miércoles, 23 de mayo de 2012

REFERENTE INEVITABLE

EL NACIONAL - Martes 22 de Mayo de 2012     Opinión/7
CAP
EDGARDO MONDOLFI GUDAT

La biografía de Carlos Andrés Pérez es, en muchos sentidos, un espejo inverso de la realidad que hoy nos agobia. Acostumbrados al desmerecimiento del cual ha sido objeto como parte del discurso de estos tiempos, convendría revisarla de la mano del periodista Ramón Hernández, quien con todo el rigor documental del caso la ha convertido en una de las más recientes entregas de la Biblioteca Biográfica de El Nacional.

No sólo conviene consultarla, sino registrar los contrastes que advierte el autor cuando habla del sentido que CAP le confirió a la gestión pública y, especialmente, a la amplitud con que comprendió el ejercicio del liderazgo dentro de la política. Vayamos a lo primero. Frente a un país sediento de cemento para hacer buenas las promesas que se han ofrecido en materia de infraestructura, la primera presidencia de CAP ofrece singulares pruebas de lo que significó echar a andar proyectos de enorme envergadura, no sólo para la construcción de viviendas, sino de escuelas, hospitales y centros asistenciales. La diferencia estriba, en este caso, en la capacidad gestora que tuvo CAP a la hora de alinear, para el cumplimiento de tales metas a gran escala, el concurso del sector público y privado e, incluso, de crear mayores oportunidades para este último. En tal sentido, CAP quebró el monopolio que los consorcios privados ejercían sobre la industria cementera, pero no para que el Estado se hiciera cargo de ella, sino para incorporar a un mayor número de empresarios al rubro.

Algo también puede decirse por contraste frente a un país que clama por drenajes y cloacas, condenado a la vez a observar cómo sus principales tomas de aguas pierden la batalla frente a derrames de petróleo o desechos industriales. Precisamente, al plan de acueductos regionales y al fomento de una política hídrica a escala nacional dedica Hernández valiosas páginas de esta obra para demostrar que, durante el primer quinquenio de CAP, se duplicó el suministro de agua y la dotación de cloacas para los venezolanos mientras que, en igual lapso, se decretaron la mayor parte de los parques nacionales y reservas de tierra que existen en el país. Fue CAP, precisamente, quien elevó la protección y conservación del ambiente a rango prioritario de gobierno; creó el Ministerio del Ambiente, y puso al frente de esa cartera, para su estreno, a un competentísimo venezolano como Arnoldo José Gabaldón.

Y así como son muchos los temas, mayores y menores de gobierno, que obligan a asumir cierta prudencia a la hora de disparar contra CAP, y sobre los cuales abunda esta biografía, existen otros frente a los cuales el país actual no tiene derecho de reclamar mayor novedad. Baste señalar que la causa a favor de los países emergentes fue, en buena medida, iniciativa suya, como suyo fue también el empeño de abogar a favor de la incorporación de Cuba a la OEA.

Queda, por último, decir algo acerca de su liderazgo, a lo que Hernández dedica otras tantas partes de esta biografía. No sólo liderazgo en términos de lo que, para CAP, había significado ser hijo legítimo del modelo de sustitución de importaciones y del Estado omnipresente para convertirse, por obra de las circunstancias, en el impulsor de la modernización económica y la descentralización política durante su segundo gobierno. También de liderazgo visto como la titánica tarea de entenderse con una sociedad plural, compleja y diversa. Por ello, CAP afirmó alguna vez, y así lo recoge la obra de RH: "Un líder político que no sabe conciliar con quienes fueron sus adversarios no es político, ni mucho menos líder".

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