De un acto frente a la casa del caraqueñísimo Simón
Luis Barragán
Un grupo de parlamentarios, hemos decidido constituirnos en comisión para reforzar y complementar el trabajo que están desarrollando sobria y pacientemente los diputados Walter Márquez y Abelardo Díaz. La doble nacionalidad que constituye un indicio inocultable, grave y delicado, sobre Nicolás Maduro, así lo amerita. No obstante, permítannos señalar la curiosa circunstancia de lugar para constituirnos.
Convocada la rueda de prensa, nos dirigimos y la celebramos frente a la Casa Natal de Bolívar, en el casco histórico de Caracas. Antes de que hablasen los colegas precursores en las tareas de investigación, siendo alrededor de quince, cada uno de los diputados nos presentamos con nombre y apellido, indicamos la localidad donde nacimos y mostramos en alto nuestras partidas de nacimiento.
Un encuentro muy emotivo y significativo, hallándonos en la cuadra de Bolívar, a las puertas de la casa que lo vio nacer. Las cámaras al frente, dos personas evidentemente partidarias del gobierno despotricaron contra nosotros, una de ellas vendedora de bolígrafos, cuya humildad groseramente contrasta con los privilegiados del poder, mientras que las otros transeúntes en crecido número, se detenían y aplaudían por cada una de las intervenciones en la angosta calle empedrada, y – a lo lejos – observaban otras de franelas rojas, sin ánimo de defender a un gobierno generador de una crisis que los paraliza y puebla de dudas en torno a una fidelidad ayer fanática.
Recorrimos a pie la ida y la vuelta a la sede administrativa de la esquina de Pajaritos, rodando literalmente Walter, orgullosos de la valentía ejemplarizante de María Corina Machado, Vestalia Sampedro y Miriam Berdugo. Ofrecimos nuestro testimonio, tomando todo el tiempo necesario, a sabiendas de cumplir con un acto de responsabilidad histórica.
Finalizando la tarde, nos enteramos del zaperoco que suscitaron los supuestos custodios del casco histórico de Caracas, pues, muy poco o nada hicieron las cuadrillas violentas del oficialismo, según el vehemente reclamo del custodio superior. Hubo manifestaciones de cariño, comprensión y solidaridad de las personas arremolinadas e identificadas con nuestro planteamiento, ante la casa del caraqueñísimo Simón, y las redes elevaron los termómetros, por lo que aquellos halaron los pelos de su disgustada resignación ante el hecho cumplido.
Fotografías: LB, Casa Natal de Bolívar (Caracas, 02/10/13).
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