Ignorantes y temerarios
Hermann Alvino
En una clase magistral dictada hace pocos días por el escritor
italiano Umberto Eco en la ONU, referida al problema de la pérdida de la
memoria en los tiempos modernos, debido a la infuencia de Internet,
Google, Wikipedia, etc., resalta su reflexión sobre las consecuencias de
los actos temerarios por parte de gobernantes históricamente iletrados,
o ignorantes, que viene a ser lo mismo, considerando su oficio.
Decía Eco que si Hitler se hubiese leído “La Guerra y la Paz” de
Tolstoi, o que si George Bush se hubiese leído algo de la historia de
Asia, entonces, ni los nazis habrían invadido a Rusia, ni EEUU lo
hubiese hecho con Afganistán -cosa que la URSS también hizo en 1979,
saliendo con las tablas en la cabeza diez años más tarde-, por el simple
hecho de que la experiencia documentada indicaba que a esas regiones,
sea por el clima, lo abrupto, y por su inmensidad, nunca se les ha
podido conquistar, o al menos no con la guerra convencional de cada
época.
A Eco le inquietan los efectos que sobre nuestro cerebro causa el
inmediatismo informativo de Internet, al desdeñar el esfuerzo mental
para recordar asuntos fundamentales en nuestra perspectiva de vida, y
sustituirlo con el esfuerzo de la mano sobre el mouse navegando por un buscador de la red que nos provea el dato requerido.
Claro que esto tiene matices, puesto que recordar mentalmente
teléfonos, o la fecha de inicio del período chavista, no agrega valor
cerebral, por ello nadie duda sobre la utilidad de una agenda
electrónica, o de Internet para saber cuando comenzó la pesadilla
nacional; lo que en cambio sí es importante es saber la relación
eventual entre esos contactos telefónicos, o el contexto del ascenso al
poder de Chávez, y saber por ejemplo que antes de éste hubo un Caldera
II, quien llegó a la presidencia por una serie de carambolas, errores
ajenos y habilidad propia para aprovecharlas, etc.
Eco se refiere entonces a un asunto de elemental sentido común, cuyo
descuido durante las últimas décadas lo ha ido convirtiendo en un
problema serio, dado lo fragmentado de la información, en parte como
consecuencia de la especialización extrema de los oficios, que obliga a
resolver de manera puntual e inmediata los asuntos urgentes, apartando
lo importante, esto es, la carencia de contexto y perspectiva de la
información, empobrecida además, en el caso de los gobernantes
ignorantes, por la ideología adoptada, proceso que éstos han vivido de
forma casi siempre irracional, y no como producto de una reflexión
sustentada en una formación sistemática, sea ésta institucional o
autodidacta, a través de la cual habrían estado obligados a conocer
cosmovisiones alternas de la sociedad.
Claro que si a esta cultura de inmediatismo unidimensional le unimos
la desestructuración de los contenidos de la educación formal que se
imparte en casi todo el mundo, el efecto está a la vista, porque
podremos multiplicar con calculadora sin saber que esta operación es una
generalización de la suma aritmética, y reconoceremos -si acaso- un
plano de nuestra ciudad sin imaginarnos como se inserta en el mapa del
país o del continente, y sabremos que las alcantarillas son redondas,
pero no sospecharemos que esa geometría es justamente la que les impide
caer dentro del hueco que tapan.
Y sabremos que con Chávez “tenemos patria”, sin imaginarnos que esa
forma de concebir una sociedad ya ha sido probada varias veces en otras
partes, y sin siquiera percatarnos que siempre ha fracasado, causando
enormes sufrimientos a millones de personas durante décadas-, y no precisamente por una mala aplicación de sus preceptos, sino porque éstos son conceptualmente errados. Y eso que al barinés le llegó a permear un mínimo de conocimientos, por la educación formal recibida, pero Maduro…ni eso tuvo.
Si aceptamos entonces que en ciertas opciones de política social, económica, militar, cultural, etc. hay una falla de origen,
entonces podremos comprender todos los apaños calientes que luego de la
primera helada fueron aplicando quienes intentaban conquistar Rusia, y
todas las variantes que por más de una década -y sin éxito- EEUU sigue
tercamente experimentando en Afganistán.
Y ciertamente también se comprenderán todos los apliques que
Chávez & Sucesores han ido probando para intentar que funcione
aunque sea algo de eso que han llamado Socialismo del Siglo XXI. Y eso,
asumiendo que creen en ello, que lo hacen de buena fe, y que lo suyo es
producto de ideales -aunque sea errados-, porque si al error de base le
sumamos que lo de ellos es dominar y enriquecerse, o que esa visión de
país no es más que una excusa para esconder sus perversidades -como es
el caso- el problema salta a otro nivel de dificultad, porque entonces
ya no queda claro si los parches que se van poniendo al colador
económico o social -milicias en las empresas, persecusión de viajeros,
censura de prensa, expropiaciones, etc.- son para que su concepción de
país funcione, o para que el poder de esta gente no se debilite.
Sea cual sea la razón de tanta loquera, y dada la connotada
ignorancia de toda esa chusma resentida que gobierna, solo queda
intentar comprender las razones de las opciones económicas de gente como
Giordani, quién después de todo es universitario y leído; pero tal vez
no quede más remedio que resignarse y recurrir a aquello de que la
universidad no pasó por él, sino él por la universidad, y creer en eso
que les sucede a tantos profesionales como él, que al ejercer la
profesión para la cual fueron presuntamente entrenados descubren que su
capacidad de aprendizaje real es nula, al tiempo que quienes les
rodean a su vez se percatan de que esa gente, no es que tenga muchos
años de experiencia y vivencia laboral acumulada, sino un solo año
repetido muchas veces.
Al primer grupo, el de los políticamente pervertidos, y a éste
último, que aun estudiando no han aprendido nada, les podemos añadir el
de quienes tienen una concepción errada de la sociedad, pero que no ha
sido intencional, puesto que ello implicaría haber conocido en
profundidad otras visiones del mundo -como la liberal-, sino que están
fuera de la realidad porque desde muy jóvenes han sido adoctrinados con
esas ideas, cuyo sonsonete hace ritmo con los resentimientos más
profundos que cada uno de ellos carga desde que tiene memoria; y tal vez
éstos sean los únicos con algún tipo de atenuante, por ser ignorantes puros, aunque compensado con el agravante de su temeridad, al aceptar la invitación del destino a gobernar y a destruir un país.
Ellos, por lo demás, son herederos de muchos demócratas ignorantes
que los precedieron -demócratas por aquello de que había elecciones cada
cinco años, pero nada más- y que fueron en parte responsables de tanta
ignorancia escolar propia y de la siguiente generación.
A todos ellos habría bastado con enseñarles en profundidad los
valores que encierran esos dos poemas de Calixto Pompa -”Estudia” y
“Trabaja”-, que son dos llaves utilísimas para abrir las puertas de esas
lecturas que Eco estima indispensables para cualquier gobernante.
http://vivalapolitica.wordpress.com/2013/10/24/ignorantes-y-temerarios/
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