientras que Venezuela ocupa el lugar 190 de 198 países, con 2,10 Megabits (Mbps).
Luis Carlos Díaz, especialista en comunicación digital y coordinador del área de Comunicación y Redes del Centro Gumilla, en Caracas, asegura que la lentitud del internet produce una experiencia de usuario insatisfactoria y limitada. “A las metas del milenio le basta el número de conectividad y Venezuela puede decir que sí ha cumplido, estamos conectados entre el 55% y el 65% de la población venezolana, eso tiene un impacto propagandístico pero cuando uno va al detalle se da cuenta que sí estamos conectados con la peor velocidad de todo el continente”.
La inversión es la principal carencia
En los últimos siete años, Cantv ha instalado 4.381,86 kilómetros de cables de fibra óptica y tiene pendiente 6.886 kilómetros más de colocación, de acuerdo con datos oficiales. Este cableado permite establecer los nodos o puntos de distribución de la señal de internet residencial y móvil en todo el país.
Para este desarrollo de redes se designaron 2.369.828.984 de bolívares solo en 2014. Este monto representa 1,9% de los 130 millones de dividendos brutos generados por Cantv desde su nacionalización hace ocho años. La cifra fue dada por el presidente de Cantv, Manuel Fernández, el pasado mes de mayo.
La instalación de cableado y satélites es competencia exclusiva de la estatal Cantv. Las empresas privadas están excluidas de una posible inversión en fibra óptica. “Están doblemente amarradas, Cantv no permite la competencia en infraestructura y los proveedores particulares deben esperar la aprobación de divisas para importar”, explica Díaz.
El especialista en redes asegura que para mejorar las conexiones el gobierno nacional tiene que considerar a las telecomunicaciones como una prioridad de inversión. “Es una decisión política que Cantv tenga una conexión tan lenta, los dividendos se están usando para pagar deudas del gobierno y no para mejorar la infraestructura”, manifiesta.
El atraso en la conexión podría dejar al país fuera de los estándares mundiales de navegación
Para Andrés Azpúrua uno de los obstáculos del progreso tecnológico es que la política oficial se enfoca en la cobertura y no en mejorar la calidad. “Las dos cosas son sumamente importantes y tiene que haber políticas serias hacia ambas, actualmente no existe un control sobre los servicios, no se promueve que los proveedores aumenten o mantengan la calidad o las velocidades”.
Aun así, a pesar de priorizar la masificación de internet, no existen suficientes enlaces de fibra óptica para ofrecer un acceso extendido en el interior del país. Según la Memoria y Cuenta 2014 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, de los 20.000 kilómetros ofrecidos en 2011 existen un poco más de 11.000 ya operativos para la conexión.
Solo 11 estados superan 50% de conectividad a internet
Según las cifras del último informe trimestral de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, Conatel, para el primer trimestre del año 2015 existían 16.267.611 usuarios del servicio de internet a nivel nacional, lo que corresponde a una penetración de 61,30% de la población.
Estos números aumentaron abruptamente a partir del tercer trimestre de 2014 cuando Conatel cambió la base de su medición al incluir personas que poseen un teléfono móvil con un plan de acceso a redes de datos y estimar la cifra de población total a partir de los siete años de edad, logrando aumentar el porcentaje de penetración de 44,79% a 59,02% en un trimestre. A partir de allí se ha incrementado en 2% el índice de conexión.
Solo 11 estados superan el 50% de conectividad a internet, según el último informe, y en comparación con los datos del primer trimestre de 2014, los únicos estados que crecieron en conexión fueron: Táchira, Lara, Yaracuy, Zulia, Carabobo, Aragua, Miranda y Distrito Capital. Las demás entidades disminuyeron la penetración web.
Los números de estados como Miranda, con 103% de conectividad, chocan con las cifras de estados rurales mucho menos avanzados como Amazonas, con 19% de penetración, Delta Amacuro, con 29%, o Yaracuy, con 33%. Los expertos asocian estas cifras con la incorporación de las conexiones móviles a las mediciones, impactando solo a las zonas altamente urbanizadas.
En velocidad de ancho de banda Venezuela ocupa el lugar 190 de 198 países
Estas limitaciones en la conectividad se ven acentuadas cuando se toma en cuenta el precio de los dispositivos de conexión. “En el mercado de compra se puede ver como, en este momento, adquirir un celular o un dispositivo electrónico es casi prohibitivo para cualquier familia popular en Venezuela. Los precios superan los sueldos mínimos por mucho”, asegura Díaz.
La banda ancha promedio de Venezuela ronda los 2 Megas por segundo si se trata de proveedores privados, mientras que el servicio de ABA Cantv es de 1,5 Mbps por segundo, según el informe 2015 denominado Estado de Internet del proveedor global Akamai. Este tipo de conexión se refiere al acceso de alta velocidad al internet y Conatel asegura que llega a 3.448.295 suscriptores en toda Venezuela.
Fuera de los estándares de navegación
Anuncios gubernamentales del año 2013 prometieron duplicar la velocidad de la banda ancha, que ya se encontraba en un Mega para este año. A partir de este momento, se ha previsto llegar a una velocidad de 3,4 Mbps con la que solo superaríamos en la región a Bolivia, Paraguay y Cuba.
“En Bogotá, la siguiente capital más cercana a Venezuela, se pueden contratar velocidades de 150 Megas por segundo y aquí Cantv apenas va a llegar a 10 Megas pero eso solo lo recibe el 1% de los usuarios”, refiere Diaz, especialista en comunicación digital.
De acuerdo al ranking Akamai, Venezuela se encuentra en el puesto 134 por su velocidad de navegación máxima de 10,7 Mbps, siendo el último país del continente y el único con una caída en relación al trimestre anterior. En la misma medición, naciones como Chile tienen una conexión pico de 36,7Mbps, ubicándose en el puesto 53 del ranking mundial, seguido en América por Colombia con una velocidad de 28,7Mbps.
Andrés Azpúrua, director de la organización de derechos digitales Venezuela Inteligente, asegura que el atraso en la conexión podría dejar al país fuera de los estándares mundiales de navegación. Actualmente la referencia internacional es de 4Mbps pero en Estados Unidos estudian cambiar el nivel de definición de banda ancha a 10Mbps por segundo, el equivalente a la máxima velocidad que se puede contratar por Inter y Cantv, dependiendo de la disponibilidad de la zona residencial.
“Esta velocidad afecta los hábitos de usos, los requerimientos de las personas han cambiado y cada vez se consumen más datos bien sea por trabajo, entretenimiento o educación”, explica Azpúrua.
Internet-Venezuela-Acceso
Según Conatel existen 16.267.611 usuarios del servicio de internet a nivel nacionalLas posibilidades detrás de una mejor conexión
Los expertos señalan que el nivel de penetración digital en Venezuela es una gran oportunidad desaprovechada. Con más de 60% de conectividad y 9.664 antenas satelitales instaladas desde 2008, las posibilidades de los recursos digitales han aumentado 201,59% con respecto al año 2000, según el informe oficial de los Objetivos del Milenio 2012.
Para el director de Venezuela Inteligente el internet se extiende en todos los aspectos de la vida. “Tanto la educación como las oportunidades de trabajo y los derechos laborales están muy sensiblemente vinculados a la web. Venezuela necesita una buena conexión a internet para poder sacar todo su potencial de desarrollo”, dice Azpúrua.
“Es una decisión política que Cantv tenga una conexión tan lenta”
Sin embargo, desde el 22 de marzo de 2009 el internet fue eliminado de la lista de prioridades de inversión para la nación por el Instructivo Presidencial para la Eliminación del Gasto Suntuario o Superfluo en el sector público nacional, publicado en la Gaceta Oficial Nº 39.146.
A raíz de ello surge el movimiento de Internet Prioritaria de la mano de la Red Académica de Centros de Investigación y Universidades Nacionales. “Nos preocupa suponer que el uso de internet pueda ser considerado una posible actividad superflua para la actividad académica y universitaria”, establecen en su pronunciamiento oficial los 23 expertos firmantes. Esta red pretende optimizar la inversión en el desarrollo y apropiación de las nuevas tecnologías con este proyecto.
Mantener una conexión de datos para aplicaciones más complejas es uno de los retos del desarrollo tecnológico del país a pesar de que el informe Futuro Digital 2015, que se puede consultar en la web de Conatel, reveló que los venezolanos son quienes más tiempo ocupan conectados a internet en América Latina.
“Los niveles de conectividad no se traducen en una experiencia de usuarios satisfactoria”, afirma Díaz. Para este especialista de redes uno de los principales problemas del internet móvil es su consumo en actividades básicas. “Se usan para leer correos o ver redes sociales pero no existe un uso más complejo del internet”.
La alfabetización digital
InfocentrosEn algunas poblaciones, los infocentros significan la única opción de acceso a internet para toda una comunidad
Para impulsar el uso adecuado y mayor aprovechamiento de las tecnologías de información no solo basta un mejor servicio de Internet, también es necesaria la capacitación de la población en destrezas digitales para el beneficio personal y profesional de las herramientas web.
Azpúrua manifiesta que, si bien el gobierno ha realizado una importante labor en esta dirección con la creación de los infocentros, a inicios del año 2000, esta actividad ha quedado estancada. “El estado está en la obligación de facilitar el acceso de la población de la forma más eficientemente posible, esto impacta en la capacidad de respuesta del mismo Estado en cumplir con los objetivos que le debe a los ciudadanos”.
Los infocentros son puntos que permiten la navegación gratuita y actualmente suman 888 locales distribuidos en 293 municipios. En algunos de estos lugares alejados significan la única opción de acceso a internet para toda una comunidad, además de ofrecer una sala para el uso guiado de conexiones en línea.
Según las cifras divulgadas por el Instituto Nacional de Estadística, 1.880.000 personas habían sido alfabetizadas desde el punto de vista tecnológico para 2012, gracias a estos centros. Sin embargo, otras iniciativas privadas como el Centro de Inclusión Digital (alianza entre varias empresas) y el programa Superatec han instruido a 21.000 inscritos en 17 centros de educación técnica digital para el “aprovechamiento laboral de las tecnologías”.
El desempeño académico e intelectual de los jóvenes es otro aspecto cada vez más ligado al uso del internet. “Casi todas las personas que estudian en la universidad utilizan el internet para completar sus conocimientos. Sin acceso a internet no puedes ver videos educativos o clases grabadas en otras universidades”, destaca Azpúrua.
Internet Wifi Público en Venezuela
En las plazas la navegación vía WiFi es sumamente lenta y la conexión se colapsa rápidamente
Plan de conectividad pública
Parte de la infraestructura nacional de acceso a internet ha sido invertida en la colocación de puntos de acceso libre en espacios públicos. El plan de conectividad WiFi público del gobierno nacional se enfoca en liceos, universidades, aldeas universitarias, principales plazas y parques nacionales. De las 5.774 localidades previstas están conectadas 1.479, es decir, 26%.
De estos puntos de servicio WiFi, ni los municipios ni las instituciones que proveen las conexiones dan especificaciones de la capacidad o calidad de la cobertura inalámbrica. “No hay ningún centro con internet libre que signifique una mejor velocidad de conexión para los usuarios. En las plazas la navegación es sumamente lenta, la conexión se colapsa rápidamente y no hay ninguna garantía de seguridad ni privacidad”, señala Luis Carlos Díaz.
Otra de las incertidumbres que dejan los datos publicados por Conatel para este especialista es si se están tomando en cuenta los puntos de acceso a WiFi libre con un número de usuarios límite “para engordar la cifra de conexión” o si se están dejando a un lado.
Fuente:
http://www.larazon.net/2015/08/06/el-internet-no-es-prioridad-de-inversion-para-venezuela/
El Internet no es prioridad de inversión para Venezuela
Mónica Duarte
La velocidad de internet en Venezuela es una de las tres peores del continente, mientras que la inversión nacional se ha enfocado en masificar la conectividad pero no ha logrado ofrecer desarrollo tecnológico en los estados más alejados
Si bien el índice de acceso a Internet y telefonía ha aumentado en Venezuela, sigue siendo insuficiente para superar la brecha tecnológica e impulsar un verdadero desarrollo digital en el país. La falta de inversión para mejorar la velocidad de la conexión y el atraso que genera podría dejar al país fuera de los estándares mundiales de navegación.
“Dar acceso a los beneficios de las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones, en colaboración con el sector privado” fue una de las metas del milenio fijadas en el año 2000 por la Organización de Naciones Unidas. Esta debía ser cumplida para el año 2015.
La incorporación del acceso de las nuevas tecnologías dentro de los indicadores del octavo objetivo del milenio pretende fomentar una alianza mundial para del desarrollo y el crecimiento social.
La redes de interconexión digital han facilitado el desarrollo en muchos ámbitos a nivel mundial. Para países como Francia es normal tener una conexión con 42,45 Megabits, que les permite, entre otras cosas, transitar en el metro acompañado de una aplicación móvil como Metro París que estima el arribo del siguiente tren.
El informe Ookla de la página Netindex (especializada en hacer mediciones de conexión) ubica a Francia como el décimo quinto país en velocidad de ancho de banda, mientras que Venezuela ocupa el lugar 190 de 198 países, con 2,10 Megabits (Mbps).
Luis Carlos Díaz, especialista en comunicación digital y coordinador del área de Comunicación y Redes del Centro Gumilla, en Caracas, asegura que la lentitud del internet produce una experiencia de usuario insatisfactoria y limitada. “A las metas del milenio le basta el número de conectividad y Venezuela puede decir que sí ha cumplido, estamos conectados entre el 55% y el 65% de la población venezolana, eso tiene un impacto propagandístico pero cuando uno va al detalle se da cuenta que sí estamos conectados con la peor velocidad de todo el continente”.
La inversión es la principal carencia
En los últimos siete años, Cantv ha instalado 4.381,86 kilómetros de cables de fibra óptica y tiene pendiente 6.886 kilómetros más de colocación, de acuerdo con datos oficiales. Este cableado permite establecer los nodos o puntos de distribución de la señal de internet residencial y móvil en todo el país.
Para este desarrollo de redes se designaron 2.369.828.984 de bolívares solo en 2014. Este monto representa 1,9% de los 130 millones de dividendos brutos generados por Cantv desde su nacionalización hace ocho años. La cifra fue dada por el presidente de Cantv, Manuel Fernández, el pasado mes de mayo.
La instalación de cableado y satélites es competencia exclusiva de la estatal Cantv. Las empresas privadas están excluidas de una posible inversión en fibra óptica. “Están doblemente amarradas, Cantv no permite la competencia en infraestructura y los proveedores particulares deben esperar la aprobación de divisas para importar”, explica Díaz.
El especialista en redes asegura que para mejorar las conexiones el gobierno nacional tiene que considerar a las telecomunicaciones como una prioridad de inversión. “Es una decisión política que Cantv tenga una conexión tan lenta, los dividendos se están usando para pagar deudas del gobierno y no para mejorar la infraestructura”, manifiesta.
El atraso en la conexión podría dejar al país fuera de los estándares mundiales de navegación
Para Andrés Azpúrua uno de los obstáculos del progreso tecnológico es que la política oficial se enfoca en la cobertura y no en mejorar la calidad. “Las dos cosas son sumamente importantes y tiene que haber políticas serias hacia ambas, actualmente no existe un control sobre los servicios, no se promueve que los proveedores aumenten o mantengan la calidad o las velocidades”.
Aun así, a pesar de priorizar la masificación de internet, no existen suficientes enlaces de fibra óptica para ofrecer un acceso extendido en el interior del país. Según la Memoria y Cuenta 2014 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, de los 20.000 kilómetros ofrecidos en 2011 existen un poco más de 11.000 ya operativos para la conexión.
Solo 11 estados superan 50% de conectividad a internet
Según las cifras del último informe trimestral de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, Conatel, para el primer trimestre del año 2015 existían 16.267.611 usuarios del servicio de internet a nivel nacional, lo que corresponde a una penetración de 61,30% de la población.
Estos números aumentaron abruptamente a partir del tercer trimestre de 2014 cuando Conatel cambió la base de su medición al incluir personas que poseen un teléfono móvil con un plan de acceso a redes de datos y estimar la cifra de población total a partir de los siete años de edad, logrando aumentar el porcentaje de penetración de 44,79% a 59,02% en un trimestre. A partir de allí se ha incrementado en 2% el índice de conexión.
Solo 11 estados superan el 50% de conectividad a internet, según el último informe, y en comparación con los datos del primer trimestre de 2014, los únicos estados que crecieron en conexión fueron: Táchira, Lara, Yaracuy, Zulia, Carabobo, Aragua, Miranda y Distrito Capital. Las demás entidades disminuyeron la penetración web.
Los números de estados como Miranda, con 103% de conectividad, chocan con las cifras de estados rurales mucho menos avanzados como Amazonas, con 19% de penetración, Delta Amacuro, con 29%, o Yaracuy, con 33%. Los expertos asocian estas cifras con la incorporación de las conexiones móviles a las mediciones, impactando solo a las zonas altamente urbanizadas.
En velocidad de ancho de banda Venezuela ocupa el lugar 190 de 198 países
Estas limitaciones en la conectividad se ven acentuadas cuando se toma en cuenta el precio de los dispositivos de conexión. “En el mercado de compra se puede ver como, en este momento, adquirir un celular o un dispositivo electrónico es casi prohibitivo para cualquier familia popular en Venezuela. Los precios superan los sueldos mínimos por mucho”, asegura Díaz.
La banda ancha promedio de Venezuela ronda los 2 Megas por segundo si se trata de proveedores privados, mientras que el servicio de ABA Cantv es de 1,5 Mbps por segundo, según el informe 2015 denominado Estado de Internet del proveedor global Akamai. Este tipo de conexión se refiere al acceso de alta velocidad al internet y Conatel asegura que llega a 3.448.295 suscriptores en toda Venezuela.
Fuera de los estándares de navegación
Anuncios gubernamentales del año 2013 prometieron duplicar la velocidad de la banda ancha, que ya se encontraba en un Mega para este año. A partir de este momento, se ha previsto llegar a una velocidad de 3,4 Mbps con la que solo superaríamos en la región a Bolivia, Paraguay y Cuba.
“En Bogotá, la siguiente capital más cercana a Venezuela, se pueden contratar velocidades de 150 Megas por segundo y aquí Cantv apenas va a llegar a 10 Megas pero eso solo lo recibe el 1% de los usuarios”, refiere Diaz, especialista en comunicación digital.
De acuerdo al ranking Akamai, Venezuela se encuentra en el puesto 134 por su velocidad de navegación máxima de 10,7 Mbps, siendo el último país del continente y el único con una caída en relación al trimestre anterior. En la misma medición, naciones como Chile tienen una conexión pico de 36,7Mbps, ubicándose en el puesto 53 del ranking mundial, seguido en América por Colombia con una velocidad de 28,7Mbps.
Andrés Azpúrua, director de la organización de derechos digitales Venezuela Inteligente, asegura que el atraso en la conexión podría dejar al país fuera de los estándares mundiales de navegación. Actualmente la referencia internacional es de 4Mbps pero en Estados Unidos estudian cambiar el nivel de definición de banda ancha a 10Mbps por segundo, el equivalente a la máxima velocidad que se puede contratar por Inter y Cantv, dependiendo de la disponibilidad de la zona residencial.
“Esta velocidad afecta los hábitos de usos, los requerimientos de las personas han cambiado y cada vez se consumen más datos bien sea por trabajo, entretenimiento o educación”, explica Azpúrua.
Internet-Venezuela-Acceso
Según Conatel existen 16.267.611 usuarios del servicio de internet a nivel nacionalLas posibilidades detrás de una mejor conexión
Los expertos señalan que el nivel de penetración digital en Venezuela es una gran oportunidad desaprovechada. Con más de 60% de conectividad y 9.664 antenas satelitales instaladas desde 2008, las posibilidades de los recursos digitales han aumentado 201,59% con respecto al año 2000, según el informe oficial de los Objetivos del Milenio 2012.
Para el director de Venezuela Inteligente el internet se extiende en todos los aspectos de la vida. “Tanto la educación como las oportunidades de trabajo y los derechos laborales están muy sensiblemente vinculados a la web. Venezuela necesita una buena conexión a internet para poder sacar todo su potencial de desarrollo”, dice Azpúrua.
“Es una decisión política que Cantv tenga una conexión tan lenta”
Sin embargo, desde el 22 de marzo de 2009 el internet fue eliminado de la lista de prioridades de inversión para la nación por el Instructivo Presidencial para la Eliminación del Gasto Suntuario o Superfluo en el sector público nacional, publicado en la Gaceta Oficial Nº 39.146.
A raíz de ello surge el movimiento de Internet Prioritaria de la mano de la Red Académica de Centros de Investigación y Universidades Nacionales. “Nos preocupa suponer que el uso de internet pueda ser considerado una posible actividad superflua para la actividad académica y universitaria”, establecen en su pronunciamiento oficial los 23 expertos firmantes. Esta red pretende optimizar la inversión en el desarrollo y apropiación de las nuevas tecnologías con este proyecto.
Mantener una conexión de datos para aplicaciones más complejas es uno de los retos del desarrollo tecnológico del país a pesar de que el informe Futuro Digital 2015, que se puede consultar en la web de Conatel, reveló que los venezolanos son quienes más tiempo ocupan conectados a internet en América Latina.
“Los niveles de conectividad no se traducen en una experiencia de usuarios satisfactoria”, afirma Díaz. Para este especialista de redes uno de los principales problemas del internet móvil es su consumo en actividades básicas. “Se usan para leer correos o ver redes sociales pero no existe un uso más complejo del internet”.
La alfabetización digital
InfocentrosEn algunas poblaciones, los infocentros significan la única opción de acceso a internet para toda una comunidad
Para impulsar el uso adecuado y mayor aprovechamiento de las tecnologías de información no solo basta un mejor servicio de Internet, también es necesaria la capacitación de la población en destrezas digitales para el beneficio personal y profesional de las herramientas web.
Azpúrua manifiesta que, si bien el gobierno ha realizado una importante labor en esta dirección con la creación de los infocentros, a inicios del año 2000, esta actividad ha quedado estancada. “El estado está en la obligación de facilitar el acceso de la población de la forma más eficientemente posible, esto impacta en la capacidad de respuesta del mismo Estado en cumplir con los objetivos que le debe a los ciudadanos”.
Los infocentros son puntos que permiten la navegación gratuita y actualmente suman 888 locales distribuidos en 293 municipios. En algunos de estos lugares alejados significan la única opción de acceso a internet para toda una comunidad, además de ofrecer una sala para el uso guiado de conexiones en línea.
Según las cifras divulgadas por el Instituto Nacional de Estadística, 1.880.000 personas habían sido alfabetizadas desde el punto de vista tecnológico para 2012, gracias a estos centros. Sin embargo, otras iniciativas privadas como el Centro de Inclusión Digital (alianza entre varias empresas) y el programa Superatec han instruido a 21.000 inscritos en 17 centros de educación técnica digital para el “aprovechamiento laboral de las tecnologías”.
El desempeño académico e intelectual de los jóvenes es otro aspecto cada vez más ligado al uso del internet. “Casi todas las personas que estudian en la universidad utilizan el internet para completar sus conocimientos. Sin acceso a internet no puedes ver videos educativos o clases grabadas en otras universidades”, destaca Azpúrua.
Internet Wifi Público en Venezuela
En las plazas la navegación vía WiFi es sumamente lenta y la conexión se colapsa rápidamente
Plan de conectividad pública
Parte de la infraestructura nacional de acceso a internet ha sido invertida en la colocación de puntos de acceso libre en espacios públicos. El plan de conectividad WiFi público del gobierno nacional se enfoca en liceos, universidades, aldeas universitarias, principales plazas y parques nacionales. De las 5.774 localidades previstas están conectadas 1.479, es decir, 26%.
De estos puntos de servicio WiFi, ni los municipios ni las instituciones que proveen las conexiones dan especificaciones de la capacidad o calidad de la cobertura inalámbrica. “No hay ningún centro con internet libre que signifique una mejor velocidad de conexión para los usuarios. En las plazas la navegación es sumamente lenta, la conexión se colapsa rápidamente y no hay ninguna garantía de seguridad ni privacidad”, señala Luis Carlos Díaz.
Otra de las incertidumbres que dejan los datos publicados por Conatel para este especialista es si se están tomando en cuenta los puntos de acceso a WiFi libre con un número de usuarios límite “para engordar la cifra de conexión” o si se están dejando a un lado.
Fuente:
http://www.larazon.net/2015/08/06/el-internet-no-es-prioridad-de-inversion-para-venezuela/
sábado, 16 de agosto de 2014
CONVERSIÓN Y RESISTENCIA
EL PAÍS, Madrid, 16 de agosto de 2014
LA CUARTA PÁGINA
El reciclaje de las viejas jerarquías
La fe en la potencia democratizadora de Internet parece hoy bastante más frágil que hace diez años. La llamada “cultura digital” busca simplificar y allanar cualquier problema y al final reduce el espíritu crítico
Ernesto Hernández Busto
Una reseña de Tim Wu en el New York Times dominical llamaba hace poco la atención sobre The People’s Platform, libro de la cineasta canadiense Astra Taylor, a quien los devotos de la filosofía recordamos por sus documentales Zizek! y Examined Life(2008), en el que cinco pensadores contemporáneos residentes en Estados Unidos analizan los retos de la ética aplicada.
Esta vez Taylor ha puesto en la mira el cambio cultural y económico asociado al auge de Internet y su promoción de la free culture. La fe en la potencia democratizadora de los nuevos medios, en una arena virtual donde todos los actores podrían participar en igualdad de condiciones, parece hoy bastante más frágil que hace diez años, y este ensayo es buen ejemplo de esa creciente sospecha. La autora quiere mostrar cómo tras las medias verdades del tecno-utopismo se oculta el reciclaje de viejas jerarquías: en Internet —asegura— están presentes las mismas desigualdades del mundo real, disfrazadas bajo un entramado de “sistemas abiertos”.
“Para entender por qué no se han cumplido las predicciones más idealistas acerca de cómo Internet transformaría la producción y distribución cultural, invirtiendo el equilibrio de poder en el proceso, necesitamos una mirada crítica del estado actual de nuestro sistema mediático. En cambio, celebramos una prometedora visión de lo que nuestras nuevas herramientas en red teóricamente hacen posible o los cambios que éstas hipotéticamente desatan”. Así de rotunda se muestra Taylor a la hora de explicarnos estos supuestos cambios de paradigma cultural y cómo fomentan un modelo de pan para hoy y hambre para mañana: crear instituciones y pagar por el talento han terminado siendo características de un ancien régime cultural desplazado por “nuevos modelos”. Lo que no siempre se hace visible —al menos no en la proporción necesaria— es el gigantesco beneficio de unas pocas compañías, dedicadas a rentabilizar la pulsión exhibicionista mientras hacen creer a los creadores que su implicación en “procesos no jerárquicos” y el esfuerzo por convertirse en gestores de su propia marca son grandes logros democráticos del nuevo sistema de promoción. (El extendido uso del término “contenido” para designar cualquier escritura en formato digital bastaría como ejemplo de tan burdo impulso nivelador).
Las ganancias del nuevo proceso de difusión las recolectan los porteros de las cancelas virtuales
Sin duda, Internet facilita y abarata la distribución (y la copia) del trabajo cultural, en cualquier soporte. Elimina antiguas barreras e intermediarios. Y reduce, en efecto, los costes de la cultura. Pero, en última instancia, ese abaratamiento acaba por reducir las opciones financieras de los creadores no populistas a dos o tres variantes del muy antiguo mecenazgo. Las verdaderas ganancias del nuevo proceso de difusión las recolectan los nuevos gatekeepers, los porteros de esas cancelas virtuales al Mundo Feliz de la transparencia.
A pesar de las limitaciones de una visión tan radical, y el descuido de otras aportaciones que —como bien señala Wu—, Taylor pasa por alto, The People’s Platform es un buen ejemplo del descontento de cierta elite que en muchos países desarrollados prefiere tomar distancia del gregarismo digital. Aunque incluso en análisis tan drásticos como el suyo, tenemos la impresión de que las preguntas se quedan en la superficie; conciernen más a los síntomas que al epicentro de la decadencia intelectual que se busca enjuiciar: la degradación consentida del ánimo crítico que antaño definió al estamento intelectual.
Más que la continuidad disfrazada bajo las apariencias del Nuevo Orden, o la irresuelta compatibilidad de arte y comercio tras las promesas de democracia online, lo realmente preocupante debería ser la indiferencia con que un cambio de legitimidad ha tenido lugar ante nuestros ojos. Que el nuevo modelo de éxito cultural, a todos los niveles, se asocie a cierto “estatus viral” es sólo una consecuencia más de la reducción del espíritu crítico al consenso de followers, likers y opinadores de obviedades. Es en la soberbia intelectual de las últimas dos décadas donde hay que buscar las causas de esa rendición ante la Red y sus parámetros de triunfo, inseparables de una abigarrada pedacería sentimental y del buenismo monocorde que domina el pensamiento del mundo adolescente.
Allí donde una modernidad crítica aún podía dialogar con sus propios vértigos desde la caricaturesca figura del intelectual como rebelde perpetuo, la Nueva Era instituye la sustitución del lado negativo de toda dialéctica por una ilusoria exigencia de transparencia y participación. Para que algo llegue a ser transparente, advierte el filósofo Byung-Chul Han, debe primero alisarse, allanarse, reducirse a cierta operatividad. Lo cual implica, por supuesto, despojarlo de su carácter singular. El triunfo arrollador del paradigma de los nuevos medios digitales y su pretendido espíritu libertario es parte de ese desmontaje de lo negativo, de un rampante don't be evil convertido en rasero universal.
Se acepta, de manera ingenua, que más información equivale a
mejores decisiones
En demasiadas zonas de esa suma de plataformas llamada “cultura digital” se busca simplificar, allanar, exonerarnos de cualquier posible malentendido o dramatismo; se avasalla la impermeabilidad radical de lo humano, la necesidad de un resquicio solo para sí, de esas “esferas en las que el alma pueda estar en sí misma sin la mirada del otro” (Han). Y todos estos procesos ocurren dentro de una suerte de cornucopia digital, de confianza ciega en la sobreabundancia de “contenidos” y la subsiguiente sacralización de los datos. Big Data es uno de los nombres de ese popular equívoco. Dentro del acomodo rentabilizado por un auge sin precedentes de la publicidad, se acepta, de manera demasiado ingenua, que más información equivale siempre a mejores decisiones.
Del absoluto simplismo de este pensamiento que consagra el exceso de información sólo me interesa ahora apuntar un efecto colateral: en esa sobreabundancia se sacrifica a veces el lugar de la intuición, que es justo aquello que va más allá de la información disponible, que opera sin esclavizarse al Dato.
La propuesta de un movimiento hacia una “cultura sostenible”, así como otros recientes gestos libertarios que cuestionan el entramado digital, no pasan de ser intentos de reciclar las viejas utopías sociales que nutrían a una Izquierda erosionada. Pero todas estas reacciones nos alertan de que los ideales de transparencia y participación no son suficientes si se quiere construir una cultura más duradera y provechosa.
En Examined Life, el documental que Astra Taylor dirigió en el 2008, hay una escena que ilustra una forma de resistencia ante la conversión de la cultura en plataforma colectiva. La realizadora entrevista a Cornel West (“un jazzista en el mundo de las ideas”) dentro de un taxi que recorre Manhattan. Desde ese extraño púlpito en movimiento, el profesor habla con elocuencia sobre la búsqueda de la verdad como forma de vida y no como un conjunto de proposiciones que se adecuan a alguna Verdad con mayúsculas. El verdadero filósofo busca un conocimiento capaz de permitir, como pedía Adorno, “que el sufrimiento hable”. Seguir el imperativo socrático que da título al documental (Una vida sin examen no merece ser vivida) significa buscar una Verdad que lleva en sí misma su negatividad: no hay que saberlo todo, lo que importa es seguir el tortuoso camino del pensar con la disposición que define una frase de Yeats: “Hace falta más valor para examinar las esquinas oscuras de la propia alma que el de un soldado en un campo de batalla”.
Nada más lejano de ese coraje que la aceptación de una Verdad digital identificada con la transparencia, la inmanencia o la hipervisibilidad. Y nada tan ilusorio.
(*) Ernesto Hernández Busto es ensayista (premio Casa de América 2004). Desde 2006 edita el blog PenultimosDias.com. Su próximo libro: La ruta natural (Vaso Roto, 2015).
Ilustración: Enrique Flores.
LA CUARTA PÁGINA
El reciclaje de las viejas jerarquías
La fe en la potencia democratizadora de Internet parece hoy bastante más frágil que hace diez años. La llamada “cultura digital” busca simplificar y allanar cualquier problema y al final reduce el espíritu crítico
Ernesto Hernández Busto
Una reseña de Tim Wu en el New York Times dominical llamaba hace poco la atención sobre The People’s Platform, libro de la cineasta canadiense Astra Taylor, a quien los devotos de la filosofía recordamos por sus documentales Zizek! y Examined Life(2008), en el que cinco pensadores contemporáneos residentes en Estados Unidos analizan los retos de la ética aplicada.
Esta vez Taylor ha puesto en la mira el cambio cultural y económico asociado al auge de Internet y su promoción de la free culture. La fe en la potencia democratizadora de los nuevos medios, en una arena virtual donde todos los actores podrían participar en igualdad de condiciones, parece hoy bastante más frágil que hace diez años, y este ensayo es buen ejemplo de esa creciente sospecha. La autora quiere mostrar cómo tras las medias verdades del tecno-utopismo se oculta el reciclaje de viejas jerarquías: en Internet —asegura— están presentes las mismas desigualdades del mundo real, disfrazadas bajo un entramado de “sistemas abiertos”.
“Para entender por qué no se han cumplido las predicciones más idealistas acerca de cómo Internet transformaría la producción y distribución cultural, invirtiendo el equilibrio de poder en el proceso, necesitamos una mirada crítica del estado actual de nuestro sistema mediático. En cambio, celebramos una prometedora visión de lo que nuestras nuevas herramientas en red teóricamente hacen posible o los cambios que éstas hipotéticamente desatan”. Así de rotunda se muestra Taylor a la hora de explicarnos estos supuestos cambios de paradigma cultural y cómo fomentan un modelo de pan para hoy y hambre para mañana: crear instituciones y pagar por el talento han terminado siendo características de un ancien régime cultural desplazado por “nuevos modelos”. Lo que no siempre se hace visible —al menos no en la proporción necesaria— es el gigantesco beneficio de unas pocas compañías, dedicadas a rentabilizar la pulsión exhibicionista mientras hacen creer a los creadores que su implicación en “procesos no jerárquicos” y el esfuerzo por convertirse en gestores de su propia marca son grandes logros democráticos del nuevo sistema de promoción. (El extendido uso del término “contenido” para designar cualquier escritura en formato digital bastaría como ejemplo de tan burdo impulso nivelador).
Las ganancias del nuevo proceso de difusión las recolectan los porteros de las cancelas virtuales
Sin duda, Internet facilita y abarata la distribución (y la copia) del trabajo cultural, en cualquier soporte. Elimina antiguas barreras e intermediarios. Y reduce, en efecto, los costes de la cultura. Pero, en última instancia, ese abaratamiento acaba por reducir las opciones financieras de los creadores no populistas a dos o tres variantes del muy antiguo mecenazgo. Las verdaderas ganancias del nuevo proceso de difusión las recolectan los nuevos gatekeepers, los porteros de esas cancelas virtuales al Mundo Feliz de la transparencia.
A pesar de las limitaciones de una visión tan radical, y el descuido de otras aportaciones que —como bien señala Wu—, Taylor pasa por alto, The People’s Platform es un buen ejemplo del descontento de cierta elite que en muchos países desarrollados prefiere tomar distancia del gregarismo digital. Aunque incluso en análisis tan drásticos como el suyo, tenemos la impresión de que las preguntas se quedan en la superficie; conciernen más a los síntomas que al epicentro de la decadencia intelectual que se busca enjuiciar: la degradación consentida del ánimo crítico que antaño definió al estamento intelectual.
Más que la continuidad disfrazada bajo las apariencias del Nuevo Orden, o la irresuelta compatibilidad de arte y comercio tras las promesas de democracia online, lo realmente preocupante debería ser la indiferencia con que un cambio de legitimidad ha tenido lugar ante nuestros ojos. Que el nuevo modelo de éxito cultural, a todos los niveles, se asocie a cierto “estatus viral” es sólo una consecuencia más de la reducción del espíritu crítico al consenso de followers, likers y opinadores de obviedades. Es en la soberbia intelectual de las últimas dos décadas donde hay que buscar las causas de esa rendición ante la Red y sus parámetros de triunfo, inseparables de una abigarrada pedacería sentimental y del buenismo monocorde que domina el pensamiento del mundo adolescente.
Allí donde una modernidad crítica aún podía dialogar con sus propios vértigos desde la caricaturesca figura del intelectual como rebelde perpetuo, la Nueva Era instituye la sustitución del lado negativo de toda dialéctica por una ilusoria exigencia de transparencia y participación. Para que algo llegue a ser transparente, advierte el filósofo Byung-Chul Han, debe primero alisarse, allanarse, reducirse a cierta operatividad. Lo cual implica, por supuesto, despojarlo de su carácter singular. El triunfo arrollador del paradigma de los nuevos medios digitales y su pretendido espíritu libertario es parte de ese desmontaje de lo negativo, de un rampante don't be evil convertido en rasero universal.
Se acepta, de manera ingenua, que más información equivale a
mejores decisiones
En demasiadas zonas de esa suma de plataformas llamada “cultura digital” se busca simplificar, allanar, exonerarnos de cualquier posible malentendido o dramatismo; se avasalla la impermeabilidad radical de lo humano, la necesidad de un resquicio solo para sí, de esas “esferas en las que el alma pueda estar en sí misma sin la mirada del otro” (Han). Y todos estos procesos ocurren dentro de una suerte de cornucopia digital, de confianza ciega en la sobreabundancia de “contenidos” y la subsiguiente sacralización de los datos. Big Data es uno de los nombres de ese popular equívoco. Dentro del acomodo rentabilizado por un auge sin precedentes de la publicidad, se acepta, de manera demasiado ingenua, que más información equivale siempre a mejores decisiones.
Del absoluto simplismo de este pensamiento que consagra el exceso de información sólo me interesa ahora apuntar un efecto colateral: en esa sobreabundancia se sacrifica a veces el lugar de la intuición, que es justo aquello que va más allá de la información disponible, que opera sin esclavizarse al Dato.
La propuesta de un movimiento hacia una “cultura sostenible”, así como otros recientes gestos libertarios que cuestionan el entramado digital, no pasan de ser intentos de reciclar las viejas utopías sociales que nutrían a una Izquierda erosionada. Pero todas estas reacciones nos alertan de que los ideales de transparencia y participación no son suficientes si se quiere construir una cultura más duradera y provechosa.
En Examined Life, el documental que Astra Taylor dirigió en el 2008, hay una escena que ilustra una forma de resistencia ante la conversión de la cultura en plataforma colectiva. La realizadora entrevista a Cornel West (“un jazzista en el mundo de las ideas”) dentro de un taxi que recorre Manhattan. Desde ese extraño púlpito en movimiento, el profesor habla con elocuencia sobre la búsqueda de la verdad como forma de vida y no como un conjunto de proposiciones que se adecuan a alguna Verdad con mayúsculas. El verdadero filósofo busca un conocimiento capaz de permitir, como pedía Adorno, “que el sufrimiento hable”. Seguir el imperativo socrático que da título al documental (Una vida sin examen no merece ser vivida) significa buscar una Verdad que lleva en sí misma su negatividad: no hay que saberlo todo, lo que importa es seguir el tortuoso camino del pensar con la disposición que define una frase de Yeats: “Hace falta más valor para examinar las esquinas oscuras de la propia alma que el de un soldado en un campo de batalla”.
Nada más lejano de ese coraje que la aceptación de una Verdad digital identificada con la transparencia, la inmanencia o la hipervisibilidad. Y nada tan ilusorio.
(*) Ernesto Hernández Busto es ensayista (premio Casa de América 2004). Desde 2006 edita el blog PenultimosDias.com. Su próximo libro: La ruta natural (Vaso Roto, 2015).
Ilustración: Enrique Flores.
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Tim Wu
viernes, 11 de julio de 2014
IUS-VULNERABILIDADES

LA CUARTA PÁGINA
Google y el derecho a saber
El gigante de Internet asegura haber encontrado la solución a una presunta colisión de derechos en la información que circula por la Red. Pero en la ecuación entra también el interés comercial
Evgeny Morozov
Al quejarse de la reciente decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre el llamado derecho a olvidar, Eric Schmidt, de Google, ha invocado una intrigante defensa legal para justificar las agresivas prácticas de negocio de su empresa: el derecho a saber. El tribunal quiere que Google permita a los usuarios que indiquen aquellos resultados de búsqueda de sus nombres que sean “inadecuados, irrelevantes o que ya no son relevantes”, de manera que puedan ser eliminados de los índices de búsqueda. Argumentando que la medida implica “una colisión entre el derecho a ser olvidado y el derecho a saber”, Schmidt quiere que creamos que el tribunal ha cometido un error, mientras que los sabiondos cerebritosde Google han acertado al primer intento con el equilibrio adecuado.
Pero ¿qué es ese derecho a saber del que habla? ¿Quién tiene derecho a él y quién no? Pensemos en cualquier otro negocio que no puede permitirse el lujo de utilizar nuestro encaprichamiento colectivo con la tecnología digital como un escudo contra la regulación. ¿Qué compañía no querría saber más sobre potenciales clientes y empleados? Los bancos y las compañías de seguros estarían encantados de saberlo todo sobre nosotros: cuanto más supieran, mejor para su negocio.
Por ejemplo, saber que por la mañana bebes café y no jugo de repollo seguramente mejoraría su capacidad de predecir si puedes sufrir un ataque al corazón en los próximos cinco años, una información sumamente relevante para decidir concederte un préstamo o un seguro y en qué condiciones. Uno no tiene que esforzarse mucho para descubrir lo que bebemos en el desayuno; esa información por lo general ya está disponible en Facebook y en Instagram. Y han surgido muchas compañías avispadas para poder hacer de esa información algo sumamente factible. Como señala Douglas Merrill, el antiguo director de la oficina de información de Google y fundador de ZestFinance, una startup que controla más de 80.000 datos para valorar tu idoneidad para concederte un crédito: “Todos los datos son datos de crédito”.
Desde el punto de vista de las instituciones financieras eso es indudablemente cierto. Pero un mundo en el que todos los datos son datos de crédito es también un mundo en el que cada decisión que tomemos estará enturbiada por la paranoia y la preocupación de cómo afectará eso a nuestra solvencia crediticia: solo a los bancos y a las agencias de espionaje les gustaría vivir en ese mundo. Y ambos, ciertamente, no tienen nada que se parezca al derecho a saber, si por tal derecho entendemos un acceso sin condiciones ni restricciones a cualquier información de la que sean capaces de apropiarse. De otro modo, ZestFinance estaría utilizando 800.000 datos, no 80.000. Esa es la razón por la que algunos países se esfuerzan por impedir que sus instituciones de crédito incorporen datos de las redes sociales a sus tomas de decisiones. Pero tales esfuerzos solamente tienen éxito cuando el propio proceso de toma de decisiones está sometido a un estricto control. ¿Cómo se hace cumplir una ley que prohíbe a los empleadores curiosear cómo intervienen en las redes sociales sus potenciales empleados? Al fin y al cabo, uno puede hacerlo fuera de las horas de trabajo y simular que la decisión de no contratar a un candidato se debió a algún otro factor puramente subjetivo.
“Todos los datos personales son datos de crédito” dice un antiguo director de la empresa
“Un derecho a ser olvidado” es un paso hacia el logro del objetivo pretendido mediante tales regulaciones, pero esta vez, en lugar de esperar que esas instituciones no abusen de la información on line, lo que se hace es permitir que los ciudadanos puedan tomar medidas por su cuenta. Dejar que los ciudadanos eliminen —tal vez temporalmente— de los índices de búsqueda aspectos problemáticos de su actual y anterior estilo de vida es lo menos que podemos hacer. Sin embargo, si no nos parece alarmante imponer barreras al hambre de datos de bancos y compañías de seguros, ¿por qué deberíamos hacer una excepción con los motores de búsqueda? El modelo de Google no es tan diferente: recopila tanta información como le es posible, la organiza del modo más útil (y por lo tanto rentable) y hace dinero con ella.
Por supuesto, son los usuarios normales y corrientes —usted y yo— los que vamos a obtener las ventajas de los esfuerzos en favor de esa organización del conocimiento, así que, como es de esperar, hay más gente que simpatiza con Google que con, digamos, los bancos. ¿Pero hay una buena razón para creer que un modelo de organización del conocimiento que favorece los intereses comerciales de Google es también el que favorece el interés público? Por supuesto que no: si Google funciona del modo en que lo hace no es porque no sea posible otro motor de búsqueda, sino porque hemos fracasado en dar con una visión más humana, más tolerante e indulgente de organizar nuestro conocimiento colectivo. Lo que no quiere decir que esa visión no exista, solo que Google ha hecho todo lo posible por convencernos de que la suya es la única disponible.
Puesto que Google está en el negocio de la información, cualquier esfuerzo por regularlo es inevitablemente descrito como censura, como lo revela la observación de Schmidt sobre el derecho a saber. Pero, desde luego, en el suyo la información no queda eliminada por completo —uno puede seguir encontrándola, aunque a coste más alto—, simplemente se hace menos visible.
El lema de The Circle —la compañía que protagoniza la distópica novela del mismo nombre de Dave Egger sobre un gigante tecnológico con un inquietante parecido con Google— es: “Los secretos son mentiras. Querer es compartir. La intimidad es robo”. Bien, a esas tres frases podemos añadir ahora una cuarta: regulación es censura. Si una compañía como ZestFinance —la que cree que “todos los datos son datos de crédito”— recurriera a semejante truco retórico, seguro que nos partiríamos de risa. Sin embargo, cuando lo hace Google, sus palabras se tratan con el tipo de seriedad que se concede a sabios y filósofos, no a las corporaciones codiciosas.
Que la compañía cumpla con lo que digan los tribunales no es bastante, importa el cómo
Schmidt no dice nada sobre ello, pero Google viola el derecho a saber todo el tiempo. Por ejemplo, ya elimina resultados de búsqueda de sus índices cuando lo solicitan diversos proveedores de contenidos —editoriales, estudios de cine, compañías discográficas— que tienen su propia vía legal para exigir que se supriman de Google los vínculos con material protegido por copyright. Así que la cómoda defensa de que el tribunal de Luxemburgo está solicitando una cosa que es técnicamente imposible no se sostiene: Google ya hace algo que se parece mucho a eso.
Pero si esa avenida está abierta para los propietarios de un copyright —empresas, en su mayoría—, ¿por qué no habría de abrirse esa misma avenida a los ciudadanos cuyas demandas no son menos legítimas que las de los que poseen ese copyright? ¿Y por qué no está preocupado Schmidt con el derecho a saber de estos últimos? ¿Acaso es porque la industria de los contenidos está mucho mejor organizada —cuenta con grupos de presión tan poderosos como los de Google— que los ciudadanos normales y corrientes?
Que Google esté cumpliendo con lo dictaminado por el tribunal no es bastante; lo que importa es cómo lo haga. Cada vez que Google elimina vínculos con películas o libros pirateados, habitualmente coloca un aviso legal a pie de página, informando a los usuarios de cuántos vínculos se eliminaron y por qué. Resulta tentador pensar que un sistema de avisos similar pueda funcionar con el derecho a olvidar, pero, a decir verdad, puede conducir a un desastre mucho peor que la situación actual.
¿De verdad contrataría usted a alguien cuya página de búsqueda indicase que ciertos vínculos desagradables y perjudiciales para su reputación —los únicos que no puede comprobar— se han eliminado de ella? Saber que alguien es un depravado sin saber en qué consiste exactamente su depravación es a menudo peor que el conocimiento preciso de qué es lo que haya hecho: nuestra imaginación puede ser mucho más salvaje que la realidad misma. En este caso, un sistema de avisos haría más mal que bien. El derecho a saber hasta qué punto el interés comercial de Google conforma su práctica retórica y técnica: ese sería, realmente, un derecho a saber que merecería la pena promover.
(*) Evgeny Morozov es profesor visitante en la Universidad de Stanford y profesor en la New America Foundation.
Traducción de Juan Ramón Azaola.
Ilustración: Eulogia Merle.
sábado, 5 de abril de 2014
VIEJAS RUTAS
EL NACIONAL, Caracas, 5 de abril de ¿1998?
Zozobras en la red
Jacqueline Goldberg
En un auténtico desvarío navegador me topé con la página personal de Luis Rada (http://www.geocities.com/Athens/9505/), cuya descripción menciona las palabras Literatura y Venezuela. Más rápida que inmediatamente hice click sobre aquel desconocido compatriota perdido en las sabias turbulencias de la web. Sin perder un segundo la fascinación -después de tanta queja ante la ausencia de literatura criolla en el medio- entendí que se trataba de una página con 213 enlaces hacia interesantes y útiles sitios de literatura, creada por un contador público venezolano de 28 años, trabajador de Petróleos de Venezuela.
Luis Rada anda acariciando libros desde los once años, aunque su vocación es numérica y actualmente realiza una especialización en Instituciones Financieras en la UCAB. Desde la primera línea del cómodo recodo cibernético, advierte que su autor preferido es Franz Kafka, a quien homenajea sin aspavientos. Hace poco más de un año -por asuntos de estricto interés laboral- Rada cayó en los brazos de la red y se propuso materializar la obsesión de tener su propia página para contribuir a la utópica difusión de la literatura. Así, desde noviembre de 1996 este solitario recaudador de asombros, alimenta un sitio desde donde puede accesarse a las principales estancias de Julio Cortázar, Julio Verne, Marcel Proust, James Joyce, Pablo Neruda, Gustavo Becker y a dos espacios escritos por él mismo sobre Andrés Bello y Rómulo Gallegos.
Una sección a la que Rada ha prestado especial atención -tanta que tiene su propia dirección -es la dedicada a un amplio menú de links . Desde allí (http://members.tripod.com/-luisidwin/literatu.htm) aparecen por arte de magia -y del personalísimo gusto del diseñador- 21 páginas de autores de América Latina, 49 de literatura anglosajona, 21 sobre poesía, 14 de teatro y 40 de narrativa mundial. En este mismo índice se advierte un listado con 68 páginas sobre editoriales, revistas, subíndices de la web, géneros literarios y textos en línea.
Sin duda un misterioso e imprescindible hallazgo made in Caracas.
Breve nota LB: Traspapelamos el año de publicación.
Zozobras en la red
Jacqueline Goldberg
En un auténtico desvarío navegador me topé con la página personal de Luis Rada (http://www.geocities.com/Athens/9505/), cuya descripción menciona las palabras Literatura y Venezuela. Más rápida que inmediatamente hice click sobre aquel desconocido compatriota perdido en las sabias turbulencias de la web. Sin perder un segundo la fascinación -después de tanta queja ante la ausencia de literatura criolla en el medio- entendí que se trataba de una página con 213 enlaces hacia interesantes y útiles sitios de literatura, creada por un contador público venezolano de 28 años, trabajador de Petróleos de Venezuela.
Luis Rada anda acariciando libros desde los once años, aunque su vocación es numérica y actualmente realiza una especialización en Instituciones Financieras en la UCAB. Desde la primera línea del cómodo recodo cibernético, advierte que su autor preferido es Franz Kafka, a quien homenajea sin aspavientos. Hace poco más de un año -por asuntos de estricto interés laboral- Rada cayó en los brazos de la red y se propuso materializar la obsesión de tener su propia página para contribuir a la utópica difusión de la literatura. Así, desde noviembre de 1996 este solitario recaudador de asombros, alimenta un sitio desde donde puede accesarse a las principales estancias de Julio Cortázar, Julio Verne, Marcel Proust, James Joyce, Pablo Neruda, Gustavo Becker y a dos espacios escritos por él mismo sobre Andrés Bello y Rómulo Gallegos.
Una sección a la que Rada ha prestado especial atención -tanta que tiene su propia dirección -es la dedicada a un amplio menú de links . Desde allí (http://members.tripod.com/-luisidwin/literatu.htm) aparecen por arte de magia -y del personalísimo gusto del diseñador- 21 páginas de autores de América Latina, 49 de literatura anglosajona, 21 sobre poesía, 14 de teatro y 40 de narrativa mundial. En este mismo índice se advierte un listado con 68 páginas sobre editoriales, revistas, subíndices de la web, géneros literarios y textos en línea.
Sin duda un misterioso e imprescindible hallazgo made in Caracas.
Breve nota LB: Traspapelamos el año de publicación.
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ORFANDAD
Octavio Paz celebrado pero sin libros digitales
miércoles 02 de abril de 2014
Cerca de 677 mil resultados arroja en Google la búsqueda del nombre de Octavio Paz, el más importante poeta mexicano del siglo XX; ante la solicitud de Premio Nobel de Literatura 1990 los resultados son cercanos a los 267 mil, y al buscar El laberinto de la soledad los datos superan el millón 650 mil resultados. Ese ensayo publicado en 1950 es sin duda la obra más conocida y leída del escritor que es objeto de un homenaje en México y en algunos otros países por el centenario de su nacimiento.
Aunque publicado en 1950, la verdadera historia de El laberinto de la soledad comenzó a gestarse en 1959 cuando apareció la segunda edición, que es su libro más vendido y leído pues forma parte del canon de la literatura mexicana y es lectura obligada en las escuelas de educación media superior y superior.
Sin embargo, ni siquiera ese long seller mexicano se vende en Amazon. Al pedir las obras de Paz en esa comercializadora de libros aparecen 38 obras, pero son estudios sobre la obra del poeta, pero no hay ninguno de sus libros en español, sólo tres traducciones al francés.
Del Premio Nobel de Literatura 1990 tampoco existe una página oficial actualizada; ninguna institución cultural mexicana ha creado una página web que dé cuenta de la vida, obra y estudios sobre Paz; solamente existe una página que administraba la Fundación Octavio Paz —ya desaparecida— con nada más que una biografía. La página más atractiva pero muy básica la administra el Instituto Cervantes.
Sin embargo, Paz es uno de los autores emblemas del Fondo de Cultura Económica (FCE), la editorial que tiene sus Obras Completas en 15 tomos y han comenzando a reeditarlas en un formato más accesible, de ocho tomos. Las obras actuales tienen tomos con hasta seis reimpresiones, algunas hechas en los últimos dos o tres años, y se distribuyen en toda Hispanoamérica.
http://panorama.com.ve/portal/app/push/noticia106720.php
miércoles 02 de abril de 2014
Cerca de 677 mil resultados arroja en Google la búsqueda del nombre de Octavio Paz, el más importante poeta mexicano del siglo XX; ante la solicitud de Premio Nobel de Literatura 1990 los resultados son cercanos a los 267 mil, y al buscar El laberinto de la soledad los datos superan el millón 650 mil resultados. Ese ensayo publicado en 1950 es sin duda la obra más conocida y leída del escritor que es objeto de un homenaje en México y en algunos otros países por el centenario de su nacimiento.
Aunque publicado en 1950, la verdadera historia de El laberinto de la soledad comenzó a gestarse en 1959 cuando apareció la segunda edición, que es su libro más vendido y leído pues forma parte del canon de la literatura mexicana y es lectura obligada en las escuelas de educación media superior y superior.
Sin embargo, ni siquiera ese long seller mexicano se vende en Amazon. Al pedir las obras de Paz en esa comercializadora de libros aparecen 38 obras, pero son estudios sobre la obra del poeta, pero no hay ninguno de sus libros en español, sólo tres traducciones al francés.
Del Premio Nobel de Literatura 1990 tampoco existe una página oficial actualizada; ninguna institución cultural mexicana ha creado una página web que dé cuenta de la vida, obra y estudios sobre Paz; solamente existe una página que administraba la Fundación Octavio Paz —ya desaparecida— con nada más que una biografía. La página más atractiva pero muy básica la administra el Instituto Cervantes.
Sin embargo, Paz es uno de los autores emblemas del Fondo de Cultura Económica (FCE), la editorial que tiene sus Obras Completas en 15 tomos y han comenzando a reeditarlas en un formato más accesible, de ocho tomos. Las obras actuales tienen tomos con hasta seis reimpresiones, algunas hechas en los últimos dos o tres años, y se distribuyen en toda Hispanoamérica.
http://panorama.com.ve/portal/app/push/noticia106720.php
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Octavio Paz
miércoles, 15 de enero de 2014
PAPELAZO
Dip. Luis Barragán: El Gobierno tiene papel periódico para sus medios
15 Enero, 2014
El diputado Luis Barragán denunció este martes que la Asamblea Nacional aprobó en septiembre de 2013 un crédito adicional para la importación de papel periódico que el Ejecutivo debe ahora ofrecérselo a los medios independientes a un precio razonable.
Así lo dijo el integrante de la de la Movida Parlamentaria.
“La crisis del papel en Venezuela, que ha sido planificada, está orientada a la asfixia mecánica de los medios independientes de comunicación social al negarles las divisas para adquirir tan elemental insumo, buscando luego provocar una hemiplejia digital que acabe con las fórmulas alternativas para informarnos de las realidad que el gobierno nacional constantemente trata de ocultar y remendar”.
Recordó que en septiembre de 2013, a través de su habitual columna de los lunes en Noticiero Digital, llamó la atención sobre la aprobación de un crédito adicional en la Asamblea Nacional para la adquisición de seis mil toneladas de bovinas de papel a favor del llamado Complejo Editorial Alfredo Maneiro (http://www.noticierodigital.com/2013/09/seis-mil-toneladas-de-bobinas-de-papel-y-1%C2%BD-coletilla/) que ha servido de soporte a los principales impresos gubernamentales.
“Es evidente – prosiguió el diputado por el estado Aragua – que el gobierno nacional adoptó sus previsiones para adquirir y disponer del insumo con fines electorales, e, igualmente, negándoselo a la sociedad venezolana para intentar ahorcar la libertad de prensa. El Complejo Editorial debe rendir cuenta no sólo del papel que importa y monopoliza sino también suministrarlo a los medios establecidos y de reconocida trayectoria a precios razonables y en moneda nacional, porque recibió los recursos antes del cañonazo inflacionario de los meses finales del año anterior”.
Observó el parlamentario: “Hoy son los impresos, mañana procurará afectar los medios digitales y, luego, acabar con radio bemba. Ya no tienen capacidad ni ingenio para engañarnos, como sistemáticamente lo han pretendido en una larga década y media apelando a ardides burdos”.
Sobre el mensaje presidencial que hoy dará Nicolás Maduro en la sesión de la Asamblea Nacional, Barrágan añadió: “Habrá más de espectáculo que de rendición de cuentas, completando el acostumbrado anecdotario. Sus consejeros ya idearon algo que denominan la pacificación social del país. Y ésta, en lugar de evidenciarse con el descenso de las tasas de homicidios y otros actos criminales, como el abandono de un lenguaje soez y desmedido, está manifestándose con la censura por cualesquiera arbitrariedades que se les ocurra, como el desabastecimiento de papel para imprimir, precedido por el higiénico. Ya que las realidades los desmienten, buscan silenciarnos empeorándolas. El siguiente paso será el pretender enmudecernos digitalmente”.
http://www.noticierodigital.com/2014/01/dip-luis-barragan-el-gobierno-tiene-papel-periodico-para-sus-medios/
15 Enero, 2014
El diputado Luis Barragán denunció este martes que la Asamblea Nacional aprobó en septiembre de 2013 un crédito adicional para la importación de papel periódico que el Ejecutivo debe ahora ofrecérselo a los medios independientes a un precio razonable.
Así lo dijo el integrante de la de la Movida Parlamentaria.
“La crisis del papel en Venezuela, que ha sido planificada, está orientada a la asfixia mecánica de los medios independientes de comunicación social al negarles las divisas para adquirir tan elemental insumo, buscando luego provocar una hemiplejia digital que acabe con las fórmulas alternativas para informarnos de las realidad que el gobierno nacional constantemente trata de ocultar y remendar”.
Recordó que en septiembre de 2013, a través de su habitual columna de los lunes en Noticiero Digital, llamó la atención sobre la aprobación de un crédito adicional en la Asamblea Nacional para la adquisición de seis mil toneladas de bovinas de papel a favor del llamado Complejo Editorial Alfredo Maneiro (http://www.noticierodigital.com/2013/09/seis-mil-toneladas-de-bobinas-de-papel-y-1%C2%BD-coletilla/) que ha servido de soporte a los principales impresos gubernamentales.
“Es evidente – prosiguió el diputado por el estado Aragua – que el gobierno nacional adoptó sus previsiones para adquirir y disponer del insumo con fines electorales, e, igualmente, negándoselo a la sociedad venezolana para intentar ahorcar la libertad de prensa. El Complejo Editorial debe rendir cuenta no sólo del papel que importa y monopoliza sino también suministrarlo a los medios establecidos y de reconocida trayectoria a precios razonables y en moneda nacional, porque recibió los recursos antes del cañonazo inflacionario de los meses finales del año anterior”.
Observó el parlamentario: “Hoy son los impresos, mañana procurará afectar los medios digitales y, luego, acabar con radio bemba. Ya no tienen capacidad ni ingenio para engañarnos, como sistemáticamente lo han pretendido en una larga década y media apelando a ardides burdos”.
Sobre el mensaje presidencial que hoy dará Nicolás Maduro en la sesión de la Asamblea Nacional, Barrágan añadió: “Habrá más de espectáculo que de rendición de cuentas, completando el acostumbrado anecdotario. Sus consejeros ya idearon algo que denominan la pacificación social del país. Y ésta, en lugar de evidenciarse con el descenso de las tasas de homicidios y otros actos criminales, como el abandono de un lenguaje soez y desmedido, está manifestándose con la censura por cualesquiera arbitrariedades que se les ocurra, como el desabastecimiento de papel para imprimir, precedido por el higiénico. Ya que las realidades los desmienten, buscan silenciarnos empeorándolas. El siguiente paso será el pretender enmudecernos digitalmente”.
http://www.noticierodigital.com/2014/01/dip-luis-barragan-el-gobierno-tiene-papel-periodico-para-sus-medios/
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Luis Barragán
jueves, 26 de diciembre de 2013
¿CUÁL (DE) LIBERACIÓN?
EL PAÍS, Madrid, 26 de diciembre de 2013
LA CUARTA PÁGINA
La dialéctica de la digitalización
Fernando Vallespín
Desde la plaza Roja de Moscú, al otro lado del río que atraviesa la ciudad, se podía ver hace años una pequeña central eléctrica de la época de la revolución bolchevique. Sobre ella figuraba un gran letrero que transmitía un mensaje inquietante: “Socialismo es el poder de los sóviets y la electrificación”. La frase era de Lenin y aludía al inextricable vínculo existente entre aquella forma de socialismo y su dependencia del tipo de energía imprescindible para emprender la industrialización. Al final, como todos sabemos, el instrumento que se predicaba para hacer posible el paraíso en la tierra acabó por engullir la promesa de la emancipación marxista.
Desde la perspectiva del ciberoptimismo político, hoy podríamos pensar en una divisa similar: “Democracia es el poder del pueblo y la digitalización”. Al fin habría llegado el momento en el que el ideal del Gobierno del pueblo por el pueblo podría hacerse realidad. Algo parecido a lo que los marxistas —y no solo ellos— creyeron ver en el potencial prometeico de la industrialización, que conseguiría sacar al hombre de su extremada dependencia de la naturaleza y convertirlo por fin en amo y señor de su destino.
Como entonces, el mecanismo imprescindible para encauzar la vida política se hace depender de un instrumento tecnológico, aunque hayamos pasado de estar bajo el signo de Prometeo al de Hermes, el dios de la comunicación. La gran pregunta que se suscita es si esta tecnología asociada a Internet podrá hacer honor a la gran cantidad de expectativas que ha creado o, y esto es lo grave, si su promesa de liberación puede acabar convirtiéndose en su contrario.
Digitalización abarca tanto a la fórmula a través de la cual se almacenan los datos que viajan por Internet como a los procesos de comunicación que se valen de la Red y surfean por ella. Por decirlo en términos pomposos, ya no hay más mundo que el digitalizado. Todo lo demás podrá existir, pero no será más que una sombra sin vínculo con la realidad que importa, aquella enclaustrada en este dominio y accesible a través de complejos algoritmos. El derridiano il n’y a pas hors de texte (“no hay fuera de texto”, el lenguaje es nuestro único acceso al mundo) se ha convertido en un il n’y a pas hors de l’algoritme.
Alimentamos con regocijo la Red y otros toman buena nota de las preferencias que cándidamente les damos
Acceder a la mareante cantidad de información con la cual alimentamos a este monstruo, que ya abarca a casi todo el conocimiento humano y a todas las comunicaciones de todos con todos, solo es posible gozando de asombrosas máquinas de búsqueda programadas con algoritmos destinados a filtrar lo que en cada momento nos interesa. Internet no es un medio cualquiera, ha devenido en el medio sin el cual ya no podemos entender la sociabilidad ni la disponibilidad del conocimiento, del mismo modo que no podemos imaginar que no se haga la luz cuando apretamos el interruptor.
Como en tantas otras cosas, la política democrática se resiste a seguir la senda que le abren estas nuevas tecnologías, al menos en lo relativo al fomento de la participación política. Pero a nadie se le escapan las muchas consecuencias que el digital turn está teniendo para el devenir de la política normal. Todo el espacio público se está reconstruyendo a través de las redes sociales y de una multitud de webs que empujan en la línea de permitir aproximarnos a una transparencia total y de facilitar una presencia inmediata en dicho espacio de sectores de la ciudadanía cada vez más amplios. Las zonas de estrés que esto está generando para los mecanismos de interlocución política saltan a la vista. Los partidos y sindicatos están dejando de ser los canales privilegiados de mediación entre sociedad y política, pero también los propios medios de comunicación tradicionales, cada vez más atentos a los estados de ánimo que asoman en las redes. El Gobierno representativo tampoco consigue escaparse a esta dinámica. Por lo pronto, y esto parece una obviedad, la propia naturaleza de la comunicación inmediata hace que pierda fuerza el elemento “delegativo” que subyace al concepto de representación. Recordemos que “representar” significa “hacer presente algo o a alguien que está ausente”. Todas las dimensiones de la representación —estar, actuar o hablar en lugar de alguien— presuponen una “ausencia”, la del demos que después de haber “autorizado” mediante las elecciones a sus representantes se retira ya de la primera línea de acción política. Esto es lo que ya no ocurre y lo que comienza a subvertirlo todo.
Hoy hemos accedido a una “democracia de enjambre” (Byung-Chul Han), una “sumatoria privada de muchedumbres” reactivas, que se mueven a base de flujos de halago o descalificación (shitstorms) y que, como un seísmo, sacuden el espacio público llenándolo de ruido e impiden, la mayoría de las veces, una reflexión serena. Nos podrá gustar o no, pero está ahí para quedarse y comienza a reivindicar una nueva política todavía apenas visible. ¿Cuáles serán sus consecuencias; cómo puede afectar la nueva realidad virtual al despliegue de la democracia; facilitará el ejercicio de las virtudes cívicas o las subvertirá? Todo son preguntas.
La gran pregunta es si la liberación que promete Internet puede acabar convertida en su contrario
Ya estamos al corriente, gracias al bendito Snowden, de que algunos Gobiernos sí saben qué hacer con el espacio digitalizado y empiezan a valerse de la “minería de datos” para ejercer una vigilancia sistemática de nuestras comunicaciones, aunque ignoremos por y para qué exactamente. Y eso es lo inquietante. Como también, que el futuro del conocimiento humano —y, por tanto, el control de nuestro destino— estará en manos de quienes tengan la capacidad de diseñar los nuevos algoritmos y financiar las sofisticadas máquinas de búsqueda. Ha surgido así una nueva brecha digital con consecuencias que todavía son impredecibles. Mientras los ciudadanos de a pie nos entretenemos con regocijo en alimentar los data commons, las interacciones constructivas a través de la Red —como Wikipedia, por ejemplo—, otros toman buena nota de las preferencias que cándida e inconscientemente les entregamos cada vez que encendemos el ordenador. Ya sea para hacer negocios o para anticipar comportamientos o movimientos “no deseados”. Frente a este problema, el del derrumbe de la eficacia del copyright casi hasta parece un mal menor.
Internet nos ofrece la posibilidad de invertir el panóptico foucaultiano, de ser nosotros quienes observamos y controlamos al poder, y no a la inversa. Esta es la premisa que hasta hace bien poco dábamos por supuesta. Hoy comenzamos a tener la sospecha de que mientras retozamos dichosos en el ciberespacio hemos entrado sin saberlo en una nueva jaula de hierro, bien vigilada y sujeta a un escrutinio anónimo. Todavía no conocemos con exactitud la dimensión exacta de esta amenaza o quién se va a ver beneficiado por ella, y mucho menos sus consecuencias a largo plazo.
Por eso conviene que abandonemos la situación de encantamiento y embeleso en que nos ha sumido la digitalización y tomemos conciencia de sus ambivalencias. Que, como bien dijeran Adorno y Horkheimer en su día respecto de la Ilustración, todo avance en el proceso de racionalización del mundo tiene también sus costes, genera su propia antítesis. Si reaccionamos rápido puede que aún estemos a tiempo de evitar que este espacio de libertad se convierta en una nueva forma de dominación. En la peor de todas, además, porque es silenciosa, encubierta y, por tanto, imbatible. Un nuevo Mundo feliz con soma digitalizado.
(*) Fernando Vallespín es catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid.
Fotografía: http://infojobs.altervista.org/ofertassepeactualizadas/
LA CUARTA PÁGINA
La dialéctica de la digitalización
Fernando Vallespín
Desde la plaza Roja de Moscú, al otro lado del río que atraviesa la ciudad, se podía ver hace años una pequeña central eléctrica de la época de la revolución bolchevique. Sobre ella figuraba un gran letrero que transmitía un mensaje inquietante: “Socialismo es el poder de los sóviets y la electrificación”. La frase era de Lenin y aludía al inextricable vínculo existente entre aquella forma de socialismo y su dependencia del tipo de energía imprescindible para emprender la industrialización. Al final, como todos sabemos, el instrumento que se predicaba para hacer posible el paraíso en la tierra acabó por engullir la promesa de la emancipación marxista.
Desde la perspectiva del ciberoptimismo político, hoy podríamos pensar en una divisa similar: “Democracia es el poder del pueblo y la digitalización”. Al fin habría llegado el momento en el que el ideal del Gobierno del pueblo por el pueblo podría hacerse realidad. Algo parecido a lo que los marxistas —y no solo ellos— creyeron ver en el potencial prometeico de la industrialización, que conseguiría sacar al hombre de su extremada dependencia de la naturaleza y convertirlo por fin en amo y señor de su destino.
Como entonces, el mecanismo imprescindible para encauzar la vida política se hace depender de un instrumento tecnológico, aunque hayamos pasado de estar bajo el signo de Prometeo al de Hermes, el dios de la comunicación. La gran pregunta que se suscita es si esta tecnología asociada a Internet podrá hacer honor a la gran cantidad de expectativas que ha creado o, y esto es lo grave, si su promesa de liberación puede acabar convirtiéndose en su contrario.
Digitalización abarca tanto a la fórmula a través de la cual se almacenan los datos que viajan por Internet como a los procesos de comunicación que se valen de la Red y surfean por ella. Por decirlo en términos pomposos, ya no hay más mundo que el digitalizado. Todo lo demás podrá existir, pero no será más que una sombra sin vínculo con la realidad que importa, aquella enclaustrada en este dominio y accesible a través de complejos algoritmos. El derridiano il n’y a pas hors de texte (“no hay fuera de texto”, el lenguaje es nuestro único acceso al mundo) se ha convertido en un il n’y a pas hors de l’algoritme.
Alimentamos con regocijo la Red y otros toman buena nota de las preferencias que cándidamente les damos
Acceder a la mareante cantidad de información con la cual alimentamos a este monstruo, que ya abarca a casi todo el conocimiento humano y a todas las comunicaciones de todos con todos, solo es posible gozando de asombrosas máquinas de búsqueda programadas con algoritmos destinados a filtrar lo que en cada momento nos interesa. Internet no es un medio cualquiera, ha devenido en el medio sin el cual ya no podemos entender la sociabilidad ni la disponibilidad del conocimiento, del mismo modo que no podemos imaginar que no se haga la luz cuando apretamos el interruptor.
Como en tantas otras cosas, la política democrática se resiste a seguir la senda que le abren estas nuevas tecnologías, al menos en lo relativo al fomento de la participación política. Pero a nadie se le escapan las muchas consecuencias que el digital turn está teniendo para el devenir de la política normal. Todo el espacio público se está reconstruyendo a través de las redes sociales y de una multitud de webs que empujan en la línea de permitir aproximarnos a una transparencia total y de facilitar una presencia inmediata en dicho espacio de sectores de la ciudadanía cada vez más amplios. Las zonas de estrés que esto está generando para los mecanismos de interlocución política saltan a la vista. Los partidos y sindicatos están dejando de ser los canales privilegiados de mediación entre sociedad y política, pero también los propios medios de comunicación tradicionales, cada vez más atentos a los estados de ánimo que asoman en las redes. El Gobierno representativo tampoco consigue escaparse a esta dinámica. Por lo pronto, y esto parece una obviedad, la propia naturaleza de la comunicación inmediata hace que pierda fuerza el elemento “delegativo” que subyace al concepto de representación. Recordemos que “representar” significa “hacer presente algo o a alguien que está ausente”. Todas las dimensiones de la representación —estar, actuar o hablar en lugar de alguien— presuponen una “ausencia”, la del demos que después de haber “autorizado” mediante las elecciones a sus representantes se retira ya de la primera línea de acción política. Esto es lo que ya no ocurre y lo que comienza a subvertirlo todo.
Hoy hemos accedido a una “democracia de enjambre” (Byung-Chul Han), una “sumatoria privada de muchedumbres” reactivas, que se mueven a base de flujos de halago o descalificación (shitstorms) y que, como un seísmo, sacuden el espacio público llenándolo de ruido e impiden, la mayoría de las veces, una reflexión serena. Nos podrá gustar o no, pero está ahí para quedarse y comienza a reivindicar una nueva política todavía apenas visible. ¿Cuáles serán sus consecuencias; cómo puede afectar la nueva realidad virtual al despliegue de la democracia; facilitará el ejercicio de las virtudes cívicas o las subvertirá? Todo son preguntas.
La gran pregunta es si la liberación que promete Internet puede acabar convertida en su contrario
Ya estamos al corriente, gracias al bendito Snowden, de que algunos Gobiernos sí saben qué hacer con el espacio digitalizado y empiezan a valerse de la “minería de datos” para ejercer una vigilancia sistemática de nuestras comunicaciones, aunque ignoremos por y para qué exactamente. Y eso es lo inquietante. Como también, que el futuro del conocimiento humano —y, por tanto, el control de nuestro destino— estará en manos de quienes tengan la capacidad de diseñar los nuevos algoritmos y financiar las sofisticadas máquinas de búsqueda. Ha surgido así una nueva brecha digital con consecuencias que todavía son impredecibles. Mientras los ciudadanos de a pie nos entretenemos con regocijo en alimentar los data commons, las interacciones constructivas a través de la Red —como Wikipedia, por ejemplo—, otros toman buena nota de las preferencias que cándida e inconscientemente les entregamos cada vez que encendemos el ordenador. Ya sea para hacer negocios o para anticipar comportamientos o movimientos “no deseados”. Frente a este problema, el del derrumbe de la eficacia del copyright casi hasta parece un mal menor.
Internet nos ofrece la posibilidad de invertir el panóptico foucaultiano, de ser nosotros quienes observamos y controlamos al poder, y no a la inversa. Esta es la premisa que hasta hace bien poco dábamos por supuesta. Hoy comenzamos a tener la sospecha de que mientras retozamos dichosos en el ciberespacio hemos entrado sin saberlo en una nueva jaula de hierro, bien vigilada y sujeta a un escrutinio anónimo. Todavía no conocemos con exactitud la dimensión exacta de esta amenaza o quién se va a ver beneficiado por ella, y mucho menos sus consecuencias a largo plazo.
Por eso conviene que abandonemos la situación de encantamiento y embeleso en que nos ha sumido la digitalización y tomemos conciencia de sus ambivalencias. Que, como bien dijeran Adorno y Horkheimer en su día respecto de la Ilustración, todo avance en el proceso de racionalización del mundo tiene también sus costes, genera su propia antítesis. Si reaccionamos rápido puede que aún estemos a tiempo de evitar que este espacio de libertad se convierta en una nueva forma de dominación. En la peor de todas, además, porque es silenciosa, encubierta y, por tanto, imbatible. Un nuevo Mundo feliz con soma digitalizado.
(*) Fernando Vallespín es catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid.
Fotografía: http://infojobs.altervista.org/ofertassepeactualizadas/
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sábado, 21 de diciembre de 2013
ENGRANAJES
EL PAÍS, Madrid, 12 de octubre de 2013
TRIBUNA
Un sueño para la era digital
Más de 2.000 millones de personas viven en la era digital. Hay que cerrar la brecha con los casi 5.000 millones que siguen en la del papel
Peter Singer
Hace cincuenta años, Martin Luther King soñó con unos Estados Unidos que un día pudieran cumplir la promesa de igualdad para todos sus ciudadanos, sean blancos o negros. Hoy Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, también tiene un sueño: dar acceso a Internet a los 5.000 millones de personas del planeta que no lo tienen.
La visión de Zuckerberg puede parecer un intento interesado de lograr más usuarios de Facebook. Sin embargo, hoy el mundo se enfrenta a una creciente brecha tecnológica que tiene implicaciones para la igualdad, la fraternidad y la libertad, y el derecho a buscar la felicidad no menos urgentes que la división racial contra la que predicara King.
En todo el planeta, más de 2.000 millones de personas viven en la era digital. Pueden acceder a un vasto universo de información, comunicarse por poco o nada con sus amigos y familiares, y conectarse con otras personas con las que tienen la posibilidad de colaborar de nuevas maneras. Los otros 5.000 millones siguen viviendo en la era del papel en que creció mi generación.
En aquellos días, si uno deseaba averiguar algo pero no poseía una costosa enciclopedia (o la que tenía no estaba tan al día como para contener esa información), había que ir a la biblioteca y dedicar horas a encontrarla. Para comunicarse con amigos o colegas que residieran en el extranjero había que escribirles una carta y esperar al menos dos semanas para recibir respuesta. Las llamadas telefónicas internacionales eran prohibitivas, por costosas, y la idea de ver a alguien mientras conversaba con uno era cosa de ciencia ficción.
Bill Gates carece de una conciencia visionaria de cómo puede beneficiar Internet a los pobres
Internet.org, una iniciativa de colaboración global a la que Zuckerberg dio inicio el mes pasado, se propone hacer que los dos tercios de la población mundial sin acceso a Internet se integren en la era digital. Participan de ella siete importantes compañías de tecnología de la información, así como organizaciones sin fines de lucro y comunidades locales. Sabiendo que no se puede pedir a la gente que opte entre comprar comida y comprar datos, la iniciativa buscará lograr medios más novedosos y baratos de conectar ordenadores, desarrollar programas informáticos más eficaces y explorar nuevos modelos de negocios.
Bill Gates, fundador de Microsoft, ha sugerido que el acceso a Internet no es una prioridad importante para los países más pobres y que es más urgente luchar contra problemas como la diarrea o la malaria. No puedo sino alabar sus esfuerzos por reducir la cantidad de víctimas de estas enfermedades, que afectan principalmente a los más pobres. Sin embargo, es curioso que su visión parezca carecer de una conciencia más visionaria de cómo Internet puede transformar esas vidas. Por ejemplo, si los agricultores pudieran recibir predicciones más precisas sobre dónde plantar sus semillas u obtener precios más altos para sus cosechas, les sería más fácil pagar la instalación de redes sanitarias, de manera que sus hijos no contraigan la diarrea, o mallas para las camas con el fin de proteger a sus familias contra la malaria.
Hace poco, un amigo que trabaja dando consejos a los keniatas pobres sobre planificación familiar me contó que a su clínica llegaban tantas mujeres que no podía dedicar más de cinco minutos a cada una. Mujeres que tienen una sola fuerte de información y una sola oportunidad para obtenerla; si tuvieran acceso a Internet podrían tenerla ante sus ojos siempre que quisieran.
Más aún, sería posible realizar consultas en línea, con lo que las mujeres se ahorrarían tener que ir a la clínica. El acceso a Internet también permitiría dar un rodeo al problema del analfabetismo, aprovechando las sólidas tradiciones orales de distintas culturas rurales y haciendo posible que las comunidades creen grupos de autoayuda y compartan sus problemas con personas en situaciones semejantes en otros pueblos.
Lo que es válido para la planificación familiar también lo es para una amplia variedad de temas, especialmente aquellos de los que es difícil hablar, como la homosexualidad y la violencia en el hogar. Internet está ayudando a muchas personas a comprender que no están solas y que pueden aprender de la experiencia de los demás.
Proveer acceso universal a la Red es un proyecto tan grande como la secuenciación del genoma humano
Si ampliamos todavía más nuestra visión, no resulta absurdo esperar que puedan establecerse vínculos y conexiones entre los más pobres y las personas con más medios materiales, elevando así los niveles de ayuda y asistencia. Los estudios demuestran que es más probable que alguien done a una organización caritativa contra el hambre si se le muestra una fotografía y se le señala el nombre y la edad de una niña como las que reciben su ayuda. Si apenas una foto y unos cuantos detalles de identificación pueden hacer eso, ¿qué podría lograrse con una conversación por Skype?
Proveer acceso universal a Internet es un proyecto similar en escala al de la secuenciación del genoma humano y, al igual que este, generará nuevos problemas y temas éticos sensibles. Los estafadores en línea tendrán acceso a un público nuevo y tal vez más ingenuo. Las violaciones a los derechos de autor se generalizarán aún más que hoy (aunque no costarán a sus propietarios mucho dinero, ya que es muy improbable que los pobres puedan comprar libros y otros materiales patentados).
Más aún, las características distintivas de las culturas locales quizá resulten afectadas, lo que tiene un lado bueno y uno malo, ya que estas pueden restringir las libertades y negar la igualdad de oportunidades. Sin embargo, en general es razonable esperar que dar acceso a los pobres del mundo al conocimiento y la interacción con otras personas de cualquier lugar del planeta tenga un muy positivo poder de transformación social.
(*) Peter Singer es profesor de Bioética en la Universidad de Princeton y profesor laureado de la Universidad de Melbourne. Entre sus publicaciones se encuentran 'Ética práctica, Un solo mundo' y 'La vida que puedes salvar'.
Ilustración: Chema Madoz.
TRIBUNA
Un sueño para la era digital
Más de 2.000 millones de personas viven en la era digital. Hay que cerrar la brecha con los casi 5.000 millones que siguen en la del papel
Peter Singer
Hace cincuenta años, Martin Luther King soñó con unos Estados Unidos que un día pudieran cumplir la promesa de igualdad para todos sus ciudadanos, sean blancos o negros. Hoy Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, también tiene un sueño: dar acceso a Internet a los 5.000 millones de personas del planeta que no lo tienen.
La visión de Zuckerberg puede parecer un intento interesado de lograr más usuarios de Facebook. Sin embargo, hoy el mundo se enfrenta a una creciente brecha tecnológica que tiene implicaciones para la igualdad, la fraternidad y la libertad, y el derecho a buscar la felicidad no menos urgentes que la división racial contra la que predicara King.
En todo el planeta, más de 2.000 millones de personas viven en la era digital. Pueden acceder a un vasto universo de información, comunicarse por poco o nada con sus amigos y familiares, y conectarse con otras personas con las que tienen la posibilidad de colaborar de nuevas maneras. Los otros 5.000 millones siguen viviendo en la era del papel en que creció mi generación.
En aquellos días, si uno deseaba averiguar algo pero no poseía una costosa enciclopedia (o la que tenía no estaba tan al día como para contener esa información), había que ir a la biblioteca y dedicar horas a encontrarla. Para comunicarse con amigos o colegas que residieran en el extranjero había que escribirles una carta y esperar al menos dos semanas para recibir respuesta. Las llamadas telefónicas internacionales eran prohibitivas, por costosas, y la idea de ver a alguien mientras conversaba con uno era cosa de ciencia ficción.
Bill Gates carece de una conciencia visionaria de cómo puede beneficiar Internet a los pobres
Internet.org, una iniciativa de colaboración global a la que Zuckerberg dio inicio el mes pasado, se propone hacer que los dos tercios de la población mundial sin acceso a Internet se integren en la era digital. Participan de ella siete importantes compañías de tecnología de la información, así como organizaciones sin fines de lucro y comunidades locales. Sabiendo que no se puede pedir a la gente que opte entre comprar comida y comprar datos, la iniciativa buscará lograr medios más novedosos y baratos de conectar ordenadores, desarrollar programas informáticos más eficaces y explorar nuevos modelos de negocios.
Bill Gates, fundador de Microsoft, ha sugerido que el acceso a Internet no es una prioridad importante para los países más pobres y que es más urgente luchar contra problemas como la diarrea o la malaria. No puedo sino alabar sus esfuerzos por reducir la cantidad de víctimas de estas enfermedades, que afectan principalmente a los más pobres. Sin embargo, es curioso que su visión parezca carecer de una conciencia más visionaria de cómo Internet puede transformar esas vidas. Por ejemplo, si los agricultores pudieran recibir predicciones más precisas sobre dónde plantar sus semillas u obtener precios más altos para sus cosechas, les sería más fácil pagar la instalación de redes sanitarias, de manera que sus hijos no contraigan la diarrea, o mallas para las camas con el fin de proteger a sus familias contra la malaria.
Hace poco, un amigo que trabaja dando consejos a los keniatas pobres sobre planificación familiar me contó que a su clínica llegaban tantas mujeres que no podía dedicar más de cinco minutos a cada una. Mujeres que tienen una sola fuerte de información y una sola oportunidad para obtenerla; si tuvieran acceso a Internet podrían tenerla ante sus ojos siempre que quisieran.
Más aún, sería posible realizar consultas en línea, con lo que las mujeres se ahorrarían tener que ir a la clínica. El acceso a Internet también permitiría dar un rodeo al problema del analfabetismo, aprovechando las sólidas tradiciones orales de distintas culturas rurales y haciendo posible que las comunidades creen grupos de autoayuda y compartan sus problemas con personas en situaciones semejantes en otros pueblos.
Lo que es válido para la planificación familiar también lo es para una amplia variedad de temas, especialmente aquellos de los que es difícil hablar, como la homosexualidad y la violencia en el hogar. Internet está ayudando a muchas personas a comprender que no están solas y que pueden aprender de la experiencia de los demás.
Proveer acceso universal a la Red es un proyecto tan grande como la secuenciación del genoma humano
Si ampliamos todavía más nuestra visión, no resulta absurdo esperar que puedan establecerse vínculos y conexiones entre los más pobres y las personas con más medios materiales, elevando así los niveles de ayuda y asistencia. Los estudios demuestran que es más probable que alguien done a una organización caritativa contra el hambre si se le muestra una fotografía y se le señala el nombre y la edad de una niña como las que reciben su ayuda. Si apenas una foto y unos cuantos detalles de identificación pueden hacer eso, ¿qué podría lograrse con una conversación por Skype?
Proveer acceso universal a Internet es un proyecto similar en escala al de la secuenciación del genoma humano y, al igual que este, generará nuevos problemas y temas éticos sensibles. Los estafadores en línea tendrán acceso a un público nuevo y tal vez más ingenuo. Las violaciones a los derechos de autor se generalizarán aún más que hoy (aunque no costarán a sus propietarios mucho dinero, ya que es muy improbable que los pobres puedan comprar libros y otros materiales patentados).
Más aún, las características distintivas de las culturas locales quizá resulten afectadas, lo que tiene un lado bueno y uno malo, ya que estas pueden restringir las libertades y negar la igualdad de oportunidades. Sin embargo, en general es razonable esperar que dar acceso a los pobres del mundo al conocimiento y la interacción con otras personas de cualquier lugar del planeta tenga un muy positivo poder de transformación social.
(*) Peter Singer es profesor de Bioética en la Universidad de Princeton y profesor laureado de la Universidad de Melbourne. Entre sus publicaciones se encuentran 'Ética práctica, Un solo mundo' y 'La vida que puedes salvar'.
Ilustración: Chema Madoz.
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jueves, 24 de octubre de 2013
TECNOPSICOLOGÍA
La pregunta por la técnica
Abriendo umbrales hacia el siglo XXI
María Eugenia Esté
Al lado de la vocinglería político-electoral y de ese gesto testarudo de nuestros "líderes" de reafirmar un mecanismo de cohesión social basado en el parasitismo económico, la alcahuetería, la rapiña, el mal gusto, la mueca peyorativa y el manoseo machista, otras Venezuelas trabajan silenciosamente por abrir los umbrales hacia el siglo XXI.
Al lado de la decadencia, la degeneración y el empobrecimiento material e intelectual de la Universidad Central de Venezuela, pequeños e incipientes nichos de aires nuevos y discusiones actuales van construyendo su espacio en la cada vez más pauperizada vida académica.
Un seminario de Tecnopsicología fue creado recientemente en la Escuela de Psicología de la UCV, un curso regular de Filosofía de la Tecnología se abre campo en el Departamento de Praxis de la Escuela de Filosofía, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo nuevos y viejos arquitectos argumentan en torno a los efectos de la realidad virtual en el diseño de inmuebles y ciudades, y la Escuela de Comunicación Social de la UCAB discute la incorporación de un programa de Sociología de la Tecnología en su nuevo pensum de estudios.
Estos campos de reflexión que se levantan todavía sobre esfuerzos individuales, a la vez que estimulan la curiosidad de un grupo creciente de jóvenes estudiantes, enfrentan obstáculos de distinta naturaleza que van desde la escasez de recursos para la contratación de estudiosos en estas materias y la adquisición de equipos (computadoras para estudiantes y profesores, servidores de conexiones dedicadas, laboratorios audiovisuales, cinematecas, bancos de datos, etc.) hasta la minucia presupuestaria y el enredijo burocrático que estimulan las sectas mediocres y la corrupción, pasando por la ingenuidad o la ignorancia de quienes creen que la presencia de la tecnología es un asunto sólo de países desarrollados, y que sus efectos se remiten a un grupo minoritario y selecto que usa computadoras. Sin hablar, por supuesto, del temor que la apertura de nuevas dimensiones de saber inspira a tanto anacronismo ambulante que hay en nuestras academias.
El seminario de Tecnopsicología está empeñado en demostrar, entre otras cosas, que el uso de la realidad virtual, aquí mismo en Venezuela, puede ser sumamente beneficioso para el tratamiento de distintas clases de fobias. El debate de los arquitectos venezolanos familiarizados con las nuevas tecnologías para la investigación y la educación conduce a la puesta en cuestión de la materialidad de los espacios, de la misma manera que es relevante para los urbanistas estudiar cómo el mejoramiento del sistema telefónico, y por tanto el envío seguro y rápido de documentos por fax, influye en la red de motorizados-mensajeros que se distribuye por la ciudad.
Un curso de Sociología de la Tecnología tendría que abrir una discusión acerca de los efectos que el nuevo tendido eléctrico que Venezuela y Brasil piensan construir en el sur del país produciría sobre las comunidades indígenas y sus especificidades culturales, o cómo integrar el conocimiento que estas culturas tienen del medio ambiente y sus maneras de relacionarse con la naturaleza a fin de amortiguar las consecuencias abrasivas de la modernidad.
El curso de Filosofía de la Tecnología, anclado como debe estar a la búsqueda de las causas últimas, genera la polémica necesaria en torno a la transformación de lo humano a propósito del proyecto de cartografía del genoma humano, próximo a concluir en su primera fase; y en relación con el uso de tecnologías de reproducción que se va extendiendo, aquí en nuestro país, entre parejas y mujeres de distintas clases sociales.
A contrapelo de la ceguera de los dirigentes políticos en general, y de las autoridades universitarias en particular, estos umbrales se abren y ensanchan: hoy cuando escribo estas líneas me tropiezo con los discursos de los candidatos a rectores (segunda vuelta), esgrimiendo electoralmente las banderas de las redes cibernéticas para la investigación, la docencia y los procesos administrativos. Curioso, ¿verdad?
meste@netscape.net
NION
Y VICEVERSA
Ignorantes y temerarios
Hermann Alvino
En una clase magistral dictada hace pocos días por el escritor italiano Umberto Eco en la ONU, referida al problema de la pérdida de la memoria en los tiempos modernos, debido a la infuencia de Internet, Google, Wikipedia, etc., resalta su reflexión sobre las consecuencias de los actos temerarios por parte de gobernantes históricamente iletrados, o ignorantes, que viene a ser lo mismo, considerando su oficio.
Decía Eco que si Hitler se hubiese leído “La Guerra y la Paz” de Tolstoi, o que si George Bush se hubiese leído algo de la historia de Asia, entonces, ni los nazis habrían invadido a Rusia, ni EEUU lo hubiese hecho con Afganistán -cosa que la URSS también hizo en 1979, saliendo con las tablas en la cabeza diez años más tarde-, por el simple hecho de que la experiencia documentada indicaba que a esas regiones, sea por el clima, lo abrupto, y por su inmensidad, nunca se les ha podido conquistar, o al menos no con la guerra convencional de cada época.
A Eco le inquietan los efectos que sobre nuestro cerebro causa el inmediatismo informativo de Internet, al desdeñar el esfuerzo mental para recordar asuntos fundamentales en nuestra perspectiva de vida, y sustituirlo con el esfuerzo de la mano sobre el mouse navegando por un buscador de la red que nos provea el dato requerido.
Claro que esto tiene matices, puesto que recordar mentalmente teléfonos, o la fecha de inicio del período chavista, no agrega valor cerebral, por ello nadie duda sobre la utilidad de una agenda electrónica, o de Internet para saber cuando comenzó la pesadilla nacional; lo que en cambio sí es importante es saber la relación eventual entre esos contactos telefónicos, o el contexto del ascenso al poder de Chávez, y saber por ejemplo que antes de éste hubo un Caldera II, quien llegó a la presidencia por una serie de carambolas, errores ajenos y habilidad propia para aprovecharlas, etc.
Eco se refiere entonces a un asunto de elemental sentido común, cuyo descuido durante las últimas décadas lo ha ido convirtiendo en un problema serio, dado lo fragmentado de la información, en parte como consecuencia de la especialización extrema de los oficios, que obliga a resolver de manera puntual e inmediata los asuntos urgentes, apartando lo importante, esto es, la carencia de contexto y perspectiva de la información, empobrecida además, en el caso de los gobernantes ignorantes, por la ideología adoptada, proceso que éstos han vivido de forma casi siempre irracional, y no como producto de una reflexión sustentada en una formación sistemática, sea ésta institucional o autodidacta, a través de la cual habrían estado obligados a conocer cosmovisiones alternas de la sociedad.
Claro que si a esta cultura de inmediatismo unidimensional le unimos la desestructuración de los contenidos de la educación formal que se imparte en casi todo el mundo, el efecto está a la vista, porque podremos multiplicar con calculadora sin saber que esta operación es una generalización de la suma aritmética, y reconoceremos -si acaso- un plano de nuestra ciudad sin imaginarnos como se inserta en el mapa del país o del continente, y sabremos que las alcantarillas son redondas, pero no sospecharemos que esa geometría es justamente la que les impide caer dentro del hueco que tapan.
Y sabremos que con Chávez “tenemos patria”, sin imaginarnos que esa forma de concebir una sociedad ya ha sido probada varias veces en otras partes, y sin siquiera percatarnos que siempre ha fracasado, causando enormes sufrimientos a millones de personas durante décadas-, y no precisamente por una mala aplicación de sus preceptos, sino porque éstos son conceptualmente errados. Y eso que al barinés le llegó a permear un mínimo de conocimientos, por la educación formal recibida, pero Maduro…ni eso tuvo.
Si aceptamos entonces que en ciertas opciones de política social, económica, militar, cultural, etc. hay una falla de origen, entonces podremos comprender todos los apaños calientes que luego de la primera helada fueron aplicando quienes intentaban conquistar Rusia, y todas las variantes que por más de una década -y sin éxito- EEUU sigue tercamente experimentando en Afganistán.
Y ciertamente también se comprenderán todos los apliques que Chávez & Sucesores han ido probando para intentar que funcione aunque sea algo de eso que han llamado Socialismo del Siglo XXI. Y eso, asumiendo que creen en ello, que lo hacen de buena fe, y que lo suyo es producto de ideales -aunque sea errados-, porque si al error de base le sumamos que lo de ellos es dominar y enriquecerse, o que esa visión de país no es más que una excusa para esconder sus perversidades -como es el caso- el problema salta a otro nivel de dificultad, porque entonces ya no queda claro si los parches que se van poniendo al colador económico o social -milicias en las empresas, persecusión de viajeros, censura de prensa, expropiaciones, etc.- son para que su concepción de país funcione, o para que el poder de esta gente no se debilite.
Sea cual sea la razón de tanta loquera, y dada la connotada ignorancia de toda esa chusma resentida que gobierna, solo queda intentar comprender las razones de las opciones económicas de gente como Giordani, quién después de todo es universitario y leído; pero tal vez no quede más remedio que resignarse y recurrir a aquello de que la universidad no pasó por él, sino él por la universidad, y creer en eso que les sucede a tantos profesionales como él, que al ejercer la profesión para la cual fueron presuntamente entrenados descubren que su capacidad de aprendizaje real es nula, al tiempo que quienes les rodean a su vez se percatan de que esa gente, no es que tenga muchos años de experiencia y vivencia laboral acumulada, sino un solo año repetido muchas veces.
Al primer grupo, el de los políticamente pervertidos, y a éste último, que aun estudiando no han aprendido nada, les podemos añadir el de quienes tienen una concepción errada de la sociedad, pero que no ha sido intencional, puesto que ello implicaría haber conocido en profundidad otras visiones del mundo -como la liberal-, sino que están fuera de la realidad porque desde muy jóvenes han sido adoctrinados con esas ideas, cuyo sonsonete hace ritmo con los resentimientos más profundos que cada uno de ellos carga desde que tiene memoria; y tal vez éstos sean los únicos con algún tipo de atenuante, por ser ignorantes puros, aunque compensado con el agravante de su temeridad, al aceptar la invitación del destino a gobernar y a destruir un país.
Ellos, por lo demás, son herederos de muchos demócratas ignorantes que los precedieron -demócratas por aquello de que había elecciones cada cinco años, pero nada más- y que fueron en parte responsables de tanta ignorancia escolar propia y de la siguiente generación.
A todos ellos habría bastado con enseñarles en profundidad los valores que encierran esos dos poemas de Calixto Pompa -”Estudia” y “Trabaja”-, que son dos llaves utilísimas para abrir las puertas de esas lecturas que Eco estima indispensables para cualquier gobernante.
http://vivalapolitica.wordpress.com/2013/10/24/ignorantes-y-temerarios/
Hermann Alvino
En una clase magistral dictada hace pocos días por el escritor italiano Umberto Eco en la ONU, referida al problema de la pérdida de la memoria en los tiempos modernos, debido a la infuencia de Internet, Google, Wikipedia, etc., resalta su reflexión sobre las consecuencias de los actos temerarios por parte de gobernantes históricamente iletrados, o ignorantes, que viene a ser lo mismo, considerando su oficio.
Decía Eco que si Hitler se hubiese leído “La Guerra y la Paz” de Tolstoi, o que si George Bush se hubiese leído algo de la historia de Asia, entonces, ni los nazis habrían invadido a Rusia, ni EEUU lo hubiese hecho con Afganistán -cosa que la URSS también hizo en 1979, saliendo con las tablas en la cabeza diez años más tarde-, por el simple hecho de que la experiencia documentada indicaba que a esas regiones, sea por el clima, lo abrupto, y por su inmensidad, nunca se les ha podido conquistar, o al menos no con la guerra convencional de cada época.
A Eco le inquietan los efectos que sobre nuestro cerebro causa el inmediatismo informativo de Internet, al desdeñar el esfuerzo mental para recordar asuntos fundamentales en nuestra perspectiva de vida, y sustituirlo con el esfuerzo de la mano sobre el mouse navegando por un buscador de la red que nos provea el dato requerido.
Claro que esto tiene matices, puesto que recordar mentalmente teléfonos, o la fecha de inicio del período chavista, no agrega valor cerebral, por ello nadie duda sobre la utilidad de una agenda electrónica, o de Internet para saber cuando comenzó la pesadilla nacional; lo que en cambio sí es importante es saber la relación eventual entre esos contactos telefónicos, o el contexto del ascenso al poder de Chávez, y saber por ejemplo que antes de éste hubo un Caldera II, quien llegó a la presidencia por una serie de carambolas, errores ajenos y habilidad propia para aprovecharlas, etc.
Eco se refiere entonces a un asunto de elemental sentido común, cuyo descuido durante las últimas décadas lo ha ido convirtiendo en un problema serio, dado lo fragmentado de la información, en parte como consecuencia de la especialización extrema de los oficios, que obliga a resolver de manera puntual e inmediata los asuntos urgentes, apartando lo importante, esto es, la carencia de contexto y perspectiva de la información, empobrecida además, en el caso de los gobernantes ignorantes, por la ideología adoptada, proceso que éstos han vivido de forma casi siempre irracional, y no como producto de una reflexión sustentada en una formación sistemática, sea ésta institucional o autodidacta, a través de la cual habrían estado obligados a conocer cosmovisiones alternas de la sociedad.
Claro que si a esta cultura de inmediatismo unidimensional le unimos la desestructuración de los contenidos de la educación formal que se imparte en casi todo el mundo, el efecto está a la vista, porque podremos multiplicar con calculadora sin saber que esta operación es una generalización de la suma aritmética, y reconoceremos -si acaso- un plano de nuestra ciudad sin imaginarnos como se inserta en el mapa del país o del continente, y sabremos que las alcantarillas son redondas, pero no sospecharemos que esa geometría es justamente la que les impide caer dentro del hueco que tapan.
Y sabremos que con Chávez “tenemos patria”, sin imaginarnos que esa forma de concebir una sociedad ya ha sido probada varias veces en otras partes, y sin siquiera percatarnos que siempre ha fracasado, causando enormes sufrimientos a millones de personas durante décadas-, y no precisamente por una mala aplicación de sus preceptos, sino porque éstos son conceptualmente errados. Y eso que al barinés le llegó a permear un mínimo de conocimientos, por la educación formal recibida, pero Maduro…ni eso tuvo.
Si aceptamos entonces que en ciertas opciones de política social, económica, militar, cultural, etc. hay una falla de origen, entonces podremos comprender todos los apaños calientes que luego de la primera helada fueron aplicando quienes intentaban conquistar Rusia, y todas las variantes que por más de una década -y sin éxito- EEUU sigue tercamente experimentando en Afganistán.
Y ciertamente también se comprenderán todos los apliques que Chávez & Sucesores han ido probando para intentar que funcione aunque sea algo de eso que han llamado Socialismo del Siglo XXI. Y eso, asumiendo que creen en ello, que lo hacen de buena fe, y que lo suyo es producto de ideales -aunque sea errados-, porque si al error de base le sumamos que lo de ellos es dominar y enriquecerse, o que esa visión de país no es más que una excusa para esconder sus perversidades -como es el caso- el problema salta a otro nivel de dificultad, porque entonces ya no queda claro si los parches que se van poniendo al colador económico o social -milicias en las empresas, persecusión de viajeros, censura de prensa, expropiaciones, etc.- son para que su concepción de país funcione, o para que el poder de esta gente no se debilite.
Sea cual sea la razón de tanta loquera, y dada la connotada ignorancia de toda esa chusma resentida que gobierna, solo queda intentar comprender las razones de las opciones económicas de gente como Giordani, quién después de todo es universitario y leído; pero tal vez no quede más remedio que resignarse y recurrir a aquello de que la universidad no pasó por él, sino él por la universidad, y creer en eso que les sucede a tantos profesionales como él, que al ejercer la profesión para la cual fueron presuntamente entrenados descubren que su capacidad de aprendizaje real es nula, al tiempo que quienes les rodean a su vez se percatan de que esa gente, no es que tenga muchos años de experiencia y vivencia laboral acumulada, sino un solo año repetido muchas veces.
Al primer grupo, el de los políticamente pervertidos, y a éste último, que aun estudiando no han aprendido nada, les podemos añadir el de quienes tienen una concepción errada de la sociedad, pero que no ha sido intencional, puesto que ello implicaría haber conocido en profundidad otras visiones del mundo -como la liberal-, sino que están fuera de la realidad porque desde muy jóvenes han sido adoctrinados con esas ideas, cuyo sonsonete hace ritmo con los resentimientos más profundos que cada uno de ellos carga desde que tiene memoria; y tal vez éstos sean los únicos con algún tipo de atenuante, por ser ignorantes puros, aunque compensado con el agravante de su temeridad, al aceptar la invitación del destino a gobernar y a destruir un país.
Ellos, por lo demás, son herederos de muchos demócratas ignorantes que los precedieron -demócratas por aquello de que había elecciones cada cinco años, pero nada más- y que fueron en parte responsables de tanta ignorancia escolar propia y de la siguiente generación.
A todos ellos habría bastado con enseñarles en profundidad los valores que encierran esos dos poemas de Calixto Pompa -”Estudia” y “Trabaja”-, que son dos llaves utilísimas para abrir las puertas de esas lecturas que Eco estima indispensables para cualquier gobernante.
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viernes, 23 de agosto de 2013
EL MISMO PAPEL
EL PAÍS, Madrid, 24 de agosto de 2013
TRIBUNA
Revoluciones en red
Las redes sociales empiezan a desempeñar el papel que tuvo la prensa
Mario Tascón / Yolanda Quintana Serrano
Los ciudadanos reclaman en todo el mundo un cambio del modelo económico y político; lanzan mensajes con sus demandas a través de nuevas plataformas; y urgen un cambio en el ecosistema de los medios de comunicación.
En Madrid las personas congregadas en la puerta del Sol desde los primeros momentos del #15M clamaban contra los medios tradicionales que, a su modo de ver, no estaban destacando lo que sucedía en las calles. Sol se había llenado de manera inesperada para los políticos, la policía y… muchos periodistas.
Mientras que las protestas de la capital española ocupaban espacio en los informativos de los principales sitios web y televisiones tradicionales extranjeras, los medios locales apenas hacían ligeras menciones sobre aquel fenómeno que aparecía de improviso ante sus ojos y que incluso fue recibido por muchos comunicadores con aspereza.
Sin embargo el movimiento consiguió una gran repercusión pública sin que, en general, hubieran funcionado los mecanismos de mediación comunicacional convencionales. Las antiguas élites que estaban siendo acusadas (políticos, sindicatos, medios), los organizadores, y las nuevas masas que protestaban así como la propia población general se empezaron a enterar de lo que pasaba en un 82% por las redes sociales frente a un 33% por la tele o un 23% por la prensa, según datos del análisis Tecnopolítica y 15M.
El mecanismo viejo de transmisión de mensajes y movilización social no se había comportado como siempre, pero el efecto de lo nuevo mezclado con lo viejo era muy superior.
En las primaveras árabes los movimientos sociales habían pasado también desapercibidos para las agencias de prensa y los observadores internacionales hasta el estallido final. Los primeros y más recientes ecos de las manifestaciones apartidistas en São Paulo y resto de ciudades brasileñas solo fueron recogidos al principio por la prensa local e internacional como simples “protestas por las tarifas del transporte público”.
Los políticos están descolocados en un mundo que les cuesta comprender
En Turquía ha pasado lo mismo y las masas de indignados dieron la espalda a los políticos al igual que a los medios de toda la vida: ninguno les había anticipado nada de lo que se avecinaba. La gente a falta de periodismo independiente se ha puesto a tuitear. El terreno está abonado con el hartazgo social y por el silencio cómplice de diarios, radios y televisiones con la corrupción política.
Hace pocos días leíamos en este periódico: “Al concluir la protesta, el Movimiento por el Pase Libre de São Paulo emitió un comunicado en Facebook, su gran medio de difusión, donde decía (…)”. El gran medio de difusión de los brasileños no es la poderosa Globo TV, ni el popular diario Folha de Sao Paulo, es Facebook, una red social global.
Los indignados (en una gran parte las clases medias) han venido tomando esas redes como los nuevos medios de comunicación y difusión de ideas y actividades, a la vez que desarrollan una hostil actitud hacia buena parte del colectivo de la prensa convencional, al que acusan de, como mínimo, connivencia con el poder económico y político del cual emana la situación de crisis contemporánea. En México el importante movimiento #yosoy132 se inició como contestación a la supuesta imposición mediática del candidato Peña Nieto y su primer punto reivindicativo pide la democratización y transformación de los medios.
Históricamente en cada cambio político importante algún nuevo medio de comunicación había acompañado y crecido con la nueva élite emergente que luchaba por conseguir el poder. Siempre había una radio, un periódico hermanado de algún modo con las masas reformistas o revolucionarias. Hoy ese papel apenas es asumido por algunos periodistas individuales, pequeños medios digitales, redes de blogs o incluso antiguos y nuevos foros utilizados como catacumbas en las que se preparan y discuten estrategias políticas. Las cabeceras tradicionales están en gran parte ausentes.
La labor de watchdog (vigilantes del poder) que tradicionalmente se atribuyó a los periodistas ha desaparecido del imaginario de los lectores. No hay alli lugar más que para un puñado de periodistas que aguantan como pueden su imagen de independientes, y ahora a ellos se suman blogueros, tuiteros o redes de opinión colectiva en la que no se distinguen con claridad las voces más significadas porque cada día hay oportunidad para una nueva. Un problema incluso de interlocución para el poder tradicional que no sabe con quién tiene que hablar, con quién puede negociar, a quién intentar sobornar ya que no hay líderes. Las aristocracias políticas y financieras están inquietas. Lo anticipan las letras de grupos de punk rap como Los Chikos del Maíz en su canción El miedo va a cambiar de bando. Ahora es el rap y no el rock la música de la reivindicación.
¿Qué papel pueden tener los medios si están ausentes de las vidas de las personas?
El papel de foro de la opinión pública y la democracia está siendo arrebatado a los pseudo-parlamentos de tubos catódicos y los escaños de papel impreso por las nuevas élites conectadas que se empiezan a configurar y que llevan a la calle y a las redes la discusión política, en un nuevo espacio con tremendas resonancias a bits e incomprendido por las élites antiguas, desplazadas por una marea que en cada sitio adopta un color y una red social de cabecera. Políticos, pero también periodistas, se sienten descolocados en un mundo que les cuesta comprender. Ya lo anticipó Barlow en su Declaración de Independencia del Ciberespacio en 1996: “Gobiernos… no sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos (la Red)”
Una idea antes podía ser transcrita con tinta en un papel, ser un titular, o la cubierta de un manifiesto; hoy pasa a convertirse en software y a formar parte de un nuevo mecanismo en el que la colectividad es capaz de mejorarla, moverla y discutirla a una velocidad que hubiera sorprendido a Antonio Gramsci, pensador comunista cuyas ideas sobre la lucha entre élites parecen hoy, muchas décadas después de su muerte, tan actuales.
Erdogan, primer ministro turco, hacía referencia a esta preocupación: “Hay un problema que se llama Twitter. Allí se difunden mentiras absolutas”. Una declaración que resume el sentir de muchos políticos, intelectuales…y periodistas. Hace años el punto de mira, el enemigo, en situaciones similares hubieran sido los medios de comunicación, ahora son las redes sociales, lo digital, porque tienen parte del papel que anteriormente tuvo la prensa; la opinión pública gravita sobre ellos, como si fueran una corriente, un caudal. Y los medios, sin negar el papel que siguen desempeñando en ocasiones, ven como parte de su posición social ha menguado, está siendo también desplazada. Sus propios trabajadores se acaban de manifestar en Estambul contra el autoritarismo del gobierno y la autocensura de las cabeceras para las que escriben.
El usuario de Twitter @Paktin sentenciaba: “Los medios turcos demostraron que ninguno es suficientemente valiente para hacer las noticias de hoy. La historia se está escribiendo a través de los medios sociales”.
La prensa lleva años debatiendo cuál es su nuevo modelo de negocio, incluso algunos se atreven a plantear una imprescindible transformación de producto más allá de las obvias metamorfosis a las que obliga el multimedia. La compra del Washington Post por Jeff Bezos no hace sino agitar esta polémica. Pero… y si la cuestión básica fuera ¿qué papel reclama la sociedad para los medios cuando se enfada con ellos por estar ausentes de sus cambios, de su vida? Contestando a esta última pregunta seguro que se halla la respuesta a las anteriores.
(*) Mario Tascón y Yolanda Quintana son autores del libro Ciberactivismo: las nuevas revoluciones de las multitudes conectadas.
TRIBUNA
Revoluciones en red
Las redes sociales empiezan a desempeñar el papel que tuvo la prensa
Mario Tascón / Yolanda Quintana Serrano
Los ciudadanos reclaman en todo el mundo un cambio del modelo económico y político; lanzan mensajes con sus demandas a través de nuevas plataformas; y urgen un cambio en el ecosistema de los medios de comunicación.
En Madrid las personas congregadas en la puerta del Sol desde los primeros momentos del #15M clamaban contra los medios tradicionales que, a su modo de ver, no estaban destacando lo que sucedía en las calles. Sol se había llenado de manera inesperada para los políticos, la policía y… muchos periodistas.
Mientras que las protestas de la capital española ocupaban espacio en los informativos de los principales sitios web y televisiones tradicionales extranjeras, los medios locales apenas hacían ligeras menciones sobre aquel fenómeno que aparecía de improviso ante sus ojos y que incluso fue recibido por muchos comunicadores con aspereza.
Sin embargo el movimiento consiguió una gran repercusión pública sin que, en general, hubieran funcionado los mecanismos de mediación comunicacional convencionales. Las antiguas élites que estaban siendo acusadas (políticos, sindicatos, medios), los organizadores, y las nuevas masas que protestaban así como la propia población general se empezaron a enterar de lo que pasaba en un 82% por las redes sociales frente a un 33% por la tele o un 23% por la prensa, según datos del análisis Tecnopolítica y 15M.
El mecanismo viejo de transmisión de mensajes y movilización social no se había comportado como siempre, pero el efecto de lo nuevo mezclado con lo viejo era muy superior.
En las primaveras árabes los movimientos sociales habían pasado también desapercibidos para las agencias de prensa y los observadores internacionales hasta el estallido final. Los primeros y más recientes ecos de las manifestaciones apartidistas en São Paulo y resto de ciudades brasileñas solo fueron recogidos al principio por la prensa local e internacional como simples “protestas por las tarifas del transporte público”.
Los políticos están descolocados en un mundo que les cuesta comprender
En Turquía ha pasado lo mismo y las masas de indignados dieron la espalda a los políticos al igual que a los medios de toda la vida: ninguno les había anticipado nada de lo que se avecinaba. La gente a falta de periodismo independiente se ha puesto a tuitear. El terreno está abonado con el hartazgo social y por el silencio cómplice de diarios, radios y televisiones con la corrupción política.
Hace pocos días leíamos en este periódico: “Al concluir la protesta, el Movimiento por el Pase Libre de São Paulo emitió un comunicado en Facebook, su gran medio de difusión, donde decía (…)”. El gran medio de difusión de los brasileños no es la poderosa Globo TV, ni el popular diario Folha de Sao Paulo, es Facebook, una red social global.
Los indignados (en una gran parte las clases medias) han venido tomando esas redes como los nuevos medios de comunicación y difusión de ideas y actividades, a la vez que desarrollan una hostil actitud hacia buena parte del colectivo de la prensa convencional, al que acusan de, como mínimo, connivencia con el poder económico y político del cual emana la situación de crisis contemporánea. En México el importante movimiento #yosoy132 se inició como contestación a la supuesta imposición mediática del candidato Peña Nieto y su primer punto reivindicativo pide la democratización y transformación de los medios.
Históricamente en cada cambio político importante algún nuevo medio de comunicación había acompañado y crecido con la nueva élite emergente que luchaba por conseguir el poder. Siempre había una radio, un periódico hermanado de algún modo con las masas reformistas o revolucionarias. Hoy ese papel apenas es asumido por algunos periodistas individuales, pequeños medios digitales, redes de blogs o incluso antiguos y nuevos foros utilizados como catacumbas en las que se preparan y discuten estrategias políticas. Las cabeceras tradicionales están en gran parte ausentes.
La labor de watchdog (vigilantes del poder) que tradicionalmente se atribuyó a los periodistas ha desaparecido del imaginario de los lectores. No hay alli lugar más que para un puñado de periodistas que aguantan como pueden su imagen de independientes, y ahora a ellos se suman blogueros, tuiteros o redes de opinión colectiva en la que no se distinguen con claridad las voces más significadas porque cada día hay oportunidad para una nueva. Un problema incluso de interlocución para el poder tradicional que no sabe con quién tiene que hablar, con quién puede negociar, a quién intentar sobornar ya que no hay líderes. Las aristocracias políticas y financieras están inquietas. Lo anticipan las letras de grupos de punk rap como Los Chikos del Maíz en su canción El miedo va a cambiar de bando. Ahora es el rap y no el rock la música de la reivindicación.
¿Qué papel pueden tener los medios si están ausentes de las vidas de las personas?
El papel de foro de la opinión pública y la democracia está siendo arrebatado a los pseudo-parlamentos de tubos catódicos y los escaños de papel impreso por las nuevas élites conectadas que se empiezan a configurar y que llevan a la calle y a las redes la discusión política, en un nuevo espacio con tremendas resonancias a bits e incomprendido por las élites antiguas, desplazadas por una marea que en cada sitio adopta un color y una red social de cabecera. Políticos, pero también periodistas, se sienten descolocados en un mundo que les cuesta comprender. Ya lo anticipó Barlow en su Declaración de Independencia del Ciberespacio en 1996: “Gobiernos… no sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos (la Red)”
Una idea antes podía ser transcrita con tinta en un papel, ser un titular, o la cubierta de un manifiesto; hoy pasa a convertirse en software y a formar parte de un nuevo mecanismo en el que la colectividad es capaz de mejorarla, moverla y discutirla a una velocidad que hubiera sorprendido a Antonio Gramsci, pensador comunista cuyas ideas sobre la lucha entre élites parecen hoy, muchas décadas después de su muerte, tan actuales.
Erdogan, primer ministro turco, hacía referencia a esta preocupación: “Hay un problema que se llama Twitter. Allí se difunden mentiras absolutas”. Una declaración que resume el sentir de muchos políticos, intelectuales…y periodistas. Hace años el punto de mira, el enemigo, en situaciones similares hubieran sido los medios de comunicación, ahora son las redes sociales, lo digital, porque tienen parte del papel que anteriormente tuvo la prensa; la opinión pública gravita sobre ellos, como si fueran una corriente, un caudal. Y los medios, sin negar el papel que siguen desempeñando en ocasiones, ven como parte de su posición social ha menguado, está siendo también desplazada. Sus propios trabajadores se acaban de manifestar en Estambul contra el autoritarismo del gobierno y la autocensura de las cabeceras para las que escriben.
El usuario de Twitter @Paktin sentenciaba: “Los medios turcos demostraron que ninguno es suficientemente valiente para hacer las noticias de hoy. La historia se está escribiendo a través de los medios sociales”.
La prensa lleva años debatiendo cuál es su nuevo modelo de negocio, incluso algunos se atreven a plantear una imprescindible transformación de producto más allá de las obvias metamorfosis a las que obliga el multimedia. La compra del Washington Post por Jeff Bezos no hace sino agitar esta polémica. Pero… y si la cuestión básica fuera ¿qué papel reclama la sociedad para los medios cuando se enfada con ellos por estar ausentes de sus cambios, de su vida? Contestando a esta última pregunta seguro que se halla la respuesta a las anteriores.
(*) Mario Tascón y Yolanda Quintana son autores del libro Ciberactivismo: las nuevas revoluciones de las multitudes conectadas.
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Yolanda Quintana Serrano
martes, 4 de junio de 2013
DIMENSIONES DE LO REAL

Pensar Economía virtual: ¿fisión o especulación? (1/3)
Pedro Rodríguez Rojas
En este artículo deseamos abordar la doble cara de la nueva economía. Una donde lo virtual es un negocio y por el otro la economía virtualizada-tecnologilizada.
Según Zygmunt Bauman (2004), es comprensible que Rockefeller haya querido que sus fábricas, ferrocarriles y pozos petroleros fueran grandes y robustos, para poseerlos durante mucho, mucho tiempo (para toda la eternidad, si medimos el tiempo según la duración de la vida humana o de la familia). Sin embargo, Bill Gates se separa sin pena de posesiones que ayer lo enorgullecían: hoy, lo que da ganancias es la desenfrenada velocidad de circulación, reciclado, envejecimiento, descarte y reemplazo, no la durabilidad ni la duradera confiabilidad del producto.
Diferiremos de esta afirmación en cuanto Bauman parce negar el poder de la producción sin la cual las empresas de Gatas no podría hacer nada.
La participación en los mercados internacionales de las industrias asociadas con las TICs crece continuamente en virtud de elaborar «productos» que son componentes importantes en casi todas las actividades económicas, a la vez que forman un sector comercial con características propias, donde se concentra una gran inversión, llegándose a estimar que es la tercera a nivel mundial, sólo superada por los servicios sanitarios y el sector financiero; http://elmercadoenlared.blogspot.com/
La facilidad, practicidad y comodidad a la hora de realizar nuestros asuntos comerciales y sociales a través de la red son los alicientes para que cada vez más personas y empresas estén en continua relación virtual.
Se compra a través de Internet principalmente por tres motivos: o bien porque el producto deseado no se encuentra en una tienda, o bien porque lo que se quiere comprar sea más cómodo a través de Internet o también por que el producto se adquiera más barato comprándolo pro Internet.
La quiebra de las empresas.com: “En el trascurso de 2000 se produjo una gran crisis en estas empresas, iniciado con la caída del NASDAQ y el proceso de revalorización de muchas empresas sobrevaluadas. Muchos grandes proyectos murieron y otros quedaron expuestos al público en su imagen verdadera: improvisación, expectativas desmesuradas, gastos inútiles, falta de previsión y de control. Resultó que el nacimiento y crecimiento de la mayoría de esos proyectos se había producido puramente con dinero de inversores, y cuando ese dinero se agotó, los sitios se cayeron como castillo de naipes” (Cibernegocios S. Samoilovich.2001).
Esta crisis a mediados del 2003 empieza a resolverse. Muchas empresas encuentran en la red una nueva posibilidad de sacar sus mercancías al exterior y aumentar sus beneficios. De este tipo son, por ejemplo, páginas web de moda, centros comerciales, restaurantes, restaurantes de comida rápida, inmobiliarias, automovilísticas, servicios técnicos, mensajería, consultorías, agencia de viajes, vuelos, hoteles, mobiliario, construcción, educación privada, servicios de limpieza, canguros, parques de atracciones, supermercados, informática, cine, música, literatura (excepto las descargas, que formarían parte del siguiente tipo de mercado virtual). http://elmercadoenlared.blogspot.com/
De las redes sociales virtuales como Myspace, Tuenti, Facebook, Fotolog, Twitter... se puede afirmar en la actualidad que buena parte de sus ingresos provienen de la venta de datos privados a compañías publicitarias que hacen estudios para segmentar la publicidad según los perfiles.
EL IMPULSO, Barquisimeto, 28 de mayo de 2013
Pensar - Economía virtual: ¿fisión o especulación? (2/3)
Pedro Rodríguez Rojas
Otro tipo de empresas que operan única y exclusivamente a través de Internet son las Modelo Cisco Systems que desarrolló Castells para manifestar “que casi todo el trabajo interior de empresa, de relación con los proveedores y de relación con los clientes se está haciendo por la red. Cisco Systems, es el nombre de la empresa productora del 85% de equipamientos de telecomunicaciones del backbone de Internet en el mundo, de routers y switches (enrutadores y conmutadores) El 90% de las ventas de esta empresa y de sus transacciones se hacen mediante la relación a través de su web de los proveedores de la empresa y los clientes, sin que la empresa haga nada más que poner la ingeniería, poner la web, actualizarlo cada hora, garantizar calidad y organizar la red de proveedores”. La economía Internet está cambiando los métodos de valoración económica. El desarrollo de las empresas de Internet se basa, sobre todo, en la existencia de capital-riesgo que permite financiar ideas antes de que haya producto. Es decir, se crea valor a partir de la innovación sobre la base de la valorización del mercado de las iniciativas que se desarrollan en términos de empresa. Hemos pasado a una economía en la que la expectativa de generación de beneficios a través de la empresa es reemplazada por la expectativa de generación de nuevo valor en el mercado financiero. (Subrayado nuestro) http://elmercadoenlared.blogspot.com/
La facilidad, practicidad y comodidad a la hora de realizar nuestros asuntos comerciales y sociales a través de la red son los alicientes para que cada vez más personas y empresas estén en continua relación virtual.
Se compra a través de Internet principalmente por tres motivos: o bien porque el producto deseado no se encuentra en una tienda, o bien porque lo que se quiere comprar sea más cómodo a través de Internet o también por que el producto se adquiera más barato comprándolo pro Internet.
La quiebra de las empresas.com: “En el trascurso de 2000 se produjo una gran crisis en estas empresas, iniciado con la caída del Nasdaq y el proceso de revalorización de muchas empresas sobrevaluadas. Muchos grandes proyectos murieron y otros quedaron expuestos al público en su imagen verdadera: improvisación, expectativas desmesuradas, gastos inútiles, falta de previsión y de control. Resultó que el nacimiento y crecimiento de la mayoría de esos proyectos se había producido puramente con dinero de inversores, y cuando ese dinero se agotó, los sitios se cayeron como castillo de naipes” (Cibernegocios S. Samoilovich.2001).
Los productos virtuales son objetos no físicos que se compran o intercambian para uso dentro de las comunidades online sociales, de juego y citas. Un producto virtual no tiene valor intrínseco en el mundo real más allá del valor de uso personal para el consumidor que adquiere el artículo.
Economía virtual es una economía emergente que existe en un mundo virtual persistente, por lo general el intercambio de bienes virtuales en el contexto de un juego en Internet. Estas personas entran a las economías virtuales para la recreación y el entretenimiento más que por necesidad, lo que significa que las economías virtuales carecen de los aspectos de una economía real que no se consideran "divertido" (por ejemplo, los jugadores en una economía virtual no es necesario para comprar alimentos para sobrevivir, y normalmente no tienen necesidades biológicas en todos). Sin embargo, algunas personas interactúan con las economías virtuales para "verdadero" beneficio económico.

Pensar - Economía virtual: ¿fisión o especulación? (3/3)
Pedro Rodríguez Rojas
Economías virtuales se observó en MUDs jugador y multijugador masivo en línea juegos de rol (Mmorpg). La mayor economía virtual se encuentra actualmente en los Mmorpg. Economías virtuales también existen los juegos de simulación en la vida que pueden haber tomado las medidas más radicales hacia una economía virtual que une con el mundo real.
Entre hackers, expertos de tecnología y programadores se está desarrollando una economía virtual cuya moneda no existe en metal ni papel, no tiene regulación ni banco central y más bien se compone de dígitos. Es una nueva divisa, aún en etapa experimental, pero con la que ya se realizan transacciones comerciales, procesos de compra y venta de bienes y servicios, así como transferencias internacionales.
Libro blanco del comercio electrónico Cuando hoy nos cuentan que hay más de 2.300 millones de personas conectadas a Internet en todo el mundo o que existen 290 millones de servidores web y más de 20.000 millones de páginas es cuando empezamos a darnos cuenta de que ya no estamos hablando de lo que se puede o no hacer por Internet y de su razón de ser sino que estamos ante una realidad social y económica de la que necesariamente tenemos que formar parte. (Guía Práctica de Comercio Electrónico para Pymes España 2009.11)
Y estamos hablando de un volumen total de compras que hoy se calcula en 103 billones de Euros y que se elevará a 263 millones en 2011. Sólo en Europa. En ese año se estima que habrá más de un 70% de usuarios europeos de Internet que acabará haciendo sus compras en la red y lo que es incluso más importante y que apuntábamos antes: al margen del propio tamaño del mercado on-line, se estima que internet va a suponer una influencia directa sobre al menos el 50% de todas las ventas que se realicen al por menor en un período no superior a 5 años. Las proyecciones en Estados Unidos son todavía más espectaculares y proyectan un crecimiento hasta superar nada menos que el trillón de dólares anuales en el año 2012 (US eCommerce Forecast: 2008 To 2012/Jupiter Research).
En cuanto a lo que la venta de productos se refiere, la primera categoría que aparece es la electrónica. Este sector, a pesar de trabajar con márgenes muy ajustados, suele ofrecer mejores precios a los clientes gracias a su menor estructura de costes respecto al canal físico, ofreciendo a su vez las mismas garantías y nivel de servicio. La segunda categoría respecto a volumen de negocio la ocupa la ropa y los complementos. Este tipo de productos, a pesar de la dificultad aparente de no poderlos ver físicamente ni podérnoslos probar, han tenido un importante auge en los últimos años al ofrecer precios muy competitivos y/o series limitadas y exclusivas de determinado tipo de prendas y productos. En este sentido, uno de los modelos de comercialización que más éxito ha tenido en los dos o tres últimos años, es el de los clubs privados.
En tercer lugar, se sitúan los libros que fueron de los primeros productos al alcance del usuario final vía comercio electrónico. Este tipo de venta sigue suponiendo un porcentaje importante del total en cuanto a cifras globales de comercio electrónico. Actualmente el 10,5% del comercio electrónico lo concentra la categoría de alimentación y bebida, donde la compra en supermercados juega un papel importante Otra de las áreas que tiene un peso importante en los servicios online y que presenta cada vez una mayor penetración de mercado es la actividad de e-learning. Los servicios de venta de billetes de transporte, son para muchos usuarios la puerta de entrada al comercio electrónico y una forma de familiarizarse con los métodos de pago en Internet. (Guía Práctica de Comercio Electrónico para Pymes España 2009.19)
Ilustraciones: Fanny Sanín ("Acrylic nr. 7"), Wassily Kandinsky ("Rejilla negra") y Eva Vázquez ("Librósfera").
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