lunes, 14 de mayo de 2012

EMERGENCIA, EMERGENCIA, FAVOR NO CEDER EL PASO


 

De la doble moción de urgencia
Luis Barragán

La ciudad capital experimentó un extraordinario sacudimiento por los consabidos y  dramáticos hechos de La Planta, a la vez que colapsó por un descomunal aguacero.  El mismo día, a las mismas horas, sesionaba la plenaria de la Asamblea Nacional, urgida por la aprobación de los sempiternos créditos adicionales y la designación de su representante por ante el tardíamente (re) activado Consejo de Estado.

El diputado Oscar Rondero, en medio de la discusión, absolutamente apegado al Reglamento Interior y de Debates, solicitó la palabra a objeto de proponer una moción de urgencia,  al agravarse la situación del centro penitenciario con la muerte de un vecino del sector. Hizo el correspondiente alegato que no sólo recibió el trato descortés y grosero del vicepresidente, diputado Aristóbulo Istúriz, quien dirigía el debate, sino que dijo o pretendió humillarlo apelando a los votos tristes de la bancada gubernamental.

El diputado Rondero, por cierto, impunemente secuestrado por grupos oficialistas en diciembre próximo pasado, naturalmente insistió soportando noble y caballerosamente el maltrato.  El diputado Istúriz, visiblemente disgustado, alegó que se estaba investigando sobre la aludida muerte y que no permitiría escándalo alguno, como si lo acecido al oeste de Caracas hubiese sido una divertida y ocurrente feria.

Lo cierto es que, sin mediar palabra alguna con sus dóciles, resignados y más que humillados compañeros de bancada, el diputado Istúriz sometió de nuevo a una rápida votación la moción que, probablemente, hubiese desembocado en la designación de una pequeña comisión de parlamentarios que se apersonara en el lugar de los acontecimientos evidentísimamente irregulares. Empero, hizo gala de una obscena arrogancia, exponiendo nuevamente la inflamada  soberbia de los privilegiados del poder que hoy actúan en un parlamento que antes les dio oportunidades para sus denuncias y también desplantes.

La muerte de un inocente no podía distraerlos de la aprobación de los  jugosos créditos adicionales ni de la importantísima designación del representante al Consejo de Estado que, generando tensiones y otros disgustos en esa larga procesión interna que padece el PSUV, maduraba con la enojosa lentitud de una  tarde lluviosa, aunque convulsionada.  Y es que, ausentes el presidente Cabello y la vicepresidente Eekhout del hemiciclo,  quedaba el vicepresidente Istúriz condenado a dirigir una sesión que no debía aprobar su nombramiento al Consejo de Estado, por las razones reglamentarias de rigor: aspiraba tal sitial, reventando de rabia ante el planteamiento del diputado Rondero, manejando robóticamente una bancada que jamás lo acompañaría sin la autorización del presidente convaleciente que ha de adivinar:  si Chávez Frías  no debió darle carácter orgánico a la Ley del Trabajo y se la dio, ¿por qué Istúriz tendría que ausentarse de un Consejo para la transición por un prurito reglamentario?

Fotografía: Juan Carlos Neira (Noticiero Digital)
Fuente: http://www.opinionynoticias.com/opinionpolitica/11760--de-la-doble-mocion-de-urgencia

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