“Compraron
un terreno en la parte nueva de la ciudad, un reciente desarrollo que
se denominaba Altamira, probablemente porque estaba situado al pie de la
montaña, al norte, y desde allí podía contemplarse gran parte del valle
en el que se extendía Caracas. La
gente, entonces, se sentía insegura de vivir en edificios porque la
ciudad tenía una historia de terremotos y, sobre todo, porque no estaban
acostumbrados, de modo que los terrenos podían conseguirse a buen
precio. No había mucha demanda para vivir en aquella zona que se
consideraba solitaria, alejada de todo, casi en la selva. Inmediatamente
hipotecaron el solar y comenzaron la construcción. Contrataron los
obreros y las maquinarias y ellos mismos, Adrián y Leo, supervisaban el
trabajo; Sofía tenía buenas ideas de arquitectura (...) La observó detenidamente, el edificio aún existía - estaba bastante segura - en la urbanización Altamira. Luego pasará a detallarlo..."
Ana Teresa Torres
(”La fascinación de la víctima”, Editorial Alfa, Caracas, 2008: 189, 261)
Fotografía: Aporte de Jorge Peña para Caracas en Retrospectiva / Facebook
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