sábado, 26 de mayo de 2012

TRANSGREDIDO

LA VANGUARDIA, 26 de Mayo de 2012
El presidente de Sudáfrica, con sus genitales al descubierto en un cuadro
Polémica en Sudáfrica por una pintura del artista Brett Murray en la que aparece Jacob Zuma con los genitales perfectamente visibles entre sus piernas
Lectores corresponsales 
Mariano Castrillón

Brett Murray, el pintor de La Lanza, la pintura que ha causado una especie de tsunami socio-artístico-político en Sudáfrica con repercusiones internacionales, es también el responsable de otras pinturas satíricas dirigidas al CNA en la exposición de sus obras en la galería de arte, Goodman Gallery, en Johannesburgo.

Todos los cuadros son claras alusiones a la falta de dignidad del partido político que controla el gobierno. Por ejemplo, un cuadro representa  el populacho gritando ¡Amandla! ¡Exigimos Chivas, BMW y Sobornos! ("amandla" significa libertad), en vez de los cambios sociales que el grito original reclamaba.

El resto de los cuadros es igualmente explícito pero hay que conocer la política nacional y local para poder apreciar la sátira. No obstante, el impacto que hubieran tenido aquellos cuadros de haber sido los únicos no hubiera sido el mismo de no haber el artista incluido otro que estaba dirigido exprofesamente a Zuma, presidente, guardián y custodio de Sudáfrica que aunque todavía no oligárquico no parece estar muy lejos de serlo.

El cuadro The Spear (La Lanza), presenta a Zuma en una postura que podría ser heroica de no ser por la protuberancia, "la lanza",  perfectamente visible entre sus piernas. Este cuadro llamó la atención inmediatamente ya que el sujeto era claramente identificado, y fue elogiado, difamado, alabado y criticado. Es decir, que en cuestión de unos días se convirtió en el cuadro más comentado en los últimos 100 años aquí.

El gran problema era bastante sencillo: ¿se trataba de un insulto personal o de licencia artística? Si fuese un insulto personal, un caso de difamación, el individuo insultado podría tener recurso a llevar al autor a juicio. Esto es lo que Zuma y el CNA están haciendo en estos momentos para obligar al artista a retirar la pintura de la galería. El cuadro sigue colgado en la galería pero tres energúmenos admiradores de Zuma lo han profanado y no se puede reconocer. El litigio sigue en marcha y quien sabe cuando se llegará a una solución.

Simplificando la situación, la opinión se ha dividido en dos bandos. Unos están en contra del cuadro y lo consideran como un  sacrilegio, un insulto personal y un insulto a la presidencia, e incluso, ya llevados a extremos, como una expresión de racismo al ser blanco el pintor y negro el sujeto. Los otros, que por razones personales o por conocimiento de causa aseveran que el artista no ha hecho más que dar expresión a su idea de lo que el sujeto representa en su calidad de individuo en la sociedad.

Naturalmente, la mayoría de nosotros no podemos ser jueces ya que ni entendemos de arte ni conocemos los parámetros de la libertad de expresión. Por esta razón lo único que podemos hacer es ponernos en el lugar del artista y pensar como el debió pensar antes de pintar al sujeto. ¿Cómo representar al presidente de Sudáfrica? ¿Como un gran estadista? No, ya que ha demostrado que carece del talento necesario. ¿Como un líder? Tampoco, porque le controlan y no dirige. ¿Como un héroe? No, porque no lo es ni lo ha sido. ¿Quizás como un filosofo, un gran pensador? Tampoco, porque no es ni lo uno ni lo otro. ¿Como un torero, un jugador de futbol o un bailarín de ballet? No, no y no. Entonces, ¿por qué no como el cabeza de familia? Tampoco, ya que el lienzo donde El Greco pintó el Entierro del Conde Orgaz no sería lo suficientemente grande como para recoger todas sus mujeres, sus prometidas, sus amantes, su hijos legítimos, otros hijos y nietos. Entonces, el artista debió pensar en encontrar algo que representara al sujeto de otra manera: alguna calidad moral, algo de valor intrínseco, una aptitud, una inclinación natural, una predisposición hacia algo, quizás una proclividad... ¡Eureka! ¿Por qué no presentarle como un Don Juan, un Casanova, ya que ha demostrado muy claramente que compite con el Príamo de la antigüedad, aquel rey que tuvo 40 hijos e innumerables hijas?

Brett Murray ha captado y plasmado en su cuadro perfectamente la opinión que se tiene de Zuma. Su conducta personal le ha convertido en el hazmerreír de las personas serias y juiciosas. No puede exigir el respeto de los demás cuando está claro que carece de autorespeto.

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