NOTITARDE, Caracas, 20 de octubre de 2013
La oración: diálogo de fe con Dios (Lc.18, 1-8)
Joel Núñez Flautes
La persona humana, como un ser creyente, tiene la capacidad de convertirse en interlocutor de Dios; es decir, de poder hablar con Él, de escucharle y esto se da a través de la oración, que es una expresión de la fe que el hombre posee y que ha recibido como un don. Es extraordinario reconocer esta capacidad que tiene el hombre de dialogar con Dios y que, como lo podemos reflexionar en la parábola del juez corrupto y de la viuda suplicante en el evangelio de hoy, Jesucristo nos recuerda esta realidad que el hombre es capaz de vivir en su relación con Dios.
La parábola deja ver que Dios escucha a sus elegidos, que lo invocan frecuentemente. Si aquel juez corrupto fue capaz de atender a la súplica de la viuda, sólo con el fin de no seguir soportando su insistente demanda de justicia, ¿con cuánta mayor razón Dios atenderá a las súplicas y prestará oído a los ruegos de sus hijos? Dios es un Padre amoroso, un Padre fiel, dispuesto al diálogo, al encuentro con el hombre; de ese diálogo amistoso, filial, quedan en el corazón humano muchos dones: paz, amor, esperanza y la mayoría de las veces, la respuesta a aquello que suplicamos o pedimos con fe. Como dice el refrán popular: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Así, la persona que aprende a tener una conversación frecuente y confiada con Dios, va adquiriendo aquello que Dios mismo es esencia, algo de Dios le queda en su alma, algo de Dios podrá luego transparentar en sus relaciones y actividades cotidianas.
Por supuesto, la oración no se debe quedar sólo en “pedirle cosas a Dios”, hacer una relación mercantilista; debe ser también para darle gracias, para alabarle, o simplemente para estar con Él y en Él, sabiendo que sólo estar junto a Él o Él dentro de nosotros nos llena de paz, de equilibrio; nos capacita para mirar de forma distinta al mundo y al mismo tiempo nos compromete a trabajar para transformar las estructuras injustas y de miseria que a diario vemos en nuestro entorno y que ya Jesús en su parábola describía como realidad de la cultura de su tiempo: una cultura dominada por los romanos, sometida al hambre y la explotación. Por eso, ¿qué puede hacer el creyente en medio de una situación parecida? Invocar a Dios, pedirle su fuerza, y junto con Él comprometerse a que las realidades cotidianas tiendan a la verdad, a la justicia, a la paz, al progreso para todos, al respeto de la dignidad de cada uno.
Hoy en día, aparecerán muchos hombres parecidos al juez corrupto de la parábola “que ni temen a Dios ni a los hombres”, y por eso surgen unas preguntas: ¿qué haremos los cristianos frente a esto? ¿Perderemos la fe? Como dice Jesús: “¿cuando venga de nuevo el Hijo del Hombre encontrará todavía fe en la tierra?” Todo dependerá de nosotros los cristianos que debemos mantener un contacto frecuente con Dios y tenemos el deber moral y evangélico de testimoniar ante el mundo que como fruto de ese diálogo y encuentro continuo con Dios, revelado en Jesucristo, luchamos por una mejor sociedad, emprendemos y tomamos la palabra cuando se ve amenazada la justicia, la libertad, la paz, los valores y derechos fundamentales de todos y cada uno de los seres humanos sin distingo de raza, religión, cultura, clase social ni color político. Por tanto, el cristiano que acude diariamente a la oración, no sólo va en busca de aquello que necesita para sí, como la viuda del evangelio, sino que sale y debe salir capacitado para mirar al mundo con los ojos de Dios; ese encuentro le permitirá ver, escuchar, entender, palpar, donde debe estar la prioridad en su servicio, en su labor apostólica, en su contribución con la sociedad. Así la oración no será ni se presentará como “un opio para el pueblo”, sino que hará ver que el hombre en su capacidad de trascendencia y a la luz del evangelio vivido como encuentro continuo con Jesucristo, recibe nuevos y acertados impulsos para contribuir al bien de la Iglesia y de la sociedad.
IDA Y RETORNO: Ayer, como Capellán-sacerdote del Equipo Trotamundos, junto a la directiva y patrocinantes, tuve la dicha de estar en el presídium y recibir y presentar a la prensa al nuevo jugador del Equipo para la temporada 2013-2014: Jack Martínez, que junto al nuevo técnico Jorge Arrieta harán un papel importante junto con los demás jugadores. Bienvenidos y felicitaciones a la directiva por esta contratación y desde ya muchas bendiciones. Agradezco al departamento de prensa de Trotamundos sus frecuentes atenciones y detalles.
Desde hoy y para seguir impulsando la presencia espiritual dentro del Equipo Navegantes de Magallanes, iniciaremos un proyecto de oración y meditación de la Palabra de Dios que haremos todos los domingos que haya juego en Valencia. Pedimos oraciones por este proyecto que realizaremos respetando la fe y creencia de los jugadores que no sean cristianos católicos. Agradezco el apoyo de la directiva del Equipo y el apoyo de los jugadores; que han ido permitiendo que los valores del evangelio permeen el corazón de los que son estímulo, modelo y alegría para tantos fanáticos en el país. Muchas bendiciones y muchos éxitos.
Cfr. http://elimpulso.com/articulo/hasta-cuando-tener-fe#.UmUmL1MweEw
Reproducción: Mary Heras ha tenido la gentileza de aportar el Evangelio en versión comic para el grupo Homilías / Facebook (https://www.facebook.com/groups/376815057371/).
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