La Caracas de 1945
María F. Sigillo
A las nuevas generaciones les sorprenderá saber que Caracas fue una ciudad pequeña o una aldea grande, con estrechas calles, innumerables líneas telefónicas y cables de alta tensión tendidos de esquina a esquina, un diferente clima y una población apacible, aunque taciturna por su condición capitalina y la rudeza de las muchas dictaduras padeció.
Iba creciendo la ciudad por el impacto de una naciente modernidad que la renta petrolera comenzaba a sufragar. Desde los tiempos de López Contreras ya había planes para la transformación urbana que después sería radical, pero aún así mantenía su aire colonial.
Poco a poco, dice un viejo artículo de la revista Elite, “Caracas se ensancha, diremos mejor se desborda hacia todos lados, buscando aire, luz y sol. En un crecimiento originado principalmente por la industria de la construcción con el esfuerzo e iniciativa del Gobierno”.
altEl progreso incontenible que invadió a Caracas desde que el Presidente Medina Angarita dio el primer golpe de pico en la casa distinguida con el Nº 23, situada al oeste de la Plaza Miranda, aquel 25 de julio de 1942, en el Barrio “El Silencio”, fue llenando de aires de modernización la ciudad, que para 1945 sellaba con el último bloque la Reurbanización, como modelo piloto de transformación del barrio en la urbanización.
Vemos como se da el inicio en enero de ese año, con la primera celebración de la “Semana del Maestro” inaugurando una obra que constituyó un moderno edificio para la Escuela Normal de Maestros “Miguel Antonio Caro”. Febrero, con la inauguración del Busto de Sucre en el Patio de la Escuela Militar. Le siguen obras como el Edificio Phelps entre las esquinas de Veroes a Ibarras, descrito por los medios impresos como el “Esbelto Edificio de Siete Pisos”, cinco de los cuales ocuparía la Compañía Consolidada de Petróleo.
Se celebra e instaura por primera vez en el país, el Primero de Mayo como Día del Trabajador, y en ese mismo mes se establece el derecho al sufragio para las mujeres mayores de 21 años que sepan leer y escribir. E irónicamente fue inaugurado el último bloque y la “Plaza Urdaneta” (hoy “O’Leary”), el 23 de agosto de 1945 en conmemoración del centenario del fallecimiento del General Rafael Urdaneta, en una ceremonia apoteósica dirigida por el Gobernador Nucete Sardi que quedó plasmada en postales y fotografías de la época.
Algunos sucesos en el campo laboral, como el despido violento de 17 trabajadores autobuseros que generó inmensas colas de pasajeros en el transporte público; una huelga de pregoneros de “El Heraldo”; pliego conflictivo de los trabajadores cigarrilleros; la municipalidad ordena a todos los dueños de edificios pintar las fachadas. Corrían así los días de una movilizada ciudad.
La Caracas del 18 de octubre de 1945 amanece con una estruendosa sublevación. Para entonces existían numerosos cuarteles como el San Carlos, La Planta, el Ambrosio Plaza. Los hechos violentos fueron expandiéndose por la ciudad, pero los objetivos militares estaban centrados en el control del cuartel San Carlos y, por supuesto, el Palacio de Miraflores. El día 19 Sobrevolaban aviones militares y fue atacada la Escuela Militar (La Planicie). Se peleó duramente en Paguita, El Observatorio, El Calvario y El Silencio. El 29 de noviembre el Presidente Medina sale expulsado de Venezuela, junto a otros altos personeros civiles y militares de sus respectivos regímenes, dando paso a una Junta Revolucionaria de Gobierno.
La Caracas de 1945, culmina con la demolición de El Circo Metropolitano entre las esquinas de Miranda a Puerto Escondido, clausurado el 19 de abril con la triunfal presentación del novillero Luís Sánchez “Diamante Negro”. Había sido inaugurado en los días de Joaquín Crespo - 2 de febrero de 1896 - y en la tarde de apertura alternaron el famoso espada Manuel Hermosilla y Francisco Jiménez “Rebujina”.
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