La masificación de los programas informáticos de diseño gráfico, cada
vez de más fácil empleo, trae consigo la democratización de las
opiniones. Luce más cómodo y atractivo una pequeña leyenda con una
escena reveladora, que intentar un texto más o menos largo y, acaso,
comprometedor por los argumentos a los que obliga. Quizá un centenar de
miles de imágenes se exhiben en un mes para dar cuenta de la defensa u
oposición al régimen, corriendo por las redes sociales, unas veces, de
manera jocosa, y, otras, alarmante. Centenares que al año probablemente
se pierdan, reemplazados por otros centenares. Y una superior
complicación, por la abundancia y también por el ingenio que, a la
postre, puede convertirse en banalidad, nos hace desistir
frecuentemente de unas colección que promete ser cambiante. No obstante,
sin conocer la autoría, traemos a colación un ejemplo de tal
creatividad. Constituye un planteamiento acaso más contundente que el
dilucidado por algún medio de comunicación o por una voz parlamentaria,
en el diario trajinar de la política que, siéndola, no la admitimos como
tal en nuestros hogares, ámbito laboral, etc. Tomada de Facebook, la
hemos visto varias veces compartida y comentada, aunque también sabemos
de la completa anonimidad de un autor que, por vanidad ajena, recibe
otros nombres hasta que el motivo gráfico "pase de moda".
LB
No hay comentarios:
Publicar un comentario