jueves, 17 de octubre de 2013

OCTUBRIEDAD (2)

EL NACIONAL - DOMINGO 15 DE OCTUBRE DE 2000
El 18 de octubre de 1945
¿Héroes o traidores?
El miércoles se cumplen 55 años del derrocamiento del gobierno del general Isaías Medina Angarita. Sobre la fecha, que levanta aún ronchas y pasiones, debaten hoy el ex presidente Carlos Andrés Pérez, uno de los actores del movimiento, y Santiago Ochoa Briceño, jefe de la Policía de Caracas en ese entonces, que defendió con las armas el gobierno de Medina
Santiago Ochoa Briceño

El 18 de octubre interrumpió una transición política dirigida por los generales Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, que hubiera consolidado, sin sobresaltos ni angustias, un régimen democrático de amplias libertades públicas y nacionalismo militante.
Tuve el honor de servir al lado de los ex presidentes López y Medina por casi 20 años. Esa cercanía me permitió valorar sus extraordinarias condiciones de estadistas. El día del alzamiento militar me desempeñaba como comandante de la Policía de Caracas. Al frente de un grupo de valerosos agentes de esa Institución defendí, con las armas en la mano, hasta el último momento al régimen del general Medina. Esa actuación será para mí siempre timbre de orgullo.
La polémica sobre si el 18 de octubre fue una revolución o una asonada militar surgió de inmediato. Acción Democrática la denominó "la Gloriosa Revolución de Octubre", y a los militares que se insurreccionaron los presentaron como héroes. El golpe militar del 24 de noviembre rompió la ilusión. A partir de ese momento se transformaron en traidores. Analicemos las causas que provocaron el 18 de octubre para entender las circunstancias que condujeron a la alianza antihistórica de un partido socialdemócrata y un grupo de oficiales de tendencia militarista.
Dos graves errores políticos complicaron el final del período del presidente Medina: no incluir el sufragio universal y directo en la reforma de la Constitución de 1943 y limitar una importante transformación profesional en las Fuerzas Armadas. Al mantenerse la elección del Presidente de la República por el Congreso Nacional, se fortaleció la posibilidad de la ya manifiesta aspiración del general López de regresar a la Presidencia de la República. La enfermedad de Diógenes Escalante y la débil candidatura de çngel Biaggini abrieron la posibilidad de que el general López derrotara al candidato del gobierno en la elección presidencial. Esa certeza desesperó a la dirigencia de Acción Democrática, que consideró un grave retroceso regresar a las condiciones de represión del gobierno del presidente López Contreras. De allí a comprometerse en la asonada fue sólo un paso. Sin duda, una grave inconsecuencia con los principios que inspiraban a ese partido.
La política militar del presidente Medina fue totalmente desacertada. No entendió que la base fundamental de su prestigio se sustentaba en su ascendiente sobre los oficiales jóvenes. Los decepcionó al no producir la necesaria renovación en los mandos y agilizar sus ascensos. Además, su afán por democratizar al país le hizo olvidar la regla de oro del régimen andino: mantener al frente de las Fuerzas Armadas a un oficial prestigioso. Apenas observó que el general Juan de Dios Celis Paredes fortalecía su ascendiente militar lo transfirió al Ministerio de Fomento. Algo de eso también pasó conmigo, pues al observar que como jefe de Servicios en el Ministerio de Guerra y Marina tenía buen ambiente con los oficiales jóvenes, en vez de designarme director de Guerra, me transfirió a la Comandancia de la Policía de Caracas. Mantener al frente del Ministerio de Guerra y Marina, por varios años, al general Manuel Morán y su equivocado reemplazo por el coronel Delfín Becerra, dos oficiales sin mayor prestigio, favorecieron la conspiración. También incidió en el alzamiento la certeza del triunfo de la candidatura del general López. Era volver a los tiempos de los oficiales de campaña.
La "Juventud Patriótica Militar" necesitaba de Acción Democrática. Carecían del peso nacional para constituir un gobierno. Su alianza fue circunstancial. No había ninguna cercanía ideológica. Los jóvenes oficiales querían una modernización apresurada de Venezuela, pero los aspectos sociales no sólo no les importaban sino que miraban con recelo la movilización de masas.
Es verdad que Acción Democrática produjo importantes cambios políticos durante el trienio revolucionario, pero el golpe del 24 de noviembre comprometió totalmente esas reformas, dando paso al quinquenio pérezjimenista. De un gobierno democrático, honesto, nacionalista y respetuoso de las libertades públicas como era el régimen medinista terminamos en una dictadura corrupta, al servicio de intereses no nacionales. El 18 de octubre fue una más de nuestras tantas asonadas militares y la mejor demostración es observar que Acción Democrática y el propio Rómulo Betancourt dejaron de glorificar lo que en conclusión constituyó un tiempo oscuro para Venezuela.

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