Obviamente, no simpatizamos con los "concursos de belleza". Además, fue sintomático que la crisis definitiva de los '90, también estuviese sumergida en esa profunda cultura de la banalidad, impuesta a lo Osmel. Esta vez, no ha contado - hasta el instante que escribimos - con el profundo impacto y conmoción de tiempos anteriores, paseándose una muchachita disfrazada de adulta extraordinariamente fashionada, en medio de las bambalinas.Preferimos, es nuestro derecho, por ejemplo, exaltar el coraje de la diputada Nora Bracho, a quien se le abre una investigación en la Asamblea Nacional, además, sugiriéndole un examen psiquiátrico. La Venezuela de estos días es otra, radicalmente distinta a la que soñamos. Sueños que nos mantienen firmes en nuestro andar. Y la que vendrá ha de ser diferente al imaginario saudita que subyace....
LB


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