La pregunta por la técnica
Abriendo umbrales hacia el siglo XXI
María Eugenia Esté
Al lado de la vocinglería político-electoral y de ese gesto testarudo de nuestros "líderes" de reafirmar un mecanismo de cohesión social basado en el parasitismo económico, la alcahuetería, la rapiña, el mal gusto, la mueca peyorativa y el manoseo machista, otras Venezuelas trabajan silenciosamente por abrir los umbrales hacia el siglo XXI.
Al lado de la decadencia, la degeneración y el empobrecimiento material e intelectual de la Universidad Central de Venezuela, pequeños e incipientes nichos de aires nuevos y discusiones actuales van construyendo su espacio en la cada vez más pauperizada vida académica.
Un seminario de Tecnopsicología fue creado recientemente en la Escuela de Psicología de la UCV, un curso regular de Filosofía de la Tecnología se abre campo en el Departamento de Praxis de la Escuela de Filosofía, en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo nuevos y viejos arquitectos argumentan en torno a los efectos de la realidad virtual en el diseño de inmuebles y ciudades, y la Escuela de Comunicación Social de la UCAB discute la incorporación de un programa de Sociología de la Tecnología en su nuevo pensum de estudios.
Estos campos de reflexión que se levantan todavía sobre esfuerzos individuales, a la vez que estimulan la curiosidad de un grupo creciente de jóvenes estudiantes, enfrentan obstáculos de distinta naturaleza que van desde la escasez de recursos para la contratación de estudiosos en estas materias y la adquisición de equipos (computadoras para estudiantes y profesores, servidores de conexiones dedicadas, laboratorios audiovisuales, cinematecas, bancos de datos, etc.) hasta la minucia presupuestaria y el enredijo burocrático que estimulan las sectas mediocres y la corrupción, pasando por la ingenuidad o la ignorancia de quienes creen que la presencia de la tecnología es un asunto sólo de países desarrollados, y que sus efectos se remiten a un grupo minoritario y selecto que usa computadoras. Sin hablar, por supuesto, del temor que la apertura de nuevas dimensiones de saber inspira a tanto anacronismo ambulante que hay en nuestras academias.
El seminario de Tecnopsicología está empeñado en demostrar, entre otras cosas, que el uso de la realidad virtual, aquí mismo en Venezuela, puede ser sumamente beneficioso para el tratamiento de distintas clases de fobias. El debate de los arquitectos venezolanos familiarizados con las nuevas tecnologías para la investigación y la educación conduce a la puesta en cuestión de la materialidad de los espacios, de la misma manera que es relevante para los urbanistas estudiar cómo el mejoramiento del sistema telefónico, y por tanto el envío seguro y rápido de documentos por fax, influye en la red de motorizados-mensajeros que se distribuye por la ciudad.
Un curso de Sociología de la Tecnología tendría que abrir una discusión acerca de los efectos que el nuevo tendido eléctrico que Venezuela y Brasil piensan construir en el sur del país produciría sobre las comunidades indígenas y sus especificidades culturales, o cómo integrar el conocimiento que estas culturas tienen del medio ambiente y sus maneras de relacionarse con la naturaleza a fin de amortiguar las consecuencias abrasivas de la modernidad.
El curso de Filosofía de la Tecnología, anclado como debe estar a la búsqueda de las causas últimas, genera la polémica necesaria en torno a la transformación de lo humano a propósito del proyecto de cartografía del genoma humano, próximo a concluir en su primera fase; y en relación con el uso de tecnologías de reproducción que se va extendiendo, aquí en nuestro país, entre parejas y mujeres de distintas clases sociales.
A contrapelo de la ceguera de los dirigentes políticos en general, y de las autoridades universitarias en particular, estos umbrales se abren y ensanchan: hoy cuando escribo estas líneas me tropiezo con los discursos de los candidatos a rectores (segunda vuelta), esgrimiendo electoralmente las banderas de las redes cibernéticas para la investigación, la docencia y los procesos administrativos. Curioso, ¿verdad?
meste@netscape.net
NION
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